martes, 29 de abril de 2025

Más chistes serios

¿Quién se comió el pastel?
-En una habitación se encuentran un rico banquero, un político honrado y Supermán contemplando un apetitosísimo pastel de manzana con sabrosas guindas que está sobre la mesa y parece decirles a todos y cada uno “¡cómeme!”. De repente, se produce un apagón eléctrico, el Gran Apagón debido al desequilibrio estructural asimétrico en el sistema. Al cabo de unas largas horas, vuelve la luz, pero el pastel ya no está en su sitio. ¿Quién se lo había zampado? 
-El banquero rico, sin ningún género de duda. 
-¿Por qué? 
-Porque los otros dos son personajes de ficción.
 
¿De qué conozco yo a ese?
Pasa un tío por delante de un escaparate y ve a alguien al otro lado que le resulta muy conocido. Se pasa todo el día cavilando: 
-¿De qué conozco yo a ese pavo? ¿De que lo conoceré...? 
Por la noche, cuando está acostado, sigue dándole vueltas a la cabeza hasta que al fin cae en la cuenta: 
-¡Coño! Ya lo sé. ¡Es el que se corta el pelo delante de mí en la barbería! 
(Una pregunta por único comentario: ¿De qué nos conocemos a nosotros mismos?)
 
El demonio son los padres. 
Dos niños hablando de lo que han aprendido en la clase de religión y moral católica. 
-Oye, ¿y tu qué piensas del demonio? 
-Psé, no sé. Acuérdate de lo que pasó con los Reyes Magos, con Papá Noel, con la cigüeña de París y con el Ratoncito Pérez… Seguro que también al final resulta que el demonio son los padres.  
(Comentario: La gracia del chiste reside en la sorprendente asociación final de palabras: Satanás, el demonio, son los padres, la entrañable institución patriarcal, la sagrada familia, es diabólica y satánica, sugiere sin querer (?) el chiste)
 
Los malos y los buenos.
-¿Quiénes son los malos y quiénes los buenos en una película del oeste, los indios o el séptimo de caballería? 
-Ninguno de los dos: el malo es el chiste.  
(El maniqueísmo de la moral ordinaria, que hace que veamos a unas personas como buenas y a otras como malas, no nos deja ver a menudo que lo auténticamente perverso es precisamente ese maniqueísmo moralista, representado en este caso por la propia pregunta que plantea el chiste. En la vida real como en las películas no hay ni buenos ni malos: lo único malo es la interpretación moral que hacemos en esos dos términos o la ley que, en forma de juicio final, clasifica a unos en una cosa o en la otra). 
 
 
Dos chistes racistas.
(Racistas porque la sociedad que reflejan es racista, y no porque sea esa la intención de quien los cuenta. Si la pregunta puede pecar de racismo en su formulación, la respuesta, volviéndose del revés, refleja como un espejo la realidad, es decir, la constatación del racismo existente realmente en la sociedad).
Uno. 
-¿Qué diferencia hay entre una mujer blanca y otra negra desnudas? -Que la blanca sale en una revista porno a todo color de las caras y la negra en un documental étnico de un reportaje televisivo.  
Dos.
-Supóngase que en un coche español van un gitano, un moro y un negro. ¿Quién conduce? 
-Ninguno de los tres... Elemental, querido Watson: ¡Conduce la Guardia Civil! 
 
¿Chiste racista o sexista? 
(Un chiste difícil de clasificar que parte de un postulado racista para negar el racismo de la pregunta con el sexismo de la respuesta, con lo que se demuestra que el sexismo está más arraigado incluso que el racismo en nuestra sociedad, lo que ya es decir, porque el chiste desde luego lo que hace es reflejar la realidad, como la mítica canción de John Lennon de 1972 "Woman is the nigger of the world"). 
-¿Cuántos negros crees que hacen falta para limpiar una cocina? 
-Ninguno, eso es cosa de mujeres. 
 
¡Qué cambiado te veo!
Va un hombre por la calle y le dice a otro dándole una palmadita amistosa en la espalda: 
-Caray, Pepe, ¡cuánto tiempo sin verte! ¡dichosos los ojos que te ven! ¡qué cambiado te encuentro! 
-¡Tan cambiado como que yo no soy Pepe! 
(¿Iba distraído el hombre,  como puede pasarle a cualquiera que se distraiga, y confundió a una persona desconocida con otra conocida? ¿No somos, acaso, todos y cada uno clones tanto genética como socialmente? ¿No es posible que Pepe estuviera tan cambiado que ni él mismo se reconociera como tal, precisamente por su empeño obstinado en seguir siendo el que era, esto es, Pepe?).
 
¡Ése soy yo!
-Un borracho tambaleándose está tratando de abrir la puerta de su casa, cuando, de pronto, llegan dos policías y le preguntan que por qué está forzando la puerta. 
-¡Porque ésta es mi casa!, -se defiende con voz estropajosa. Para aclarar las cosas, cuando logra abrir a duras penas la cerradura, invita a pasar a los agentes del orden, señalándoles: 
-¿Ven esos muebles? Son mis muebles, yo los compré. ¿Ven ese televisor? Es mi tele, yo la compré. La estoy pagando a plazos pero es mía. 
Luego, los hace pasar al dormitorio matrimonial, y exclama: 
-¿Ven a esa mujer que está durmiendo en mi cama? Ella es mi esposa. Y ven al que está durmiendo con ella: ¡ese soy yo!
 


 

lunes, 28 de abril de 2025

Diseños de muerte, muertes de diseño

    En la antigua Grecia, cuando alguien moría, se procedía a la inhumación de sus restos mortales o a la cremación en una pira funeraria. En este último caso, tras quemar el cadáver, se guardaban las cenizas en una urna generalmente cerámica. 
 
Urnas cinerarias áticas del siglo VI a. de C.
 
    Siguiendo la tradición cristiana, la Iglesia católica, apostólica y romana recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados. Ya en 1963, sin embargo, el entonces Santo Oficio, que establecía que «la Iglesia aconseja vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos», reconocía que la cremación no era «contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural» y que no había que negárseles los sacramentos y los funerales a los que habían solicitado ser incinerados.
 
    Desde entonces, la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países cristianos, por lo que la hoy Congregación para la Doctrina de la Fe, antaño Santo Oficio, publicó el 25 de octubre del año del Señor de 2016 la instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación para poder resucitar con Cristo. En dicho documento, rubricado por el Sumo Pontífice, se insiste en que enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne, se acepta la cremación pero se prohíbe esparcir las cenizas en el aire, en la tierra, en el agua o en cualquier otra forma, lo que pondría en peligro la resurrección del difunto habida cuenta de la disolución y dispersión de sus restos mortales individuales, así como se prohíbe dividirlas entre familiares,  lo que atentaría contra la unidad de la persona que va a ser juzgada, o conservarlas en casa, así como su reconversión "en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos".
 
     ¿Qué sucedería en el caso de que la última voluntad del difunto hubiera dispuesto "la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana"? Pues que habría que negarle, ni más ni menos, las exequias. Por ello, las cenizas del difunto según el documento, "por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente".  
 
Lágrima, Giulio Iacchetti (2025)
 
     Las urnas funerarias griegas y romanas se han conservado discretamente en los grandes museos, y no habían sido objeto hasta por lo menos el siglo XX del interés de los diseñadores. La extendida costumbre de la inhumación y el tabú de la muerte las mantuvo encerradas bajo la tenue luz de los museos.  
 
    El auge de la incineración de los restos mortales ha llevado ahora a la fabricación de urnas de diversos materiales ya sean biodegradables realizadas con materiales sostenibles, ya sean metálicas de aluminio o acero inoxidable. Las hay también cerámicas, como las antiguas, y de cristal, y sus tamaños dependen de si se quiere conservar una pequeña porción de las cenizas, las pequeñas, hasta contenedores más grandes diseñados para guardar la totalidad de los restos. 
 
    Cierto es que se había prestado poca atención hasta ahora a este nicho de mercado, pero algunos diseñadores han creado ya sus propios diseños, esforzándose en redefinir el concepto de urna cineraria haciendo objetos bellos y originales, unas veces sobrios y otras más divertidos, bien construidos y perfectamente adecuados para su uso previsto generalmente ornamental y conmemorativo.
 
     Los arquitectos y diseñadores internacionales David Chipperfield, Daniel Libeskind, Audrey Large, Philippe Starck, Michael Anastassiades, Michele De Lucchi, EOOS, Naoto Fukasawa, Giulio Iacchetti y Mario Tsai crearon urnas para la exposición “The last pot” (La última vasija) celebrada en Milán del 8 al 12 de abril del presente año con la pretensión de "redefinir el concepto de urna funeraria".
 
Catálogo de la exposición milanesa
 
     Destaca, por ejemplo, esta urna  "Bone to bone" que tiene la apariencia de un hueso metálico, en el que figura el nombre del difunto y la fecha de su nacimiento y su muerte, sobre una almohada luminosa donde figura la inscripción RIP, que vale tanto para el Rest In Peace de la lengua del Imperio, como para el latín tradicional Requiescat In pace. Su autor Philippe Starck concibe la urna como un retorno al núcleo, a la columna vertebral de nuestra existencia, donde la lógica y la poesía se entrecruzan.
 
 
 Hueso al hueso, Philippe Starck (2025) 
 
    Algunos han diseñado urnas con forma de casas, jugando con la idea de que el contenedor es el hogar definitivo, más o menos estilizado, del individuo personal. Otros han creado también urnas complementarias para mascotas, no en vano llamadas "animales de compañía", hechas en madera de roble, abedul, fresno y abeto, que no solo aspiran a ser contenedores sino refugios para potenciar el sentimiento que acompaña a la ausencia. 
 
     Michael Anastassiades ha creado una urna metálica en forma de huevo, llamada Swam song. Con una pluma, evocando por un lado la belleza del canto del cisne y por otro el mito del Ave Fénix, como si la muerte fuera un renacimiento.  
 
El canto del cisne, Michael Anastassiades (2025)
     

domingo, 27 de abril de 2025

Coplas mil de abril

 Cual Cristo-Jesús / porta cada cual su cruz, / que es su identidad.
 
No quería yo / ser lo que he llegado a ser: / un señor mayor. / Pero ¿qué le voy a hacer / si hasta aquí he llegado yo?  
 
 Sin ton y sin son, / me dio un vuelco el corazón, / la primera vez.
 
 Cada uno, / qué oportuno, / tiene propia identidad, / que es la máscara, / huera cáscara / de su personalidad.
 
La realidad, / espectáculo ideal: / un 'reality show'.

Se puede vivir / sin conexión a interné, / pero no existir. / Solo existe aquel que está / en la Red Universal.

  ¿Qué hago viendo yo / caer la lluvia si ya / dejó de llover? / ¿Qué hago mirándola yo / si no llueve ahora aquí?

 Dicen: no ha lugar / ya la pena capital / en el mundo actual. / Sin embargo no es verdad: / condenado a muerte estoy.

La erradicación / del oficio meretricio / supondrá el final / del trabajo asalariado, / nuestra nueva esclavitud.

 

La inmensidad, Gustave Courbet (1869)
 
 Conviene olvidar / a veces lo que uno es: / lo que cree ser.
 
El mundo, real / y, al mismo tiempo, falaz: / ¿quién lo va a negar?

 Invita el cartel / de entrada a la trasgresión: / Dice: “No pasar”. 
 
 Una ardilla va / inesperada a saltar: / Salta, ya saltó. 
 
 Vuelve el abedul, / y el aliso, a florecer; /  estornudo yo, / víctima inocente de / la alergia primaveral.
 
  ¿Quién financia / la ganancia / de esta guerra que es la paz? / Ya la muerte, / se hace fuerte; / se ha quitado su disfraz.

Pajarraco mal / agorero, avión, que va / larga estela gris / dejando por rastro atrás, / mancillando el cielo azul. 

El diagnóstico / tiene el poder de crear / una enfermedad, / tal es su perversidad, / cuando no hay enfermedad. 

 ¿Por qué hay que sacar / siempre alguna conclusión / de donde no la hay? / De un problema lo peor / suele ser la solución. 
 
Agnus, el cordero de Dios, Konstantin Korobov (2022)
 
 Progresista, globalista, / asesorado y fetén, / el gobierno / posmoderno / leyes caga a tutiplén. 

Zurdas, diestras, / qué siniestras, / son las manos del poder; / ambidiestro / es maestro, / que ambas cosas puede ser.

 Inunda la casa / el aroma del café / que lo impregna todo; / reposando en el puchero, / para espabilar del sueño.
 
 Se desata el viento / y barre hojas de árboles que / desnudó el otoño.
 
 ¿Poco? Agrada, / ¿Mucho? Enfada, / reza el dicho popular. / Nada y todo, / grosso modo, / son más duros de pelar.

Uno para mí, / si le asiste la razón, / cuenta más que mil.

Fabula acta est / ¡Telón! Si os gustó, aplaudid. / Que salgan actor, /  que ha bordado su papel, / y el autor a saludar. 

-Ya lo entenderás, / cuando seas más mayor. / -Ya soy muy mayor, / peino canas, pero aún / no lo logro yo entender. 

El naranjo en flor, / y el aroma de azahar, / dulce, embriagador.


sábado, 26 de abril de 2025

Parada de postas III

Algo está podrido en el Estado de Dinamarca: El país danés, que apesta a podredumbre, enviará soldados desarmados a Ucrania a «familiarizarse» con la guerra. 
 
En el campo de tiro, durante la puta mili, nos atrincheraban debajo de las dianas para acostumbrarnos al silbido y los latigazos de los casquillos de las balas.
 
Los políticos progresistas se empecinan, ciegos al borde del abismo, en su obstinado tesón de no dar ni un solo un paso atrás, siempre adelante sin retroceder. 
 
En Noblejas, provincia de Toledo, según el refrán, “hay más putas (y putos, por supuesto) que tejas”, como por otra parte en cualquier otro lugar del universo.
 
La mayoría de los políticos profesionales utilizan como argumento de autoridad para justificar sus políticas “el sentido común”, el menos común de los sentidos. 
 
 
El culto a la certeza es la moderna prisión. La certeza es una mazmorra que exige dogmáticamente que creamos, que obedezcamos. Solo la duda rompe los barrotes.
 
A raíz de cada crisis -climática, sanitaria, geopolítica...- se impone para salir de ella un credo de verdades indiscutibles, y la duda se convierte en herejía.
 
Los "expertos", pobre de quien ose cuestionar su coherencia discursiva, repiten verdades absolutas con la arrogancia de los sacerdotes de una nueva religión.
 
 “Las guerras siempre empiezan mucho antes de que se oiga el primer disparo”, dijo Ryszard Kapuściński, “comienzan en los medios con un cambio del vocabulario”.
 
Marinetti escribió que la guerra era bella porque reunía en una sinfonía disparos, cañonazos, pausas entre los disparos, perfumes y olores de la descomposición.
 
Нет войне  (No a la guerra, en ruso)
 
 Cuando oigo “hay que hacer pedagogía” en boca de algún capitoste, presidente, gerifalte o primer ministro, me echo a temblar, ignoro la razón, irremediablemente.
 
 Si el trabajador es el esclavo de la sociedad capitalista, la mujer trabajadora según la oportuna reflexión que hizo James Connolly es la esclava del esclavo.
 
Los meteorólogos ponen nombres propios, generalmente antropónimos, a borrascas, huracanes y demás fenómenos atmosféricos a fin de intentar así domesticarlos. 
 
La economía es la consumación de la política, que es a su vez la continuación por otros medios de la guerra, calificada ahora de “comercial” y “arancelaria”.
 
Un incendio forestal permanece activo en Cantabria, haciendo honor a su nombre de Montequemao, mejor que 'Monte Quemado', un topónimo y nombre parlante popular.

¿De qué se ríe, señor ministro? ¿Qué le hace tantísima gracia? ¿Ha calculado ya cómo reunirá los miles de millones que cuesta la defensa de nuestra integridad?

 Fieles peregrinos despiden en Roma a Su Santidad, que ha pasado a mejor vida, dado que la que llevaba él, como la que llevamos nosotros, no era óptima ni buena.

 Lo perverso del adjetivo negro aplicado a sustantivos como mercado o dinero es que sugiere que puede haber o de hecho hay otros blancos y justos contrapuestos.

viernes, 25 de abril de 2025

Pareceres LXXIII

356- El espectáculo. Guy Debord, escritor, teórico-activista y cineasta francés, describió el tinglado bajo el que nos hallamos en su libro “La sociedad del espectáculo” en 1967 como una “inversión concreta de la vida”, pero ya hemos dado el paso del espectáculo televisado que él describió al digitalizado. La realidad es el espectáculo: un reality show. El ciudadano-espectador ya no ve mucho la televisión, espejo distorsionador del ágora del antiguo régimen que le daba la ilusión de participar en la vida democrática, sino la micropantalla, gracias a la que se siente activo: aprueba, se indigna, envía pictogramas que expresan emociones estereotipadas, opina, participa... En una época en que nos asomamos a las pantallas constantemente, no hace falta preguntarse si somos actores o meramente espectadores pasivos de los espectáculos orquestados. La democracia digitalizada no es una novedad, sino una recurrencia amplificada por la tecnología moderna. Las representaciones sustituyen la experiencia directa y transforman la política en una performance. La función de los medios de masas no es meramente informativa, sino sobre todo creadora de narrativas que modelan percepciones al servicio de los poderosos que están tras ellos. Fabrican, de este modo, la opinión pública, es decir, el consentimiento que legitima su poder. El espectáculo de la realidad es la realidad del espectáculo: siempre ha servido para distraer a la gente de los verdaderos problemas, reducida a la condición de espectatriz, cautiva de un programa de distracción que reemplaza el debate intelectual y fomenta la emoción a fin de manipularlo en la dirección determinada que interesa. 

357.- Sábana Santa de Turín. Después de la Semana Santa que hemos padecido, que no deja de ser una santificación de la semana para la consagración del cronometraje artificial del tiempo, viene ahora la superchería de la Sábana Santa que se expone en la catedral de Turín a la feligresía. De hecho uno de los lugares de peregrinación de muchos fieles, después de Roma y la capilla ardiente del Santo Padre en el Vaticano, es la capital del Piamonte donde se halla la Sábana Santa, también conocida como la sindone o Santo Sudario. Se trata de la presunta mortaja que envolvió el cuerpo de Cristo tras su crucifixión. Una católica española, después de haber aguantado tres largas horas a pie firme en la cola del Vaticano para rendir homenaje al cadáver del Santo Padre que pasó a mejor vida el Domingo de Resurrección, que hizo la escapada a la catedral turinesa al objeto de venerar la santa reliquia, acto seguido declaró: «Lo que siento es que estoy delante de un lienzo que no es un vestigio de la Pasión de Cristo sino de su Resurrección. Para cualquier cristiano eso es lo más grande». Esta creyente está convencida de que la resurrección de Jesucristo es un hecho histórico cuya prueba material incontrovertible es este sudario que sigue siendo objeto de centenares de análisis forenses, hematológicos, textiles, químicos, biológicos e iconográficos. Parece mentira, y lo es, pero es real. Como la vida misma. 
 
358.- Viajes. ¿Para qué sirven las vacaciones, los puentes, los falsos findes (acortamiento coloquial de 'fin de semana'), falsos porque la semana como tal no tiene más fin que volver a empezar una y otra vez sin fin de verdad ya desde antes del comienzo de los tiempos cuando Dios, antes de haber creado el mundo, ya disponía de ella para crearlo? ¿Para qué se van más de diez millones de gilipollas en automóvil por esas autopistas de Dios si no es para descubrir, al fin y a la postre, que trasladándose huyen de todo menos de sí mismos y de sus problemas, que viajan con ellos en el asiento de atrás? ¿Para qué ha servido vuestro viajecito al Egipto faraónico, para qué el fin de semana en la nieve, para qué la semanita en el crucero por el Mediterráneo, para qué el largo puente? Para desconectar, sí, claro. Y ¿para qué sirve desconectar? Para poder volver a conectar con renovadas fuerzas y la batería recargada de energía que pueda sostener lo insostenible para seguir aguantando lo inaguantable. ¿No es así? Para ese viaje, amigos míos, no necesitábamos alforjas. 
 
 
359.- Bobós. Los sistemas democráticos occidentales enmascaran los poderes fácticos de siempre: la iglesia, el ejército, la monarquía; y el más omnipotente de todos ellos, el poder más fáctico (y ficticio, pero no por ello menos real) de todos: el Capital. Que a nadie le quepa la menor duda sobre esto: vivimos bajo la dictadura de Los Mercados. Los Bancos son los nuevos templos donde se rinde culto al viejo dios monoteísta nunca enterrado del todo: el Becerro de Oro, Herr Kapital. Llaman los franceses “bobós” a los burgueses bohemios: bourgeois bohemian: miembros de una clase social pujante, antiguos hipsters, en la era capitalista de las nuevas tecnologías e identidades digitales: empresarios y empleados de importantes compañías que encarnan unos valores paradójicamente "bohemios" y pijoprogres. Nuestra palabra "bobo" sin embargo no procede de ahí, viene, según la Academia y su docto diccionario, del latín "balbus", que era el nombre de los que no podían hablar, de los tartamudos y de los que en lugar de hablar balbuceaban. Sin embargo, era tan tentador asimilar a los burgueses bohemios con los bobos y tontos del culo de toda la vida... 


 360.- La música que marca el paso. No sé si la Iglesia se sentirá aliviada ante el fervor de la religiosidad popular que despierta la Santa Semana y que parece poner fin a la crisis de ausencia de fieles en los servicios religiosos de las parroquias -solo tienen un éxito relativo los funerales, porque ya se sabe: poco a poco todos y cada uno nos vamos haciendo viejos y muriendo. Pero los hoteles y restaurantes agradecen sin duda a la Legión, novia, como se declara, de la muerte y su más leal compañera, a la que estrecha y abraza fuerte haciendo de su amor su bandera, que desembarque en Málaga para el traslado y entronización del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, o sea, el Cristo de Mena, que ya no es un hecho religioso, que no lo ha sido nunca, sino económico, folclórico y turístico, al que asiste un conocido actor nacional malagueño consagrado internacionalmente en Jólibuz. El espectáculo de los 'caballeros y caballeras legionarios y legionarias' (así, tal como dijo un locutor televisual con un par de sustantivos y adjetivos variados de género gramatical) cuenta con una gran difusión por los medios de comulgación masivos con ruedas de molino. No sé hasta qué punto el clero ve bien que el Jesús de la paz y del amor fraternal sea escoltado por militares con fusiles y pistolas cantando un himno a la muerte en medio de los aplausos del público congregado y las autoridades o hacen la vista gorda ante este anacronismo injustificable que promociona el urbanismo procesional y turístico, que se suma al clima, la gastronomía, el colorido cofrade, la música, los santos, el puerto, la Legión y los aires marciales y tóxicos que se respiran. Conviene escuchar, para desmarcarse,  La musique qui marche au pas / Cela ne me regarde pas, que cantaba Brassens, y entre nosotros Paco Ibáñez: la música militar nunca me supo levantar.
 

jueves, 24 de abril de 2025

Habemus papam?

Una viñeta de mi admirado José Luis Rábago, alias El Roto, en el Periódico Global(ista), publicada a poco de la muerte del Papa el día 23 de abril de 2025, que lleva por título No podéis cambiar los dioses presenta un ángel a juzgar por el par de alas en sus hombros y la aureola de santidad sobre su cabeza que se columpia de espaldas a los lectores y un texto que dice: Podéis cambiar a los papas, pero a los dioses, no.
 

Hace alusión, obviamente, a la muerte del santo hacedor de puentes que es el papa entre los hombres y los ideales, especialmente, el supremo ideal, que es Dios. Conviene recordarlo ahora que la izquierda, como viuda desconsolada, lamenta tanto, más papista que el papa, el hecho de que el santísimo patriarca haya pasado a mejor vida, y ahora que se habla tanto de la sucesión de la sede apostólica, que ha quedado vacante, hecho que sume a la iglesia en la incertidumbre ante la ola ultra que nos sacude, como dicen los periodistas progresistas recurriendo a la manida metáfora marina de las olas.  
 
La mención de los dioses y del cambio de la viñeta me ha traído a la memoria uno de los textos que más he leído y valoro del llorado Rafael Sánchez Ferlosio: Mientras no cambien los dioses, nada ha cambiado (Alianza Editorial, Madrid, 1986), escrito a raíz del incidente del Challenger, ocurrido el 28 de enero de 1986, cuando el transbordador espacial estadounidense desafiante explotó poco después de despegar, causando la muerte de sus siete tripulantes, entre los que viajaba una maestra que iba a ser la primera civil en el espacio, como parte del programa "Teacher in Space" de la NASA, que buscaba acercar el espacio al público en general y al mundo educativo en particular. 
 
Explosión del Challenger (1986)

 Su muerte conmovió profundamente a la sociedad estadounidense, ya que muchos niños y maestros seguían el lanzamiento en vivo desde las escuelas. Su figura se convirtió en un símbolo de la tragedia y del idealismo que representaba la misión. Y llegó a decirse que su sacrificio no había sido en vano, lo que le revolvió las entrañas a Ferlosio, que escribió no sin indignación: Pero el respeto a los muertos no es respeto a sus muertes y a sus Causas, sino respeto a las vidas que perdieron; hacer que sus muertes sirvan para algo es negarles a las vidas que han perdido el derecho a no haber servido para nada, el privilegio de ser fin en sí mismas.
 
Dice Rafael (pág. 23): La Historia, el Progreso y el Futuro, lejos de suscitar recelo alguno, se vuelven dioses en quienes se puede confiar en cuanto exigen tributo de sangre, y justamente gracias a exigirlo. Esos dioses, que escribe con inicial mayúscula, son, obviamente, los ideales, unos ideales que “exigen tributo de sangre”, nuestro sacrificio. Ya lo intuía Homero en La Odisea, al que cita oportunamente Ferlosio: Los dioses traman y cumplen la perdición de los mortales, para que los venideros tengan que contar (VIII, 579-580). 
 
 
 
Buscando información sobre accidentes espaciales encuentro esta página pedagógica Molasaber.org donde se dice que ha habido otros accidentes mortales en misiones espaciales "que recuerdan que viajar al espacio y el sueño de la exploración más allá de la Tierra es una empresa difícil y costosa" (¡e innecesaria!). Y, en lugar de lamentar la pérdida absurda de vidas humanas en nombre de ese ideal, se agradece su sacrificio: "A todos aquellos pioneros que dieron su vida para llevar a la humanidad a las estrellas (¡sic!)... gracias".  
 
Escribe Ferlosio más adelante: En el principio no fueron, ciertamente, los dioses de los cielos los que impusieron sacrificios a los hombres en la tierra, sino los sacrificios de los hombres de la tierra los que pusieron dioses en el cielo. Y a continuación razona: La Historia Universal no es sino el nombre, el disfraz y el maquillaje, tan pudorosa como fraudulentamente laicos, con que el arcaico y sangriento Yahvé-Señor-de-los-Ejércitos, iam senex sed deo uiridisque senectus, circula y se las bandea hoy en día impunemente, como un viejo verde, por los salones de moda del agnosticismo.(Pág. 35.) 
 
Y concluye que no es el dios el que demanda el sacrificio, sino que es, por el contrario, el sacrificio el que postula al dios, ya que nunca es la Causa lo que se esgrime para justificar el sacrificio y la sangre derramada, sino siempre, por el contrario, el sacrificio, la sangre derramada, lo que se esgrime para legitimar la Causa. 

miércoles, 23 de abril de 2025

Soplan malos vientos

    Hay quien acaricia la idea de encerrarse en una burbuja y refugiarse en un búnquer blindado, por lo general subterráneo, a prueba de bombas y bombardeos, y a salvo de las amenazas del mundo exterior. Hay quien desea construir un refugio en el sótano de su casa, y el que vive en un bloque de pisos o nichos de viviendas acaricia la idea de construir un búnquer en condominio, comunal en el que poder sobrevivir en caso de emergencia bélica durante varios días haciendo acopio de provisiones, básicamente agua, alimentos y medicamentos. Y ante la demanda se genera la oferta, y viceversa, surgiendo enseguida emprendedores y empresas que hacen realidad ese proyecto. 
 
     Este frenesí europeounionista me ha traído a la cabeza enseguida la película de 1986 "When the Wind Blows" (en español, "Cuando el viento sopla"), un filme británico animado dirigido por Jimmy T. Murakami y basado en un cómic homónimo, con música de David Bowie y de Roger Waters (de Pink Floyd). Narra la historia de un matrimonio de jubilados que viven en la campiña inglesa. Cuando se anuncia una inminente guerra nuclear, siguen instrucciones del gobierno para construir un refugio improvisado en su casa. La película es profundamente emotiva y crítica, mostrando cómo estas personas simples, confiadas en las autoridades, afrontan el desastre con ingenuidad y esperanza… mientras la realidad se vuelve cada vez más sombría. Puede verse el trailer aquí mismo o completa y doblada al castellano la película en esta página de Internet Archive.
 
 
    Hay que reconocer que la fascinación por los búnqueres es la misma que la de los confinamientos -lockdowns según el anglicismo imperial-, algo demencial sin duda y disparatado, pero lógico habida cuenta de la estrategia fobopolítica, destinada a aterrorizar a la población con la martilleante propaganda actual de una inminente agresión por parte de Rusia, que, como se ve, está empezando a dar sus primeros frutos notables.  
 
    No es difícil imaginar, en efecto, que los mismos que ahora están fascinados por el búnquer son los mismos que, hace cinco años, se confinaron eufóricos en casa durante semanas bajo arresto domiciliario sin ningún atisbo de claustrofobia, pensando que era una medida para salvar vidas -las suyas y las de los suyos-, los mismos que se descargaban de la Red el pasaporte sanitario para beneficiarse de la libertad provisional autorizada por el Estado terapéutico y filantrópico. 
 

    Ya se ve hacia dónde vamos, o mejor dicho, hacia dónde nos llevan arrastrados: hacia una sociedad del encierro generalizado que puede justificarse con argumentos sanitarios (lucha contra el virus o contra el cambio climático) o bélicos. El resultado sigue siendo el mismo: la población aterrorizada evita el contacto y contagio social, se encierra en su esfera privada y renuncia espontáneamente a su libertad en nombre de la seguridad puesta en peligro por la presunta emergencia terrorífica. Asistimos así a la atomización de la sociedad, a la eliminación de la esfera pública y al dominio de la lógica individualista del «sálvese quien pueda». 
 
    El miedo se confirma así como una estrategia política de primer orden para los grupos dominantes. Tienen un buen juego en aterrorizar al máximo a la población, para luego poder administrarla a su antojo: el sujeto aterrorizado está dispuesto a hacer literalmente cualquier cosa con tal de asegurar su propia existencia, declarada en peligro por el orden discursivo dominante. 
 
Masoquista, de R. Topor 
 
    ¿Hará falta recordar que Rusia no tiene intención de invadir Europa, entre otras cosas porque, si hubiera querido hacerlo, ya lo habría hecho hace tiempo, sin esperar a que el viejo continente del que ella misma forma parte se reorganice y se rearme? Por el contrario, es Europa la que está provocando a Rusia en todos los sentidos, como si realmente quisiera acabar siendo atacada para tener la excusa perfecta y genial del contrataque. La disparatada propaganda de la inminente agresión rusa sólo sirve para poner en marcha las estrategias gubernamentales evocadas anteriormente y, por supuesto, para reforzar en exceso la industria bélica, quizás reconduciendo la producción de automóviles eléctricos que iban a salvar el planeta en tanques que van a destruirlo.

martes, 22 de abril de 2025

Parada de postas II

Vivimos en una sociedad fuertemente alfabetizada y, paradójicamente, analfabeta, porque a la imposición del abecedario se ha unido un adoctrinamiento furibundo. 
 
 “La bomba arancelaria destruye 9,2 billones en las Bolsas mundiales en tres días, la mitad de todo el PIB de la UE”, metáfora bélica de El Diario Global(ista).
 
 El verdadero propósito de un docente debería ser enseñar, no rellenar informes, programaciones y memorias interminables, el papeleo que exige la Administración. 
 
 El arte verdadero no necesita ni guía ni exégesis conceptual para entenderse porque conmueve por sí solo. Si necesita explicación, no es obra de arte de verdad. 
 
 Grato el botellón a Dioniso-Baco-dios y a la juventud. Es la bacanal rito finisemanal de liberación: murga demencial, baile y vino que beber, vino que olvidar.
 
 

 Escribe Émil Cioran en alguna parte que el hecho de que la vida no tenga ningún sentido determinado es una razón, quizá la única que puede haber, para vivir.
 
 Cualquier cosa puede desarticularse y descomponerse en sus partes o partículas que son, por su parte, cosas también que pueden también a su vez descomponerse.
 
 “La primera vez que visualicé” o “la primera vez que visibilicé” dice en vez de “la primera vez que vi” quien se las da de culto, o sea, de leído y escribido. 
 
 Un científico, sacudiendo los cimientos de la física y filosofía contemporáneas, asegura que hay pruebas de que vivimos en una simulación: la caverna de Platón.
 
 En el año del Señor de 2024 aplicaron la pena capital o crimen de Estado quince países del mundo, en los que se realizaron mil quinientas dieciocho ejecuciones. 
 

 La frase del zorro al principito de lo esencial es invisible a los ojos adquiere un nuevo significado añadiendo... que miran a la pantalla virtual del celular
 
 ¿Cómo puede el gobierno prohibir como pretende la prostitución actualmente tolerada sin suprimir al mismo tiempo las demás formas de trata y trabajo asalariado?
 
 Un aumento del salario mínimo interprofesional y una reducción de la jornada laboral mitigaría quizá nuestra explotación, pero seríamos siervos más agradecidos.
 
 Dice Shelley, el poeta, que el hombre bueno ni manda ni obedece, que el poder, como desoladora peste, corrompe cuanto toca, y la obediencia degrada y esclaviza.
 
 Al “débese al niño el mayor respeto, si uno pretende / algo que es indecente” que escribió Juvenal, le añadiría yo: ...como que sea tu hijo, criarlo y educarlo. 
 

lunes, 21 de abril de 2025

Se retrasa la parusía: disculpen las molestias.

Se usa el término de factura griego parusía (παρουσία; su equivalente latino sería 'praesentia' o 'aduentus', presencia o llegada) con el significado religioso, según la docta Academia, de "advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos". Con este vocablo se alude a la segunda y definitiva llegada de Jesucristo tras la resurrección de la primera (...y al tercer día resucitó), que implicaría el fin del mundo tal como lo conocemos y la instauración del Reino de los Cielos de Dios que él deseaba, como refleja la oración que enseñó a sus discípulos (Venga a nosotros tu reino): que venga tu reino porque no está aquí. 
 

Una viñeta de Andrés Rábago, alias El Roto, publicada en El Periódico Global(ista), lleva por título: "Resucito y vuelvo en unos eones". Presenta dos imágenes muy significativas en este Lunes de Pascua: la cruz como trasfondo lejano y, en primer término, el sepulcro vacío. Dos potentes símbolos: el primero de muerte que se convertirá gracias a la coincidencia de los opuestos en el emblema de la vida... eterna, y el segundo: la tumba vacía, alusión a la resurrección. 
 
El cartel "Vuelvo en unos eones" alude a la parusía o segunda venida de Jesús, que conllevaría la instauración del Reino, que, obviamente, no se ha producido todavía. El aviso es, por lo tanto, irónico. Esos eones no son minutos, ni horas siquiera, son miles de millones de años. 
 
Define, en efecto, la docta Academia el término eón, del gr. αἰών aiṓn, emparentado con el latín clásico aeuom, que conservamos en castellano 'evo', utilizado en lenguaje poético como “duración de tiempo sin término”  y en el lenguaje religioso como “duración de las cosas eternas”, por lo que vendría a ser un sinónimo de 'eternidad'. En el ámbito científico se emplea como una unidad de tiempo geológico, equivalente a mil millones de años, pero también como periodo de tiempo indefinido de larga duración, es decir, una duración tan larga que se hace prácticamente imposible definir. 
 
Es curioso cómo el latín y el griego antiguos, como han subrayado muchas veces los filólogos clásicos tenían dos palabras para lo que nosotros solo tenemos una: tiempo. En latín, efecto, se distinguían tempus y aeuom, y en griego χρόνος (chrónos) y la comentada αἰών (aiṓn). La primera se refiere a uno o varios de los momentos en los que dividimos el tiempo para domesticarlo y cronometrarlo y decir cosas como decían los clásicos, por ejemplo 'tempus fugit', por lo tanto a la discontinuidad,  y la segunda se refiere a la duración, es decir, a la continuidad.

En las lenguas modernas disponemos de una sola palabra para dos cosas radicalmente contrarias y contrapuestas, para contar algo que no puede contarse, para medir algo que es inconmensurable.
 
Volviendo a la viñeta de El Roto, el lema "Vuelvo en unos eones", sería como decir: Vuelvo en unos miles de millones de años, es decir: nunca, porque la parusía y el advenimiento del Reino no se ha producido.
 
Las tres Marías ante el sepulcro vacío.
 
Ante esta constatación empírica, y frente a la desesperación que se apoderó de los discípulos y seguidores de Jesús por su muerte, se extendió enseguida el relato de la tumba vacía, la resurrección y las milagrosas apariciones posteriores, unos sucesos tan sobrenaturales que no caben en el ámbito racional de la historiografía, sino, en todo caso, en el irracional de la fe y mitología. Pero sin la creencia en la resurrección de Jesús es imposible entender el nacimiento del cristianismo, cuya predicación se centraba en el anuncio de la venida del Reino de Dios, esencialmente futuro, cuyo establecimiento incluía la idea de un juicio escatológico que implicaba la salvación de unos y la condenación de otros. 

El evangelio de Lucas, ante el retraso inexplicable de la llegada del Reino, pone en boca de Jesús a posteriori las siguientes palabras (17:20-21): "Los fariseos le preguntaron cuándo vendrá el Reino de Dios. Jesús les respondió: El Reino de Dios no viene de manera que se pueda observar, ni se dirá: Aquí está, o Allí está. Porque el Reino de Dios ya está entre ustedes". Resulta que, por arte de la magia del relato, no hay que esperar la materialización del Reino de Dios, ese desesperado Venga a nosotros tu Reino, sino que ya está aquí, aunque a ojos vistas brille por su ausencia. 
 
En lugar de la llegada del Reino, lo que se ha producido, a medida de que se retrasaba la Venida y el fin del mundo consiguiente, es la creación e institucionalización de la Iglesia, una institución como otra cualquiera, como el Estado, por ejemplo.
 
Del mismo modo, no habría que esperar que se produzca la parusía de Jesús, sino que, podríamos decir, ya se ha producido, como todos los años por estas mismas fechas pascuales, que vuelven año tras año, periódicamente, en que se celebra la pasión, muerte, resurrección y ascensión a los cielos, aunque, como decía aquel villancico inolvidable hay algo que vuelve pero también algo que no vuelve: "La nochebuena se viene, / la nochebuena se va; / y nosotros nos iremos / y no volveremos más".

domingo, 20 de abril de 2025

Domingo de Resurrección

    Algunos cristianos y católicos, apostólicos y romanos, que saben de lo que hablan cuando hablan de la fe, porque la viven en sus ardientes y férvidas entrañas, que cantan en navidades aleluyas porque va a nacer el niñodiós, echan las campanas ahora al vuelo  porque aseguran que el niño hecho hombre y como tal ejecutado y muerto resucita este Domingo de Pascua como la primavera que ha venido todos los años por estas fechas y nadie sabe cómo ha sido.

     Celebran, en efecto, los creyentes su nacimiento en navidades, y en Semana Santa rememoran su pasión, muerte, descenso a los infiernos, y la resurrección que no se produce nunca en la realidad más que en sus corazones repletos de fantasías animadas de ayer y de hoy.

    No puede negarse la existencia de Cristo, pero Jesús está más muerto que vivo desde hace dos mil años en que partimos la historia en un antes y un después.  Puede incluso afirmarse que es un personaje histórico, como Alejandro Magno o Napoleón. Y como todo personaje histórico está más muerto que vivo, pero no por ello deja de existir, existe y mucho, porque se habla constantemente de él. Lo que no puede, desde luego, afirmarse cabalmente es que renazca después de muerto. 

    Los griegos ortodoxos se saludan el domingo de Pascua diciéndose “Cristo ha resucitado”, y contestándose “En verdad ha resucitado”. No dicen "Jesús ha resucitado" refiriéndose a Jesús de Nazaret, personaje histórico, sino "Cristo", que es un nombre que se le superpone y pertenece al ámbito de la mitología, porque hay que distinguir lo que habitualmente está confundido en el nombre propio de Jesucristo: el Jesús, por un lado, de la historia y el Cristo, por el otro, de la fe. 


    La frase inicial “Cristo ha resucitado” no es real: no expresa un hecho constatable y empírico, por lo que es mentira, pero se hace verdad a fuerza de repetirse hasta la saciedad. ¿En qué sentido es verdad? No por que sea un hecho objetivo, algo que ha sucedido, sino por que se repite una y otra vez su nombre propio, se habla de él, y por lo tanto se hace real. Ya lo dijo, creo, Göbbels, el jerarca nazi y máximo responsable de la propaganda, que de eso sabía mucho: "Una mentira repetida mil veces se hace verdad". 

     He ahí la trampa de los creyentes: dan por hecho algo que no ha sucedido repitiéndolo una y otra vez y celebrando su suceso, y no se desengañan ni dejan de ser tan tontos como las vírgenes necias esperando a su príncipe azul celestial que no viene nunca a redimirlas.

    Lo único, de hecho, que resurge, por no decir resucita este Domingo de Resurrección es la negación de la evidencia del fracaso y muerte en la cruz sin redención posible del Nazareno, por mucho que los fieles feligreses quieran enjugarse las lágrimas de sus mejillas con jirones de la sábana santa de su sudario o el paño sacrosanto en el que envolvieron el prepucio de su circuncisión. 

   


    La Cofradía del Cristo del Poco Poder y la Poca Monta reivindica la figura de un hombre como tantos otros que quiso cambiar el mundo, que fracasó estrepitosamente, y al que se le hizo la pascua, torturándolo y condenándolo a muerte, cuya agonía celebran las hermandades lentamente, en todos los pasos de su vía crucis, paso a paso, durante la Santa Semana, que es la santificación de la semana, y cuya muerte definitiva no quieren aceptar por lo que imaginan que el sagrado corazón de su espíritu resucita no sólo el Domingo de Resurrección entre nosotros, sino ahora mismo, cuando sea, y siempre que decimos que no a la realidad del mundo, incluida nuestra propia muerte, esa espada de Damoclés siempre futura.