domingo, 20 de octubre de 2024

La vieja que burló al diablo

     Un labrador regresa a su casa triste y pensativo. Su mujer, viéndolo en tal estado de abatimiento, imagina que le han robado en el mercado, pero al ver la bolsa llena de dinero y saber la causa de su melancolía, le reconforta y le dice que confíe en ella. 
       -Me rendiré y le cederé al diablo el campo al primer rasguño que me haga.
    -Tú, confía en mí y déjame hacer. -Le dice Perrete, que era el nombre de su esposa. -Dices que es un diablo joven. Yo haré que se rinda enseguida y el campo seguirá siendo nuestro. Si fuera un diablo viejo, habría que preocuparse, porque sabe más el diablo por viejo que por diablo. 
    A primera hora de la mañana, el pobre labriego fue a confesarse, y, acto seguido, comulgó, y se santiguó varias veces en la pila del agua bendita.
    El diablo llamó a la puerta del labrador -¡Villano, abre la puerta o la echaré abajo!  
    De una patada abrió la puerta y, resuelto y decidido, entró, y no encontrando al labrador, halló a su mujer en el suelo llorando a lágrima viva y lamentándose.
     -¿Qué pasa aquí? -preguntó el diablo-. ¿Dónde está el labrador?
    -¡Ay, ha ido a casa del herrero a afilar el hacha para pelearse con vos después de hacerme a mí un rasguño con ella sin querer aquí entre las piernas! 
    Acto seguido la vieja se levantó las faldas hasta la barbilla y le mostró la vulva al diablo diciéndole que esa era la herida que le había hecho su marido
    El diablo se quedó petrificado ante la visión horripilante de "aquella enorme solución de continuidad en todas sus dimensiones" (Rabelais, La Fontaine), como si hubiera visto la cabeza de la mismísima Medusa. Y llegó incluso a persignarse, él, que es el anticristo, y huyó aterrorizado diciéndose a sí mismo: A mí no me hace eso. Me voy a toda velocidad. Le dejo, desde luego, el campo. Es suyo.

Perrette y el diablo. Grabado de Charles Eisen (1720-1778)
 
      Perrette había hecho, sin saberlo, lo mismo que aquellas mujeres persas que cuando huían sus hijos del fragor de la batalla, cuenta Plutarco en su opúsculo "Virtudes de las mujeres", y poco les faltaba ya a los enemigos para tomar la ciudad, salieron a su encuentro, y levantando sus peplos y enseñándoles la desnudez de sus coños, les decían: ¿Dónde vais, los más cobardes de todos los hombres? ¿No veis que no podéis en vuestra huida meteros aquí, que es de donde habéis salido?. Los persas se avergonzaron de la visión y de las palabras de sus madres, y reprochándose a sí mismos su cobardía, se dieron media vuelta y se lanzaron de nuevo alcombate contra los enemigos, poniéndolos en fuga. 
 
    Lo mismo que aquella espartana, anónima y desconocida, que, como sus hijos huyeran de la batalla y se presentaran ante ella como si quisieran refugiarse en su claustro materno, les recriminó: ¿Adónde vais, después de haberos escapado, ruines esclavos fugitivos? ¿Acaso tenéis la intención de esconderos en este agujero del que salisteis? Y levantándose la falsa, se lo enseñó, desnudo como estaba, pues no estaban aquellas mujeres entonces acostumbradas a las bragas.
 
oOo
 
 
Pequeño diablo, Roland Topor (1977)
 
  El texto anterior es un re-cuento o versión libre del relato en prosa de François Rabelais (...-1532) titulado "Cómo el Diablo fue burlado por una vieja de Papahiguera (o Papalahiga)", incluido en el Libro Cuarto de los Hechos y Dichos Heroicos del Buen Pantagruel, que fue posteriormente versificado por Jean de La Fontaine (1621-1695), el célebre fabulista francés, bajo el título de "Le Diable de Papefiguière". Ambos textos presentan muy bien la colpofobia o metus cunni del varón encarnada en un diablo joven como representante del sexo masculino.
 

sábado, 19 de octubre de 2024

Romance del Judío Errante

Romance del Judío Errante

I

 (Inspirado libremente en la Ballade Brabantine d'Isaac Laquedem y en un pliego de cordel castellano)

Se encontraron un buen día dos hombres con un anciano / de luengas y blancas barbas y aspecto asaz desastrado. 

Llevaba un más que raído polvoriento capisayo, / morral al hombro, bastón y faltriquera al costado. 

-“Buenos días”, le dijeron, -“Buenos”, les ha contestado. / -“Hacednos merced, buen hombre, de platicarnos un rato, 

que a juzgar por vuestras trazas, sois nuevo por estos pagos”. /  -“Vengo, en verdad, de muy lejos, de un tiempo y país lejanos”.

-“Entrad en esta taberna, y os convidamos a un trago, / que el vino espanta las penas que suelen acongojarnos”. 

-“Si pudiera detenerme, aceptara de buen grado  / pero no puedo sentarme ni siquiera hacer un alto.

Una maldición recae sobre mí y mi sino aciago; / de pie debo mantenerme siempre, sin ningún descanso.

-“Parecéis sin duda ser, diríase, centenario. / Cuál es vuestra edad, decidnos, paseando más despacio”.

-“He perdido la noción de los muchos que tengo años, / que son, señores, tantísimos que ya no puedo contarlos. 

Dando tumbos por el mundo llevo, por decirles algo, / cientos de duros inviernos y cientos de estíos largos. 

Ya no sé cuál es mi idioma ni en qué lengua estoy hablando, / extranjero en todas partes y en todas partes extraño”. 

 -Decidnos quién sois, amigo, cuál es vuestro nombre y caso, / mientras en compaña un trecho vamos al par caminando”.

II 

-En verdad no sé quién soy ni si soy el que era antes. / Mas si no falla el recuerdo, vaya esto por delante: 

Nací en ciudad de Judea, muchísimos siglos hace, / Jerusalén renombrada, de oro puro deslumbrante,

 donde yo era zapatero, como lo fuera mi padre, / y a la sazón un muchacho arisco de agrios modales,

 y ahora soy el fantasma de este extraño personaje / que ronda por este mundo, peregrino itinerante. 

 Soy Isaac Laquedem, llamado el judío errante, /el eterno vagabundo, el de vida miserable. 

III 

 Iba Jesús al Calvario, la cruz a cuestas llevaba. / Cuando de pronto me dijo, descalzo, ante mi morada:

 -¿Permitirás, buen amigo, que me detenga en tu casa? / Mas yo, desalmado,  "No, le dije, sigue tu marcha, 

reo indigno, no quiero yo a mi puerta tal infamia. / Eres, sin duda, culpable de esa cruz con la que cargas.

 Algo habrás hecho, seguro, para que te condenaran". / Sin querer le hube juzgado, juez que sentencia dictaba. 

Y el galileo me dijo: Ponte tú en camino, y anda, / vete a recorrer el mundo, sin rumbo, en eterna errancia, 

 hasta la fin de los tiempos, si es que algún día se acaban, / cuando el Gran Juicio Final ponga fin a toda causa

Afligido y consternado, emprendí sin más la marcha. / No he parado desde entonces, en mi peregrina diáspora. 

 Voy huyendo de mí mismo, desarraigado y sin patria, /  y viendo cómo los tiempos para ser los mismos cambian

IV 

  Las vueltas que llevo dadas al mundo nadie las sabe. / He franqueado fronteras que eran infranqueables. 

He atravesado desiertos, surcado todos los mares, /  he cruzado cordilleras, barrancos, ríos y valles.

 En todas partes idénticos he visto los mismos males; / en todos los continentes crímenes abominables,

 múltiples generaciones de hijos que se vuelven padres, / sucediéndose y cayendo como hojas de los árboles. 

 Y a mí, que bien lo quisiera, no puede nada ni nadie / darme, bendita, la muerte, ni guerras ni enfermedades. 

La muerte a mí no me alcanza que Dios no quiso otorgarme. / No tengo esposa ni hijos, amigos ni familiares. 

Solo guardo en el bolsillo un denario interminable, / una moneda en desuso pero contante y sonante,

con la que pago la deuda de sed que sacio y el hambre, / que viaja conmigo siempre sin que nunca se desgaste,

 que en esta vida el dinero, maldita la falta que hace, / es lo único que cuenta siendo lo que menos vale.

viernes, 18 de octubre de 2024

Pareceres LX

291.- Victimismo. Hay una ideología victimista que impregna la sociedad y que consiste en que solo tiene valor alguien si ha sido víctima de algo, por lo que declararse víctima es un mecanismo para llamar la atención que ennoblece a ojos de los demás al que ha sufrido algún daño grave por culpa ajena o por accidente fortuito. La ideología victimista reivindica con orgullo no algo que alguien haya hecho, sino algo que ha padecido, por ejemplo, abusos en la niñez, violencia machista, malos tratos, etc. Víctima se define en la actualidad en primer lugar como la persona o animal destinada a un sacrificio religioso. En la antigua Roma era la res de gran tamaño ofrecida en sacrificio a los dioses para pedirles la concesión de algún favor  o para agradecérselo, frente a la hostia, que era el de animal de menor tamaño, como la paloma, el cabrito o el cordero. Enseguida se registraron usos reflexivos, figurados y simbólicos, como la expresión latina: praebere se uictimam rei publicae: 'sacrificarse uno en aras del bien común', es decir, ofrecerse en sacrificio como víctima. La víctima se convertía así en victimaria de sí misma. La etimología popular relacionaba la palabra con el verbo latino uinco y la victoria, pero también con uincio 'encadenar, atar', pero no son satisfactorias ninguna de ambas etimologías porque la víctima no es tal por estar privada de libertad ni porque haya sido sometida, sino porque ha sido elegida, como demuestra la raíz indoeuropea de la que seguramente deriva, que sería *weik-, presente en el verbo alemán weihen 'bendecir, consagrar', por ejemplo en la significativa frase: dem Tode geweiht sein 'estar destinado a morir'. 
 
292. Emoticonos. Los mensajes escritos en línea forman parte ya de nuestra vida cotidiana. Hace 42 años nació el primer "smiley" digital. Lo que comenzó como una broma logró cambiar la forma en que escribimos para siempre haciendo que volviéramos de la escritura alfabética a la pictográfica. Pero, ¿cómo llegó a nuestras vidas el primero de estos pequeños iconos amarillos, que ahora han cobrado enormes dimensiones en la realidad digital? La creación del primer "smiley" data, al parecer, de 1982 y consintió en dos puntos, a modo de ojos, un guion en medio haciendo de nariz, y un cierre de paréntesis simulando una mueca sonriente. Esto es :-) Enseguida surgió la posibilidad de mostrar enfado con el signo de paréntesis invertido. Esto es :-(  Esta iniciativa que, al parecer nació en una universidad norteamericana, se extendió como la pólvora a través de las redes universitarias. Acababa de nacer el primer pictograma moderno digital, al que luego acompañaron el guiño de un ojo ;-) , la sorpresa que nos deja la boca abierta :-o o la lengua que se saca en broma :-p. El uso de estos iconos conocidos colectivamente por muchos como emojis, está en general en aumento. La aplicación de mensajería Guasap ofrece más de 3.600, pero hay algunas que ocupan los primeros puestos en frecuencia de usuarios. El año pasado la cara con lágrimas de alegría fue el emoji 😂 más utilizado a nivel mundial, seguido del corazón rojo ❤️. También entre los diez primeros está el pulgar hacia arriba👍. Pero, ¿cómo afecta esta tendencia a nuestra comunicación en su conjunto cuando las palabras y los sentimientos están cada vez más representados en pictogramas?
 
 
293.- Bajar a la calle. Los niños que hay ahora, tras el encierro diurno y nocturno durante la ominosa pandemia, han dejado de jugar y de relacionarse con otros niños fuera del marco familiar y escolar y han comenzado a acceder al mundo virtual. Además, han dejado de moverse, por lo que en la pospandemia nos hallamos ante problemas de obesidad mórbida, falta de inteligencia de las cosas, carencia de socialización y muchísimos problemas de salud mental. Y es que los niños ya no bajan a jugar a la calle ni van a casa de sus amigos, porque sus padres, protectores, no van a dejarlos solos  tal y como está el mundo... ¿Cómo está el mundo? Lleno de pederastas violadores y traficantes de órganos deseosos de raptarlos ofreciéndoles una golosina para venderlos en el mercado negro -como si hubiera un mercado blanco por contraposición. ¿Qué miedo pueden tener los padres a que sus tiernos retoños se hagan unos rasguños o mataduras, como nos hemos hecho todos de pequeños los que no nos hemos criado en una burbuja de cristal? Hay padres que prefieren que sus hijos estén seguros, a buen recaudo, en casa con sus teléfonos móviles antes de dejarlos salir a la calle. En mi infancia, no salir a la calle era uno de los peores castigos. Hoy ese castigo es la cruda realidad. Pero hay una evasión dentro del arresto domiciliario: la realidad virtual. Las pantallas son la calle de hoy, ocupan el espacio que tenían la calle y el juego. A cambio de eso los progenitores se sienten seguros y cómodos. Ahora no hay niños jugando con sus amigos en el parque, no bajan a las plazas, están enganchados. Si sustituimos la calle y los amigos por la pantalla del esmarfon, lo virtual les parece lo real, no la simulación de vida que es, por lo que en la vida real no son felices sin el móvil que los inmoviliza. Una generación de niños, la de la pandemia, vulnerables, retraídos, débiles, irascibles o inestables. Los padres no saben qué hacer con su tristeza y su hiperactividad. Cuando se ponen molestos, los llevan a terapia ocupacional. La solución más fácil, la pastillita.
 
Desgracia para unos, felicidad de otros. Sempé.
 
294.- Tres aforismos: Al humorista catalán Jaume Perich (1941-1995),  le debemos algunos hallazgos expresivos, tanto en el diseño gráfico como en la expresión escrita, hasta el punto de que podemos considerarlo un aforista o cultivador de aforismos. Aforismo es término griego que significa acotación. Es el aforismo, una máxima, es decir, una frase breve, concisa, categórica y elocuente. La palabra es voz griega, y significa definición, separación, acotación. Originalmente se refería a las reglas escritas del sistema ético médico, obra del griego Hipócrates -su primer aforismo es bien conocido en su formulación latina: ars longa, uita breuis, o sea, 'lo que hay que hacer es largo, la vida corta', que en su versión original griega era ὁ βίος βραχύς, ἡ δὲ τέχνη μακρή, citando antes la brevedad de la vida, y el término luego fue utilizado para cualquier tipo de frase o sentencia cuyo autor fuera conocido y cuyo contenido fuera relevante. Se diferenciaban así de los refranes y los adagios, que suelen ser anónimos, ya que pertenecen al acervo de la sabiduría popular. Lo fundamental del aforismo es la brevedad; pocas palabras que digan muchas y hondas cosas que inviten de modo sentencioso a la reflexión intelectual. He aquí tres ejemplos de el Perich: 1.- La autocensura —debe ser por llevar la palabra “auto”— es la que más atropella al creador. 2.- La esclavitud no se ha abolido, se ha puesto en nómina. y 3.- Los locos y los niños dicen siempre la verdad. Por eso se han creado los manicomios y los colegios. 
 
 
295.- Clichés. Es un tópico, un lugar común, una idea o expresión demasiado reiterada hasta el punto de que se ha convertido en fórmula que es capaz de pensar por nosotros mismos, sin que nosotros mismos pensemos en lo que quiere decir. Un cliché o clisé​ (del francés, cliché ‘estereotipo’, ‘estereotipia’) es una frase, expresión, acción o idea que ha sido usada en exceso, hasta el punto en que pierde novedad, especialmente si en un principio fue considerada notoriamente poderosa o innovadora. Sin embargo sigue actuando como una metáfora poderosa que es capaz de vampirizar nuestro pensamiento. Me vienen a la memoria, por ejemplo, a bote pronto  'guerra sucia' y 'dinero sucio' (o negro, y su correlato 'mercado negro') son expresiones falsificadoras porque el adjetivo que califica a los sustantivos guerra, dinero o mercado, a saber 'sucio/negro' implica que puede haber, por el contrario, guerra y dinero y mercado limpios o blancos, con lo que los chiclés arriba mencionados sirven para blanquear esos conceptos. Sucede lo mismo con la expresión "crimen (y criminal) de guerra", que rebajan la idea de que la guerra es un crimen por sí misma.
 

jueves, 17 de octubre de 2024

De lo que le dijo el primer ministro persa al general griego Temistoclés

    Esto fue lo que le dijo el jefe de la guardia del rey de los persas, Artábano, al general griego Temistoclés, según cuenta Plutarco en la biografía del ateniense: “Extranjero, las costumbres de los hombres son diferentes; y unas cosas son hermosas para unos y otras para otros; pero para todos es hermoso celebrar y salvaguardar las propias”.

     Lo que le dice el persa al ateniense es que cada pueblo celebra y venera sus costumbres y leyes propias, porque son idiomáticas, específicas, originales, y en ese sentido son muy distintos unos y otros pueblos como distintos son sus usos, lenguas, leyes y costumbres, y lo que para unos es hermoso no lo es para otros. Está enunciando el relativismo, pero no se limita a afirmar que todo es relativo, hay algo que no lo es: lo que podríamos llamar el idiotismo patriótico, entendiendo el término idiotismo en un sentido genérico muy amplio. La Real Academia lo relaciona con ignorancia e idiocia y lo define como el "giro o expresión propia de una lengua que no se ajustan a las reglas generales", y aquí lo entendemos como algo inherente a una tribu y a una cultura y por lo tanto particular y no común:   en lo que todos los seres humanos están de acuerdo, sin embargo, es en que lo más hermoso y lo mejor es lo suyo, sea esto lo que sea, porque les es consustancial y no por otra razón. Se sobrevalora, pues, lo propio, minusvalorando o despreciando lo ajeno.


    Estamos ante lo que Rafael Sánchez Ferlosio denominó con su habitual y aguda socarronería la moral del pedo: a nadie le huele mal el suyo propio, porque siempre apesta más el ajeno que el propio, pero no por pedo, sino por ajeno. Nuestro refranero recoge esta idea: "A nadie le huelen mal sus peos ni le parecen sus hijos feos".

    Pone Plutarco a continuación en boca del primer ministro persa el siguiente ejemplo ilustrativo que diferencia a griegos de persas: Así pues es dicho común que vosotros apreciáis muy mucho la libertad y la igualdad, pero para nosotros la mejor de nuestras muchas y hermosas costumbres es la siguiente: venerar al rey y postrarse ante él como ante la imagen de un dios que lo salvaguarda todo”. (Plutarco, Vida de Temistoclés 27.2-3).




    Esboza aquí Plutarco la radical diferencia entre los griegos, que veneran como propias la libertad y la igualdad, y los persas, que veneran la figura de su soberano, ante el que practican la proscinesis o salutación con postración en actitud de veneración y reverencia, muy parecida a nuestra genuflexión, acto que se interpreta como un gesto de sumisión y humillación respetuosa.




miércoles, 16 de octubre de 2024

La indignidad del trabajo asalariado

    Ha llovido mucho, pese al calentamiento global (o por eso mismo), desde que en 1983, el gobierno del Reino de las Españas impuso a los currantes el límite legal de 40 horas de trabajo semanales. Pocos años después, durante los noventa, tuvimos los primeros accesos a interné y a las muchas facilidades que ofrecía el entramado para automatizar, digitalizar y facilitar servicios complicándonos por demás enormemente la vida a los usuarios, lo que no se ha traducido todavía en una reducción de las horas de trabajo semanales sin llevar aparejada una reducción de los salarios. Por eso ahora los políticos progresistas proponen una pequeña reducción horaria sin merma de emolumentos. Se trata, dicen, con un lenguaje ampuloso que no quiere decir nada de "una redistribución de la riqueza, entendiendo que el tiempo es la mayor de las riquezas". Y en esto último tienen razón, porque el tiempo es la forma más abstracta del dinero, que abre un vacío, que es el futuro, que es preciso llenar con los ocios o negocios que sean, un vacío que pre-okupamos y que no nos deja vivir. 
 
     Durante mi infancia siempre oía aquello de que el trabajo dignificaba al hombre, y que todos los trabajos eran dignos a los ojos del Señor. Creo que lo dijo un tal Marx. Por eso los socialistas y comunistas gritaban "¡Viva la clase obrera!  ¡Muera el paro! ¡Vivan el trabajo y el pleno empleo!", porque el proletariado estaba llamado a dejar de serlo algún día y para eso debía pervivir. Pero yo no entendía cómo no decían, mejor y por lo tanto: "¡Muera la clase obrera! y ¡Abajo el trabajo asalariado que nos convierte a todos, dentro del sistema capitalista de producción, en prostitutas, y a las prostitutas en trabajadoras!". 
 
     Por eso los que mandan plantean ahora la reducción de la semana laboral a 37 horas y media que negocian gobierno, sindicatos y patronal, con miras a reducirla en un futuro no muy lejano, pero futuro a fin de cuentas, a 32, lo que apoyan mayoritariamente los currantes en todas las franjas de edad, sobre todo los trabajadores más jóvenes. Esta reducción tendrá, al aparecer, distintos ritmos de aplicación en función de los distintos sectores y tipologías de empresas, proceso que irá acompañado de los complementarios procedimientos de digitalización y automatización necesarios para poder reducir la jornada, y blablablá. Se da por hecho, aunque no se sabe, cuándo va a tardar en suceder. 
 
     Desde el gobierno se pretende ayudar a las pequeñas empresas a implantar reducciones de jornada sin reducción de salario, y hasta los sectores más conservadores se abren ahora a la negociación, porque no pueden ignorar que es necesario trabajar menos para vivir mejor, y que la gente no quiere trabajar tanto cuando no hace tanta falta. Por eso es fundamental que la reivindicación no se detenga en la reducción a 37 horas y media que ahora se negocia. Porque, aunque va a suponer una mejora en las vidas de muchísimas personas, es más una regularización de las desiguales jornadas que ahora conviven que un avance en sí mismo. 
 
    Solo es el inicio del camino hacia la semana de 32 horas repartidas en cuatro días, que se presenta como el verdadero triunfo de la clase trabajadora de nuestro tiempo y uno de los avances sociales con mayor potencial transformador de esta época (sic por el lenguaje).
 
    Pero la semana laboral judeocristiana, una división del tiempo completamente arbitraria y sin sentido alguno, no peligra en absoluto, sino todo  lo contrario, se refuerza considerablemente: el fin de semana de tres días no pone en peligro que el lunes siga siendo lunes. Y el trabajo no deja de ser la maldición bíblica de Jehová (Génesis, VI, 19): "Mediante el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a confundirte con la tierra de que fuiste formado: puesto que polvo eres, y a ser polvo tornarás."  
     El trabajo no dignifica a nadie, como dejó escrito en algún sitio que  aún no he podido localizar el helenista y especialista en Homero Gabriel Germain (1903-1978): “La glorificación del trabajo es una mentira. El hombre no está hecho para trabajar. Ha nacido para prodigarse en actividades libres, para crear si es capaz de ello, aunque no creara más que un nuevo modelo de pajarita de papel... Que se ahorren el panegírico, capitalista o comunista, del Trabajo y de la Producción. Falsos dioses para falsos hombres -y hombres falsos”. Recordemos al viejo hidalgo de Buñuel, que vive con un huevo al día y dice orgulloso al morir: Al menos no he trabajado nunca.

martes, 15 de octubre de 2024

Y suma y sigue

    Edadismo es la discriminación etaria, esto es, motivada por la edad, que sufren especialmente las denominadas 'personas mayores', y edadismo es lo que practica el Ministerio de Sanidad (que no de Salud) del Gobierno de las Españas que ya denunciábamos ayer, sobre el que volvemos ahora con este cartel de abuelo al que se le cae la baba de contento y nieto sonrientes, que lleva como lemas (en castellano, gallego, eusquera, catalán y valenciano, no sea que alguien no se entere si se lo ponen en inglés, que es la lengua del imperio): 
    1.- Una vacuna para seguir malcriando (literalmente) a tus nietos.
    2.- Que la gripe no te pare. 
    3.- Vacúnate en tu centro de salud. 
 
 
    Esto es lo que dice la página del susodicho ministerio: (Copio y pego) La campaña “Que la gripe no te pare” está dirigida a las personas mayores de 60 años y a quienes padecen enfermedades crónicas, ya que son más propensas a sufrir complicaciones graves. Junta en el mismo grupo de riesgo a las personas mayores de 60 años -edadismo puro y duro- y a los enfermos crónicos, y razona la necesidad de la vacunación por la propensión a sufrir complicaciones graves, como si el hecho de ser mayor de 60 años, la vejera, fuera una enfermedad crónica, susceptible de graves complicaciones.
 
    No habla, para nada, de la vacuna contra la enfermedad del virus coronado, pero, sorpresa, si vas al centro de salud van a ofrecértela amable- y simultáneamente, cuando la presunta pandemia es agua pasada: te dirán que este suero, milagroso como es, salva vidas y evita muertes, cuando no hay covid.
 
    La vacuna de la gripe -y no digamos la "otra"- es insultante para cualquier franja etaria, y la recomendación a los mayores de 60 años refleja una actitud discriminatoria basada en estereotipos y prejuicios edadistas que repercuten negativamente en la salud, el bienestar y la dignidad de las personas. 
 
 
    La información que se da al principio es la siguiente: La gripe es una enfermedad infecciosa causada por el virus Influenza, que afecta principalmente las vías respiratorias. Los síntomas más comunes incluyen fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares, mucosidad, escalofríos, dolor de garganta, decaimiento y tos seca. Generalmente, estos síntomas duran alrededor de una semana, aunque la tos puede extenderse por más tiempo, incluso más de dos semanas
 
    De la gripe siempre se ha dicho que dura una semana con medicación y siete días sin ella, cosa que hasta el propio Ministerio reconoce: "estos síntomas duran alrededor de una semana". Hay remedios populares y caseros que sabe todo el mundo, como meterse en la cama, abrigarse y beber mucha agua, y, como dice el refranero : "Al catarro dale con jarro, y, si cura, es gran bendición". No es necesaria ninguna vacuna. Además, la vacuna de que se dispone es un suero fallido, que causa más mal que bien, por sus efectos secundarios. Y la gripe, en cualquier caso, no es una enfermedad mortal.
 
Cuando no se disponía de vacuna, había otros antigripales.
 
     Si se saturan los hospitales, como también sucede durante el mes de agosto, se debe a otro problema: falta de personal sanitario que o está de vacaciones, o de baja, y que en todo caso es insuficiente para que dichos establecimientos funcionen con normalidad y aligerar las larguísimas listas de espera. 
 
    La evidencia científica de que disponemos reconoce que la vacuna antigripal es una vacuna inútil, con efectos adversos que se los come uno solo, que no evita transmitir la enfermedad que dice combatir, y que, si la pillas, vas a expulsar más virus que si no estuvieras vacunado. Téngase en cuenta además si alguien, con todo, decide inyectársela que en España no hay compensación por daños vacunales, como hay en otros países.

lunes, 14 de octubre de 2024

A vacunarse, animales

    El nivel de indignidad de la campaña vacunista contra la gripe del Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas es tan lamentable que solamente se le ha podido ocurrir a una mente enferma sin demasiados principios éticos y con solo dos dedos de frente, a juzgar por este cartel con el eslogan: "Una vacuna para que te sigan dando abrazos... y tápers (sic, en vez de táperes)", es decir: anima a tus viejos a que se la pongan para "que la gripe no les pare", para que te abracen y te sigan manteniendo y alimentando con la sopa boba que antaño se servía en fiambreras o tarteras y ahora en modernos tupperwares -marca, por cierto, registrada- con cierre hermético, dado que tú no puedes valerte sin su pensión. 

        Parece más la campaña publicitaria de unos laboratorios farmacéuticos veterinarios que la de un Ministerio de Sanidad.  El tercer lema de esta publicidad no deja de ser significativo: Anímales a vacunarse. Si no leemos la tilde, convertimos la primera palabra de esdrújula que es en llana: Animales, a vacunarse

    ¿Qué haríamos sin nuestros ministros y nuestras ministras? ¿Qué haríamos sin el panem et circenses del gobierno de las Españas, es decir sin la paguita y la conexión a interné, que son la versión hodierna del viejo circo y pan de los romanos? 

    Así fríen a diario los cerebros de los jóvenes con esta propaganda infame destinada a crear una generación lobotomizada de mentecatos y de idiotas consumados que probablemente engendrarán, si se reproducen, una prole más envilecida todavía. 

    El discurso de la menestrala ministerial insiste en el peligro inminente de la gripe estacional que embiste con la metáfora taurina de un toro bravo de lidia y, según ella, satura y colapsa los hospitales, y no la escasez de sanitarios. Recordemos cómo defendía en verano el derecho a las vacaciones de los profesionales sanitarios para justificar las largas listas de espera y el cierre de los centros de salud en época estival...

    Quiere que no nos pille "el toro de la gripe como nos ha pillado el año pasado y como nos pillaba antes de la pandemia", quiere que todos y todas (sic) estemos preparados -se le olvida a la memez de su verborrea políticamente correcta la concordancia en femenino "...y preparadas"- ante los nuevos escenarios que se nos abren, ya sea la gripe estacional, mortal de necesidad, ya sea una nueva pandemia, quizá la enfermedad X, que no se conoce todavía... 

    Y nos mete miedo otra vez con la imposición hospitalaria de las mascarillas, esos amuletos de los que se ríen todos los virus respiratorios habidos y por haber, que se hicieron obligatorias para enriquecer a los sinvergüenzas que nos las impusieron, entre ellos al propio Estado que les adjudicó al principio un Impuesto de Valor Añadido del 21%, y solo lo rebajó al 4% a las denominadas "quirúrgicas".

domingo, 13 de octubre de 2024

La vida de los otros (y la nuestra propia)

    La vida de los otros. Estupenda película alemana. Das Leben der Anderen (2006). El largometraje revela magistralmente el control que ejercía la policía secreta sobre determinadas personas, algo que ya es historia, porque hoy los servicios secretos de inteligencia y la policía no necesitan extraer confidencias y obligar a las personas a revelar los detalles íntimos de sus vidas privadas a fin de confesar sus miserias personales. Ni siquiera necesitan pedirnos que nos identifiquemos: ya nos autoidentificamos nosotros mismos sin que nos lo exija ningún agente de policía malencarado. Ya divulgamos todas nuestras intimidades y secretos a diario a diestro y siniestro sin que nadie se haya interesado por ello ni nos lo haya previamente demandado.




    El Estado tecnodemocrático moderno que padecemos no necesita vigilar a los ciudadanos -¡y ciudadanas!, como dicen los políticos ¡y las políticas! que utilizan un lenguaje inclusivo que pretendiendo incluir a las excluidas acaba excluyéndolas porque ya estaban incluidas en el masculino genérico, que es el término no marcado de la oposición binaria-, puesto que los servicios de vigilancia son superfluos e innecesarios. 

    Ya nos vigilamos nosotros mismos exponiendo públicamente nuestras intimidades y vergüenzas a través de las redes sociales sin ningún pudor: quiénes somos, cuál es nuestro rostro más amable, dónde comemos, a dónde viajamos, quiénes son nuestros amigos y nuestros gustos, nuestros likes y dislikes, nuestras aficiones personales, y hasta a quién votamos, si nos descuidamos y votamos, si es que votamos.
    ¿Para qué van a controlarnos si ya nos controlamos nosotros mismos? ¿Para qué van a investigar nuestros datos si los estamos regalando a todo el mundo, incluso a quienes no tienen ni la más mínima curiosidad por ellos? ¿Para qué van a localizarnos si ya nos geolocalizamos nosotros mismos a través del GPS o al revés en castellano del SPG (Sistema de Posicionamiento Global) de nuestros teléfonos (in)móviles? ¡Qué tontos somos!

sábado, 12 de octubre de 2024

El mensaje de Marjane Satrapi

    Marjane Satrapi (1969-....), novelista gráfica autora de Persépolis, de carácter autobiográfico, llevada al cine en 2007 por Vincent Paronnaud y la misma Marjane, nació y creció en Teherán y fue testigo, cuando era niña, de la caída del Sha de Persia, del primer régimen del ayatolá Jomeini y de los primeros años de la guerra entre Irán e Irak. Experimentó un ataque aéreo iraquí y ataques con misiles Scud en Teherán. Según Persépolis, un Scud derribó la casa vecina a la suya, matando a su amiga y a toda su familia. En 1983, a la edad de 14 años Marjane fue enviada a Europa por sus padres para huir del régimen iraní. Vivió tres meses en la calle y tras un ataque casi mortal de neumonía, volvió a Irán, donde cursó estudios de comunicación audiovisual en Teherán, huyendo a Francia donde vive desde 1994. 
 
 
    Traigo de ella aquí el siguiente texto,  que me parece interesante porque lo que dice ella podría suscribirlo cualquiera y que ofrezco en versión original en inglés y traduzco introduciendo entre paréntesis comentarios de mi cosecha que considero pertinentes: If I have one message to give to the secular American people, it’s that the world is not divided into countries. The world is not divided between East and West. You are American, I am Iranian, we don’t know each other, but we talk together and we understand each other perfectly. The difference between you and your government is much bigger than the difference between you and me. And the difference between me and my government is much bigger than the difference between me and you. And our governments are very much the same


     Si tengo un mensaje que dar al pueblo llano estadounidense (y que podemos hacer extensivo al pueblo llano en general de cualquier nacionalidad), es que el mundo no está dividido en naciones (en realidad sí lo está, pero en verdad no lo está, porque esa división, aunque es real, es falsa porque es aleatoria y no responde a ningún criterio racional ni natural en el sentido de que no responde a la verdad: el buey, como dice el refrán, no es de donde nace, sino de donde pace y, más aún, de donde definitivamente yace). El mundo no está dividido entre Oriente y Occidente (sí lo está, pero no es más que una división geográfica desde el momento en que Oriente está occidentalizado y Occidente, que ha perdido el norte y el sur, está desorientado). Tú eres estadounidense, yo soy iraní -cada uno tenemos por lo menos una nacionalidad, pero no es más que una circunstancia accidental-, no nos conocemos el uno al otro, pero podemos hablar juntos y entendemos perfectamente (porque hablando se entiende la gente, aunque no hablemos el mismo idioma, porque en el fondo hablamos la misma lengua y podemos llegar a entendernos con gestos y sin palabras o utilizando alguna tecnología o a alguien que nos sirva de intérprete). La diferencia entre tú y tu gobierno -y la palabra 'gobierno' alude aquí al órgano superior del poder ejecutivo de un Estado o de una comunidad política, y al propio timón individual que rige nuestra vida-  es mucho mayor que la diferencia entre tú y yo -que somos perfectamente intercambiables por todo lo antedicho-. Y la diferencia entre mi gobierno y yo es mucho mayor que la diferencia entre tú y yo. Y nuestros gobiernos son muy parecidos (aunque no lo parezcan a simple vista; son tan parecidos que son el mismo).
 
 

viernes, 11 de octubre de 2024

¿Dos pinchacitos de nada, uno en cada brazo?

 


    Queda inaugurada la campaña, mentirosa como ella sola, de la  temporada otoño-invierno 2024-2025 de inoculación simultánea de gripe y covid-19. Estos pinchazos no van a salvar a nadie de nada. Las afirmaciones que se hacen desde el Ministerio de Sanidad del Gobierno de las Españas son falsas y carecen de fundamento ético y científico. Responden solo, como reconoce la Ministra del ramo, a las recomendaciones interesadas de la OMS y de la UE, y a lo que está detrás de ambas instituciones supranacionales: la poderosa industria farmacéutica.
 
    Dice la Ministra de Sanidad con su verborrea habitual irracional que no podemos volver a normalizar "que nuestra sanidad se colapse en la época de gripe estacional". Y uno, cuando oye lo de 'colapso' y 'saturación' de los hospitales, se acuerda de la pandemia y se echa a temblar por la pésima gestión. 
 
    La gripe saturará los hospitales este año, una vez más, como cada invierno, igual que siempre, pero un poco peor, si cabe, porque contamos con menos personal y con el poco que hay más quemado. ¿Tiene alguna solución la señora Ministra, médica y madre ella misma, como se autodefine, que no sea la inyección de dos sueros fallidos? Durante las navidades, la mitad de la plantilla de sanitarios está de baja o de vacaciones. Si se intentara paliar esto fomentando nuevas contrataciones de personal sanitario, a lo mejor se arreglaba un poco lo del colapso y la saturación, y, de paso, evitaríamos que los jóvenes médicos, enfermeros y auxiliares se fueran al extranjero a trabajar.
 
    ¿No sería esa una buena solución? Desde luego, pero parece que abrir más hospitales, ampliar el número de camas y plazas para médicos y enfermeros, no está entre las prioridades del ministerio ni el gobierno, sino la dichosa y consabida vacunación, que es la mejor estrategia para perpetuar la enfermedad y para que la industria farmacéutica siga haciendo caja a costa de los virus inoculados.
 
    Todos los años por esta época la misma monserga: todos los años a pincharse los mayores -y ahora los menores también y embarazadas, cuánto despropósito- y a colapsarse los servicios de urgencias de los hospitales. Ha pasado siempre. No hay más que consultar la hemeroteca. Bueno, siempre no. Durante la ominosa pandemia no pasó. Los hospitales permanecieron semivacíos y los quirófanos y consultas prácticamente cerrados. Recuerden que había que salvar vidas y para ello quedarse uno en casa. Y la solución que proponen ahora desde arriba es seguir pinchándose y cometiendo los mismos errores. No aprenden nada. 
 
 
    La vacuna de la gripe no evita que contraigas la gripe. De hecho la propaganda del sistema sanitario británico ha cambiado su estrategia: ya no dicen que la vacunación nos protege de la influenza y del virus coronado, sino, más honestamente, que tendremos menos síntomas o más leves y que nos recuperaremos antes. 
 
    La propuesta del ministerio, además, es bastante inaceptable porque lo que se espera este año es que las inyecciones sean más ineficaces que nunca, a juzgar por lo que ha sucedido en el hemisferio sur del planeta, donde ya ha ya pasado el invierno y la gripe apenas ha tenido incidencia, como se informa por ejemplo aquí mismo.
 
 
    Todavía hay quienes atribuyen el fin de la pandemia a los pinchazos, pero eso es como decir que el fin de la gripe cíclica de todos los años es obra de la vacuna y no de la llegada del buen tiempo. Es una manera, como dice Juan Gérvas, de desentenderse de los daños causados y  de evitar compensar por los efectos adversos. A fin de cuentas, nadie te puso la pistola en el pecho ni te obligó, te dicen, a hacerlo. Si te vacunaste fue porque quisiste.  Pero, las cosas como son, no es cierto que el fin de la pandemia se deba a la vacunación, sino a lo que llaman el efecto cosecha (ya mató a los que tenía que matar), al desarrollo de la inmunidad natural de los que no se murieron, a la aparición de nuevas variantes mucho menos letales, lo que explica que dejara de matar en países que no se vacunaron tanto. Pero la Ministra del ramo sigue erre que erre, terca como ella sola cacareando que hay que adelantarse a futuras epidemias y futuras pandemias con la mejor estrategia que tenemos para reducir los riesgos, que es la vacunación, "segura y eficaz" para prevenir -en realidad atraer- ambas enfermedades y disminuir, mentira, hospitalizaciones y fallecimientos.