viernes, 6 de noviembre de 2020

28 mensajes breves en una botella

De Ferlosio: ¿Quién soy yo para ponerle riendas, como a caballo propio, al que he de ser mañana?. Y ¿quién, además, para llevar las riendas del de ayer?


Siento que he sido otro, que me ha vivido otro. Toda mi vida, todos mis recuerdos, todo me resulta ajeno. ¿Acaso soy responsable del otro yo que me vivió?
 
El prestigioso virólogo aconseja que hay que comportarse como si uno estuviera contagiado sin estarlo, para evitar contagiar así la enfermedad fantasmagórica.

 

El que canta su mal espanta, y con el canto viene el encantamiento que como por arte de magia embelesa y libera del desencanto, y con su hechizo nos encanta.

Profanar una imagen sagrada es delito en algunos países, pero sacralizar una imagen profana consagrándola no lo es en ninguno, cosa que sucede por doquier. 
 
El Ministerio de Sanidad antepone la salud física de sus súbditos, votantes y contribuyentes, a su libertad, limitando la vida a mera y brutal supervivencia. 

¿Qué es fotografiar un instante para inmortalizarlo sino matarlo, convirtiendo lo que pasa en foto fija instantánea e ideal, retrato cadavérico post mortem

Tomar una fotografía es como apretar el gatillo de una pistola cargada y descerrajar una bala mortal que celebrará inmortalizándolo el momento asesinado.

¿Qué hago defendiendo causas perdidas y lenguas muertas, latín y griego, que los sucesivos planes educativos asesinaron relegándolas al baúl de los recuerdos?

En marcha sin bordón ni calabaza, sin manto de estameña oscura o parda, sin sombrero tampoco de ala ancha y vuelta, sin zurrón ni mochila ni una venera. 

Peregrinando solo, veleta al viento, recorriendo caminos voy y senderos, soy sólo un caminante sin rumbo fijo, sin brújula que marque norte y destino.

Naufragar en el olvido donde sueña el hada melancólica de la belleza envuelta en harapos resplandecientes y dormitan los recuerdos que perdieron la memoria.
 
 

“Tengo tal desconfianza en el futuro que sólo hago planes para el pasado”. Lo dejó escrito en la lengua de Dante, Ennio Flaviano, y es sin duda memorable.

Decían que no cabía la duda, ninguna duda, y la dejaron, desgraciadamente, fuera; como nadie la quería, se quedó como la tía Hortensia soltera de por vida.

Le inculcaron desde pequeño que el trabajo era lo que daba sentido a la vida, pero él no le encontró ningún sentido a la suya hasta que dejó de trabajar.

Tetralema: ¿Cuándo muere el moribundo que se está muriendo, cuando ya está muerto o cuando todavía vive? ¿En ambos casos? ¿En ninguno de ellos? Sin respuesta.

El futuro es un dios sanguinario que, resarciéndonos de nuestras miserias actuales o condenándonos al fuego eterno, exige nuestra inmolación en sus altares.

Nos han expropiado de nuestro tiempo, por lo que no tenemos tiempo libre, y, a cambio, llevamos un reloj incorporado a fin de cronometrar nuestra esclavitud.

Un emprendedor es un optimista temerario, generalmente sin escrúpulos, que cree que puede triunfar allí donde antes que él han otros estrepitosamente fracasado.

Federico García Lorca cantó los pechos cercenados y ahumados de santa Olalla y los sirvió en un romance como al cónsul de Roma se los sirvieron en bandeja.

No entendía el príncipe Augusto, acérrimo defensor de la familia, que hubiera gente que tuviese perros y monos en Roma y prefiriese criar mascotas a bebés.

Es tan grande la frustración desmedida que genera perder, que convertimos cualquier pérdida que padezcamos, por mínima que sea, en una trágica catástrofe.

La sonrisa es un certificado estupefaciente y falso de felicidad que exhiben los hipócritas para mentir al mundo engañándose
a sí mismos más que a los demás.



El consejero de educación, dicen,  apuesta por el deporte y la actividad física como “herramientas privilegiadas” para la educación en valores... cotizables.
 
La gente tiene miedo de lo que podría pasar, lo peor; no ve que lo peor por venir que podría pasar está pasando ya delante, como se suele decir, de sus narices.
 
 
La medicina del alma o de la moderna mente trata la "enfermedad mental" que ella misma inventa recluyendo al paciente en el psiquiátrico o antiguo manicomio.
 
¿No es extraño y paradójico, además de sarcástico, que casi todo el mundo acepte renunciar a vivir, a seguir viviendo como venía haciendo, por miedo de morir? 


Loco o enfermo mental, concepto impreciso y vario, es el que no se acomoda a la mentira del mundo y que lo ha perdido todo -Chesterton dixit- salvo la razón.

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