El Presidente comparece en el Parlamento y justifica las medidas de su gabinete de Gobierno que nos condenan al Orco: «Hay que optar entre lo malo y lo peor».
Safó dejó dicho en griego de una vez para siempre que
Eros, el amor, era dulce y amargo a la vez, mas no lo dijo en dos
palabras, sino en una sola: dulciamargo.
Safó abrazando su lira. Jules Elie Delaunay (1828-1891)
El
capitalismo no sólo pone en venta todo lo que hay en el mundo, sino
también lo que no hay, como demuestra la existencia de un próspero
mercado de futuros.
Las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado velan por mantener un orden
público aparente o apariencia de orden que es inseguridad y desorden
generalizado.
No
deberíamos preocuparnos de elegir un nuevo pastor entre los diversos
candidatos a pastorearnos, sino, más bien, de dejar de ser un rebaño
sumiso de borregos.
Nos
inculcan desde la más tierna infancia que eso es malo y por eso lo
aborrecemos ahora y nos repugna; pero igualmente podían habernos
insuflado lo contrario.
Lenguaje
económico: La Volatilidad -sic, con mayúscula- ha sido la tónica de los
mercados financieros que provocó fuertes caídas en las bolsas
europeas.
Por una parte me urge ser persona, con mi personalidad, nombre y apellidos y documento nacional de identidad, pero, por otra, necesito trascender lo personal.
(Terentii)
Et errat longe, mea quidem sententia, / qui imperium credat grauius
esse aut stabilius / ui quod fit, quam illud quod amicitia adiungitur.
(De
Terencio) Y yerra mucho en verdad, en mi opinión, quien crea que es más
firme o sólido el Poder que a la fuerza se ejerce que el que se aplica
con amor.
No
importa quién conduce la apisonadora ni si lo hace mejor o peor, sino
que por donde pasa, como el caballo de Atila, la yerba no vuelve a
crecer ni por asomo.
Un
tetralema con cuatro premisas: ¿El universo es finito, infinito, ambas
cosas a la vez o ni lo uno ni lo otro? Solución: ninguna de esas cuatro
soluciones.
Quien
lo tiene se aferra a ello y lo defiende con uñas y dientes, por más que
eso mismo le esté matando; y quien no, lo reivindica como derecho
constitucional.
El
capitalismo neoliberal no va a dejar de ser el que es porque haya un
gobierno u otro al frente de la nación y una mayoría de izquierdas en el
parlamento.
El
trabajo es una condena al aburrimiento que, asalariando el tiempo
empleado en él, tiene la utilidad de producir inutilidades que a la
gente no le sirven para nada.
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