No estaría nada mal que alguien se animara a traducir al español el libro de Lucien Cerise Gouverner par le chaos. Ingénierie sociale et mondialisation, publicado en París por Max Milo Éditions en 2010. Ha tenido una segunda edición en 2014, con algún añadido. Ofrezco, como primicia y aperitivo, la traducción de unos párrafos del primer capítulo que titula "Ordo ab Chao", orden a partir del caos, en latín. El remarcado en negrita de algunas frases es cosa mía, no del autor, que se esconde tras un pseudónimo para escapar del control del Gran Hermano.
“Podríamos decir que en apariencia no hay nada nuevo bajo el sol. La antropología nos ha enseñado que desde siempre el poder ha tenido que apoyarse en la mentira y en los chivos expiatorios para asentar su influencia. Pero las estrategias mentirosas del viejo orden presentaban a pesar de todo al menos una ventaja, la de ofrecer además a la mayoría dominada un espacio de estabilidad social y psíquica. El caos era el enemigo del orden. En el siglo XX aparecieron nuevas formas de control social que pueden englobarse bajo el concepto de ingeniería social y cuyo objetivo no sólo es desrealizar la esfera pública, como en el pasado, sino también desestructurar intencionadamente el cuerpo social y el psiquismo individual en las clases populares. Hoy el caos es el instrumento del orden.
Este nuevo orden posmoderno, mundializado, globalizado, resulta por consiguiente de una alianza entre la mentira, más que nunca inserta en el corazón del sistema, y de un cierto número de técnicas de deconstrucción programada de los equilibrios socioculturales. El «bombero pirómano» es el nombre de uno de estos métodos de márquetin político que consiste, por ejemplo, en crear antes inseguridad para crear después una «demanda» de seguridad y responder a ella con una «oferta» securitaria.
El antiterrorismo, como forma de gobierno que descansa en la difusión de un miedo que induce a la sumisión en las capas populares, tiene por lo tanto absolutamente necesidad de terroristas, reales o ficticios. Es necesario por lo tanto crearlos, para el sostenimiento de las condiciones sociológicas favorables a su emergencia, o, a falta de ello, de forma totalmente imaginaria. Los verdaderos terroristas, los más peligrosos, son también los que desmpeñan el poder y que, desde hace décadas, trabajan para que nuestros suburbios y barrios difíciles exploten, para de esa suerte mantener bajo presión al pueblo llano y empujarlo «libremente» a los brazos de una respuesta represiva de amplitud totalitaria. (“Gobernar mediante el caos. Ingeniería social y mundialización” Lucien Cerise).
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