Ésta es la adaptación que hizo
Agustín García Calvo de la canción de Georges Brassens, “Le petit joueur du flûteau”,
titulada “El rapaz que toca el flautín”, cantada e interpretada a la guitarra por Antonio
Selfa.
Georges Brassens es no sólo un maestro de la canción francesa, sino todo un clásico, al que se ha comparado a menudo con François Villon, y que entre nosotros ha sido imitado sobre todo por el llorado Javier Krahe.
La versión de ese otro
maestro que es Agustín García Calvo no desdice de la letra original de
Brassens, cosa que ya se advierte hasta en la traducción del título de la
canción, que literalmente sería “El pequeño flautista”, y que García Calvo ha
traducido magistralmente “El rapaz que toca el flautín” y “el flautilla”.
Las letras de Brassens son
importantes: cuentan y cantan historias, como la de este rapaz que tocaba el flautín
y que fue invitado a palacio, acudió y agradó con su canción. El Rey, complacido, le otorgó un blasón de nobleza, pero el tonadillero lo rechazó, porque prefería seguir siendo el flautilla de su pueblo
que no un bufón de la corte que se codea con la "alta sociedad".
El rapaz que toca el flautín / fue a
palacio a hacerles tilín. / Por la gracia de su canción / le ha ofrecido el Rey
un blasón. / “Ser un noble yo no quiero:”, / respondió el tonadillero: / “con
blasón en la clave, ya / se hincharía mi sol-fa-la; / se diría en plaza y mesón
/ ‘el flautilla ha hecho traición’.
Y en mi pueblo el campanil / me sería muy
bajo y hostil; / no me iría a arrodillar
/ al Sanantón de nuestro altar: / mi gran cargo exigiría / santos de alta
jerarquía / y un obispo en la clave, y ya...
Me avergonzaría contar / de qué
abuelos vine a rodar; / le haría un feo (bien lo sé) / a la rama de que me
crié: / querría mi personaje / árbol de ilustre linaje, / sangre azul en mi
clave, y ya...
Nadie iría a casarme a mí / con la que
un día me prometí: / no iba a dar mi apellido yo / a cualquier Maripepa, no: / pediría
por consorte / hija de un grande de corte: / con duquesa en la clave, ya…
El rapaz que toca el flautín / hizo reverencia y mohín / y sin título y sin blasón / se fue cantando su canción, / se volvió a su pueblo y choza, / sus parientes y su moza. / No dirán en plaza o mesón / “el flautilla ha hecho traición”, / y por suyo el pueblo tendrá / al músico y su sol-fa-la”.
He aquí la canción original
de Brassens, cantada en la lengua de Molière, por el propio compositor de la música y la letra.
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