

Frente al tópico de que la muerte a todos iguala, nos presenta Belli en este magistral soneto, “Los muertos de Roma”, tres clases sociales diferenciadas por su entierro. En la primera estrofa nos presenta los funerales de la burguesía, la clase media, diríamos hoy, que se entierra de día, con un rito elaborado aunque cansado.
En la segunda estrofa nos presenta a la clase alta, la nobleza, entre los que se hallan los señores y los hideputas, sus bastardos, que según la creencia de la época tenían buena suerte -lo que recojo en mi traducción-, cuyos entierros se realizan al atardecer, con gran pompa.
En la tercera y la cuarta se presenta a la clase baja, el pueblo, entre los que está el poeta y su destinataria, Clementina, que caminan -a lo largo de toda su vida miserable, se sobreentiende- hacia la tumba, a los que se entierra al amanecer en una fosa común.
En la última estrofa está lo más sublime del soneto: Los muertos de Roma somos nosotros. Lo dice el hendecasílabo que la abre: “Esos somos nosotros”, porque no somos más que muertos desde el momento en que nacemos. Tema que retoma en otro célebre soneto, en El bautizo del hijo varón, en cuyo último terceto dice, en traduccíon de García Calvo: “Pobres ciegos, ¿no veis que pa estar ciertos, / el Libro de Bautismos de este Estado / debe llamarse Libro de los Muertos?”
Cuelli morti che ssò dde
mezza tacca
fra ttanta ggente che sse va a ffà fotte,
vanno
de ggiorno, cantanno a la stracca,
verzo la bbùscia che sse l’ha
dda iggnotte.
Cuell’antri, in cammio, c’hanno la patacca
de Siggnori e dde fijji de miggnotte,
sò ppiù cciovili, e
ttiengheno la cacca
de fuggì er Zole, e dde
viaggià dde notte.
Cc’è ppoi ’na
terza sorte de figura,
n’antra spesce de morti, che ccammina
senza
moccoli e ccassa in zepportura.
Cuesti semo noantri,
Crementina,
che ccottivati a ppesce de frittura,
sce bbutteno a
la mucchia de matina.
Roma, 23 gennaio 1833
La traducción que presento me ha salido con un registro lingüístico bastante más culto, por la servidumbre de la rima, que el original de Belli. Me refiero sobre todo al verso segundo, que dice “fra tante ggente que sse va a ffà fotte”, que significa “entre tanta gente que se va a tomar por culo, o a que la jodan”, expresión que quiere decir en el romanesco de Belli “que se muere”, por lo que habría que traducir “estirar la pata”, “espicharla”, “palmarla”, o algún otro giro popular, pero he tenido que optar por “que fallece”.
Los muertos de Roma
Los muertos de media categoría
entre la mucha gente que fallece
Hay luego un tercer tipo de de figura,
Esos somos nosotros, Clementina,
que, cual baratos peces de fritura,
nos echan a la pila matutina.
23 de enero de 1833
Se hace eco aquí Giuseppe-Gioachino Belli de la burla popular que recae sobre el enfermo imaginario, haciendo un guiño a Molière. El poeta da consejos a un amigo hipocondriaco basados en el sentido común: que coma, que beba, que salga a tomar el aire y a pasear, y el consejo explícito y cómico de que se saque el enema, lavativa o clisma que se ha introducido en el recto y el colon a través del ano "para curarse". En los tercetos finales del soneto le anima a que deje de tener miedo a la enfermedad (y a la amenaza de muerte que conlleva), y de que viva con alegría, no apesadumbrado, para lo que debe tirar al río y deshacerse de todas las medicinas que toma, porque el tratamiento, o el remedio, como decimos nosotros, es peor que la enfermedad.
Lo crederò
pperché mme lo ggiurate
c'un antro po' nnun ve trovavo
vivo.
L'aspettito però mmica è ccattivo:
io ve vedo com'erivo
st'istate.
Volete guarì ssubbito? Maggnate,
bbevete quarche
bbon ristorativo,
levateve dar culo er lavativo,
e usscite in
ste bbellissime ggiornate.
Fora, fora: un po' d'aria de campaggna:
quello sce
vò ppe vvoi: moto, alegria,
e ppoi ggnente pavura de magaggna.
Sù, a ffiumaccio spezziale e spezziaria.
L'omo
campa cquaggiù dde quer che mmaggna;
e 'r curasse è la peggio
ammalatia.
5 settembre 1835
El ENFERMO IMAGINARIO
Le creeré porque jura y perjura
que a poco más y no lo encuentro vivo.
Pero no tiene aspecto llamativo:
viendo yo su veraniega figura.
Coma bien si quiere rápida cura,
bébase un buen tónico digestivo,
sáquese del ojete el lavativo
y salga a disfrutar de la natura.
Fuera, y tome el aire de la campaña;
lo que necesita: alegría, andar
y no le tenga miedo a la guadaña.
¡Botica y boticario al río al par!
El hombre vive de lo que rebaña,
y el curarse es peor que el enfermar.
He aquí un nuevo soneto de Giuseppe-Gioachino Belli, de temática bíblica en esta ocasión. Se titula La bbella Giuditta, "La bella Judit", y narra el episodio en el que Judit, una rica viuda de Betulia, libra a su ciudad del asedio del general asirio Holofernes acostándose con él y, después de hacer el amor, cuando él se hubo dormido, cortándole la cabeza de un tajo con la cimitarra.
Los once primeros versos del soneto resumen el capítulo 13 del Libro de Judit, y en la última estrofa el poeta reflexiona cómo se puede matar por la fe, como sucedía en la Roma papal, tal como hacía el verdugo Mastro Titta, que aparece mencionado en el verso séptimo, que era el apodo de Giovanni Battista Bugatti (1799-1869), el último sayón del Estado Pontificio, quien entre 1796 y 1864, según comenta Luigi Giuliani en su traducción de Belli, ejecutó a 516 condenados a muerte "por la fe", es decir, por no tenerla.
Llama la atención el verso octavo, donde se dice que Judit mandó a Holofernes después de haberle cortado la cabeza -la decapitación, más que un símbolo de la castración como quieren los clásicos del psicoanálisis, es la suma castración- a "joder coños eternos". En otro soneto de Belli "La madre de las santas" se equipara la vulva con la sepultura del hombre (la fica è seportura).
La bbella Gbiuditta
Disce l'Abbibbia Sagra che Ggiuditta
doppo d'avé ccenato con Llionferne,
smorzate tutte quante le luscerne
ciannò a mmette er sordato a la galitta,
che appena j'ebbe chiuse le lenterne
tra er beve e lo schiumà della marmitta,
cor un corpo da fìa de Mastro Titta
lo mannò a ffotte in ne le fiche eterne,
e cche, agguattata la capoccia, aggnede
pe ffà la mostra ar popolo ggiudio
sino a BBettujja co la serva a piede.
Por fin he recibido, después de más de veinte días de espera, el libro que había encargado “99 sonetos romanescos” de Giuseppe-Gioachino Bellien edición bilingüe, traducción, introducción y notas de Luigi Giuliani, publicado por Ediciones Hiperión en 2013.
Vienen estos sonetos a sumarse a los 47 que tradujo Agustín García Calvo en 2006, ofreciendo nuevas versiones de algunos de los ya traducidos y otros nuevos vertidos por vez primera a nuestra lengua.
De los 2279 sonetos que -¡se dice pronto!- escribió Giuseppe-Gioachino Belli en dialecto italiano romanesco, conocía yo los 47 que tradujo Agustín García Calvo con tanta gracia, a los que había sumado yo El padre de los santos, que conocí gracias a la película 'Gente di Roma', de Ettore Scola, y su correlato La madre de las santas, que me fue fácil encontrar enseguida. Gracias al libro ahora de Nuccio Ordine “Clásicos para la vida. Una pequeña biblioteca ideal” (Ed. Acantilado, Barcelona, 2017), añado este “El mercado de Plaza Navona”, compuesto por Belli en 1834, que nos traslada como por arte de magia al mercado que había antiguamente en la plaza Navona de Roma, donde el autor se sorprende de que en medio de tantas cosas de provecho se vendan tantos libros, libracos y libreros que no quitan el hambre. El soneto, en el último terceto, da voz al cura que les dice a sus feligreses que por el amor de Dios no lean libros, que no dan de comer ni quitan el hambre, y que además enseñan cosas que no debe saber un cristiano.
Comenta el bueno de Nuccio que si bien es cierto que con la cultura no se come, no hay que olvidar que "si no se nutre tanto el espíritu como el cuerpo no habrá futuro para la humanidad". Y cita otro hendecasílabo de un conocido soneto de Belli, de La Creación del Mundo: "Ommini da vienì, ssétte futtuti" (¡Hombres del porvenir, ya estáis jodidos!).
Que en la plaza el miércoles, gentes mías, / haya chatarreros, cajetilleros, / merceros, traperos, alfareros, / quincalleros y mil mercadurías, /
no hay na' que decir. Pero estanterías / de libros y libracos y libreros / ¿qué pintan allí? ¿Qué sacar podrías / de tanto libro y tantos papeleros? /
Vacío el buche, pilla un libro abierto, / y tras tenerlo una hora en las manos
/ dime si estás bien lleno o de hambre muerto. /
¿Qué predicaba en misa el señor cura?/ “No son los libros cosa de cristianos: / Hijos, por Dios, dejaros de lectura”.*
*Traducción alternativa: Hijos, por Dios, no leáis tal basura.
Ch’er mercordí a mmercato, ggente mie,
Sce ssiino ferravecchi e scatolari,
Rigattieri, spazzini, bbicchierari,
Stracciaroli e ttant’antre marcanzie,
Nun c’è ggnente da dí. Ma ste scanzie
Da libbri, e sti libbracci, e sti libbrari,
Che cce vienghen’ a ffà? ccosa sc’impari
Da tanti libbri e ttante libbrarie?
Tu ppijja un libbro a ppanza vòta, e ddoppo
Che ll’hai tienuto pe cquarc’ora in mano,
Dimme s’hai fame o ss’hai maggnato troppo.
Che ppredicava a la Missione er prete?
«Li libbri nun zò rrobba da cristiano:
Fijji, pe ccarità, nnu li leggete».
Se ha hecho viral recientemente un vídeo de 2019 titulado, #AMATUCHOCHO, que alguien subió a las redes atribuyéndoselo falsamente al Ministerio de Igualdad del Gobierno de las Españas, cosa que las agencias de verificación progubernamentales han desmentido enseguida. En realidad se trata de un challenge (sic, por el anglicismo), es decir, un reto o desafío o quizá provocación de la cantante Mónica Naranjo, que presentaba un programa de divulgación sexual llamado "Mónica y el Sexo" en una cadena de televisión privada que se emitió durante 2019 y 2020.
Bajo el susodicho lema amoroso, aparecen dieciséis de los nombres vulgares del coño como este mismo de "chocho", incurriendo en el 'caca, culo, pedo, pis' escatológico e infantil, y dieciséis mujeres distintas abocinando su boca como si fuera su vulva. Finalmente la propia Mónica hace lo mismo sacando la lengua a modo de burla dentro de lo que parece una campaña dirigida al empoderamiento de las mujeres que se declaran amantes de su coño, del que se sienten dueñas y señoras, porque es esencialmente "suyo" y de nadie más. La voz de Mónica nos dice que hay muchas formas vulgares de llamarlo pero solo una de liberarlo, que es amarlo: un mensaje insulso e insustancial si no fuera, además, falso. El amor a lo sometido, si no quiere convertirse en amor a la sumisión misma, debe conllevar la denuncia de aquello que lo somete.
¿Qué diríamos si saliera un tipo diciendo #AMATUPOLLA y haciendo un gesto fálico como levantar el dedo corazón o medio doblando los dedos de cada lado, o dándonos un corte de mangas? ¿No nos parecería, además de grosero y políticamente poco correcto, un mensaje intolerablemente machista?
Me ha parecido, sinceramente, de pésimo gusto y bastante ordinario, pero me ha traído enseguida a la memoria el soneto con estrambote de Belli "La Madre de las Santas", mucho más inteligente y gracioso que el challenge de Mónica, donde se mezclan los nombres cultos y los vulgares, que traduje, o hice una versión, mejor dicho de él, porque la traducción en sentido estricto es en cualquier caso muy difícil, y en este imposible. En él aparecen cuarenta formas diferentes de referirse a lo mismo. Algunos de los términos del soneto han quedado obsoletos en el italiano actual, y se echa de menos uno moderno, que es la "gnocca". Fue escrito en dialecto italiano romanesco por Giuseppe-Gioachino Belli el 6 de diciembre de 1832 en Roma, y se lo dedicó al coño, como complemento del
dedicado a la picha, "El padre de los Santos", .
Chi vvò cchiede la monna a Ccaterina
Pe ffasse intenne da la ggente dotta
Je toccherebbe a ddì vvurva, vaccina,
E ddà ggiù co la cunna e cco la potta.
Ma nnoantri fijjacci de miggnotta
Dimo scella, patacca, passerina,
Fessa, spacco, fissura, bbuscia, grotta,
Freggna, fica, sciavatta, chitarrina,
Sorca, vaschetta, fodero, frittella,
Ciscia, sporta, perucca, varpelosa,
Chiavica, gattarola, finestrella,
Fischiarola, quer-fatto, quela-cosa,
Urinale, fracosscio, ciumachella,
La-gabbia-der-pipino, e la-bbrodosa.
E ssi vvòi la scimosa,
Chi la chiama vergoggna, e cchi nnatura,
Chi cciufèca, tajjola, e ssepportura.
Recitado del soneto de G.G. Belli.