Elijo este cartel del NHS, National Health Service, el ministerio de sanidad británico, porque es muy representativo de la tónica general que siguieron y siguen casi todos los gobiernos del mundo (quizá habría que excluir a algunos países como Suecia y pocos más) y porque es bastante significativo de lo que está sucediendo desde que hace ya casi año y medio se declaró la pandemia universal, y de lo que pasa aquí y ahora entre nosotros, sin ir más lejos.
No importa si lo tienes o no lo tienes (el coronavirus), pero tienes que actuar como si lo tuvieras, por precaución. El Her Majesty's Government, o sea, el Gobierno de Su Majestad la Reina, es decir, del Reino Unido, que vale aquí por nuestro propio Gobierno porque todos han actuado igual, nos da una orden: ACT, que traduzco no por “haz”, como podría hacerlo, sino por “actúa”, porque me parece más exacto con su significado teatral de puesta en escena que requiere, además, un disfraz para la representación del espectáculo que viene a ser, por ejemplo, la mascarilla y la orden de alejarte de los demás.
Y añade: LIKE YOU'VE GOT IT “como si lo tuvieras”, es decir, finge que lo tienes. Es una consigna hipócrita. Si lo tuvieras, no necesitarías simularlo, y si no lo tienes ¿por qué vas a fingir? El Gobierno de Su Majestad la Reina tendrá que darnos una explicación que justifique esa orden a todas luces surrealista, irracional. Y la supuesta razón viene a continuación: En letras mayúsculas, pero más pequeñas que las anteriores: anyone can spread it: cualquiera puede contagiarlo, difundirlo, propagarlo...
Como de ahí puede surgir una posible rebelión contra el servicio sanitario nacional británico y el gobierno de su majestad el dinero, y contra todos los gobiernos del mundo, ya nos dicen claramente que tenemos que obedecer las reglas y cumplir con las consignas sanitarias para detener la propagación, o sea, obedece y cállate.
¿Estás completamente seguro de que no lo tienes? Nos preguntarán entonces sibilinamente. Y ante eso deberíamos responder: Sí, porque no tengo síntomas. Pero entonces nos dirán: Puede que estés incubando la enfermedad, es decir, que los síntomas no hayan hecho su aparición estelar todavía porque pueden tardar hasta quince días en aparecer... Puedes ser presintomático. Si dentro de ese plazo seguimos sanos y salvos, volverán a ampliarnos el plazo porque quién nos dice que, aunque era cierto que no habíamos contraído la peste en aquella ocasión, no la estaremos incubando ahora... Y así estamos, pillados siempre, porque quién nos asegura que no vayamos a contraerla en las próximas horas, días, semanas, meses...
Obviamente, no puede asegurárnoslo nadie porque del mañana no hay certeza en ningún sentido. Pero nos han hecho dudar. Si nos reafirmamos en que, de todos modos, no tenemos ningún síntoma aparente ni alarmante por ahora, pueden decirnos, y ese es su gran invento dialéctico y retórico, la gran engañifa que contraviene toda lógica y sentido común, que no tenemos ningún síntoma porque somos asintomáticos y ¡ese es el síntoma! Nos están llamando a las personas que gozamos de buena salud, enfermos asintomáticos, enfermos imaginarios, como razonábamos aquí mismo. Pero entonces no deberían decirnos “actúa como si lo tuvieras”, sino: Lo tienes, aunque te parezca mentira. Créenos. Es por tu bien. Salva vidas, esa abstracción mortal como ella sola, dejando de vivir.
En
resumidas cuentas, para evitar enfermar, ahora todos tenemos que
vivir como si estuviésemos enfermos. Todo el mundo -incluidos los
sanos- debe ajustar su comportamiento al de los enfermos y adoptar un
estilo de vida calcado al de éstos, aceptando someterse a medidas
cotidianas normalmente destinadas sólo a los enfermos como la toma de temperatura. La frontera
entre la enfermedad y la salud ha desaparecido: todos estamos
potencialmente enfermos, como pretendía el doctor Knock, cuyo
triunfo es ahora evidente, y por tanto todos debemos aceptar ser
tratados como pacientes y nuestra salud como objeto de
medicalización. No es la enfermedad ya el objetivo sino la salud,
que es enfermedad. Ya no sólo la guerra es paz, esclavitud es
libertad, ignorancia es fuerza, como decía Órgüel, además la enfermedad es salud. O mejor,
al revés, la salud es la enfermedad (y esta salud, además, como decía
el aforismo de Lichtenberg, es contagiosa).
Se trata de una conquista sobre la Vida, a la que la Salud ha quedado reducida, para alcanzar mayores cuotas de mercado, y a eso lo vienen llamando Sistema Sanitario, con el que se administra y gestionan las secuelas que el Sistema de Vida venía ocasionando, y si dicho sistema se resiente ante un nuevo y misterioso "agente", se ensaya un nuevo experimento con inoculaciones sanitarias; la industria productiva rige y manda, así en las semillas como con cualquier organismo pruricelular de mayor complejidad, es cuestión de probar, y por ensayo y error algún producto saldrá para que siga avanzando la conquista de la Vida (dejar de vivir para ganarse la Vida), que es el mayor anhelo, y ya la única razón de ser (capitalista) que da sentido al recorrido histórico de lesa humanidad.
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