En el Reino Unido de la Gran Bretaña, el gobierno recomienda a sus ciudadanos que se preparen ante eventuales emergencias de posibles escenarios catastróficos.
El que avisa, según dice el refrán, no es traidor, aunque sea él precisamente quien vaya a perpetrar la traición de la fechoría de la que quiere prevenirnos.
El gobierno británico, ante la eventualidad catastrófica de una nueva pandemia -por ejemplo la de la Enfermedad Equis, que aún no existe pero que podría
ser más mortal que la del virus coronado, como sostiene la peligrosa Organización Mundial de la Salud, o una catástrofe natural como una volcánica erupción,
o inundaciones debidas al calentamiento global, un ciberataque que provoque un gran apagón digital, un corte en el suministro de energía eléctrica o del agua,
o la guerra en Europa con despliegue de armamento nuclear, entre otros peligros indefinidos como una improbable ofensiva zombi o una invasión extraterrestre-,
recomienda abastecerse de alimentos no perecederos que no necesiten cocción previa, como carnes, pescados, fruta y verdura enlatados así como agua embotellada,
botiquín de primeros auxilios. fármacos suficientes de uso común, desinfectante de manos y, en ausencia de agua corriente, toallitas húmedas para la higiene,
mascarillas higiénicas, a las que ya estamos acostumbrados, suficiente papel higiénico, un aparato de radio para recibir información si hay corte de energía,
una linterna de batería o de cuerda, que funcione como la dinamo de una bicicleta al agitarla, varias baterías o pilas de repuesto para la radio y la linterna,
y un powerbank externo portátil, mejor, si es posible, solar para cargar nuestro artilugio más íntimo y personal, el móvil o teléfono supuestamente inteligente.
Tal sería el kit básico de supervivencia de tres días, que cubre situaciones en las que no hay suministro eléctrico, no hay agua potable y no se puede cocinar.
Cada individuo o unidad familiar deberá adaptar estos consejos a sus propias necesidades para estar preparados ante la emergencia, dada su situación particular.
Por eso el viceprimer ministro británico, que ya dijo el año pasado que había que abastecerse de linternas y de radios para aumentar la ¡resiliencia personal!,
e introdujo el primer sistema de "alerta de emergencia", que permite al gobierno activar una alarma en millones de teléfonos móviles ante una crisis potencial,
aconsejó la semana pasada aliviar la presión a los servicios de emergencia en caso de posible crisis, sugiriendo el abastecimiento de comida y agua suficiente
al menos para tres días consecutivos, recomendando hacer las compras con calma y antelación para evitar que vuelva a suceder lo mismo que en el confinamiento
cuando los ciudadanos, cagados del miedo infundido, dejaron en los supermercados los estantes vacíos de artículos esenciales como el papel higiénico y la pasta.
Si cada ciudadano responsable prepara su propio kit de emergencia ahora, ayudará a descongestionar, llegado el momento, los hospitales y centros comerciales.
¡Están locos esos ingleses! (Marifé de Triana)
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