sábado, 12 de junio de 2021

Cosas del doctor Escardó

 



De ¡Oh! La escuela: Cuando chico me dijeron que la escuela era el templo del saber. Después me enseñaron que en un templo no hay nada que saber. Porque todo está sabido. Y que eso se llama dogma de la fe. De modo que todos saben lo mismo. Lo que es democratiquísimo... Lo mejor de la escuela son las vacaciones... 

 

 De ¡Oh! La TV: La TV es el opio de los pueblos. Con reparto a domicilio. De ahí que los directores de televisión se conduzcan como traficantes de drogas. Produciendo primero la adicción... El rating es la sustitución de la calidad por la cantidad. Y el último refugio de la democracia... Las autoridades han instituido el horario de protección del menor. Que sirve para que la ñoñez se llame moral. Lo que urge es establecer el horario de protección del adulto. Que cubra las 24 horas del día.  

 


 El aforismo de Florencio Escardó contra la medicina profiláctica: “La única medicina es la que cura, provenga de académicos, santones, curanderos o abuelitas.” 

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Yo estoy escri­biendo un artículo para La Nación, aparece mañana y la mitad de los lectores no lo leen, a la mitad de los que lo leen, no les importa, y de los que quedan, la mitad no lo entiende. 

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 Si hay algo que me repugna son los dogmas. Creo que los dogmas han hecho mucho mal a la humanidad, porque han impedido al hombre pensar libremente.

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¿Usted quiere algo más horrible que las computadoras?, ¿o más espantoso que la televisión? Yo a las madres les pregunto cuántas horas ve su hijo de televisión por día, y el promedio es de cinco horas. Es decir que a esos chicos no les queda tiempo para jugar, para revolcarse, para ser un niño. Pero frente a la televisión hay un peligro mucho mayor, que es la computadora: el chico ha dejado de pensar, ha perdido el poder creati­vo porque obtiene todas las respuestas apre­tando unos botones. Así estamos creando una generación de idiotas.


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Sí (soy vegetariano) y no creo que sea una virtud especial. Dígame: si usted tuviera que matar al pollo que se va a comer, ¿lo comería? No. No se lo comería. Si usted tuviera que ir al matadero y ver cómo a la vaca le pegan un mazazo en la cabeza, ¿se comería el bife? No, seguramente no.

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