jueves, 30 de mayo de 2024

Biométrica (y II)

    Quizá resulte instructivo ver el vídeo musical  "Cathy, don't go", que data de finales de los ochenta por lo profético que ha resultado ser. "Caterina (o Catalina), no vayas" es una canción creada por Heaven's Magic, una organización o secta, si se prefiere, cristiana evangélica que utiliza música, danza y teatro para difundir su mensaje de valores religiosos, fundada en los años setenta del pasado siglo por miembros de la Familia Internacional “Los Niños de Dios”.
 
    El vídeo comienza con un mensaje publicitario: un nuevo código de barras -666 número apocalípticamente satánico de la Bestia- permitirá que no sea necesario llevar encima dinero en efectivo ni tarjeta de crédito para efectuar compras, porque ahora se puede hacer con identidad digital. Un sistema rápido y sencillo. 
 
 
    Cathy sale de su casa con la cesta de la compra y entonces comienza la canción: Cathy, no vayas, no vayas, por favor, no vayas al centro comercial hoy. Hay un personaje muy siniestro en la caja y un escáner láser donde tienes que poner tu mano. No hay modo de pagar sin una identidad digital en forma de código de barras con el número diabólico grabado en la frente. El estribillo se repite constantemente a lo largo de la canción rogándole a Catalina que no vaya al supermercado, pero ella se dispone a ir, atraída por las ofertas especiales de arroz y de frijoles, utilizadas como reclamo publicitario para atraer a los clientes. Un programa especial en la televisión la noche anterior había explicado a los televidentes cómo había que hacer estas cosas correctamente. 
 
    La canción advierte de que es una nueva forma de control, pero lo que no se decía es que iba a costarte el alma. Cathy no sospecha todavía el peligro que corre ante la nueva moda, pero, cuando ve que hay hombres armados a la puerta del centro comercial y cámaras de vigilancia, barrunta que detrás de todo esto no puede haber nada bueno sino un intento diabólico de convertirnos en más esclavos aún de lo que somos.  Permanece entonces en la puerta dudando si entrará...
 
 
    Aparece entonces un chico que la anima a huir con él  mientras están a tiempo tendiéndole la mano. Ambos salen corriendo, perseguidos por los hombres armados y el cajero. Se juntan con otros dos amigos y los cuatro desaparecen perdiéndose en la naturaleza. 
 
      El tema, que se adelantó casi cuarenta años al futuro que ya está aquí, era entonces ciencia-ficción distópica y hoy resulta una ¿triste? realidad. Recuerdo una entrevista que le hicieron al psicoanalista Lacan, de la que escribimos en A ver si vas a saber tú más que la Ciencia, en la que venía a decir que la ciencia había sustituido a la religión, y que para él la única ciencia seria que había que tener en consideración era la ciencia-ficción. Algunas de sus obras son un espejo impagable en el que podemos reflejarnos: Un mundo feliz, 1984, La naranja mecánica, Fahrenheit 451, El cuento de la criada...
 

2 comentarios:

  1. Manda huevos que sea la creencia en el demonio la que permita a esos creyentes vislumbrar lo que el progreso va haciendo de nosotros, mientras la mayoría ciega y progresista asiente emocionada a las directrices e imposiciones del caos organizado desde las instancias administrativas, siendo algunos de los más creyentes en la acción demoniaca, excluyendo al interesado Santo Padre y su devota ministra podemita, los que desde el pricipio de la ofensiva pandémica sospecharon de ese carácter demoniaco de la misma y su agenda programada.

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  2. Sin comentario !! Corazón

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