domingo, 22 de noviembre de 2020

"Dinero el hombre, el hombre es dinero"

Píndaro, en su Ístmica segunda, canta la victoria que ahora no nos interesa demasiado del auriga Jenócrates de Agrigento que había ganado la carrera en los juegos celebrados en Corinto. 

Rostro del auriga de Delfos
 
En los versos 11 y 12, sin embargo, se hace eco de una máxima χρήματ᾽ ἀνήρ (chrémat' anér), que significa literalmente “Dinero es un hombre” o bien “Un hombre es dinero”, y que es una reflexión importante. Aparece por primera vez atestiguada en el poeta Alceo, quien se la atribuye al espartano Aristodamo, que llegó a esa conclusión después de quedarse sin dinero y sin amigos. Algo muy parecido a nuestro "tanto tienes, tanto vales". En palabras de Alceo: Dicen que Aristodamo profirió / en Esparta una vez una sentencia / nada estúpida: “El hombre es su dinero: / no hay ningún pobre honrado ni estimado”(ὢς γὰρ δή ποτ᾿ Ἀριστόδα- / μον φαῖσ᾿ οὐκ ἀπάλαμνον ἐν Σπάρτᾳ λόγον / εἴπην· χρήματ᾿ ἄνηρ, πένι- / χρος δ᾿ οὐδ᾿ εἴς πέλετ᾿ ἔσλος οὐδὲ τίμιος).

Píndaro, no obstante, menciona como autor de ese proverbio no al espartano Aristodamo sino a un argivo cuyo nombre propio omite. He aquí los versos de Píndaro, quien repite dos veces la palabra dinero, para enfatizar el término crematístico,  en versión original: ἁ Μοῖσα γὰρ οὐ φιλοκερδής πω τότ᾽ ἦν οὐδ᾽ ἐργάτις· / οὐδ᾽ ἐπέρναντο γλυκεῖαι μελιφθόγγου ποτὶ Τερψιχόρας / ἀργυρωθεῖσαι πρόσωπα μαλθακόφωνοι ἀοιδαί. / νῦν δ᾽ ἐφίητι τὸ τὠργείου φυλάξαι / ῥῆμ᾽ ἀλαθείας ἐτᾶς ἄγχιστα βαῖνον, / ‘χρήματα, χρήματ᾽ ἀνήρ,’ ὃς φᾶ κτεάνων θ᾽ ἅμα λειφθεὶς καὶ φίλων.

Algunos traductores anglosajones, haciéndose eco del proverbio inglés “money makes the man” (el dinero hace al hombre), por ejemplo William Race,  suelen traducir así el fragmento de Píndaro:  "Money, money makes the man," / said he who lost his possessions and his friends as well. (“El dinero, el dinero hace al hombre” / dijo el que perdió sus posesiones y sus amigos también). El proverbio presenta la palabra hombre en el sentido específico de varón y no genérico de ser humano, que en griego se dice ἄνθρωπος (ánthropos).  

Los traductores ingleses acercan así el refrán griego al inglés de que es el dinero el que hace al hombre, pero, sin ser muy mala, no es una óptima traducción porque la frase griega es una frase nominal en la que, como suele ser habitual faltando el predicado verbal, hay omisión de la cópula. En efecto, las formas copulativas griegas ἐστί y εἰσί suelen omitirse en la lengua de Homero en proverbios y en expresiones abstractas breves, por lo que χρήματ᾽ ἀνήρ significa literalmente “Dinero es un hombre” o bien “Un hombre es el dinero”.

Andando el tiempo, Friedrich Engels sugerirá que es propiamente la mujer la primera forma de dinero, sobre la que el varón establece su derecho de propiedad en el seno de la familia monogámica, que incluye también a los hijos y a los esclavos. Las mujeres, al igual que el ganado, eran un valor de cambio y, por lo tanto, estaban cosificadas y podían comprarse. El refrán griego se refiere también al varón, que vale lo que su dinero. Si es pobre, no solo carece de propiedades, incluidas las mujeres, sino también de amigos y reconocimiento social entre sus iguales. 

Me permito reproducir aquí la traducción de Píndaro en impecable verso castellano de don Ignacio Montes de Oca, con perdón de sus manes, publicada en 1883, que es la mejor que conozco, retocando su versión del proverbio, que traduce χρήματα por oro y ἀνήρ por mortal, lo que no es muy disparatado en sí presentando al oro como demiurgo o hacedor de todo,  que dice: “mortal, el oro, el oro todo lo hace”.  He tenido que modificar para ello la rima consonante. Así copio su traducción y modifico ligeramente los dos últimos hendecasílabos, incluida su rima. (También he modificado el final del verso sexto, donde se cita por su nombre propio a la Musa que deleita con la danza, quizá la más bella de las hijas de Zeus y de la Memoria,  que dice en la versión de don Ignacio Terpsícore a vender se sujetaba y lo cambio por Terpsícore a venderlos se prestaba).

Entonces codiciosa / no era la Musa hermosa, / ni por rüin salario se alquilaba; / ni melosos encantos / de plateados cantos / Terpsícore a venderlos se prestaba. / Mas hoy, el dicho altivo / que, abandonado y pobre, el sabio argivo / triste lanzó resulta harto certero: / Dinero el hombre, el hombre es dinero.

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