1ª.- ¿Cristiano? El último cristiano que en el mundo ha sido murió en la cruz, condenado a muerte, hace dos mil años –Nietzsche dixit. Dijo "el último", pero quizá debería haber dicho "el único" cristiano; y ni eso, porque ni siquiera Él era cristiano, sino judío.
2ª.- De cómo la condición de víctima es reversible y complementaria de la de verdugo. Así los judíos, que históricamente han sido las víctimas de los nazis se convierten ellos mismos ahora en los nazis, es decir, los verdugos, de estos nuevos “judíos de los judíos”, como los denomina con acierto el escritor libanés Elias Khoury, que son los palestinos.
3ª.- Los judíos israelíes sionistas nos están dando una lección de dominación y nos están enseñando cómo se escribe la Historia Universal y, en concreto, cómo se construye un moderno Estado democrático y liberal en Oriente Medio entre tantas teocracias machistas musulmanas, con guetos como el de Varsovia en la Franja de Gaza, con un vergonzoso muro segregacionista en Cisjordania, con una guerra que ni siquiera se llama así, sino lucha antiterrorista, con la matanza y la muerte de los palestinos que originariamente vivían en esos territorios, todo bajo la atenta mirada de un dios justiciero, pendenciero y veterotestamentario como Él solo, un dios de la guerra, Jehová, que designa a Israel como Su pueblo elegido para la gloria: ad maiorem Dei gloriam. El mismo Dios, por cierto, en el que confían los Estados Unidos de América.
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