miércoles, 20 de noviembre de 2024

Cromos

(Asómate al balcón, carita de azucena)

Salí al balcón a las ocho a aplaudir, como Dios mandaba, aunque sin saber muy bien por qué ni a quién, así que, como hacía frío, me metí enseguida para dentro.

 
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 (Noticia que no ha sucedido todavía)

Helicóptero se estrella contra la Torre de Cristal de Madrid, el edificio más alto de España hasta la fecha, según bulo difundido por una agencia de 'noticias'.


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(Cada cual tiene la suya)


  Muchos usuarios dejan las redes sociales donde expresaban opiniones personales que, a partir de hoy, guardarán en su fuero interno, ya que a nadie le interesan.

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(La culpa se quedó soltera porque no la quiso nadie


 Las autoridades echan la culpa que no van a asumir ellas a las víctimas de la catástrofe, que hicieron caso omiso de la alerta roja que enviaron a sus móviles.

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(Las cañas se vuelven lanzas

La vegetación de ribera es necesaria para mitigar el efecto de crecidas de los ríos e inundaciones, siempre que no haya cañas, esa especie invasiva y agravante.

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 (Negacionismo)

Se considera despectivamente sin más contemplaciones a quien se atreve a cuestionar la versión oficial de un determinado fenómeno o artículo de fe negacionista.

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(Lo creo por lo ilógico que es

La mayor locura es creer con vehemencia en algo que, sabemos, es a todas luces falso, y cuanto más absurdo es más nos empeñamos en creerlo y más fe necesitamos.

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(El culo como espejo del alma)

La Comunidad de Madrid pone en marcha el reconocimiento facial, la cara es el espejo del alma, para que los ciudadanos accedan así digitalmente a sus servicios.

 

martes, 19 de noviembre de 2024

Lo que das no vuelve, dalo por perdido.

    Cuando pagas tus impuestos, vuelven a ti, vuelven a todos. Dice el anuncio de la Agencia Tributaria, que se apunta a la doctrina hinduista del karma, presumiendo de todos los servicios de calidad de los que se beneficia supuestamente el contribuyente cuando cumple religiosamente con sus obligaciones fiscales, un contribuyente que no deja de preguntarse a quién vuelve el bumerán. 
 
    El anuncio salió pocos días antes de la eclosión de la acrónima DANA, o mejor de la Gota Fría, o mejor aún, porque se entiende mejor, de las lluvias torrenciales que provocaron inundaciones y muertes, y no se ha visto que los impuestos hayan vuelto a hacer que emerjan del lodazal del fango las zonas inundadas ni las vidas irrenovables. 
 
    Los impuestos vuelven cuando pides una cita para el especialista de la Seguridad Social y te dicen, a fecha de hoy, 19 de noviembre, que te la dan para el 20 de noviembre, y tú te alegras por la rapidez y casi no puedes creértelo, hasta que te dicen que del año que viene... 
 

 
    Los impuestos vuelven  “cuando hay una emergencia y llegan ellos”. Y entonces aparece en las alturas el helicóptero de Dios, como si se tratara del viejo deus ex machina de la cacharrería teatral, con los efectivos de salvamento dispuesto a salvar vidas haciéndonos la vida insoportable y amargándonosla.
 
    El Estado dice que se dan ayudas para personas vulnerables, para que se puedan abonar las pensiones, los permisos de paternidad, la salud o transporte público, entre otros. Pero el Estado miente, porque no puede decir verdad. Lo que se percibe es que las ayudas no llegan, o si llegan, cuando llegan, llegan demasiado tarde y mal.
 
    El aparato del Estado dice que nos protege y cuida de nosotros, cosa que no percibimos, y entonces hace uso de otro tiempo verbal, del Futuro Imperfecto, y dice que nos protegerá y velará por nosotros cuando llegue el momento que no llega nunca, y mientras tanto su sistema político se nutre de nuestros votos y su sistema económico, que viene a ser la panza del monstruo, de nuestros impuestos -contribuciones, los llaman- para cebar a sus funcionarios y políticos y administradores de pelaje autonómico, general o municipal. 
 
 
    ¿Qué sentido tiene pagarlos, se pregunta el votante y contribuyente medio, para que vuelvan a mí, que es de donde han salido? ¿Para eso los pago? Para ese viaje no hacen falta alforjas. ¿Para que vuelvan a todos? ¿Quiénes son esos todos? Ya lo dijo el Puto Amo: El Estado somos todos. Lo que nos recuerda a aquel otro eslogan, más antiguo: Hacienda somos todos. No es verdad, porque unos lo son más que otros, unos son más Estado y menos pueblo y otros más pueblo y menos Estado. No lo somos todos en pie de igualdad, y desde luego los impuestos no sirven para corregir la desigualdad, sino para sostenerla y no enmendarla. 
 
    Lo cierto es que no hay una percepción real de que la contribución realizada por cada ciudadano a través de los impuestos directos, no digamos ya de los indirectos, redunde ni en su propio beneficio, ni en el de la sociedad en general, sino en beneficio económico de la propia Administración municipal, autonómica y general del Estado, y de su ingente aparato burocrático, de todos aquellos que viven de la política profesional.

     Especialmente sangriento es el eslogan: no es magia, son tus impuestos, que obran el milagro de mantener a tanto funcionario. Cuando pagas tus impuestos, no vuelven: se los quedan ellos, los que dicen, para justificar el saqueo, que el Estado somos todos, y son ellos, desde luego.
 
    Frente al anuncio publicitario de la Agencia Tributaria, la diseñadora gráfica Lourdes Molina ha creado esta parodia humorística:
 


lunes, 18 de noviembre de 2024

¿Por qué los niños ya no juegan en la calle?

    Los niños ya no salen a jugar bulliciosos a la calle en las ciudades porque hay coches que pueden atropellarlos, pederastas que pueden violarlos -hay una excesiva alarma social en torno a las violaciones de niños, aunque quizá sean más frecuentes en el hogar que en la calle-, terroristas asesinos y muchos otros peligros indefinidos a la vuelta de cada esquina, por lo que se quedan, qué pena, en casa enchufados a la consola de videojuegos o a interné o a la caja tonta, o a las tres cosas a la vez. 
 
    El hogar está lleno de instrumentos tecnológicos y juegos para que el niño pueda quedarse el mayor tiempo posible en casa, cadenas y rejas que le impiden ser libre. 
 
    Los niños ya no recorren las calles de la ciudad para ir andando al colegio o al juego porque no tienen autonomía ni movilidad, por eso un adulto los acompaña y conduce en coche casi siempre a todas partes en sus desplazamientos cotidianos hasta la adolescencia.
 
    Habría que reeducar a los niños en el placer de trasladarse a pie o en bicicleta, invitándolos a ir a la escuela sin el acompañamiento paterno, sin miedo ninguno. 
 
 
    ¿Por qué ni siquiera se bañan ya los niños desnudos, gloria bendita de verlos, y despreocupados en las playas? 
 
     Las tiernas criaturas ya no pueden jugar en las plazas y en las calles porque éstas se han convertido en aparcamientos y vías para automóviles, lo que supone un excesivo acaparamiento del suelo público y urbano por parte de los coches. 
 
    Un niño no puede jugar al balón o a la pelota si no se mete a entrenar en un equipo con camiseta, pantalones cortos y zapatillas, con un entrenador y demás parafernalia; a poco que se descuide se lo profesionaliza. 
 
    La infancia es un lujo que los niños de hoy están privados de disfrutar por sus mayores, quienes, sin embargo, disfrutaron de la suya. 
 
     Los adultos los controlan, dirigen y entrenan, condenándolos a una nueva enfermedad: la soledad. Necesitan permiso paterno hasta para tirarse un pedo. No se les deja estar solos fuera de casa. 
 
 
    Se reduce así su movilidad, restringiéndose además a determinados lugares controlados y videovigilados. No les dejan encontrarse libremente en la calle con otros niños que no sean sus amigos y otros adultos que no sean sus padres. Les inculcan el miedo a los desconocidos. 
 
    El empeño de los padres ya no es como hace algunas generaciones, promover progresivamente la autonomía de los infantes, sino garantizar su dependencia y su protección. 
 
    Fuera de casa, prosperan las ludotecas y los parques temáticos siempre bajo la atenta mirada sobreprotectora y la custodia y control de los adultos. 
 
    Los adultos consideran al niño un “educando”, es decir, un sujeto que debe ser educado, que tiene valor no por lo que es sino por lo que llegará a ser el día de mañana. 
 
 Niños in-móviles
 
    El niño de carne y hueso es negado, no importa, no existe. El niño está, como la poesía de Celaya, “cargado de futuro”, excesivamente sobrecargado de la losa fúnebre del porvenir. 
 
    No importa lo que es, sino lo que será mañana, para lo que se le hace que no sea, se mata, de alguna de las maneras que hemos descrito, su infancia, subordinada a un proyecto de futuro. 
 
    El futuro ciudadano democrático será, por consiguiente, un niño muerto. 
 
    Recordemos el Principito de Antoine de Saint-Exupéry: “Todas las personas mayores han sido niños antes. (Pero pocas se acuerdan).” 
 
    Sería bello, muy bello, que liberáramos las plazas de los aparcamientos y las recuperáramos para paseo, descanso y solaz de niños. Sería muy bello por otra parte que los peatones recuperáramos las calles.

domingo, 17 de noviembre de 2024

El caso Hildegart (y II)

    Aurora Rodríguez se compró un revólver para “proteger” a su hija. Tal vez presentía ya que Hildegart, una joven de dieciocho años, estaba a punto de alzar el vuelo y abandonar su nido maternal... para irse con un joven, un hombre cualquiera que la convertiría en su esclava... Ella no iba a consentir que se la arrebatara nadie: era suya, su obra maestra.
 
    Una noche, en 1933, mientras Hildegart dormía descerrajó fríamente seis balas sobre su hija en los puntos vitales, asesinándola. Dispara sin perder la serenidad en los puntos que había previsto, de acuerdo con un plan preconcebido, buscando la eficacia, evitar el dolor y hasta el producir el menor daño estético posible. 
 
 
Un día, su madre la mató de un tiro. Nunca se supo bien por qué. Se supuso siempre que Hildegard se había enamorado, o tenía relaciones con un hombre, lo cual podía romper su pureza de ser perfecto. O que había dejado de ser la criatura de su madre, y pensaba y vivía ya enteramente por su cuenta. La repetición de la historia de Galatea y Pigmalión: la mató su Pigmalión.  (E. Haro Tecglen,  El niño republicano, 1996)
 
    Haro Tecglen dice en sus memorias que es una repetición de la historia de Pigmalión, el escultor, que se enamora de su obra, Galatea. La historia la cuenta Ovidio en el libro X de Las metamorfosis, Pigmalión, rey legendario de Chipre, consideraba que todas las mujeres eran imperfectas a su juicio, por lo que decidió esculpir una figura femenina tan perfecta que acabó enamorándose de la obra que había creado, suplicando a la diosa Afrodita que dotase de vida a la criatura, llamada Galatea. Soñó que su deseo se hacía realidad, y al despertar de su sueño comprobó que Galatea era real. Pero el moderno Pigmalión, como dice Haro Tecglen, acaba matando a Galatea, el artista destruye su obra, insatisfecho con ella.
 
   La Enciclopedia Universal Sopena de 1972 resume así el caso Hildegart, que era también el caso de Aurora Rodríguez: HILDEGART. Biog. Escritora y conferenciante española, que a los 19 años de edad, poseía amplios conocimientos de Lenguas, Derecho, Medicina y Ciencia social. Nació en El Ferrol en 1914, y en 1933 murió asesinada por, su madre, Aurora Rodríguez Carballeiro, que, según parece, era una enferma mental.
 
    Aurora Rodríguez nunca se arrepintió de su crimen. Fue juzgada y encarcelada, acabando sus días en un centro psiquiátrico en los años cincuenta. 
 
    ¿Cuál fue el móvil del filicidio de Aurora? Algunas pistas pueden darnos sentencias anónimas como "La maté porque era mía" o "Quien bien te quiere te hará llorar" que intentan justificar el asesinato y los malos tratos, o la aseveración de Oscar Wilde "Cada uno mata lo que ama", o de Louis Aragon "Odio todo lo que amo".
 

      Fernando Fernán Gómez dirigió en 1977 la película "Mi hija Hildegart". Más recientemente, en 2024, se ha estrenado "La virgen roja", dirigida por Paula Ortiz sobre el mismo tema.
 
 

sábado, 16 de noviembre de 2024

El caso Hildegart (I)

    Hildegart Rodríguez Carballeira nació en Ferrol en 1914. Su madre Aurora Rodríguez, de situación económica acomodada, se traslada enseguida a la capital de España. Es una madre soltera por propia voluntad y no convive con ningún hombre, porque no ha querido unirse sentimentalmente a ninguno. 
 
Hildegart (1914-1933)

    Así nos presenta Fernando Arrabal en su novela La virgen roja (1987) la escena en que la madre decide inscribir a su hija recién nacida en el Registro Civil como hija natural. La novela está narrada en primera persona por la madre de Hildegart, Aurora Redondo.
 
    "¿Quién es el padre?"
Con buen criterio, los funcionarios públicos consideran irregular o inmoral que una mujer soltera dé a luz. No colmaba la curiosidad del empleado del Registro saber que eras hija de padre desconocido.
    "Denos el nombre del hombre que la engañó". 
El escribiente creía que trataba de preservar al procreador, cuando en realidad probaba a protegerme de él.
    "Aquí estamos acostumbrados a estas situaciones. Tenga confianza en nosotros. Si nos dice su nombre y apellidos daremos con él y le obligaremos a asumir sus responsabilidades como caballero".
Estaba decidida a recabar para mí sola mis funciones de padre y madre, para que nadie nunca me disputara tu paternidad.
    "No va a hacernos creer que nació por obra y gracia del Espíritu Santo". 
Cuán sórdido se volvía aquel interrogatorio.
    "Reconozca que un desaprensivo se aprovechó de su debilidad femenina para violarla".
Les choqué inútilmente, por mi propensión a la claridad de las verdades, cuando reconocí que sería más lógico considerar al procreador y no a mí, como víctima de violación.
    "¿Quiere decir que sucedió en un momento de enajenación mental suya, que le condujo al frenesí y a la pasión ciega?"
Aún les escandalicé más cuando, sin más arengas que mi serenidad, confesé que concebirte fue el más lúcido acto de mi vida (…) El funcionario del Registro Civil que calzaba pelillos crespos y enharinados me acusó de furcia. Sus colegas y él deploraban el silencio de la ley sobre el caso. Estimaban que la justicia hubiera debido retirarme tu custodia para confiarte a la Inclusa o a una institución caritativa.
 
Aurora y Hildegart, madre e hija.
 
     Aurora Rodríguez quiso que su hija tuviera una buena educación, la mejor que ella pudiera recibir, por esa razón no fue a la escuela. Desde la más tierna infancia, Aurora la educó en principios de libertad e igualdad. Hildegart, con 15 años, ya era licenciada en Derecho y a los 17 daba conferencias y escribía artículos en defensa del antimilitarismo y la anticoncepción y en contra de la pena de muerte. Hildegart realiza varias carreras pero no puede ejercer la abogacía por no haber alcanzado la mayoría de edad. Se puede decir que Hildegart fue la obra cumbre y premeditada de su madre, Aurora Rodríguez, que la engendró con el objetivo de que ayudara a reformar la humanidad y a liberar a las mujeres de su dependencia de los hombres. Hildegart se convirtió en una niña prodigio, una superdotada que leía y escribía en varias lenguas vivas y muertas como en la suya propia, tenía un conocimiento de la Filología excepcional, sus dotes para la Química y las Matemáticas eran asombrosos, y poseía un profundo saber filosófico... 
 
 
    Eduardo Haro Tecglen, por su parte, en sus memorias  El niño republicano  escribe sobre ella lo siguiente:    
 
    Hildegard (sic) era un ser emblemático de la República: una feminista. Había sido criada para ser la mujer perfecta. Su madre no quiso tener marido: eligió un hombre suficiente y capaz con quien tener un hijo. Fue, como ella quiso, hembra: la educó para su autosuficiencia. La educó, la formó: no sé si por esa madre severa e iluminada, o por una inteligencia propia, o ahora no sabemos por qué genes, llegó a ser en su adolescencia un personaje singular: daba conferencias, escribía libros, intercambiaba cartas y experiencias con las figuras más ejemplares del mundo: Bertrand Russel o Gandhi.

    Políticamente fue una mujer de izquierdas. Comenzó militando en el Partido Socialista Obrero Español, pero pronto se fue decantando hacia el republicanismo federal y el movimiento libertario. Hildegart causaba sensación allá donde iba. Su madre la acompañaba a todas partes, era como su propia sombra. Muchas personalidades de la época como H.G.Wells, Sigmund Freud o H. Ellis se interesaron por su caso. A Hildegart, la autora de La rebeldía sexual de la juventud, se la denominó enseguida La virgen roja.

viernes, 15 de noviembre de 2024

Leyendo el comienzo de la Ilíada de Homero

    Los cinco primeros versos de la Ilíada de Homero, dicen así en su versión original en griego antiguo: μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος / οὐλομένην, ἣ μυρί᾽ Ἀχαιοῖς ἄλγε᾽ ἔθηκε, / πολλὰς δ᾽ ἰφθίμους ψυχὰς Ἄϊδι προΐαψεν / ἡρώων, αὐτοὺς δὲ ἑλώρια τεῦχε κύνεσσιν / οἰωνοῖσί τε πᾶσι* (...) 
 
    Todos los manuscritos presentan una unanimidad en la lectura de la  palabra del quinto verso, que señalo con un asterisco, unanimidad que sólo rompe Zenódoto de Éfeso, el gramático griego y bibliotecario de Alejandría, que vivió en el siglo IV antes de Cristo, quien, según Ateneo, leyó δαῖτα ('comida, banquete') en lugar de πᾶσι ('todos, todas'). El hecho de que coincidan los manuscritos y digan πᾶσι ('todos, todas') no garantiza su autenticidad, porque todos ellos datan de una fecha muy tardía, y si πᾶσι es una corrupción de los amanuenses, podría haber entrado en la tradición bastante temprano, y haberse repetido desde entonces como si fuese la lectura correcta. No porque mayoritariamente se repita algo tiene que ser verdadero. Ya sabemos que una mentira a fuerza de repetirse logra hacerse verdad o, al menos, verosímil, pero la labor de la filología -amor al lenguaje y a la razón- es restituir el sentido primigenio. 
 
     Veámoslo detenidamente. Comparemos dos traducciones españolas de estos cinco primeros versos: La ritmada y rimada de Agustín García Calvo (editorial Lucina, 1995): “¡Canta, diosa, la ira de Aquiles el de Peleo!, / ira maldita que echó en los Aquivos tanto de duelos, / y almas muchas valientes allá arrojó a los infiernos / de hombres de pro, a los que dejó por presa a los perros / y pájaros todos...” Y la más prosaica de Emilio Crespo Güemes (editorial Gredos, 1982): “La cólera canta, oh diosa, del Pelida Aquiles, / maldita que causó a los aqueos incontables dolores, / precipitó al Hades muchas valientes vidas / de héroes y a ellos mismos los hizo presa para los perros / y para todas las aves...” 
 
     Sin embargo, la propuesta de lectura de Zenódoto resulta más atractiva porque hay dentro de la literatura griega clásica varios pasajes que pueden estar inspirados en estos versos y evocarlos,  y que nos hacen pensar en la palabra δαῖτα. Por ejemplo Ésquilo en Suplicantes, verso 801 cita ὄρνισι δεῖπνον 'festín, banquete de pájaros', lo que sugiere que el autor estaba familiarizado con la lectura que propone Zenódoto de Éfeso, que sería οἰωνοῖσί τε δαῖτα, que con palabras sinónimas viene a decir lo mismo.
 
 
 
     Otro testimonio de Eurípides es Ion versos 505-6, que hablan del abandono de un recién nacido “y lo expuso como banquete (θοίναν) de los pájaros (πτανοῖς, sinónimo del homérico οἰωνοῖσί), como festín (δαῖτα) ensangretado de las fieras (θηρσί)” en la traducción de José Luis Calvo Martínez. 
 
    La lectura δαῖτα, como escribe Simon Pulleyn en su introducción, traducción y comentario del libro I de La Ilíada (Oxford: Oxford University Press, 2000), nos proporciona un sustantivo para equilibrar ἑλώρια (presa, botín, despojo), en lugar del insípido adjetivo πᾶσι, que a fuerza de totalitario no aporta prácticamente nada, de modo que la frase global tiene una forma quiástica (ABBA), 'presa para los perros, para las aves banquete', frente a la construcción paralela (ABAB), que sería "presa para los perros, banquete para los aves". 
 

     Otro argumento que puede esgrimirse, de orden lógico, es que las lecturas "presa a los perros y todos los pájaros" (García Calvo) "presa para los perros y para todas las aves" (Crespo Güemes), basadas ambas en la lectura de los manuscritos y en ese sentido impecables, es que no tiene mucho sentido decir que los cadáveres de los guerreros son alimento para para todas las aves, ya que solo lo serían para las que se ceban de carroña, como los buitres o los cuervos, por ejemplo.

    Es verdad que Zenódoto ha sido juzgado muchas veces subjetivo pero eso no significa que siempre esté equivocado. Si aceptamos su conjetura, y parece que hay motivos para hacerlo sin mucho escándalo, habría que leer, por lo tanto, que los cadáveres de las almas que la cólera funesta de Aquiles arrojó de cabeza al Hades o, mejor quizá, a los infiernos de los heroicos guerreros sirvieron como presa a los perros y a los pájaros banquete. 
 
La ira de Aquiles deja cadáveres que son presa de perros, de aves festín.
 

jueves, 14 de noviembre de 2024

La riada de Santa Teresa

 

Espisodio de una inundación en Murcia, Antonio Muñoz Degrain (1894)

    El desbordamiento más dañino del río Segura, desde que hay registros históricos, fue la riada del día de Santa Teresa, el 15 de octubre de 1879,cuando una descomunal tormenta que llegó a descargar hasta seiscientos litros por metro cuadrado a la hora en su momento de mayor intensidad en la cabecera del Guadalentín, afluente del Segura, provocó el desbordamiento de este río y el Segura, anegando una enorme superficie de veinticuatro mil hectáreas y dejando más de mil muertos entre Murcia y la Vega Baja, lo que representa un episodio más adverso, sin duda, que el de las actuales inundaciones de Valencia en cuanto a vidas humanas se refiere. Ya comenzaba entonces el Cambio Climático, ese moderno artículo de fe de la Iglesia de la Ciencia, como nos advierte la 'alerta divina' de la viñeta de Peridis en El Periódico Global, a matar y a causar estragos con las riadas y lluvias torrenciales que reeditan, después de la pertinaz sequía, el Diluvio Universal.


    El pintor valenciano Antonio Muñoz Degrain (1840-1924)pintó, dieciséis años después, en 1894 el óleo "Episodio de una inundación en Murcia", evocando la grave riada de la huerta murciana de 1879, que también afectó a la huerta valenciana. En el lienzo vemos en primer término a un huertano desnudo de espaldas con una manta al viento, que probablemente estaba durmiendo de madrugada cuando le sorprendió la riada, subido al tejado de su casa junto a un perro, una mujer y su hija, agarradas a la chimenea, y un gato. El hombre y el perro intentan socorrer a una mujer a punto de ahogarse con el agua al cuello que trata de salvar a su criatura que sostiene en alto con sus brazos.

 

     En otro lienzo del pintor, "Amor de madre", pintado entre 1912 y 1913, repite, como elemento central, la escena que ya había reflejado en el episodio de la inundación de Murcia, de la madre con el agua hasta el cuello con tintes más dramáticos aún, unas aguas más turbulentas y rojizas, intentando salvar a su hijo de la furia de las aguas desbocadas. Constituye una de las obras más conocidas y emblemáticas del autor, que representa la tragedia y el dolor producidos por una inundación en la huerta de Valencia. Una madre intenta salvar a su hijo de la furia de las aguas desbocadas, en una escena notablemente trágica, en la que la naturaleza se ha tornado repentinamente símbolo de destrucción y muerte. Los naranjos, el almendro en flor, que sugiere que la riada se produjo en primavera, la noria y las barracas están cubiertos de agua enfangada y turbulenta, creando una sensación de dinámico desasosiego mediante una pincelada larga e intensa.

 Amor de madre, Antonio Muñoz Degrain (1912-1913)

Amor de madre, detalle
 

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Vuelva usted mañana

    Releía yo el artículo de Larra, titulado "Vuelva usted mañana", publicado en 1835 en la revista El Pobrecito Hablador, y pensaba en lo poco que había cambiado este país de batuecos, donde debido al vicio de la pereza nacional, según el autor, las cosas se procrastinan, como gusta de decirse ahora -¡toma latinajo vía anglosajona!-, sine die. Pero, en realidad, el país ha cambiado mucho, no tanto por la pereza nacional, sino por el ingente desarrollo de la burocracia del aparato del Estado.

    Cuando uno tiene que hacer algún trámite como ciudadano, debe pedir cita previa a la Administración, es decir, audiencia. Ya no nos dicen el "Vuelva usted mañana", sino, más insidioso, "Pida cita previa". Como dice la viñeta de Napi, "Los tiempos cambian para quedar igual", o para no variar.

    -¿Y cómo se hace eso?, pregunta el analfabeto digital.

    -Por teléfono o por interné, entrando en nuestra página güeb -responde el probo funcionario abocado a la desaparición física y a la sustitución por un robot, dado que todos los trámites con la Administración pueden hacerse vía interné, con los correspondientes certificados digitales, lo cual, en vez de simplificar los trámites, ha venido a complicarlos más sobremanera.

    El caso es que cuando uno lo hace por teléfono, lo primero de todo, no habla con una persona, sino con un robot al otro lado del aparato, si consigue hablar con alguien y que alguien le escuche, porque puede suceder lo que refleja la viñeta de Mortiner publicada en La Nueva España el 23 de septiembre de 2019, que recrea el retrato de escritor realizado por José Gutiérrez de la Vega y Bocanegra. 

    En resumidas cuentas, el "pida cita previa" viene a ser peor que el "vuelva usted mañana", porque la susodicha cita no va a ser mañana mismo, precisamente, sino dentro de unos días, una semana, unos meses... Nos hallamos, como dice Larra, igual que el hurón en busca del conejo, sin poderlo sacar ni vivo ni muerto de la huronera, diferidos y postergados al incierto día de mañana, un mañana eternamente futuro que, por definición, no llega nunca. 

    Pero es que, para más recochineo, cuando llegamos a la audiencia solicitada con la cita previa, podemos encontrarnos con esta situación que exaspera a más de uno, como reflejan las viñetas de JL Martín, que compara lo que sucedía antaño con lo que pasa hogaño, que el funcionario nos diga que hagamos la gestión por la güeb, algo que me sucedió a mí personalmente cuando después de pedir cita previa para ir a las oficinas de MUFACE de Santander, porque me habían advertido de que no podía ir sin solicitar audiencia, y una vez llegada la fecha -el portero del edificio me advirtió de que no se me ocurriera subir si no tenía cita previa-, me encuentro la puerta de la oficina cerrada a cal y canto. Llamo al timbre y una voz de un funcionario, como de ultratumba, me pregunta que si soy Guillermo. Le digo que en efecto, ese es mi nombre, y que tengo cita previa a esa hora. Me abre entonces la puerta, y me dice, malencarado, que le explique el objeto de mi visita. Se lo explico y, last but not least,  me dice que esa gestión que yo solicito debo hacerla por interné...  

 

martes, 12 de noviembre de 2024

Aplausos a las ocho (reedición)

    El presidente del gobierno más progresista de todas las Españas desde que hay registros históricos, recuerda emocionado y con no poca sinvergonzonería cómo durante la pandemia, dejábamos nuestras labores y nos asomábamos todos, todas y todes puntualmente a las ocho de la tarde en todos los relojes a ventanas y balcones a aplaudir a los profesionales sanitarios y a las fuerzas de seguridad, y propone que volvamos a hacerlo ahora, esta vez a los "servidores públicos de todas las administraciones públicas que están trabajando codo con codo con los vecinos y vecinas, con las oenegés, a los cuales toda esta amalgama de desinformadores y de bulos lo que hacen es señalar injustamente. Bueno, todos somos Estado..."

 


     El discurso, traducido a lengua de signos expresivamente, comienza con la afirmación de que "El Estado somos todos. Estamos viendo ahora mismo algunas campañas en redes sociales de que "solo el pueblo ayuda al pueblo". El Estado somos todos. Lo es la gente que  trabajando en una empresa privada paga sus impuestos, son los empresarios también que pagan sus impuestos para que precisamente, ante situaciones como esta el Estado responda de manera eficaz y de manera equitativa... Yo recuerdo durante la pandemia..." 

 

   Quizá a quien habría que aplaudir en todo caso es a los voluntarios anónimos, no a los servidores públicos y a las oenegés que brillaron por su ausencia, así como a las autoridades que, como usted, salieron corriendo. No, señor presidente, todos no somos Estado: unos, como usted, lo son más que otros, otros que son, que somos, menos Estado y más pueblo indefinido. 

lunes, 11 de noviembre de 2024

El leopardo persa abatido en el Parque de la Naturaleza de Cabárceno

    El Parque de Conservación de la Naturaleza de Cabárceno, en Cantabria, ha activado el protocolo, que suele ser lo peor que se puede hacer con un protocolo, porque nunca trae cosa buena, y ha abatido a un ejemplar de una especie en vías de extinción, el leopardo de Persia (panthera pardus saxicolor), que llegó al parque el pasado mes de julio, escapó de su recinto y logró fugarse de su semi-libertad, que es como llaman al cautiverio, una forma de privación de libertad que por mucho que quiera no logra reemplazar el hábitat natural. Por grande o ¿natural? que sea su espacio, siempre será insuficiente para un animal cuya esencia es vivir libre, cazando y recorriendo vastos territorios. Aunque la jaula sea de oro, no deja de ser prisión. 

    Así cubría la noticia el Diario Montañés, el periódico local de campanario: "Uno de los dos leopardos persas de Cabárceno se escapa del recinto y tiene que ser abatido. El animal llevaba un collar GPS y pudo ser localizado agazapado en un árbol cercano a la zona de los jaguares."
 

    Se recuerdan incidentes similares, como la muerte a tiros de una manada de lobos en 2014, y las tres jirafas que perecieron abrasadas en el incendio de su refugio debido a un cortocircuito en el sistema de calefacción, ya que estos animales no están acostumbrados en invierno a estos fríos boreales. 

    Que en lugar de sedar al fugitivo se haya optado por abatirlo, es decir, matarlo -llamemos a las cosas por su nombre, sin ridículos eufemismos como hacen los periodistas cuando hablan de bajas en una guerra en vez de asesinados- refleja una gestión preocupante y deja en evidencia las carencias en los protocolos de emergencia y bienestar animal en el parque susodicho. ¿Por qué no sedaron de un disparo al animal? La respuesta se encuentra en la gestión mercantilista que caracteriza a Cabárceno, donde la vida animal parece subordinada a la exhibición y el atractivo turístico, más que a un compromiso genuino con la conservación, escondidos bajo un disfraz de "protección y conservación" que, una vez más, muestra su hipocresía. La conservación de una especie no debería basarse en el cautiverio y la explotación, sino en la preservación de su hábitat que permiten a cada especie desarrollarse de forma plena en libertad. Casos como el de este leopardo persa son recordatorios dolorosos de que encerrar a los animales y gestionarlos como si fueran piezas del escaparate de un museo es una visión lamentable. 



     El objetivo de los zoológicos debería ser la conservación -ya hemos visto cómo conservan a algunas especies en vías de extinción-, la educación y la investigación, no el lucro.  Las tarifas de entrada al parque oscilan para los adultos -considerados a partir de los 13 años- desde los 24 euros en temporada baja hasta los 39 en temporada alta, y para los niños de 14 a 21,5. Suele justificarse la existencia de los parques zoológicos porque son educativos. Contra esta argumentación, razona H. L. Mencken lo siguiente: “¿Pero cómo podrían serlo? Porque, a decir verdad, nunca he sido capaz de averiguar qué tipo de instrucción es la que aportan, ni cuál es su valor. La pura verdad es que no son más educativos que los desfiles de bomberos ni que las muestras de cohetes, y que lo único que realmente ofrecen al público a cambio de los impuestos que nos cuestan es una forma de diversión ociosa y estúpida, tanto que en comparación una visita a un centro penitenciario, al Congreso o incluso a una sesión legislativa estatal resultarían del todo informativas, estimulantes y honoríficas. ¿Educación, dicen? ¡Su abuela! Muéstrame a un solo escolar que haya aprendido algo valioso o importante por ver a un viejo león sarnoso roncando en su jaula o a una familia de monos peleándose por unos cacahuetes”.
  

    Contra el argumento de que los parques zoológicos pueden tener un valor de investigación científica, también razona Mencken “porque ningún descubrimiento científico de algún valor, ni siquiera para los propios animales, ha salido alguna vez de ningún zoológico”. Tampoco brindan los zoos nuevos conocimientos sobre el comportamiento animal, pues dichos conocimientos deben obtenerse no de animales encerrados y torturados, sino a partir de animales en un entorno natural". Los trabajadores de los zoos, dice Mencken, no son especialmente zoófilos, como tampoco los funcionarios de prisiones son unos sentimentales que sollozan empáticamente por el sufrimiento que sienten sus reclusos. El trabajo de los cuidadores es una guerra sin fin contra los instintos naturales de los animales. Y se pregunta: "¿Cómo puede el hombre beneficiarse y mejorar por escatimarle a una foca su hielo ártico, por negarle al hipopótamo un suave revolcón en el barro, por impedir al búfalo correr a sus anchas, por destronar al león, por quitarles el cielo a las aves?" (Los textos de Mencken están tomados del libro “De la felicidad y otros escritos” de H. L. Mencken, seleccionados y traducidos por Íñigo García Ureta, Trama editoriales, Madrid, 2018).