sábado, 1 de febrero de 2020

De cómo Su Señoría nos vende la moto

Ha dicho S. S.:  “En el último trimestre de este año estaremos creciendo como la media de la UE”. Pero ella ¿qué sabe? ¿Quién es ella para asegurar una cosa así? Ya sé que es la ministra, Su Señoría, pero eso no significa que sepa, sino, más bien, todo lo contrario: no sabe nada de nada pero cree -y está convencida de ello- que sabe mucho, por eso es lo que es. Y habla como si fuera verdad lo que dice.


Veamos: ¿Qué significa eso de crecer? ¿La talla de los españolitos, bajos que somos, va a aumentar como por arte de magia 10 pulgadas, pongamos por caso, de aquí a final de año? ¿Vamos a ser espigados y rubicundos y de ojos azules como los nórdicos? 


¿Qué engendro es ese de la UE? ¿Europa? Y ¿qué es Europa? Supongamos que el resto de esa UE, como dice la ministra, no crezca mucho de aquí a allá, quedan dos semestres, como diría ella o sea, dos períodos de seis meses, y en ese tiempo, la verdad, mucho, mucho no creo que vayamos a crecer o a menguar ni ellos ni nosotros.


¿Qué lenguaje es este que utilizan los políticos en general? Es un idioma abstruso y una jerga abstracta que se caracteriza porque carece de significado concreto. El sujeto de esa frase es “nosotros”: la primera persona del plural, y el predicado es que vamos a crecer igual que la media de la UE… al final de este año, es decir, en un futuro inalcanzable, inexistente. Es un mensaje, por lo tanto, falso, cuyo efecto es sedante o, mejor dicho, anestesiante. 



La Voz de Su Amo nos está diciendo: no os preocupéis, a final de año vamos a estar bien. Ahora, por lo pronto, no, todavía.  El objetivo de sus palabras es tranquilizar nuestros nervios porque lo que es obvio y evidente es que ahora no estamos bien, o, dicho con sus palabras, ahora “estamos creciendo por debajo de la media de la UE”.


Observa también esta otra maldad intrínseca de esa afirmación subliminal: “estamos creciendo por debajo”. Es un mensaje en positivo de una realidad negativa, para no crear alarma social en el caso de que no exista o para no agravar, dado que ya existe, la creciente preocupación. Es un mensaje-lenitivo que pretende edulcorar la realidad de que “no estamos creciendo al mismo nivel que la UE, que va por delante de nosotros”.


Son mensajes ansiolíticos, hablan de una realidad inexistente que conjuran con sus palabras mágicas, que crean de la nada como si fueran Dios, como auténticos expertos que son en creación de naderías, fabulaciones de humo, castillos en el aire, huera palabrería. 


Se ve que no quiere la ministra que nos preocupemos por la situación económica. Ella, que es la supuesta experta, asegura que a fin de este año todo se habrá arreglado. Eso mismo es lo preocupante: que ella lo diga, que diga ella que no nos preocupemos. 


 

Yo, de todas maneras, voy a hacerle caso a Su Señoría, y no voy a pre-ocuparme. Yo sólo me ocupo de los problemas cuando se presentan. Ahora hay un problema: me ocupo de él. Me dicen que no me pre-ocupe. No me pre-ocupo, sólo me ocupo de un problema cuando está aquí y ahora. Que no me diga que ese problema habrá desaparecido a fin de año, en el último trimestre como por arte de magia, porque eso no lo sabe nadie a ciencia cierta y si alguien pretende saberlo es un embustero que está faltando a la verdad.


¿Se ha vuelto futuróloga Su Señoría? ¿Qué sabe ella ni nadie del futuro, de lo que todavía no ha pasado? ¿En qué se basan sus predicciones? ¿A qué ciencia o pseudociencia o bola e cristal recurre para hacer esos pronósticos alegremente?  ¿Qué sabe nadie? ¿Qué saben sus (vice)secretarios y (vice)secretarias, asesores y asesoras? Absolutamente lo mismo que yo y que el vecino de enfrente: nada de nada. Pero Su Señoría habla como si supiera, como si entendiera, sienta cátedra: dan ganas de aplicarle aquello del magister (o,  en su caso, magistra) dixit, y, acto seguido, vomitar.

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