viernes, 31 de mayo de 2024

La vejez, según Belli

    Alejémonos un poco hoy de las cuestiones de rabiosa actualidad para adentrarnos, por el camino de la poesía satírica romanesca del gran Belli, en cosa de más hondo calado y seriedad como es la vejez -eso que ahora llaman con ridícula metáfora "el otoño de la vida", la "tercera edad" o "los mayores" en vez de "los viejos"-, gravedad que, a su vez, habrá que contrarrestar con una cómica sonrisa.
  
LA VECCHIAGLIA 
Bboccetto mio, ggià cche ttu’ mojje morze
 e vvòi ’na stacca pe ssiconna mojje; 
si la prima da té ppoco ariccorze,
 cuesta che ppijji mó ccosa ariccòjje? 
 
Tre ccose all’omo vecchio Iddio je vorze
 fà ccresce, e ttre ccalà: trist’a cchi ccojje!
 In primi e antonia crescheno le vojje
 de fà er crestoso e ccaleno le forze.
 
 Pe ssiconna ppartita de la lista,
 sor Giammatista mio, c’è lo strapazzo
de cresce er naso e de calà la vista:
 
 e pell’urtima bbuggera der mazzo,
 (e cquesta fa ppe vvoi, sor Giammatista)
 crescheno li cojjoni e ccala er cazzo. 
11 febbraio 1832
 
Monumento a Giuseppe-Gioachino Belli (Roma)
 
 
     En la primera estrofa, se nos presenta a un viejo que se ha quedado viudo y se enamora de una jovenzuela. El poeta le plantea que si su fallecida esposa obtuvo poco de él, qué va a obtener esta segunda, mucho más fogosa.
 
    En la segunda cuarteta, se sentencia que Dios concede al hombre viejo que le crezcan tres cosas y que le disminuyan otras tres. Y se enumera la primera de estas cosas: crecen ("in primis et ante omnia" en latín macarrónico: en primer lugar y ante todo) las ganas de ser un bravucón, un gallo de pelea, pero fallan ya las fuerzas.

    En el primer terceto se enumera la segunda de las tres cosas: crece la nariz y se pierde la vista. Aquí se da en el original italiano el nombre del destinatario: "sor Giammattista mio" (mi querido Juanbautista), que ya en el primer verso aparecía citado como "bboccetto mio"(mi querido vejete), con un posesivo afectivo.

    Y en el segundo y último terceto, se saca la última carta de la baraja, dedicada como una flecha hiriente al amigo Giammatista: un hendecasílabo malsonante que en italiano presenta una feliz aliteración de la "c" crescheno li cojjoni e ccala er cazzo, cuya última palabra venía esperada por las rimas precedentes, y que con su comicidad derriba el mito sexual del poderío masculino, y que vendría a ser en castellano, algo así como: crecen los cojones, cuelga el carajo. 
 
 
LA VEJEZ
  Muerta tu mujer, vejete pendejo, 
quieres por segunda una joven jaca; 
 si tu esposa sacó poco festejo,
esta que tomas hoy ¿de ti qué saca? 
 
Tres cosas quiso Dios hacer al viejo
 crecer y tres menguar, ¡pobre al que ataca!
 En primer lugar crece la alharaca
 de hacerse el gallito, y falla el forcejo.
 
 En el segundo puesto de la lista,
 está, colega, lo que escachifolla:
 ver crecer la napia y mermar la vista.
 
 Y por último ingrediente de la olla,
 (y esto va por ti, amigo Juanbautista)
 crecen los cojones, mengua la polla.

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