lunes, 7 de junio de 2021

Se la meten y exclama: ¡Qué maravilla!

    Una conocidísima presentadora de la televisión española se presta sin ningún pudor por su parte a que lo que debería ser un acto privado perteneciente a su intimidad como es la inoculación en directo de una supuesta vacuna contra la enfermedad del virus coronado se convierta en un espectáculo público y mediático al hacerlo ante las cámaras de la tele para dar ejemplo animando a la ciudadanía a que, como ella, se la deje meter. 

    Como se trata de un "momento histórico", será retransmitido en vivo y en directo por la cadena para la que trabaja, y al día siguiente aparecerá en todos los periódicos y redes sociales. La presentadora tenía cita para las 11,30 horas en el Hospital Zendal de los madriles. Ha llegado diez minutos antes y, como no hay cola, no tiene que esperar. La locutriz que presenta el glorioso evento desde el estudio comenta que ha sido "llegar y besar el santo".  Después de identificarse y de confirmar que "ella es la persona que tiene que ser", le dan a elegir el brazo que prefiere, que se aconseja que sea aquel "sobre el que no se apoya", para recibir el jeringuillazo. 

 

     La presentadora, embozada con la mascarilla de rigor, no mira a la aguja que le inyecta la enfermera porque le da algo de impresión. Tiene, confiesa, cierta tirria a las agujas por lo que no puede mirar el pinchazo. Mira, claro está, a la cámara. Cuando le dicen que "eso -nunca mejor dicho porque no se sabe lo que es- ya está dentro", ella exclama: ¡Qué maravilla! ¡No me he enterado de nada! Y entonces se oye el Aleluya de Haendel como glorioso colofón del acto. 

    Aleluya es un término que, según la docta Academia, procede del latín tardío halleluia y este, a su vez, del hebrero hallĕlū yăh y significa nada más y nada menos que  'alabad a Dios'.

Elvis Presley se vacuna de la polio
 

    Una puesta en escena religiosa de predicación con el ejemplo y de utilización de la imagen como adoctrinamiento la de esta presentadora, que nos recuerda, salvando las insalvables distancias, claro está, a aquella otra lamentable puesta en escena del Rey del Rock, Elvis Presley, prestándose a la misma manipulación cuando se dejó vacunar de la polio ante las cámaras en los años cincuenta del pasado siglo. 

3 comentarios:

  1. Es de creer que su condición de busto parlante (sin fisuras), y acostumbrada, le facilite asistir al acto extraordinario como si fuera ordinario: ¡Qué maravilla, no me he enterado de nada! No obstante el gobierno y la división sanitaria deberían tenerlo en cuenta y organizar las inoculaciones en los puestos de trabajo, por si todas los profesiones pudieran tener el derecho y la oportunidad consuetudinaria de no enterarse de nada.

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  2. Última noticia: Se la metieron doblada, y no se enteró de nada. ¿Lo del Aleluya de Haendel es cierto?

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