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lunes, 2 de enero de 2023

Jugando a policías y ladrones

    Ahí van estas coplas que he compuesto con mejor o peor fortuna en versos octosílabos, siguiendo el modelo de los hagesicoreos de la canción de la media noche de Safó, cuyo esquema rítmico es el siguiente:  - + - - + - + - donde el signo “+” representa la sílaba marcada rítmicamente y el signo “-” la no marcada, en griego antiguo por la cantidad larga de la sílaba, y en castellano actual por su carácter tónico. Pertenece este tipo de verso a los metros híbridos o alternantes, llamados eolios dentro de la prosodia clásica porque eran los favoritos de las canciones de los poetas lesbios Alceo y Safó, que, por otra parte, son harto conocidos de la métrica popular por todas partes y tiempos, en especial dentro de la canción por estrofas, coplas o semejantes estructuras retornantes. 
 

 
     Traduciendo rítmicamente la canción de Safó, me di cuenta de que su ritmo era el mismo que el de la cantilena española infantil del juego del ratón y el gato, que dice así: Ratón que te pilla el gato, / ratón que te va a pillar. / Si no te pilla esta noche, /  mañana te pillará (o "te pilla de madrugá"). Y en esta versión más truculenta: Ratón que te pilla el gato, / ratón que te va a pillar, / ratón que como te pille, / las tripas te va a sacar. La diferencia que hay con los hagesicoreos de Safó está en los versos pares de la copla infantil, que presentan un final cataléctico y agudo ("ratón, que te va a pillar") equivalente al llano- + - - + - + (-), con rima asonante en "-á".

    Reproduzco la partitura a continuación, a fin de que puedan cantarse las coplas si a alguien le apetece con el mismísimo compás.

 

    El juego infantil que proponen es igual que el del ratón y el gato, un juego de persecución. Se sortean los papeles de policía perseguidor y ladrones perseguidos, que deberán esconderse y no dejarse nunca atrapar por el policía cuando sean descubiertos. En caso de que este detenga a uno, el ladrón pasa a ser policía y el policía se convierte en ladrón y perseguido, intercambiándose los papeles. El juego, como tal, no se acabaría nunca de este modo, aunque precisamente lo que pretenden estos versos es que el juego del perseguidor y los perseguidos en nombre de la autoridad se acabe de una vez por todas al cansarse los niños de jugar. 
  Ratón, que te pilla el gato, / ratón, que te va a pillar. / Si no te pilla esta noche, / mañana te pillará. / Jugando al ratón y al gato, / perdemos la identidad, / y el rol nos intercambiamos, / y somos los dos igual.
 
  Ladrón, que te pilla el poli, / ladrón, que te va a pillar, / y si es que te alcanza, entonces, / ser poli te va a tocar. / Y perseguirás ladrones / y el alto les echarás /  pasando de ser ratero / a agente de autoridad. 
 
 Defiende la bofia el orden, / cual perro feroz guardián, / que dicen que en paz estamos / e impera la ley marcial.  / No entiende gendarmería / que es robo la propiedad; / que a unos los hace ricos / y pobres a los demás. 
 
También el ladrón defiende / de suyo la propiedad / robando al hacerse dueño /  del bien que el dinero da. / Y de esta manera el juego / jamás se podrá acabar / habiendo como hay, que sobran, / Estados y capital. 
 
  Cansados de perseguirnos, / tengamos la fiesta en paz. /  Privada desaparezca  / ahora la propiedad   / por arte de encanto y  magia.   / Dejemos de ser, sin más, / ladrones y policías, / y el juego se acabará.