sábado, 10 de mayo de 2025

"Juicio a una zorra"

    He leído el monólogo dramático “Juicio a una zorra” (2013) escrito por Miguel del Arco para la actriz Carmen Machi,  que da voz con su magnífica interpretación en la que pone todo su cuerpo y su alma, a la propia Hélena de Esparta que pasó a ser Hélena de Troya, la causante de la primera guerra mundial de nuestra literatura occidental, por ver si había en él algo del Encomio de Hélena de Gorgias, del que presentamos aquí mismo una traducción.
 
 
      Y es poco lo que he encontrado. Solo una referencia al texto y al autor, al que se le califica coloquialmente de “charlatán”, que sería el equivalente popular del término especializado “sofista” con el que habitualmente se despacha a Gorgias de Leontinos. 
 
    Este es el texto al que me refiero: “La palabra, como dijo un charlatán, es un poderoso soberano, que con un pequeñísimo y muy invisible cuerpo realiza empresas absolutamente divinas. ¿Verdad? Puede eliminar el temor, suprimir la tristeza, infundir alegría, aumentar la compasión, insuflar en los oyentes un estremecimiento preñado de temor, una compasión llena de lágrimas y una añoranza cercana al dolor, de forma que el alma experimenta mediante la palabra una pasión propia con motivo de la felicidad y la adversidad en asuntos y personas ajenas”. 
 
    Hay que decir, en primer lugar, que Gorgias no es un charlatán o sofista al uso, como despectivamente lo califica Miguel del Arco. Y el Encomio de Hélena no es un mero ejercicio de retórica o de sofística, sino algo más, un opúsculo de todo un filósofo o amante platónico de una sabiduría que nadie posee. Autor de un tratado (perdido) “De lo que no es lo que es o de la naturaleza”, en el que desarrollaba tres tesis desconcertantes: (1) Nada es lo que es; (2) si algo es lo que es, no puede ser conocido; (3) si pudiera conocerse, no podría comunicarse a los demás. 
 
      
     En segundo lugar, si la palabra es un poderoso soberano, el hecho de que la tome Hélena, la adúltera, la zorra, la puta, es una licencia poética para a lo largo del monólogo dramático tratar de justificar moralmente su conducta, pero el breve texto de Gorgias era mucho más que eso: era un ataque en toda regla contra la pretensión de ser uno el que es, precisamente porque, según el primer postulado de su tratado, nada ni nadie, por lo tanto, es lo que es. 
 
    Pero este monólogo dramático, cuya lectura o visión por otra parte no dejo de recomendar por su valor artístico, se presenta como un juicio al personaje, en el que los espectadores son el jurado popular que decidirá, al final de la función, absolver seguramente a la protagonista encausada, que, además de hablar, no hace más que emborracharse para desinhibirse, por aquello tal vez de que en el vino... la verdad,  y por aquello quizá de que solo los borrachos (y los niños) suelen revelarla. 
 
    En realidad, más que un monólogo, es un diálogo mudo con Zeus, su padre, contra el que se rebela, el cual por su parte solo habla en alguna ocasión como dios del rayo lanzando aparatosos truenos. Miguel del Arco convierte a Hélena en un personaje dramático, con "perspectiva de género" como dice algún crítico, que afirma: “Yo sólo tomé una decisión. Posiblemente la única que tomé en mi vida. La decisión de amar a un hombre por encima de todas las cosas”.

viernes, 9 de mayo de 2025

El asunto de las balas

    ¿Qué son quince milloncejos de balas comparadas con la infinitud de los granos de arena de las playas y desiertos? El contrato del Ministerio del Interior del Gobierno de las Españas con una empresa balística israelí no es nada en comparación con las diez mil cuatrocientas setenta millonadas de euros que quiere invertir en Defensa para cumplir con el requisito militar que nos impone la OTAN de destinar el 2% de nuestro PIB durante este mismo año del Señor de 2025, y que nuestro querido presi espera sacar de la chistera de no se sabe dónde, pese a no haber dinero, según dicen, para viviendas y servicios sociales, ni para sanidad, ni para educación, ni para la discapacidad, ni para la pobreza extrema, ni para la desigualdad territorial, ni para la conciliación familiar y las familias ni para nada de nada, pero sí, según parece, para la guerra, que es lo que importa y lo que está mandado.
 
    La escandalera que se ha organizado a cuenta no tanto de las balas como de que nos las suministre una empresa de Israel para surtir de munición a la Benemérita Guardia Civil no tiene mucho sentido, porque lo único que se pone en cuestión no es la mercancía en sí sino el carácter criminal del vendedor. 
 
     Al parecer la Abogacía del Estado, pragmática ella, no era partidaria de rescindir el contrato esgrimiendo como argumento que su anulación conllevaría tener que abonar el importe a la empresa sin recibir a cambio el material contratado “necesario para que la Guardia Civil pudiera prestar los servicios que tiene encomendados”. Pero según dicen los papeles que leo, el Gobierno progresista, presionado por sus socios, ha decidido rescindirlo.
 
    Cuando uno descubre, como hemos ido haciendo modestamente en El arcón... durante estos cinco años de andadura que llevamos que los negocios más rentables son la enfermedad aquella del virus coronado, que llegó a calificarse incluso de 'asintomática' durante la pandemia universal que decretó la WHO, o sea, la OMS, y la guerra, cuya amenaza ha venido a sustituirla como espada de Damoclés que pende sobre nuestras testas, se entiende fácilmente lo que está sucediendo en el mundo. Se comprende bien por qué se nos dijo que sólo con una inyección milagrosa salvábamos la vida, la nuestra en particular y la de los demás en general, por lo que había que invertir en los sueros farmacológicos para toda la población, y por qué se nos dice ahora que solo con el rearme, camuflado con el eufemismo gubernativo de “salto tecnológico”, se defiende uno de la guerra y nos ponemos todos a salvo, bien resguardados y protegidos con nuestro kit de supervivencia para las próximas setenta y dos horas, por lo que hay que invertir en moderna tecnología defensiva.  
 
 
    Pero volvamos a las balas: ¿Para qué servicios encomendados a la Benemérita institución del tricornio son necesarias, y por lo tanto, imprescindibles los quince millones de proyectiles? ¿Son meramente postas disuasorias o de fogueo, cuya presencia basta por sí misma en los cargadores y en las pistolas, para evitar que los malhechores lleven a cabo sus fechorías, o son más bien efectivas para herirlos o, llegado el caso, neutralizarlos incluso como suele decirse, o sea, matarlos si fuera preciso y no hubiera más remedio?  
 
    Parece que el único problema político que han visto los socios del gobierno ha sido el surtidor, que es una empresa israelí, de un Estado que está perpetrando una masacre genocida en la franja de Gaza, pero no habría problema si hubiera sido otro Estado menos democida, es decir, el problema no está en las balas mismas, sino en quién las fabrica y las suministra, que es, a fin de cuentas, una empresa de un estado terrorista en extremo, un extremo al que puede llegar cualquier otro Estado. 
 

     Podría haberse seguido el consejo de la Abogacía del Estado, adquiriendo el material que nuestro gobierno había comprometido para después reciclarlo o, directamente, destruirlo, pues el suministrador no puede reprocharnos nada por el uso que hagamos de su mercancía después de haberle pagado. No perdamos de vista, precisamente, la etimología del término 'pagar', que pone de relieve la guerra comercial no declarada en la que estamos inmersos, palabra que procede del latín 'pacare' que significa 'hacer la paz', verbo que está relacionado con el sustantivo 'pax, pacis'. Cuando hacemos el pago, apaciguamos al vendedor con el que habíamos llegado a un trato comercial. Él nos proporciona su producto y nosotros le damos a cambio nuestro dinero, con el que le pagamos, pero si rescindimos el contrato como al parecer ha acabado haciendo nuestro gobierno por presión de sus socios y contra el dictamen de la Abogacía del Estado, estamos incumpliéndolo, lo que va a enemistarnos con la empresa israelí y el estado sionista que la ampara.
 
 
    Lo que parece evidente a todas luces es que si colocamos esas balas, u otras adquiridas a otro suministrador cualquiera de conducta más irreprochable, en los cargadores de las pistolas, ya sabemos lo que puede y va a pasar: Cuando la pistola está cargada con un cartucho en la recámara, cualquier dedo puede apretar el gatillo y dispararla.

jueves, 8 de mayo de 2025

El Papa ha muerto: ¡Viva el Papa! (y II)

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    Ya el conservador Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) nos advertía en 1922, hace poco más de cien años, sobre las terribles consecuencias de permitir que la autoridad científica dicte las ordenanzas sociales y políticas, y criticaba las implicaciones éticas ligadas a la idea de "mejorar" la humanidad, lo que puede sernos útil en estos tiempos de tanto alarde progresista. Se rebelaba así contra la tiranía de la Ciencia que ejerce gubernamentalmente su dictadura, imponiendo su Credo in unum Deum que se predica en las escuelas y que se impone aplicando multas y en los casos más extremos penas de prisión a los herejes, tachados despectivamente de aprendices de brujos, el credo que se proclama no en sermones sino en estatutos y reales decretos y decretos-ley a través en nuestras Españas del Boletín Oficial del Estado y sus diecinueve boletines autonómicos subsidiarios, un credo que, basándose en la teoría de la evolución, había llevado a proclamar la locura de la eugenesia contra la que se sublevaba.

Caricatura de G. K. Chesterton.
 
    Escribía Chesterton: El Materialismo es realmente nuestra Iglesia establecida; pues el Gobierno realmente la ayudará a perseguir a sus herejes. La vacunación, en sus cien años de experimentación, ha sido casi tan discutida como el bautismo en sus aproximadamente dos mil años. Pero a nuestros políticos les parece bastante natural imponer la vacunación; y les parecería una locura imponer el bautismo.
 
    Interesantes los paralelismos que trazaba entre la vieja Iglesia y la nueva, y entre la vacunación obligatoria que impone la política sanitaria de nuestro tiempo, que pretende salvar vidas de la muerte, y la política religiosa de las aguas del bautismo, que pretendía salvar almas, inmortales como eran, de la condenación eterna a los suplicios del infierno.
 
    Por eso, elija la Paloma, o sea el Espíritu Santo, democráticamente al Papa que elija, ya sea progresista o retrógrado, va a equivocarse: la elección, cualquier elección, por muy democrática que sea, es errónea porque ya está tomada, porque sólo se cuestiona su orientación, no su existencia. Y cuando queda vacante la sede, corren enseguida a elegir nuevas posaderas que se asienten en ella, no vaya a ser que quede horro el trono pontificio.
 
 
   Pero salga lo que salga de la encerrona vaticana, la paloma se habrá equivocado. Tendremos Papa, seguiremos con el pontificado a cuestas y con la vieja institución que el Jesús histórico nunca pretendió fundar, y que sus seguidores cristianos crearon en su nombre. Ya lo intuyó, de alguna forma, el poeta Rafael Alberti en su poema La Paloma (1941):  Se equivocó la paloma, / se equivocaba. / Por ir al norte, fue al sur, / creyó que el trigo era el agua. / Creyó que el mar era el cielo, / que la noche la mañana. / Que las estrellas, rocío, / que la calor, la nevada. / Que tu falda era tu blusa / que tu corazón, su casa. / (Ella se durmió en la orilla, / tú en la cumbre de una rama).

miércoles, 7 de mayo de 2025

El Papa ha muerto: ¡Viva el Papa! (I)

    El Jesús histórico predicó la llegada del Reino de Dios, pero lo que llegó a nosotros en su lugar fue la Iglesia, que se fundó por la "posposición indefinida de la parusía, o segunda venida, definitiva de Jesús", en palabras de Antonio Piñero. El texto de Mateo (16, 13-20: "...Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas del infierno no prevalecerán frente a ella...") es uno de los pasajes más discutidos de su evangelio, y se considera una interpolación espuria, dado que los otros tres evangelistas no lo mencionan, ni siquiera la palabra "iglesia".
 
 
    La Iglesia Católica es una organización fuertemente jerarquizada y patriarcal heredera del viejo Imperio romano, cuyo jefe supremo es el Obispo de Roma o vicario de Cristo, que es elegido por la gracia del Espíritu Santo a través de los cardenales, que son sus asesores, y quienes, cuando la sede apostólica queda vacante por renuncia o fallecimiento del pontífice como ahora, están llamados a designar democráticamente al nuevo Papa en un cónclave en el que recibirán la presunta y divina inspiración del Altísimo. 
 
    Son alrededor de 240 los purpurados, pero no todos tienen derecho al voto. A continuación vienen por debajo en la línea jerárquica los arzobispos que dirigen las arquidióceis o archidiócesis, que son las provincias eclesiásticas integradas por varias diócesis, que entre titulares y metropolitanos suman unos 640.
 
    Por debajo de ellos están los obispos, que supervisan las diócesis y son los responsables de los sacerdotes o presbíteros y las parroquias, y que vienen a sumar unos 5.300. 

    Por debajo están los sacerdotes, que dirigen las parroquias, celebran misas y administran los sacramentos, y que vienen a ser unos 410.000, de los que tres cuartas partes están adscritos a una diócesis y son por lo tanto diocesanos y una cuarta parte pertenecen a las diversas órdenes (jesuitas, franciscanos...).
 
    Hay además, sobre todo en Estados Unidos, Alemania y Brasil, algo más de 48.000 diáconos permanentes que asisten a los sacerdotes y pueden casar, bautizar y predicar. 
 
    Y finalmente, en la base de la pirámide fuertemente jerarquizada y masculinizada, están los laicos o feligreses (filii Eclesiae, etimológicamente 'hijos de la Iglesia') no ordenados, que serían alrededor de mil trescientos sesenta millones de personas en todo el universo mundo según los datos que facilita el GhatGPT, y que corresponden grosso modo al año 2024, por lo que puede haber sensibles variaciones. 
      Jerarquía de la Iglesia Católica (números aproximados, salvo el Papa, siempre uno)
 
    Cónclave quiere decir “con la llave”. Los cardenales se encierran con (la) llave para recibir la inspiración del Espíritu Santo en la Capilla Sixtina a la hora de elegir el nuevo pontífice que pastoreará a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. 
 
    ¿Cómo se manifiesta el Espíritu Santo?  El Espíritu Santo según el Evangelio se representa como paloma porque cuando Jesús fue bautizado en el río Jordán se abrieron los cielos y descendió sobre él el Espíritu de Dios en forma de paloma.  La respuesta es muy sencilla en estos tiempos que corren: democráticamente, para lo que se requieren al menos dos tercios de los votos. Esta mayoría cualificada es vista como un consenso espiritual más que una simple mayoría política. El Espíritu Santo no elige directamente al Papa. No baja la paloma del cielo y señala a alguien, no. Inspira a los cardenales. ¿Puede equivocarse el Espíritu Santo? Teórica- y teológicamente, no, porque es una de las tres personas de la Sagrada Trinidad, es decir, es Dios mismo, perfecto, eterno e infalible. 
 
    Por eso el mundo está pendiente ahora de si elegirá un Papa progresista como el fallecido, que bendijo la hostia salvífica de la vacuna contra la enfermedad del virus coronado consagrándola como un acto de amor y predicó la "conversión ecológica" en su encíclica "Laudato Si", en la que dio a entender que todo cristiano que se precie debe ser ecologista, y defendió la inmigración, o un Papa conservador que dé alas a la ultraderecha que tanto avanza últimamente y gana gobiernos de medio mundo, como si eso fuera algo trascendente, sin que nadie cuestione la institución misma de la Iglesia y del Papado, sino solo su trivial orientación política.  
  

martes, 6 de mayo de 2025

El olivo y la placa fotovoltaica

    Ya nos habíamos hecho eco en Cabaré de variedades (III) de que la Junta de Andalucía pretendía expropiar y arrasar cien mil olivos centenarios en Jaén para construir en su solar una megaloplanta fotovoltaica. Al parecer, no es un hecho aislado, también en la comunidad de Madrid se pretende cometer algo parecido en torno al término municipal de Aranjuez, donde serán talados si nadie lo impide más de diez mil de estos árboles que producen aceitunas, de donde proviene una de las principales riquezas gastronómicas y económicas de nuestro país: el aceite de oliva. 
 

      En la disputa por el patronazgo de la ciudad de Atenas entre el dios Posidón, que clavó su tridente en la acrópolis de donde brotó como regalo del dios el agua de la mar salada, y la diosa Atenea, que plantó allí mismo el primer olivo, ganó la diosa de los ojos glaucos, porque los atenienses consideraron que era más valioso su don al fin y a la postre que el del dios marino, por lo que la adoptaron a ella como su protectora y a raíz de eso la ciudad tomó en adelante el nombre en plural de la diosa en su honor.  
 
Los olivos, Vincent Van Gogh (1889)

    El simbolismo del olivo es muy rico, es el emblema de la paz, la prosperidad y la fertilidad. También de la luz, dado que en la antigüedad,  en un mundo en que no existían ni la electricidad que pretenden generar ahora las placas fotovoltaicas a partir de los rayos del astro rey, ni los consiguientes apagones eléctricos, se utilizaba el fruto oleaginoso de Atenea como combustible para encender las lámparas de aceite.  Además, los atletas en la antigüedad solían untar sus cuerpos desnudos con aceite antes de salir a la arena, y los que alcanzaban la victoria en los Juegos Olímpicos que se celebraban, como se sabe, cada cuatro años en Olimpia eran galardonados con una corona de olivo (a diferencia del laurel, símbolo de Apolo, de los Juegos Píticos de Delfos).

    En la Biblia, la rama de olivo que porta la pacífica paloma en su pico es la señal inequívoca de que las aguas del diluvio se han retirado por fin de la faz de la Tierra.
 
    Los romanos plantaron miles de olivos en la curtida piel de toro de la península ibérica. El nombre del árbol en latín era oliua, -ae, y también el de su sabroso fruto, la aceituna, todavía llamada "oliva" en algunos ámbitos dialectales del español, derivada a su vez de OLEA y de OLEUM, que era propiamente el nombre del aceite, lo que nos ha dejado en castellano el término óleo y la forma antigua y alternativa olio
 
    ¿Nos extrañará, si desaparecen tantos olivos, que se dispare el precio del oro líquido? ¿Dejaremos de producirlo para comprárselo a otros países porque será económicamente más rentable? ¿Acaso las placas fotovoltaicas o paneles solares que pueden ser útiles en los tejados de las casas para suministrarles electricidad pero no en los campos de cultivo donde se están instalando en detrimento de lo que allí se cultiva son más sostenibles ecológicamente  hablando que los olivos? ¿Nos preguntaremos, como hacía el poeta a los andaluces de Jaén, aceituneros altivos, de quién son esos olivos que van a expropiar y a arrasar por el interés general que supone una energía renovable que, por otro lado, son incapaces de gestionar? ¿Desaparecerán los olivos de la faz de la tierra y tendremos que resignarnos, si queremos verlos, a contemplar las reproducciones de la serie de lienzos que pintó Van Gogh al óleo en la Provenza francesa?
 
Paseo al crepúsculo, Vincent Van Gogh (1890) 

lunes, 5 de mayo de 2025

Ser y parecer

    Guy Debord encabeza el primer capítulo de su obra 'La sociedad del espectáculo' (1967) con una cita muy significativa del autor alemán Ludwig Feuerbach, entresacada del prefacio de la segunda edición de “La esencia del Cristianismo” (1841), con la que describe magistralmente nuestra época con los siguientes rasgos: “sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es ‘sagrado’ para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado”.
 
    Esta descripción me trajo enseguida a la memoria la que hace el historiador romano Salustio de Catón en La conjuración de Catilina, donde compara a dos personajes históricos contraponiendo a Julio César, prototipo del hombre moderno de nuestra época, y a Catón, chapado a la antigua. Ambos persiguieron la gloria, pero esta no suponía lo mismo para el uno que para el otro. 
 
    De Catón escribe precisamente una frase que se ha hecho proverbial: prefería ser bueno que parecerlo (“esse quam uideri bonus malebat”), con lo que daba a entender que César, a diferencia suya, prefería parecer bueno que serlo. 
 
 
    “La causa vencedora —nos dirá Lucano en un verso inmortal— plugo a los dioses, pero la vencida a Catón.” Ve nuestro Unamuno a Catón, por su parte, como una suerte de Don Quijote romano y pagano, que supo desafiar al destino. Catón es el auténtico héroe de la Farsalia, el poema épico de Lucano; Catón de Útica, quien, según Unamuno, 'se suicidó por no rendirse al cesarismo, al estatismo'. 
 
    Hay un verso proverbial (VII, 350) que dice: Causa iubet melior superos sperare secundos: 'El servir a la causa mejor nos exige esperar que los dioses del cielo nos sean favorables'. Vana esperanza. La batalla de Farsalia echará por tierra la llamada 'mística de la victoria' que aseguraba que los que vencían eran los mejores y que los vencedores gozaban del favor de los dioses. En la batalla de Farsalia sucederá lo contrario, ganarán los que defendían la peor causa, el cesarismo, el estatismo, el fajismo, y por ser los vencedores, no los mejores, gozarán del favor de los dioses inmortales, o lo que es lo mismo, de la Historia Universal. 
 
    ¿Y César? -Se pregunta Unamuno-. ¿O sea el Estado, el Estado todopoderoso y absorbente? César necesita enemigos para ejercer su actividad guerrera, le daña el que le falten enemigos —“sic hostes mihi desse nocet” (III, 364)—, y así, cuando no los encuentra los inventa, u hostiga a los resignados a que se le rebelen. Duro trance cuando se nos rinde a primeras aquel contra quien vamos. Hay que provocarle a que nos provoque. Y acudir luego a una ley de supuesta defensa para poder alegar defensa propia. 

domingo, 4 de mayo de 2025

Parada de postas IV

No es natural que un recién nacido desarrolle apego a su madre y al amante de su madre; por eso el Señor, sabiéndolo, ordenó: Honrarás a tu padre y a tu madre.
 
 Se considera que el apego es innato porque la mayoría de los niños desarrollan el síndrome de Estocolmo, atrapados en el amparo institucional de la Familia.
 
Y procedió Dios antes de la creación del mundo a decir: Fiat septimana! Et septimana facta est. Háganse los lunes, los martes... Y se hizo así toda la semana.
 
 ¿Hay alguna semana que no tenga viernes? ¿Hay alguna semana que no disponga del trampantojo anglosajón del güiquén o fin de semana, ese reiterado engañabobos?
 
 En principio era el caos, y el caos era lo único que había antes del establecimiento del orden que resultó así, al fin y a la postre, más caótico que el caos.
 

 Guerra de Troya... guerra fría, guerra contra el terrorismo, guerra contra los enemigos "invisibles" (pandemia y cambio climatico), y ahora la guerra comercial.
 
 En el programa electoral del gobierno figuraba, cuando el ministro se fue de putas, la promesa incumplida de la abolición de la prostitución y la alcahuetería.
 
Israel, modelo de estado democrático y occidental, el oasis en medio del desierto totalitario, bombardeó Gaza el sábado pasado causando 54 víctimas mortales.

 No puede abolirse el puterío sin joder el invento del trabajo asalariado, pilar del sistema capitalista que sostiene y sustenta el propio gobierno progresista.
 
La guerra necesita renovarse constantemente, por eso es fundamental la figura del enemigo, siempre en construcción permanente. No lo hay, así que se lo inventa.
 
 
 

En griego “idea” es apariencia: lo que una cosa parece, no lo que es. Es una hipocresía guardar las apariencias, que son las máscaras o antifaces de las cosas.
 
 ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia, Catilina, siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos tanto pasados como presentes o futuros?
 
 Cibernauta en el ciberespacio: Navegando sin llegar a buen puerto nunca, moderno Ulises a la deriva, náufrago que va a pique en las aguas procelosas de la Red. 
 
Antes nos perdíamos y hablábamos con la gente, íbamos más o menos donde queríamos, ahora con embargo vamos sin darnos ni cuenta donde nos lleva el algoritmo. 
 
Al Poder, igual que a la filosofía y a la Iglesia, que son cosas muy serias, no les gusta mucho el humor, mas por eso mismo florece por doquier la risa popular.
 
El automóvil sostenible: el troncomóvil. 
 
 La información, cuarto poder del Estado trinitario crea la opinión pública, aviva el miedo que da pábulo al militarismo, el rearme y a los Señores de la Guerra.
 
 Así como muere el monarca para que pueda seguir viviendo la monarquía, y a rey muerto, rey puesto, muere ahora el sumo pontífice para que viva el pontificado.

sábado, 3 de mayo de 2025

Nomofobia

Dependemos tanto de nuestro dispositivo electrónico que dispone de nosotros a su antojo, el móvil o celular, al que permanecemos constatemente conectados, que ya se ha inventado un terminacho, nomofobia , acuñado al parecer en el Reino Unido en el año del Señor de 2009 e importado como anglicismo: “nomophobia” (“no-mobile-phone-phobia”): es decir la fobia o miedo irracional a perder o que nos roben el teléfono móvil, fijado a nosotros ya como un apéndice de nuestras manos y dedos. Cuando uno no tiene su esmarfon a mano, tiene nomofobia, y se siente como si estuviera en pelotas, aislado del mundo y de los demás. 

Marshall McLuhan  sostuvo en “Las herramientas de la comunicación” que toda tecnología representa esencialmente una extensión de las facultades humanas, ya sean físicas o psíquicas. Cada dispositivo tecnológico amplificaría una capacidad humana: la rueda sería una extensión del pie, el teléfono del oído, la tele del ojo, la ropa de la piel, los ordenadores del sistema nervioso central, etc.  

Libertad encadenada, Bob Moran (2025) 
 

Pero los dispositivos tecnológicos ya no son herramientas externas que utilizamos, sino verdaderas extensiones de nuestro ser, que modifican nuestra forma de percibir e interactuar con el mundo, por lo que puede decirse sin empacho ninguno que disponen de nosotros tanto como nosotros disponemos de ellos.

Los teléfonos inteligentes se han convertido en extensiones no solo de nuestra memoria, sino de nuestra alma, pero no hemos de llevarnos a engaño: si la realidad virtual, que es el fruto más granado de la inteligencia artificial, amplía nuestras percepciones sensoriales, no lo hace sin reducir simultáneamente nuestras capacidades cognitivas.

Hay una frase atribuida generalmente a Marshall McLuhan, que no es de él, sino de su amigo John M. Culkin, SJ, quien era profesor de comunicación y amigo cercano de McLuhan, que aparece en su artículo Culkin, J.M. (1967) A schoolman’s guide to Marshall McLuhan. Saturday Review, pp. 51–53, 71–72, donde expone y sintetiza el pensamiento de McLuhan, que dice en versión original: “We become what we behold. We shape our tools and then our tools shape us (Nos convertimos en lo que contemplamos. Damos forma a nuestras herramientas y luego nuestras herramientas nos dan forma a nosotros). 

 

Aunque la autoría literal es de Culkin, la idea sí pertenece al universo conceptual de McLuhan, lo que explica la atribución del dicho, muy en línea con su noción de que los medios son “extensiones del hombre” y de que toda tecnología modifica no solo nuestras acciones, sino también nuestras percepciones y estructuras sociales. Este enunciado resume uno de los principios fundamentales de su pensamiento: la idea de que los medios y las tecnologías no son solo instrumentos pasivos, sino que tienen un impacto activo y estructural sobre nuestras percepciones, comportamientos y formas de organización social.

Los dispositivos tecnológicos no serían simples herramientas a nuestro servicio, sino auténticas prótesis que modifican nuestra manera de percibir y relacionarnos con el mundo. El problema viene porque estas extensiones o prolongaciones de nuestro cuerpo conllevan paradójicamente una reducción: Cuando adoptamos una nueva tecnología, delegamos en ella algunas de nuestras funciones con el riesgo de atrofiarlas. Es lo que sucedió con la adopción de la escritura, que vino a atrofiar nuestra memoria. Es lo que sucedió con el automóvil que vino a atrofiar la movilidad de nuestras extremidades inferiores, algo que hemos formulado muchas veces aquí bajo la forma de que el utilitario, que es como se denomina a veces al coche, nos utiliza y nos convierte en sus chóferes.

Viene muy bien, como ilustración de lo que estamos diciendo, la viñeta de José Luis Rábago, alias El Roto, en El Periódico Global(ista), que representa  un moribundo en su lecho de muerte, y un esmarfon que está ascendiendo a los cielos -o a la Nube, con más precisión- y reza "En el momento de la muerte el móvil se desprende del cuerpo". Sugiere gráficamente que el móvil es la moderna versión de nuestra alma, nuestra personalidad.

  

viernes, 2 de mayo de 2025

Al modo de Anacreonte

¿No era yo, Anacreonte, aquel / viejo verde tras dulce amor, / borrachuzo de bacanal, / sátiro pederasta 
 
chocheante y corriendo en pos, / libertino, de juventud / que pasó para no volver / nunca más a vivirse? 
 
A esa niña de Tracia, que es / una potra salvaje, yo / domaría, jinete, bien / cabalgándola al trote. 
 
Me hace ella ascos a mí por ser / ya algo viejo y se va de mí / con pipiolos de tierna edad / a chupársela a ellos. 
 
Va diciendo que yo no soy / ya su tipo, que peino mil / canas, cosa que sí, es verdad / que no puedo negarla. 
 
Pero se me levanta aún, / y a pesar de vejez senil, / se me pone de tiesa más / que una estaca bien dura. 
 
 
Cleobulo me fascinó, / un efebo también en flor, / me volvió majareta a mí, / tocho y ciego perdido. 
 
Otra vez y de nuevo yo / vuelvo a enamorarme y no / me enamoro, que ya no sé / si es amor lo que siento. 
 
Amo y no amo, me vuelvo y no / loco, víctima de un amor / de ese dios hideputa que es / Eros, que me subyuga. 

Cleobulo me enhechizó. / Ya no puede morir: que le he / dado yo la inmortalidad / de vivir en el verso. 
 
¡Viva, bébelo, el día de hoy / que es el único día que hay / sin recuerdos de ayer, sin más / proyección de futuro! 
 
Nunca yo me arrepentiré / del amor que tomé y que di, / me arrepiento de aquel que no / pude dar, y me pesa. 
 
Alzo el cáliz para olvidar / todo lo que dejé de amar, / bebo y hago la libación / de la miel de este vino.

jueves, 1 de mayo de 2025

Pareceres LXXIV

361.- El origen de la guerra. Si el coño, como sugiere el cuadro de Gustave Courbet (1819-1877), es el origen del mundo, no deja de ser también y por ello mismo el origen de la guerra, que es tan vieja como el mismo mundo, y que es la madre de todas las cosas en las lenguas romances como la nuestra -o el padre en aquellas en las que la palabra es de género masculino, como el griego antiguo (ho pólemos) o el alemán moderno (der Krieg). Ya el poeta Horacio dejó escrito aquello de que antes de que Hélena se convirtiera en casus belli de la primera guerra mundial literaria occidental de la que tenemos registro escrito, la de Troya, la mujer había sido objeto de otras guerras (Nam fuit ante Helenam cunnus taeterrima belli / causa). El poeta no dice la mujer, sino el "coño", literalmente aludiendo al todo con la mención de la parte. Y no había sido un motivo de guerra cualquiera, sino uno muy sangriento y cruel. La artista francesa contestataria que se hace llamar Orlan (1947-...) ha parodiado el lienzo de Courbet al menos en dos ocasiones mostrando una verga en erección y titulando su obra, precisamente: El origen de la guerra a fin de criticar la falocracia patriarcal. No es una verga en estado de reposo, sino arrecha, la que quiere poseer ese coño que origina el mundo, y que sería el origen de la guerra. 
 
 
362.- Bancos públicos unipersonales. El viajero que ha estado en Helsinki vuelve contando que la capital danesa es una ciudad preciosa, y que ha visto cosas que no había visto hasta entonces y que lo han entristecido como los bancos individuales donde los viejecitos que se sienten no van a poder hablar con nadie más que consigo mismos, solos como están y como se sienten y se sientan, unos bancos donde no podrá echarse a dormir ningún indigente o vagabundo que no tenga techo ni catre en que yacer. No deja de ser una arquitectura hostil, cada vez más individualista. Los bancos públicos individuales te ahorran, además, tener que mirar a otra persona que se siente en ellos, porque miran en direcciones diferentes. Al parecer, ha contado el viajero, también hay bancos para parejas, donde caben dos personas, porque dos se hacen compañía, pero no tres porque ya son, como dice el refrán, una multitud. 
 
 
363.- Contenedores policiales. Se han instalado, según las noticias que me llegan, en algunos puntos de la geografía nacional contenedores de basura digitales que para abrirse y permitirnos depositar nuestros residuos reciclables nos piden al modo policial previamente que nos identifiquemos. Un paso más hacia el estado totalitario que soñó Órgüel y que personificó con la metáfora del Big Brother, Gran Hermano o Hermano Mayor. La gente que va a tirar la basura y se encuentra con estos engendros se pregunta, como es natural: ¿Por qué y para qué tengo yo qué identificarme al ir a tirar la basura, que es una cosa que suelo hacer una vez cada día? ¿Por qué voy a ceder mis datos particulares de horarios, veces que abro el contenedor al ayuntamiento o a la empresa que gestiona la recogida y procesamiento de los residuos? Estos contenedores digitales son contraproducentes porque puede suceder que al estar permanente cerrados la gente deposite los residuos fuera. La identificación debe hacerse con tarjeta física, aconsejable para los mayores (se aprieta el botón y se arrima la tarjeta al visor, se oye una señal acústica y entonces se procede a abrir el contenedor y a depositar la basura), o se puede hacer con la aplicación del móvil, aconsejable para los jóvenes, o con el código de lectura rápida QR. A partir de ahora, dice la publicidad de este vídeo en catalán, que se entiende sin mucho problema, reciclar va a ser más que fácil, va a ser refácil. 
 
 
364.- Una temporada en el infierno. Publicaba Giorgio Agamben un bello texto el pasado 8 de marzo titulado Allegoria della politica, en el que decía, entre otras cosas: Todos estamos en el infierno, pero algunos parecen pensar que no hay nada más que hacer aquí que estudiar y describir minuciosamente a los demonios, su horrible apariencia, sus comportamientos feroces, sus tramas traicioneras. Y añadía: (La verdadera política) comienza en primer lugar con saber dónde estamos y que no se nos da escapar tan fácilmente de la máquina infernal que nos rodea. Para concluir: Del bien sabemos poco y no es un tema que podamos profundizar; del mal solo sabemos que fuimos nosotros mismos los que construimos la máquina infernal con la que nos atormentamos. Tal vez una ciencia del bien y del mal nunca ha existido y de todos modos aquí y ahora no nos interesa. El verdadero conocimiento no es una ciencia, es más bien una salida. Su lectura me ha traído a la memoria aquella seguiriya gitana que escribió, creo, algún antepasado: Perdido no busco / ningún paraíso, / solo quiero, mi vida, escapar de este / infierno maldito
 
365.- El rearme o salto tecnológico en defensa. El embeleco de la Unión Europea con sus 27 Estados presuntamente soberanos, en realidad vasallos feudales, de los que muchos no son más que trocitos de territorios -estatículos, fruto del desmembramiento de antiguos estados o imperios- que partieron los ganadores de las últimas guerras, o ciudades que son paraísos fiscales (Malta, Bulgaria, Rumanía, Letonia, Lituania, Estonia, Croacia, Estonia, Eslovaquia, Chequia, Luxemburgo), votan democráticamente apoyar las decisiones de la Comisión Europea que regenta la aristócrata teutona que adquirió diez dosis para cada europeo favoreciendo en aquella ocasión a la industria farmacéutica y ahora a la armamentística, a fin de cuentas todo, tanto lo uno -vacunas- como lo otro -armas- mueve capital. La Unión Europea aprueba gastar una millonada de euros (digitales o no, da igual: euros son y son un potosí) en armamento, en el rearme o “salto tecnológico en defensa”, según terminología políticamente correcta del jefe del ejecutivo español, que ha cacareado haciendo pedagogía: “Tenemos que hablar de otra manera, dirigirnos a nuestros ciudadanos de otra manera cuando hablamos de la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas”. España, miembro de dicha Unión, se muestra conforme y aportará sus milloncejos a la hucha común. Españolitos que venís al mundo, os guarde Dios. Preparáos para subvencionar la III Guerra Mundial y para participar en ella. En ese festín vais a ser comensales y también pitanza: Entre tanto id haciendo acopio de suministros para cuando seáis llamados a filas y para cuando se produzca el próximo apagón o blackout en la lengua del Imperio.