La Agencia Europea de los Medicamentos (EMA), después de dar luz verde para poner la inyección del fármaco experimental a partir de los 16 años a todo cristo viviente, amplía ahora la franja de edad desde los 12 en adelante.
Asegura la mentada EMA que, tras el estudio realizado entre dos mil adolescentes, el inmunógeno (sic, por el término) tiene una efectividad del 100% entre los chicos de 12 a 15 años, una población que sin embargo ya estaba inmunizada naturalmente desde el momento en que a lo largo del año y pico que llevamos de pandemia no ha contraído la enfermedad, y en el caso de haber sucumbido a ella como daban a entender falsamente con el estigma de "positivo" algunas pruebas PCR realizadas, ni ha desarrollado síntomas ni la ha contagiado, de lo que se deduce que no necesitaba para nada ni las mascarillas obligatorias a partir de los seis años en los centros escolares, ni la segregación obligatoria de los estigmatizados con el sambenito de "positivo" y sus contactos, ni la administración ahora, no corriendo ningún peligro, de una sustancia capaz de provocar una respuesta inmunitaria innecesaria.
¿Qué necesidad, en efecto, tenían los adolescentes de entre 12 y 15 años de ponerse una vacuna T.S.E. (i.e. tested, safe and effective, experimentada, segura y efectiva, según dice la propaganda de la EMA) en dos dosis separadas por un período de tres semanas? Ellos, probablemente ninguna. Pero los laboratorios estarán sin duda satisfechos de haber aumentado considerablemente su lucro y su clientela en el universo mundo. También los gobiernos y autoridades sanitarias podrán ponerse la medalla por salvar vidas que no corrían ningún riesgo a costa de hacer creer que estaban en grave peligro de muerte.
Por lo demás, hay que decir que el fármaco que quiere inoculárseles a los teenagers, del que obviamente no vamos aquí a hacer publicidad, no ha sido aprobado todavía, sino autorizado provisionalmente para su uso con la excusa de la emergencia sanitaria de la pandemia. Si desapareciera dicha coartada, es decir, la pandemia, que no deja de ser un constructo de los medios informativos, no tendría ningún sentido seguir con la campaña de inoculación.
Se dice sin embargo, ahora que se acerca el verano, que la pandemia está retrocediendo gracias, precisamente, a la masiva campaña vacunal, lo cual es la serpiente que se muerde la cola, el uróboro perfecto del cuento de nunca acabar.
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