martes, 10 de enero de 2023
La arenga del rey
lunes, 9 de enero de 2023
Pareceres (XII)
57.- "La calle es mía". Si los automóviles hablaran podrían decir, como hace años un ministro de la oprobiosa dictadura franquista que luego llegó a ser presidente democrático de una junta autonómica, de cuyo nombre no quiero acordarme, que la calle era suya. Los autos podrían decirlo con toda la razón. La calle es suya. Y no debería ser así. Pero así es. ¿Dónde están los niños de nuestros pueblos y ciudades? Las aceras, plazas, patios, calles, parques y jardines se han despoblado de niños. Es verdad que hay menos que antes. Pero ¿dónde están los que hay? Están escolarizados hasta los 16 años obligatoriamente. ¿Y cuando no hay escuela? Cuando salen del colegio se sientan delante de la pantalla del ordenador o de la consola de videojuegos, rara vez ya de la televisión, que es cosa de mayores. Están, pues, encerrados en su propia casa, víctimas del arresto domiciliario al que les condenan sus padres, los adultos, o confinados en las reservas que son los centros especializados en el ocio infantil que cada vez pululan más en las grandes superficies comerciales: ludotecas o guarderías o parques temáticos. Cada vez están menos en las vías públicas, que no son suyas, que no son nuestras, sino de los autos y su tráfico maldito.
58.- El estado terapéutico persigue inquisitorialmente con saña y con su visión absolutista de la sanidad pública a fumadores y bebedores hasta el límite de la extorsión fiscal y la expulsión de los espacios públicos, recluyendo esas actividades semidelictivas a los ámbitos de la privacía: a las petacas y a los retretes, nunca mejor empleado este galicismo que, como se sabe, alude a los lugares retirados.
60.- Bendita sea América. Que Dios bendiga a América, que quiere liberarnos de todas las dictaduras del siglo pasado, para instaurar la nueva dictadura planetaria de la democracia representativa universal. Bendita sea. Pero, ¿quién nos liberará de América? ¿quién nos liberará, Señor, de tu bendición que recae sobre ese pueblo que en Ti confía (in God we trust, escriben en el Dólar, por algo será, tal vez porque el Dólar sea, Señor, Tu efigie más verdadera), pueblo elegido que por el Imperio se dirige inevitablemente hacia Ti?
domingo, 8 de enero de 2023
Institución de la monarquía o Las ranas pidiendo rey.
(1) Con “endriago” (monstruo fabuloso, con facciones humanas y miembros de varias fieras) traduzco el “hydrum”, una hidra en el original de Fedro. El Arcipreste sustituye la hidra por una cigüeña “manzillera” (matadora, carnicera) que se comía a las ranas de dos en dos porque era ventenera, es decir, probablemente “venternera”, de vientre: glotona y tragona: Enbióles por rey çigüeña manzillera:/ çercava todo el lago, ansí faz' la ribera,/ andando picoabierta; como era ventenera,/ de dos en dos las ranas comía bien ligera.
(2) La moraleja del Arcipreste no tiene pérdida: el que no tenga gobierno (premia dice él, o sea, opresión, sujeción, cadena), no quiera ser gobernado: Quien tiene lo que l' cunple, con ello sea pagado,/ quien puede seer suyo, non sea enajenado;/ el que non toviere premia, non quiera ser apremiado:/ libertat e soltura non es por oro conprado.
sábado, 7 de enero de 2023
Esto no es una vida
De El Periódico Global no me interesan lo más mínimo las informaciones ni los artículos de opinión, sino, más que nada, algunos de sus dibujantes, en primer lugar Andrés Rábago, El Roto, cuyas viñetas suelen ser de lo más agudas y penetrantes. También algunas de Flavita Banana y de Riki Blanco. A propósito de este último, traigo hoy aquí a colación la publicada el 4 de enero de 2023, que presenta, vistos desde atrás, un sofá y un televidente en el centro que está contemplando la pantalla donde se vislumbra un cielo de nubes. Escrita con una impecable caligrafía vintage se lee la frase: "Esto no es una vida".
La viñeta evoca enseguida, tanto por su colorido como por la caligrafía de la frase y su contenido, el célebre cuadro de René Magritte "Esto no es una pipa", que pertenece a la serie que pintó el pintor surrealista belga bajo el título "La traición de las imágenes" (1928-1929). Podría haber escrito debajo de la pipa lo contrario: "Esto es una pipa", pero en ese caso estaría mintiendo, porque no nos hallamos ante una pipa, sino ante una imagen o representación de una pipa. Ahí radica la traición de las imágenes, que son representaciones. Si me miro en el espejo no me veo a mí mismo, sino mi imagen, que no es lo mismo. Algo parecido sucede con las palabras: La palabra 'pipa' tampoco es una pipa.
En la viñeta de Riki Blanco hay, además de una indudable imitación recreativa del cuadro de René Magritte, una intención satírica: la vida a la que nos condena la sociedad del espectáculo en la que vivimos, pendientes siempre de nuestras pantallas, ya sea de la pequeña como de las más pequeñas de nuestros artefactos móviles, tales como tabletas y esmárfones, no es una vida activa, sino contemplativa. No es una vida social y humana digna de ese nombre, sino una mera vida vegetal. Giorgio Agamben ha hecho ver que la lengua griega dispone de dos palabras para lo que nosotros denominamos "vida", que son 'bios' y 'zoé': la primera se refiere a la dimensión humana de la vida mientras que la segunda es la vida puramente animal.
No está demás recordar, a propósito de la viñeta de Riki Blanco, lo que dijo Jean Luc Godard de la pequeña pantalla, y que, mutatis mutandis, hay que hacer extensivo también a la Red Informática Universal (world wide web): no ha permitido nunca desarrollar el pensamiento, y no está hecha para comunicar, sino para transmitir órdenes.
viernes, 6 de enero de 2023
Dos 'spoiler alerts'
Primera alerta de revelación: El panel central del tríptico del altar de Santa Columba es un retablo pintado al óleo sobre tabla hacia 1455 por Rogier van der Weyden para el altar de dicha iglesia de Colonia, representa con vivo colorido, detallismo y minuciosidad, la Adoración en el portal de Belén del niño Jesús por los Reyes Magos, a donde les ha guiado la estrella que se vislumbra en la parte superior izquierda del tejado del portal.
Los Reyes de este retablo, como se ha hecho notar a menudo no representan aquí las distintas razas de la humanidad, por lo que no hay un rey negro, sino las tres edades del hombre: vejez, sugerida por las canas del rey arrodillado, madurez del segundo, que se inclina ligeramente y porta una copa, y la juventud del tercero, que está erguido y quitándose el turbante, y que aún no se ha despojado de sus armas y de sus espuelas, como si no fuera consciente todavía de la importancia del acontecimiento que contempla, y saluda simplemente a la madre del recién nacido con cortesía. El hombre maduro se interroga y ya se inclina postrándose ante el niño. El anciano, plenamente consciente de hallarse ante el divino niño se arrodilla con una actitud completamente respetuosa y reverente, sosteniendo los pies del infante desnudo y acercando su manecita hasta sus labios.
Panel central del tríptico de Santa Colunga, Rogier van der Weyden (c. 1455)
En el centro de la composición hay un detalle anacrónico que despierta nuestras alarmas. Es un detalle muy significativo, que prefigura el futuro de ese niño que nace anticipando el propósito y la finalidad de su vida: un crucifijo, que es su destino fatal, pues el niño está llamado a ser un adulto y, como tal, a morir.
Pero no solo es anacrónico el crucifijo central, sino toda la escena por la rica vestimenta de los personajes -San José, por ejemplo, a la izquierda de la Virgen María y el niño, que sostiene su cachava y su sombrero, y contempla la escena vestido de un rojo purpúreo que sugiere su dignidad regia, descendiente del rey David-, la ciudad que se ve al fondo que es una ciudad flamenca típica de la Edad Media.
El detalle que se ha mencionado de la estrella de Belén semioculta en el tejado del portal se debe a que son ahora la Virgen, con su manto azul, y el Niño desnudo los que desprenden un halo luminoso de sus cabezas. En el caso del Niño Jesús, se trata, además, de una aureola crucífera, otro detalle que revela el desenlace futuro de la historia. Todas las miradas, hasta la de la mula y el buey, convergen en el niño que acaba de nacer, que es la nueva estrella, y está abocado a morir bajo pena de muerte.
Algo parecido nos sugiere aquel villancico flamenco que, en el momento del nacimiento del niño que está en la cuna, menciona su muerte siempre futura, siempre porvenir, como la nuestra: Pastores de la laguna, / ponerse todos a llorar, / que el niño que está en la cuna, / en una cruz morirá.
Segunda alerta de revelación: Otra revelación importante y apocalíptica, en el sentido etimológico de la palabra (descubrimiento) es la que se da en la Epifanía o manifestación del Niño a sus Majestades los Reyes Magos de Oriente, que han venido a adorarle y a entregarle sus preciosos dones: el oro, el incienso y la mirra. Los Reyes Magos le rinden pleitesía y vienen a decirle: Los Padres, como tales, no existen. Si José de Nazaret es el "pater putativus", el Niño no puede ser otra cosa más que el "filius putativus". Estamos, en efecto, ante el hijo de Dios, y como tal no tiene padre: una criatura divina, ajena de alguna forma a la Sagrada Familia en la que ha nacido.
jueves, 5 de enero de 2023
Nueva mensajería de año nuevo
La imposición del estudio del inglés hace que se abandonen las lenguas maternas en pro del único idioma hablado: la neolengua imperial del mercado financiero.

miércoles, 4 de enero de 2023
Una mente abierta (y 2)
Escribe Marco Aurelio en sus Meditaciones VI. 21 (en traducción de Ramón Bach Pellicer): Si alguien puede refutarme y probar de modo concluyente que pienso o actúo incorrectamente, de buen grado cambiaré de proceder. Pues persigo la verdad, que no dañó nunca a nadie; en cambio sí se daña el que persiste en su propio engaño e ignorancia.
Se pueden rastrear algunos ecos de Sócrates en este pensamiento y actitud de Marco Aurelio, por ejemplo en la expresión “busco la verdad”, que hay que entenderlo en sentido negativo: no la poseo, por eso la persigo en una búsqueda interminable a lo largo de la vida. Los ecos socráticos también incluyen la idea subyacente de que la gente actúa mal por error y nadie obra mal a sabiendas. Es, por lo tanto, ventajoso que alguien pueda demostrarme que estoy equivocado, porque lo que daña a la gente no es la verdad, sino la persistencia en la ignorancia, como se ve en la Apología de Platón donde se habla de la búsqueda de la verdad que emprende Sócrates cuando se le dice que la pitonisa de Delfos había proclamado que él era el hombre más sabio del mundo, lo que no dejaba de ser una opinión falsa como cualquier otra:
¿Qué dice realmente el dios y qué indica en enigma? Yo tengo conciencia de que no soy sabio, ni poco ni mucho . ¿Qué es lo que realmente dice al afirmar que yo soy muy sabio? Sin duda, no miente; no le es lícito.» Y durante mucho tiempo estuve yo confuso sobre lo que en verdad quería decir. Más tarde, a regañadientes me incliné a una investigación del oráculo del modo siguiente. Me dirigí a uno de los que parecían ser sabios, en la idea de que, si en alguna parte era posible, allí refutaría el vaticinio y demostraría al oráculo: «éste es más sabio que yo y tú decías que lo era yo.» Ahora bien, al examinar a éste -pues no necesito citarlo con su nombre, era un político aquel con el que estuve indagando y dialogando- experimenté lo siguiente, atenienses: me pareció que otras muchas personas creían que ese hombre era sabio y, especialmente, lo creía él mismo, pero que no lo era.

A continuación intentaba yo demostrarle que él creía ser sabio pero que no lo era. A consecuencia de ello, me gané la enemistad de él y de muchos de los presentes. Al retirarme de allí razonaba a solas que yo era más sabio que aquel hombre. Es probable que ni uno ni otro sepamos nada que tenga valor, pero este hombre cree saber algo y no lo sabe, en cambio yo, así como, en efecto, no sé, tampoco creo saber. Parece, pues, que al menos soy más sabio que él en esta misma pequeñez, en que lo que no sé tampoco creo saberlo. A continuación me encaminé hacia otro de los que parecían ser más sabios que aquél y saqué la misma impresión, y también allí me gané la enemistad de él y de muchos de los presentes.
El propio Marco Aurelio nos habla de la conveniencia de cambiar uno de mentalidad y de tener una mente abierta si se le demuestra el error (IV, 12) (...cambiar de actitud, caso de que alguien se presente a corregirte y disuadirte de alguna de tus opiniones), y también en (VI, 30), donde se dice a sí mismo: No te conviertas en un César o No te cesarices, por así decirlo, que es lo que suele pasar. Y donde se pone como ejemplo a su predecesor Antonino Pío: “Y recuerda cómo él no habría omitido absolutamente nada sin haberlo previamente examinado a fondo y sin haberlo comprendido con claridad (…) y su capacidad de soportar a los que se oponían sinceramente a sus opiniones y de alegrarse, si alguien le mostraba algo mejor”.
martes, 3 de enero de 2023
Una mente abierta (1)
Marco Aurelio (121-180 de nuestra era) fue emperador de Roma entre 161 y 180, año de su muerte. De origen hispánico como el emperador Adriano o el filósofo Séneca o el poeta Lucano, Marco Aurelio, que no quería convertirse en un César ni empaparse de la púrpura imperial, se convirtió sin embargo en el décimosexto emperador del Imperio romano. Llamado el “emperador filósofo” -en sentido etimológico “amante de la sabiduría” pero no poseedor de ella-, fue considerado uno de los “cino buenos emperadores”, donde “cinco” quiere decir “pocos”. Tuvo que enfrentarse a varias tribulaciones políticas y militares, causadas por los ataques de las tribus germánicas en el límite norte del Imperio y por la rebelión de Avidio Casio en Egipto y Siria, así como a dramas personales como la muerte de algunos de sus hijos.

Su lengua materna era el latín, pero como todo romano culto hablaba con fluidez el griego, y eligió esta lengua para escribir sus reflexiones filosóficas, conocidas como Meditaciones, obra dividida en doce libros que probablemente compuso en los últimos años de su vida. Son soliloquios dirigidos a sí mismo que probablemente nunca tuvo intención de publicar, y que han llegado milagrosamente a nosotros constituyendo una especie de íntimo diario personal.
Se presenta como un defensor del estoicismo, una doctrina de la Estoa que no era incompatible con el ejercicio del Poder, muy alejada, por lo tanto, de la docrina del Pórtico original de Zenón de Cicio. La filosofía estoica que se difundió entre la aristocracia del Imperio Romano ya no era la de Zenón y sus primeros discípulos, sino una variante harto más conservadora, que es la que conocemos por los escritos de los estoicos imperiales –Séneca, Epicteto, Marco Aurelio–, los únicos que nos han llegado íntegros, en los que persiste un vago ideal humanitario y cosmopolita, pero que ya no intentan cambiar el mundo sino que lo aceptan estoicamente, nunca mejor dicho, tal y como es, lo que explica también el éxito de Las Meditaciones de Marco Aurelio en el mundo moderno como libro de cabecera de muchos poderosos.
Como muestra, un botón. He aquí una reflexión que escribe sobre la brevedad de la vida (libro IV, 48) y que nos ofrece la espléndida metáfora de la aceituna al final:
Considera constantemente cuántos médicos han muerto tras haber muchas veces fruncido el ceño sobre sus pacientes; cuántos astrólogos tras vaticinar la muerte de los demás como algo importante; cuántos filósofos, después de haber sostenido mil discusiones sobre la muerte o la inmortalidad; cuántos poderosos, después de haber dado muerte a muchos; cuántos tiranos que abusaron, con una terrible arrogancia, como si fuesen inmortales de su poder sobre vidas ajenas; y cuántas ciudades enteras, por así decir, fenecieron: Hélice, Pompeya, Herculano, y otras innumerables (*).
*NOTA: Son conocidos los casos de Pompeya y Herculano, que fueron destruidas por la erupción del Vesubio en el 79 de la era cristiana. Hélice era una ciudad griega de la Acaya que fue engullida por el mar en el año 373 antes de nuestra era.
Pasa revista también a todos los que tú has
conocido, uno tras otro. Uno, rindiendo los honores fúnebres a ese,
fue después sepultado; y otro a aquél, y todo en breve tiempo. Pues
has de ver en suma siempre las cosas humanas como efímeras y sin
valor; ayer, un moquillo; mañana, momia o ceniza. Procura, pues,
pasar este mínimo lapso de tiempo conforme a la naturaleza y
disolverte con alegría, como la aceituna que llegada a la madurez
cae bendiciendo la tierra que la crió y dando las gracias al árbol
que la produjo.
lunes, 2 de enero de 2023
Jugando a policías y ladrones
Reproduzco la partitura a continuación, a fin de que puedan cantarse las coplas si a alguien le apetece con el mismísimo compás.

domingo, 1 de enero de 2023
¡In-feliz Año Nuevo!
Es tradicional felicitar en esta fecha el Año Nuevo a familiares, amigos y conocidos deseándoles prosperidad y que se cumplan todos sus sueños, nada más nefasto, por cierto que esto último, porque lo bueno de los sueños es que no lleguen a realizarse nunca porque, si lo hacen, dejan de ser lo que eran: sueños, y se convierten en algo peor: realidad. Sobre ello, ya sacamos una entrada en Odio el Año Nuevo, que a lo mejor no está mal que se relea por si acaso, que nunca se sabe, sirve para algo.
Solemos hacer mucho ruido cuando llega esta fecha, y celebrar las últimas campanadas del año viejo -algunos se atragantan comiendo uvas al ritmo que marca el reloj- con confeti multicolor, petardos y fuegos artificiales, sonido de cláxones y brindando con burbujas de cava por el año nuevo, metiendo mucho ruido y deseando que, efectivamente, sea una novedad y no lo que sabemos que va inevitablemente a ser: la eterna repetición de lo mismo como siempre.
No voy a decir que me ha sorprendido la viñeta de Flavita Banana que publicó El Periódico Global el día 27 de diciembre de 2022, adelantándose a esta fecha, porque no es más que una vulgar imitación de otra que corre por la red desde hace años y cuya autoría no conozco, pero que aquí hemos alguna vez también utilizado. En la viñeta de Flavita, cinco planetas giran en torno del Sol. Se distinguen, por su anillo, a Saturno, por su diminuto tamaño y órbita más corta a Mercurio, también a la Tierra que con notas musicales y destellos luminosos multicolores dice: "¿¿Lo veis?? Cada vez que paso por aquí, lo mismo".
Mucho más sencilla es la que considero original y más antigua, que presenta sólo al Sol y a la Tierra, que está describiendo su órbita. El Planeta Azul exclama de pronto, como está mandado: "¡Feliz Año Nuevo!" Y es aquí el Sol el que dice algo inteligente: "No entiendo por qué hacen tanto alboroto cada vez que pasan por ahí".
Hay un meme en la lengua del Imperio que dice exactamente lo mismo, y que quizá sea la versión original en la que se ha inspirado Flavita, pero desconozco su autoría. Está fechada en 2017 y dice: Feliz viaje nuevo alrededor del Sol. Y el astro rey sentencia: No entiendo todo ese alboroto y ruido cada vez que pasan por este punto. Quizá sea el anonimato la mejor firma de las cosas que son razonables:

