
lunes, 20 de junio de 2022
Más neolengua orgüeliana

domingo, 19 de junio de 2022
El Síndrome de la Muerte Súbita
Ahora resulta que el SMAR, Síndrome de Muerte de Adulto Repentina, (SADS, Sudden Adult Death Syndrome, en la lengua del Imperio), o sea cuando alguien fallece de repente tras una parada cardíaca, y no puede hallarse la causa aparente de esa muerte, desconcierta a los médicos, que no se explican este fenómeno que afecta sobre todo a adultos en aparente buen estado de salud, la mayoría jóvenes todavía y deportistas, que no tenían problemas clínicos previos ni antecedentes familiares y que, súbitamente, fallecen sin previo aviso de muerte repentina.
Si de algo podemos estar seguros es de que moriremos, morir hemos, hemos de morir: estamos condenados todos a muerte no desde que nacemos sino desde que adquirimos conciencia de ello. Ahora bien, según la estadística de las probabilidades y si tenemos suerte, podemos alcanzar entre los 72 y los 85 años de vida o un poco más si no estamos muy averiados, es decir, la esperanza de vida promedio del ser humano en el Siglo XXI. Sin embargo, lo que no es normal, por mucho que se empeñen en repetírnoslo, es que los adultos sanos caigan repentinamente muertos como moscas.
Los medios de comunicación tratan de normalizar este fenómeno de 'repentinitis' que le dicen algunos, y de tranquilizarnos diciéndonos que esto ha ocurrido siempre, que siempre han muerto muchos adultos jóvenes -¿muchos? Bueno, muchos no, no tantos como muchos, pero sí alguno que otro- que aparentemente estaban sanos y practicaban deporte (de lo que algunos deducen que no es muy sano lo de practicar tanto deporte), y que lo que pasa es que hay muchas personas con problemas cardíacos que ignoran dichos problemas porque no tienen síntomas, porque son enfermos asintomáticos, diríamos con término de éxito reciente entre los bobalicones que somos la mayoría de nosotros caracterizados por nuestras enormes tragaderas.
Pero, ¿este
síndrome era realmente algo que se veía antes? Decididamente, no
con tanta frecuencia como se está viendo durante estos dos últimos
años. ¿Por qué será? Adivina adivinanza: ¿Qué tiene el rey en la panza igual que cualquier mendigo?
sábado, 18 de junio de 2022
La Barbie
Recuerdo a una profesora de instituto de Lengua y Literatura Españolas, que fue compañera de trabajo mía durante ocho o nueve cursos consecutivos, a la que sus alumnos apodaban “La Barbie”. Nunca mejor puesto un mote como aquel, pensé. La profesora era una auténtica muñeca barbie: rubia, delgada, facciones amables, ojos claros... Siempre iba perfectamente arreglada, maquillada y vestía además con elegancia. Se jubiló hace varios años, y, cuando he vuelto a verla casualmente, el otro día, pude comprobar que los años no habían pasado por ella: seguía siendo el prototipo de aquella muñeca menuda a la que sus alumnos llamaban cariñosamente “la Barbie”.
Eran los tiempos en que la icónica muñeca de Mattel, la muñeca sin duda más demandada en todo el mundo, presentaba un prototipo prácticamente único, y las niñas la adoptaban como modelo de belleza femenina que les gustaría imitar.
La estrategia de Mattel, la casa comercializadora, sin embargo, ha cambiado con los tiempos que, como cantaba Bob Dylan estaban cambiando -aunque sólo superficialmente, porque mudaban para seguir igual en el fondo-, según comprobaba la caída de las ventas, obsesioanda como está ahora con la cacareada diversidad, por lo que ha intentado adecuar la muñeca a la mujer real. Ha sido tan criticada por exportar a todo el mundo un ideal estereotipado de belleza femenina que oprimía a las mujeres proyectando un físico muy difícil, si no imposible de conseguir, que ha decidido ahora cambiar de estrategia y ofrecer una nueva línea con muy diferentes modelos y numerosos tonos de piel, colores de ojos, de pelo, variados cuerpos y hasta con discapacidades. Si la compañía quería sobrevivir, tenía que reinventarse, y hacer lo que hace ahora presentando barbies más inclusivas y no tan excluyentes.
En su mayor actualización, que se produjo en 2016, la muñeca dejó de lado la constitución esquelética apostando por cuerpos reales, que reflejan una “visión más amplia de la belleza”. Mattel se aplicó el cuento y decidió que sus muñecas reflejen la diversidad de las niñas que juegan con ellas, no el modelo prototípico al que debían aspirar.
Pero el fenómeno de adaptación a los nuevos tiempos no es tan nuevo como parece: ya en 1968, Mattel presentó su primera muñeca negra, una amiga de Barbie llamada Christie y en 1980 lanzó la primera Barbie negra, lo que le abría un nuevo nicho de mercado entre las niñas negras. Además, en 2014 empezó a comercializar a Ella, una amiga de Barbie que estaba calva, que fue regalada a decenas de niñas que habían perdido su cabello por haberse sometido al tratamiento de quimioterapia.
Los tres cuerpos que se suman al original ahora son la Barbie Tall, más alta que la original, la Barbie Petite, más bajita y menuda, y la Barbie Curvy, que luce caderas, trasero, muslos, brazos y gemelos más anchos y una cintura que poco tiene que ver con la de avispa original.
Sea como sea, Mattel ofrece hoy muñecas Barbie más reales, diversas y representativas de la sociedad en la que vivimos, como la barbie transexual que acaba de sacar a imagen y semejanza de la modelo Laverne Cox, que no pudo jugar con una muñeca en su infancia masculina, y ahora con su propia Barbie reivindica el derecho de expresión de los niños: “Espero que niños de todas las identidades de género vean esta Barbie y puedan soñar.”
Y es que, ya se sabe, hay que adaptarse o morir. Y un
negocio como el de la casa Mattel no iba a morir tan pronto, por lo
que su producto más elaborado, la Barbie, ha dejado de ser esa chica
rubia y única que era para convertirse en un ícono de la diversidad: Barbie
por fin ya es real y podría esconder hasta un tímido pito. Ya tiene
caderas, brazos y piernas normales como el resto de las mortales. Cuando la realidad no se adapta al modelo, el modelo debe adaptarse a la realidad o, para ser más inclusivos, a las realidades.
viernes, 17 de junio de 2022
No le deseo una identidad a nadie

jueves, 16 de junio de 2022
Más expropiaciones
Tomo las siguientes notas del poeta argentino Aldo Pellegrini (1903-1973), sacadas de su ensayo “Antonin Artaud, el enemigo de la sociedad”, que se publicó como prólogo de su traducción de "Van Gogh, el suicidado por la sociedad":

Quien solo ve en el lenguaje un sistema de códigos nunca podrá explicarse el infinito poder creador de la palabra, y su capacidad de expresar lo inexpresable.
(Interesante paradoja: un lenguaje capaz de expresar lo inexpresable).
La fuerza de la palabra no reside para Artaud en sus virtudes semánticas. Las palabras no buscan comunicar significados, sino que están cargadas de intencionalidad. Las palabras de Artaud son llamaradas, latigazos, descargas eléctricas, furibundas sacudidas.
No se puede entender a Artaud si no se acepta su principio de que el lenguaje verbal es una forma de acción. La palabra como acto, he ahí el secreto de la verdadera comunicación...
(La palabra no debe contraponerse a la acción porque hablar es una forma de acción).
OoO
De Marco Tulio Cicerón (106-43 a. de C.): El tiempo no cura todas las heridas. En una carta a su amgio Ático (III, 15, 29), escrita en Tesalónica, el 17 de agosto del año 58 antes de Cristo, escribe el arpinate: Pues el tiempo no sólo no calma mi tristeza sino que la aumenta (dies autem non modo non leuat luctum hunc sed etiam auget). Porque los demás sufrimientos pierden su fuerza según pasa el tiempo, pero éste no puede dejar de crecer día a día con el sentimiento de la desgracia presente y el recuerdo de la vida pasada. (nam ceteri dolores mitigantur uetustate, hic non potest non et sensu praesentis miseriae et recordatione praeteritae uitae cottidie augeri). No solamente echo de menos mis cosas y a los míos, sino incluso a mí mismo. (desidero enim non mea solum neque meos sed me ipsum). ¿Qué soy ahora? (quid enim sum?)
Tanto va el cántaro a la fuente que al final se lo cree y se rompe.
OoO
La obra de Rockwell recoge como pocas todo el ambiente de una época. En Los chismes (The gossips), el sujeto del chisme, que es el señor del sombrero que aparece al final, acaba culpando a la chismosa filtradora de guantes negros.
oOo
Herodiano, un autor de segunda fila, escribió en griego en el siglo III una Historia del Imperio Romano después de Marco Aurelio en ocho libros que comprenden los años 180-230 de nuestra era. El manual de la Universidad de Cambridge de historia de la literatura griega destaca que “explotó plenamente las licencias retóricas para adornar y desarrollar un incidente”, y que registra hechos que ha visto y que ha oído, es decir que es objetivo. Se ha criticado, sin embargo, que su obra adolece de autenticidad y objetividad histórica. Mientras los eruditos y estudiosos se ponen o no se ponen de acuerdo sobre ese particular, una frase suya, sacada de su contexto, nos brinda una observación que sirve tanto para contextualizar la época histórica que él describe como para la nuestra porque son al fin y al cabo la misma época por aquello que cantó Machado de que 'hoy es siempre todavía'. Aunque describa acontecimientos que han sucedido hace mil y pico años, casi dos mil, seguimos ahora mismo inmersos igual que entonces en la misma Historia universal. Escribe Herodiano: ἐν προσχήματι ἐλευθερίας ἀδείας τε εἰρηνικῆς ἔργα πολέμου ἐμφυλίου ἐγένετο: Bajo apariencia de libertad y de pacífica seguridad se produjeron hechos propios de una guerra civil.
miércoles, 15 de junio de 2022
Varia variorum (Espectáculo de variedades II)
Una pregunta como tantas otras sin respuesta
«Be a tourist in your own hometown»: la propaganda metropolitana puede vociferar el eslogan de invitarnos a hacer turismo sin engañarnos demasiado, solo un poco, a nosotros mismos en nuestra propia ciudad no incurriendo tampoco en exagerada contradicción porque todos y cada uno de nosotros encarnamos la condición simultánea de «anfitriones» y de «huéspedes».
Parece que la Fundación Británica del Corazón está presionando para
normalizar la idea de que los jóvenes pueden padecer problemas
cardíacos y pide fondos de paso para investigación que permita 'salvar vidas'... Cualquier persona a cualquier edad puede desarrollar
problemas cardíacos, es cierto, pero la imagen de una futbolista adolescente que cae muerta de repente en el campo de fútbol es demasiado
fuerte como para que pueda pasar como algo de lo más normal del mundo. Al final del vídeo se dice: "Dona ahora [dinero para investigación] para convertir la ciencia ficción en realidad". Pero ¿no es la realidad misma la pesadilla de una científica ficción?
El mercado laboral, dice un eslogan publicitario refiriéndose al Gobierno por aquello de que son los mercados los que mandan, necesita jóvenes formados y especializados como tú. Esto es lo que dicen en su jerga político-económica: Urgen medidas que reactiven el empleo joven, imprescindible para el tejido económico de un país y el estado del bienestar.
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¡Socorro, que viene la derecha! Decían antes para meternos el miedo en el cuerpo y mantenerse ellos en el Poder. Ahora nos amenazan con la irrupción de la Extrema Derecha parlamentaria. ¡Que viene el lobo! Gritó el pastor al rebaño, para dirigir a todas las ovejas al matadero...

Se encontraron un día el Cólera y la Viruela, y ésta le dijo a aquél que lo suponía muy cansado después de haber matado, según había visto anunciado, a veinte mil personas recientemente en cierto lugar; a lo que respondió el Cólera, 'Yo no maté sino a diez mil, los otros se murieron del susto de poder contraer la enfermedad', 'Cosa parecida me sucede a mí', respondió la Viruela; 'todos los que matan los médicos y los boticarios, que no son pocos, me los achacan a mí'.

martes, 14 de junio de 2022
Los doctores Knock y Carrel y la iatrocracia (y II)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha pretendido legitimar de iure el golpe de Estado mundial que le permitiría concentrar todo el poder en sus manos con total impunidad en lo referente a la salud pública. Sus últimas propuestas, que han sido vetadas de momento por algunos países africanos miembros y por Brasil, relativas a su facultad de prescribir la conducta que deben seguir los Estados son claras
El proyecto de biopoder es conocido desde al menos 1935, año en que se publicó el libro de Alexis Carrel, convertido enseguida en un superventas, donde se afirma que la medicina necesita instituciones que le permitan llevar a cabo su función: Hace falta, pues, una institución capaz de dirigir de manera ininterrumpida las investigaciones de las cuales depende el porvenir de nuestra civilización. Debemos procurar encontrar el medio de dar a la humanidad una especie de alma, de cerebro inmortal, que integrase sus esfuerzos y diese un fin a su marcha errante. La creación de tal institución constituiría un acontecimiento de gran importancia social. Este centro de ideas estaría compuesto, como la Corte Suprema de los Estados Unidos, de un número muy pequeño de hombres. Se perpetuaría indefinidamente, y sus ideas permanecerían siempre jóvenes. Los jefes democráticos, como los dictadores, podrían extraer de esta fuente de verdad científica las informaciones de las cuales necesitan para desarrollar una civilización realmente humana.
Los políticos, que tienen el poder (la vieja potestas romana) no tienen sin embargo la competencia científica necesaria (la vieja auctoritas), por lo que Carrel propone empoderar a la casta médica haciendo que la política se subordine a sus designios. A estos sabios (dice él, pero expertos es la palabra hoy en boga) se les debe dar una posición tan elevada, tan libre de intrigas políticas y publicidad como la de los miembros de la Corte Suprema. En verdad, su importancia sería mucho mayor aún que la de los juristas encargados de velar por la Constitución.
Para Carrel la salud es mucho más que la ausencia de la enfermedad. Llega a decir que los hombres y las mujeres que parecen gozar de buena salud “tienen constantemente necesidad de pequeñas reparaciones”, lo que nos recuerda el célebre aforismo de Knock: Los que gozan de buena salud son enfermos que se ignoran. Escribe Carrel: No se hallan ni demasiado bien ni demasiado fuertes como para desempeñar con felicidad su papel de seres humanos.
El biopoder se está convirtiendo potencialmente en una dictadura que legitima la administración de vida (eugenesia) y de muerte (eutanasia). En este sentido escribe Carrel cosas tan preocupantes como: Las enfermedades del espíritu se tornan amenazantes. Son bastante más peligrosas que la tuberculosis, el cáncer, las afecciones del corazón y de los riñones, y aún que el tifus, la peste y el cólera. Su peligro no proviene sólo de que aumentan el número de criminales, sino y especialmente, de que deterioran más y más las razas blancas.
Habla varias veces de la construcción de la élite, y de una aristocracia racial hereditaria: la oligarquía iluminada y poseedora de la verdad científica. La ideología científica se funde en él con la fe religiosa: La ciencia que ha transformado el mundo material, nos ha dado el poder de transformarnos a nosotros mismos. Nos ha revelado el secreto de los mecanismos de nuestra vida, y nos ha enseñado cómo provocar, artificialmente, su actividad; cómo modelarnos según la forma que deseemos. Gracias al conocimiento de sí misma, la humanidad, por primera vez desde el comienzo de su historia, ha llegado a ser árbitro de su destino. Pero ¿será, capaz de utilizar con provecho la fuerza ilimitada de la ciencia? Para crecer de nuevo se encuentra obligada a rehacerse y no puede rehacerse sin dolor, porque es a la vez el mármol y el escultor.
Insiste varias veces a lo largo de su obra en el concepto de que la humanidad debe rehacerse, lo que nos recuerda a la teoría del Great Reset de ese otro peligroso visionario, el señor Klaus Schwab, presidente del Foro Económico Mundial que se reúne periódicamente en la estación suiza de esquí de Davos. Repite, en efecto, Carrel a menudo expresiones como “restauración del hombre”, “rehacer nuestro marco material y mental”, “renovación del individuo”, “seremos capaces de reconstruirnos”, “es preciso que el ser humano... recupere su personalidad”, “reconstruir la personalidad” o "ha llegado el momento de comenzar la obra de nuestra renovación".
Para la perpetuación oligárquica de la élite que preconiza, el eugenismo -siempre voluntario en Carrel- es indispensable, “porque es evidente que una raza debe reproducir sus mejores elementos.” Reconoce que el eugenismo demanda el sacrificio de muchos individuos, y que el concepto de la necesidad absoluta del sacrificio “debe ser introducido en el espíritu del hombre moderno”.
Pero también defiende la pena de muerte, que él califica de eutanasia, en los siguientes y preocupantes términos para los “que han asesinado, que han robado a mano armada, que han raptado niños, despojado a los pobres, engañado gravemente la confianza del público”, para ellos propone: “un establecimiento eutanásico, provisto de gases apropiados, permitiría disponer de ellos en forma humana y económica”.
lunes, 13 de junio de 2022
Varios limericks

domingo, 12 de junio de 2022
Varia variorum (Espectáculo de variedades I)
sábado, 11 de junio de 2022
Cenando con un amigo en Nueva York
En un fragmento de la película Mi cena con André (“My dinner with Andre” de Louis Malle, 1981) se plantea, en medio de una placentera conversación entre dos viejos amigos que contraponen sus visiones de la vida sin llegar a discutir, el tema del síndrome de Estocolmo que los individuos metropolitanos se autoinfligen. Dándose vida a sí mismos, los actores y autores dramáticos Wallace Shawn, Wally, y Andre Gregory cenan una noche en un restaurante elegante de Nueva York. Como viejos amigos que son, se cuentan múltiples experiencias personales, a través de las cuales reflexionan sobre los grandes problemas que plantea la existencia. Oigamos un fragmento de su charla:
Wally.- Quiero decir. ¿Por qué eso es así. ¿Es porque la gente es vaga hoy en día? ¿O está aburrida? Quiero decir ¿somos simplemente como niños aburridos, mimados, que han estado todo el día tumbados en la bañera jugando con su patito de goma y ahora están pensando: "¡Bueno! Y ahora ¿qué puedo hacer?"
André.- ¡Vale, sí! Estamos aburridos. Todos estamos aburridos ahora. Pero ¿se te ha ocurido alguna vez, Wally, que el proceso que crea este aburrimiento que vemos en el mundo ahora puede que sea un tipo de lavado cerebral inconsciente y que se perpetúa a sí mismo creado por un gobierno mundial totalitario basado en el dinero? ¿Y que todo esto es mucho más peligroso de lo que uno piensa? ¿Y no es sólo una cuestión de supervivencia individual, Wally, sino que alguien que está aburrido está dormido y alguien que está dormido no dirá “no”?
Mira, voy conociendo a gente, quiero decir, hace unos días conocí a este hombre a quien adoro, es un físico sueco, Gustav Björnstrand, y me dijo que ya no ve la televisión no lee periódicos y no lee revistas. Ha quitado esto de su vida por completo porque siente que ahora estamos viviendo en un tipo de pesadilla orgüeliana y que todo lo que oyes ahora ¡contribuye a convertirte en un robot!
Cuando yo estaba en Findhorn conocí a este extraordinario experto en árboles inglés que había dedicado su vida a salvar los árboles. Acababa de volver de Guásinton donde había estado presionando para salvar las secuoyas. Tiene 84 años y siempre viaja con una mochila ¡porque no sabe dónde estará mañana!
Cuando lo conocí en Findhorn, me dijo: “¿De dónde eres?” Y le contesté: “De Nueva York”. Me dijo: “¡Ah! ¡Nueva York! Sí, ese es un sitio muy interesante. ¿A que conoces a muchos neoyorquinos que no hacen más que hablar de que quieren irse de esta ciudad pero jamás lo hacen?” Y le dije: “¡Oh, sí!” Y él me dijo: “¿Por qué crees que no se van?” Le di varias teorías banales. Y él dijo: “Oh, no creo que eso sea así en absoluto”.
Dijo: “Creo que Nueva York es el nuevo modelo del campo de concentración, donde el campo ha sido construido por los propios reclusos, los reclusos son los guardianes y están muy orgullosos de lo que han construido. Han construido su propia prisión. De este modo, viven en un estado de esquizofrenia en el que ellos son al mismo tiempo guardianes y reclusos. El resultado es que ya no tienen -tras haber sido lobotomizados- la capacidad de dejar la prisión que han construido, ni siquiera la ven como una cárcel".
Y después se metió la mano en el
bolsillo y sacó una semilla de árbol y dijo: “Esto es un pino”.
La puso en mi mano y dijo: “Escapa antes de que sea demasiado
tarde”.