viernes, 10 de septiembre de 2021

AVT•VIAM•INVENIAM•AVT•FACIAM

    Dicen que esta frase (aut uiam inueniam aut faciam: o encontraré el camino o lo haré) la dijo Aníbal cuando se disponía con sus tropas a cruzar los Alpes para invadir Italia, y sus generales le objetaron que no era posible atravesar dicha cordillera con los elefantes que llevaba, cosa que al final hizo de todos modos. No la he encontrado sin embargo citada tal cual en ninguna fuente clásica latina, aunque es muy famosa en el mundo anglosajón, donde se le atribuye al general cartaginés. Desde luego, si la dijo Aníbal no la diría en latín, que era la lengua del enemigo, sino en púnico. Pero se non è vero è ben trovato, que dicen los italianos,  porque le cuadra muy bien al temperamento de Aníbal tal como nos lo describe Tito Livio en Ab urbe condita.

    Investigando un poco sobre el origen de la frase, encuentro que puede tratarse de una alteración de un verso de la tragedia de Séneca Hércules loco, que dice literalmente en tercera persona del singular y hablando de Hércules (v. 276-277): inueniet uiam / aut faciet: encontrará el camino, o lo hará. Está hablando Anfitrión y lamentándose de la ausencia del héroe.

qui scelera terra quique persequitur mari
ac saeua iusta sceptra confringit manu
nunc seruit absens fertque quae fieri uetat,
tenetque Thebas exul Herculeas Lycus,
sed non tenebit, aderit et poenas petet
subitusque ad astra emerget; inueniet uiam
aut faciet
, adsis sospes et remees precor
tandemque uenias uictor ad uictam domum.
(Séneca, Hércules loco, v. 271-278)

    Lo que en la traducción de Jesús Luque Moreno dice así: : “Aquel que persigue los crímenes por tierra y por mar y que con mano justiciera quebranta los cetros tiránicos es ahora esclavo estando ausente y soporta cosas que él suele impedir que se hagan y a la Tebas de Hércules la tiene en su poder Lico (1) el desterrado. Pero no va a seguir teniéndola. Vendrá (Hércules) y le dará castigo; repentinamente saldrá a la luz del sol; encontrará el camino o se lo abrirá.  Acude ya, regresa sano y salvo, te lo suplico, ven de una vez vencedor a tu hogar vencido.”

(1) Este Lico, durante la ausencia de Hércules en los infiernos, había conspirado contra Arconte, padre de Mégara, dándole muerte junto con sus dos hijos, y se había convertido en un tirano. Un Hércules salvador, que se abre paso y hace camino dejando su estela, vendrá y le destronará.

Un lema muy apropiado para un pie.
 

jueves, 9 de septiembre de 2021

La vuelta al cole de la niña adoctrinada

        A la pregunta de qué opinaba de tener que volver al cole con la mascarilla puesta, la niña de la foto declaraba hace un año por estas mismas fechas (pero sus palabras siguen estando de rabiosa actualidad) : Es un poquito peor porque no puedes respirar del todo, pero no pasa nada, es mejor eso que morirte. El brazo de un adulto, quizá de su padre, apoyado en su hombro, parece darle cuerda a la niña adoctrinada por todos los medios para que recite como un papagayo la lección bien aprendida y salga por la tele y por las redes sociales, y sea protagonista por un día del evento de la vuelta al cole. Hay, evidentemente, detrás de esas declaraciones una enorme tarea pedagógica del Ministerio de Sanidad. 


             Es mejor “eso” que morirte, dice la niña. ¿Quién le ha dicho a esta niña que “eso” (respirar un poquito peor, con el encantador diminutivo infantil 'poquito' que minimiza la cosa y le quita hierro al asunto) es mejor que morirse? ¿Quién le ha dicho a esta niña que va a morirse, haciéndola entrar de ese modo de una forma brutal en la sociedad adulta? ¿Iba acaso a morirse ella por no llevar un ridículo pañal en los morros con el que se respira, como ella misma reconoce, un poquito peor? ¿Acaso se respira mejor cuando uno está muerto? El adoctrinamiento educativo que ha padecido esta niña (y toda la sociedad española) por todos los medios es brutal.

            Padres y maestros pueden sentirse orgullosos de haber logrado que sus vástagos sean más responsables que muchos adultos, como revela esta niña adoctrinada, que para muchos es la expresión lúcida del sentido común. Pero nada más lejos de la razón que un sentido que se pretende común a fuerza de inculcárselo desde arriba a las masas de individuos, porque lo que expresa la encantadora niña por su boquita amordazada es una opinión personal que sólo conecta bien con las inquietudes de alguien previamente anestesiado, hipnotizado e idiotizado, como la  mayoría democrática del país, con la creencia de que si contrae el virus va a morirse ipsofacto. Quizá los padres de esta niña tengan miedo de que pueda pasarle algo, como suele decirse, pero no deberían en todo caso habérselo trasmitido a esta tierna criaturita.


           Que morirse, además, es lo peor que puede pasarle a uno es, en efecto, otra creencia muy extendida pese a que quienes lo afirman no tienen ninguna experiencia previa de su propia muerte para corroborarlo. Mucha gente se pregunta a veces: ¿Puede haber algo peor que la muerte? Y se responde: Seguramente que no. Pero hay algo peor que la muerte, que no sabemos lo que es, señores míos: una vida mala, una mala vida como esta que nos hacen llevar a cuestas, que eso sí que lo sabemos.

        Que veamos en declaraciones como la de esta niña adoctrinada un modelo de ciudadanía responsable dice mucho del grado de infantilización que hemos alcanzado, carentes de sentido crítico, dispuestos a acatar cualquier medida restrictiva y a comulgar con cualquier piedra de molino que se nos ofrezca como si fuera una salvífica hostia consagrada.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

La perversión del sistema sanitario

        En la pancarta de cartón que lleva esta chica se lee lo siguiente: We' re testing healthy people to declare them unwell whilst refusing to treat actual sick people. Es decir: Estamos haciendo pruebas a personas sanas para declararlas enfermas mientras nos negamos a tratar a personas que están realmente enfermas.”

        No es una paradoja sanitaria: es la perversión del sistema sanitario. Se alude con la expresión “hacer pruebas a personas sanas” a las famosas peceerres, con las que se están forrando los laboratorios, que analizan muestras de tejido humano de aquellas personas sobre las que recae la sospecha de que pueden albergar un virus en sus células y contagiarlo, pese a que en su mayoría no presentan ningún síntoma que delate una enfermedad que, por otra parte, no puede diagnosticarse si no va acompañada de síntomas. Esas pruebas de laboratorio tienen la virtualidad de amplificar sobremanera la muestra analizada y de llegar a ver, en lo que no son más que huellas insignificantes e inocuas de no se sabe muy bien qué, el monstruo del virus asesino que nos aseguraron que iba a acabar con las vidas de nuestros seres queridos y las nuestras.

        Se nos ha inculcado la idea pandémica de la ubicuidad del virus que está, como el Dios de la vieja teología, en todas partes en general y en ninguna en particular, por lo que todos sin excepción somos sus potenciales receptáculos: todos somos sospechosos y todos somos enfermos mientras no podamos demostrar lo contrario con una prueba de laboratorio negativa.

        La paradoja es que la mayoría de los llamados “casos” que han resultado positivos a la peceerre no necesitan hospitalización, pero sí aislamiento domiciliario y familiar para no contagiar a los demás, y un seguimiento, atención y tratamiento que en todo caso suele prestarse por teléfono, dado que los sanitarios no pueden exponerse al contagio de un virus peligrosísimo, cuyo índice de letalidad es de un 1% en el mayor de los casos y de un 0,2% en el menor según se ha podido comprobar, por lo que no resulta tan mortal como habían pronosticado los más agoreros, pero por si acaso...

        Una vez que se ha lanzado una profecía o una mentira al aire, da igual: algo queda. Los gobiernos se han apuntado el dato de habernos salvado heroicamente la vida, que estaba amenazada de muerte, aunque se demuestre que era una falsa amenaza. Es el triunfo de la Sanidad sobre la salud, la victoria de la vesania más idiota sobre el sentido común, que se ha demostrado que era el menos común de los sentidos.

        La atención primaria, pues, ha cerrado: los médicos ya no visitan pacientes en sus hogares, ni los pacientes van a las consultas médicas, porque es peligroso, porque hay un virus muy malo por ahí que vuela por el aire y se posa en cualquier sitio, y porque hay que salvar vidas: ¡bonita manera de matarnos la de salvarnos la vida! Y se ha sembrado la consigna: “Yo me quedo en casa. Quédate en casa. No salgas. Es peligroso”. Paralelamente, se teme que los casos graves colapsen los hospitales, previamente desmantelados por la gestión política, por lo que se reservan plantas enteras y unidades de cuidados intensivos para los enfermos de las futuras oleadas del virus que lo requieran, y, aquí viene lo más sangrante, se suspenden operaciones y tratamientos que llevaban mucho tiempo esperando su turno de otras enfermedades que, al fin y a la postre, son más mortales que el propio virus objeto de todas las atenciones y, más que de eso, de todas las pre-ocupaciones, como, por ejemplo, los cánceres. Todo en nombre de las medidas protocolarias destinadas a acabar con una “emergencia sanitaria” cuyo resultado no es otro que acabar con la salud de la gente, bien enfermando a la que no lo está, debilitando así su sistema inmunológico y su ánimo, o bien desatendiendo a la que lo está de verdad, a los enfermos de hecho.

        La paradoja sanitaria resulta, al fin, sarcástica si no fuera porque, como queda dicho, revela la perversión del sistema sanitario: se declara enfermos a los que están en perfecto estado de salud, se los aísla y estigmatiza e inmoviliza en sus domicilios bajo arresto, mientras que no se presta ayuda y se desatiende a los enfermos de otras patologías posponiendo sus operaciones, haciendo dejadez de sus funciones, olvidando el principio hipocrático del primum non nocere, porque lo han pervertido: lo primero es hacer daño a la gente, que para eso están los gobiernos: primum nocere. Somos muchos en el planeta Tierra y hay que acelerar la evacuación. Y todavía dicen algunos que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo (risas), del que deberíamos sentirnos orgullosos (más risas). Son los mismos que se enorgullecen del sistema educativo, que también es de los mejores del mundo (risas), y los mismos que se engañan a sí mismos sintiéndose orgullosos del sistema en general que vela por nosotros haciéndonos mal por nuestro propio bien, matándonos sistemáticamente.

martes, 7 de septiembre de 2021

El caballo de Troya, Laocoonte y Casandra.

    Lo primero que hay que decir es que el famoso caballo troyano no era troyano, sino griego,  obra del pérfido Ulises para conquistar y destruir la ciudad. 

     Laocoonte, un sacerdote troyano, se opuso a meter el caballo en la ciudad. Son célebres sus palabras de advertencia a sus compatriotas: equo ne credite, Teucri! / quidquid id est, timeo Danaos et dona ferentis. (¡No os fiéis del caballo, troyanos! / Sea que sea, a los griegos los temo aunque traigan regalos. Pero el dios Apolo envió unas serpientes que salieron del mar a devorarlo a él y a sus hijos, aunque no lo hizo por sus palabras, sino porque Laocoonte había profanado su templo copulando con su mujer allí. Los troyanos, sin embargo, creyeron que era un castigo divino por su negativa a introducir la ofrenda del caballo. (El director de cine italiano Ettore Scola, dicho sea de paso, entre paréntesis, modifica el dicho latino timeo Danaos et dona ferentes en su película C'eravamo tanto amati (1974) cambiando a los griegos hijos de Dánao por los yanquis: timeo yankees et dona ferentes.) Los troyanos procedieron a meter el funesto caballo en la ciudad para su ruina. El sentido del dicho proverbial latino es que no se puede esperar nada bueno de los supuestos regalos o meras ofertas de los enemigos. 


    Laocoonte y sus hijos, escuela de Rodas (siglo I d. de C.)

    Casandra también salió al paso del funesto caballo oponiéndose a su entrada en la ciudadela, profetizando su destrucción. Era Casandra la más bella de las hijas de Príamo, el rey de aquella ciudad. El dios Febo, más conocido como Apolo, se había enamorado de ella y le había otorgado el profético don de adivinar el futuro. Pero ella, que se sabía mortal y no quería envejecer al lado de un dios inmortal como aquel, rechazó sus requerimientos amorosos. Apolo, en venganza por su desplante, no le arrebató el don que le había otorgado, pero la condenó a que nunca fueran creídos sus anuncios proféticos. 

   Virgilio lo canta en la Eneida (II, vv. 246-247): tunc etiam fatis aperit Cassandra futuris / ora dei iussu non umquam credita Teucris. Según la traducción en hendecasílabos de Gregorio Hernández de Velasco (1555): Casandra en esto, como quien sabía / lo que guardaba a Troya el duro Hado, / mandándoselo Febo, lo advertía; / mas siempre le fue el crédito negado”. O más literal, en hexámetros castellanos: Abre Casandra su boca allí también a futuros / hados, por orden de Apolo jamás de troyanos creída. Casandra se opone a que se introduzca el caballo de madera en Troya, pues, dotada del don de la clarividencia, sabe que no es la salvación de su ciudad, sino todo lo contrario, una trampa mortal que causará su destrucción.  

 

 Casandra, Evelyn de Morgan (1898?)

    Casandra es un personaje esencialmente trágico porque, conocedora de la verdad, o al menos de la falsedad de la realidad que se nos presenta como verdadera, está condenada a no ser nunca creída, a que nadie le haga caso ni preste atención a sus advertencias, a que todos digan: Ya está la loca esa, ave de mal agüero, pronosticando el futuro negro. ¿Cómo puede saber ella lo que va a pasar si nadie lo sabe? No hace falta decir que los troyanos no le hicieron ningún caso. Tanto ella como Laocoonte nos están diciendo que desconfiemos del caballo troyano y de las soluciones milagrosas que nos venden los pérfidos enemigos.

        Prueba de la fama que llegó a alcanzar Casandra es esta talla de Gandhara en relieve que atesora el Museo Británico de Londres y que muestra el caballo de Troya, esa ofrenda envenenada que les dejaron los griegos a los troyanos después de una infructuosa guerra que duró diez años cuando fingieron que desistían de su empeño de conquista y se hicieron a la mar, y una mujer, una troyana, que se opone a su entrada a las puertas de la ciudad de Troya. Es Casandra, la loca. Esta escena muestra que la mitología griega llegó a alcanzar cierta popularidad en el corazón de Asia en una curiosa simbiosis con las tendencias artísticas autóctonas. El relieve data aproximadamente de los siglos II o III después de Cristo. 


Relieve de Gandhara, Casandra oponiéndose al caballo de Troya.

     En la antigüedad, Gandhara, actualmente al noroeste de Paquistán y este de Afganistán, fue una encrucijada comercial y un punto de encuentro cultural entre la India, Asia Central y Oriente Medio y Europa. La región fue conquistada por Alejandro Magno en el siglo IV a.C. La presencia griega en Asia continuó durante muchos siglos después de la muerte de Alejandro. Allí floreció un estilo artístico de origen grecorromano mezclado con elementos budistas e hinduistas  entre el siglo I a. de C. y el siglo VII d. de C.

     Podemos ver en este caballo de Troya el símbolo de lo peligrosas que son las soluciones a los problemas. No sabemos lo que contiene dentro, pero podemos imaginar que no puede ser nada bueno, y que si lo introducimos en la ciudad puede ser la causa de su destrucción y de nuestra muerte...  

 

Caballo de Troya, jarrón de la isla de Mícono ( c. 670 a. de C.)

     Un virus troyano es, en informática, un tipo de malware o software malicioso que, camuflado como legítimo e inofensivo, engaña al usuario, que le da acceso a su sistema, y que una vez cargado y ejecutado puede destruir los archivos del equipo que lo ha albergado y dañar seriamente su sistema operativo. 

     Como Casandra o Laocoonte advirtieron del peligro del caballo, hay quienes nos han advertido del riesgo de las llamadas vacunas contra el covid-19 por su carácter experimental, tanto las de ARN mensajero, (Pfizer y Moderna), como las de ADN o de vector viral (Janssen y AstraZeneca), que fuerzan a nuestras células a producir una proteína, llamada spike en la lengua del Imperio, que desencadena una respuesta inmunitaria muy aparatosa, y que, en opinión de algunos científicos tachados enseguida de heterodoxos por decirlo suavemente, es básicamente tóxica, y en lugar de destruir el virus lo genera.

    Resulta curioso por lo significativo que es cómo el diccionario Merriam-Webster de la lengua de Shakespeare, que sería el equivalente a nuestro diccionario de la Real Academia, ha modificado enseguida la definición de vacuna (vaccine) para incluir las inoculaciones de los nuevos preparados genéticos: a preparation of genetic material (such as a strand of synthesized messenger RNA) that is used by the cells of the body to produce an antigenic substance (such as a fragment of virus spike protein). Ahora ya no podremos decir que no son vacunas. Si consultamos dicho diccionario, resulta que sí lo son, porque han cambiado la definición siguiendo los intereses de la todopoderosa industria farmacéutica.    

lunes, 6 de septiembre de 2021

Profecías de Jacques Attali

    En el Diccionario del siglo XXI (1998) del señor Jacques Attali, si dejamos aparte algunas excentricidades futuroides como la de "Marte" (El hombre alcanzará Marte hacia 2040, tras un viaje de dos años. En 2100, se instalará allí quizá el primer hábitat humano y el planeta rojo servirá de estación para las exploraciones fuera del sistema solar) o la de "extraterrestres" (... la humanidad será quizá contactada por otras formas de inteligencia más avanzadas que la suya), se encuentran numerosas claves para entender lo que pasa ahora en 2021, veintitrés años después de publicadas sus profecías. Nos interesan más que los mencionados otros epígrafes, que, pronosticados por este señor consejero de tantos podereosos de "distinto" signo político como Mitterand o Macron, se han visto ya cumplidos o se están realizando, como los siguientes.

    En lo político, veamos lo que dice por ejemplo de "democracia", que es el sistema de dominio vigente de perfecta dictadura que padecemos: Se anuncia para el siglo que viene la victoria de la democracia, su extensión indefinida a todos los dominios de los que ahora está excluida. Ella ha ganado en efecto todas las batallas contra todos sus adversarios y se extiende por países donde se la creía imposible. El mercado* la consolida reforzando el individualismo*, la competición, la trasparencia, la exigencia de espíritu crítico. Los pueblos que la han conquistado parecen dispuestos a todo para preservarla. 


     Busquemos ahora "pánico": "El pánico, movimiento gregario por el que cada cual imita al otro por miedo a ser marginado, dejado de lado, no es un desarreglo de la civilización occidental, sino su propia sustancia. Desempeñará en ella un papel cada vez más importante."

    Curioso, en lo que atañe a la economía, el epígrafe "renta": Cualquier persona tendrá quizá un día derecho a una renta decente pagada por el Estado* independientemente de cualquier actividad*: la renta universal. Pero nos explica el señor Attali qué entiende por "decente".

    Veamos, por ejemplo, a propósito de la crisis sanitaria que sufrimos, lo que dice de "epidemia": Allí se puede leer: "Se tomarán medidas planetarias de acantonamiento (cantonnement en francés, que es sinónimo de confinamiento, por lo que cabe dicha traducción sin ningún escándalo ni nadie que se rasgue las vestiduras) que pondrán en cuestión, durante un tiempo, el nomadismo* y la democracia*. (Las palabras que llevan un asterisco son términos del diccionario). Como en el siglo XV a escala de las naciones, de la epidemia nacerá una policía esta vez necesariamente mundial. Por lo tanto, llegado a un punto, un poder planetario". (Lo de planetario también es sinónimo, para entendernos mejor, de global, la famosa gobernanza global). ¡Qué curioso poder de adivinación el de este hombre, qué visionario!

    Busquemos ahora "enfermedades": "En cierta manera, muchas nuevas enfermedades estarán ligadas al nomadismo* del hecho de viajar los hombrres y los virus de especie en especie. Su control pasará por la puesta en marcha de barreras destinadas a prohibir estos viajes."

    Busquemos, "medicina": "Modificada por la electrónica, después totalmente revolucionada por la genética, se ocupará al menos tanto de las personas sanas como de los enfermos. Se intentará en primer lugar definir un perfil de vida normal -talla, peso, criterios de normalidad bioquímicos-, y se establecerán normas de conducta que cada cual se afanará por respetar so pena de perder el beneficio de los seguros* múltiples que le habrán incitado a suscribir. Se generalizará el telediagnóstico y el teletratamiento." ¡Qué profeta! ¡Es el oráculo de Delfos! ¡La Sibila de Cumas que anunció la última edad! ¡Qué curioso que la medicina se ocupe de las personas sanas -quizá debería haber dicho asintomáticas- y no sólo de las enfermas!

    En cuanto a lo metafísico y ontológico, esto es lo que dice el señor Jacques Attali bajo el epígrafe de “identidad”. Atentos: Cada individuo será definido y clasificado por un número de código único que englobará la identificación del pasaporte*, el téléfono* personal, la afiliación a la Seguridad Social, la tarjeta de crédito, el monedero* electrónico. Cada uno estará también determinado por una huella digital y una “huella del fondo del ojo”, medio imparable de verificar quién retira dinero en una cuenta bancaria o manipula un ordenador*.

    A la inversa, cada cual intentará escapar de su unicidad, no reducirse al número que la sociedad le ha asignado, buscará, escoger historias, pasados, nombres, otras identidades (y a cambiarlas sin cesar por autocreación en un carnaval generalizado), vivir de manera múltiple, ejerciendo varios oficios* y pertenenciendo a varias familias* simultáneas.

    Los pobres de los países ricos estarán bastante con el agua al cuello hasta el punto de vender su nacionalidad como venden ya la sangre, incluso sus órganos*. Se encontrarán entonces apátridas con quizás todavía medios para comprar un pasaporte* menos preciado que el que han vendido. Más tarde podrán incluso ceder otros elementos constitutivos de su identidad: su nombre, su huella digital, después su clonimagen*, incluso su propio clon*. Curioso esto que dice de que como siempre hubo ricos y pobres, seguirá habiéndolos, porque seguirá habiendo dinero, y uno podrá vender algunos elementos constitutivos de su identidad, pero nunca su propia identidad.

    La válvula de escape que da en el segundo párrafo, aunque no lo dice explícitamente, parece que tendría que ser virtual, o sea que podríamos liberarnos, aunque no librarnos de nuestra identidad real, adoptando otra u otras en el ciberespacio, con lo cual internet se convierte en lo que ya es: el soporte ideal para la realidad.

    Léase, si no, lo que se dice en el epígrafe de "virtualidad", uno de los más sugerentes: Se abrirán unas perspectivas vertiginosas, poniendo en cuestión conceptos filosóficos y reglas morales de toda civilización*. Ya no sabremos distinguir de la misma manera al loco del cuerdo, lo moral de lo amoral, lo legal de lo alegal*, el código ético* de la Ley*. La legislación de lo virtual no podrá ser la misma que la de lo real, ya que una de sus razones de ser es justamente la de permitir cumplir allí lo que está prohibido en el mundo real: la velocidad, la guerra*, la violencia*, todas las trasgresiones... Hasta la sexualidad* dejará de ser objeto allí de los mismos tabús. Como se autorizan hoy los asesinatos virtuales, se autorizarán mañana violaciones virtuales.

 

domingo, 5 de septiembre de 2021

Cinco estampitas más

 

Los isreaelíes que se han inoculado ya dos veces deberán comulgar con una tercera dosis en los seis meses posteriores a la segunda para actualizar su pasaporte.

oOo 


¿Por qué no están satisfechos de una vez con el triunfalismo y éxito patriótico de haber inoculado al setenta por ciento de la población, como era su objetivo? 
 oOo
 

Las vacunas pierden eficacia contra la infección pero siguen evitando la covid grave y la muerte. Miente en titular de primera plana nuestro diario progresista.

oOo

 

El presidente del Gobierno pide a la sociedad que no estigmatice a los jóvenes, ya que, tras esperar su turno con paciencia, corren ya masivamente a inocularse. 

oOo


"Lamentablemente el sistema no puede procesar su solicitud de servicio en este momento. Por favor, vuelva a intentarlo de nuevo más tarde... Lamentablemente..."

sábado, 4 de septiembre de 2021

La flecha envenenada

Érase uan vez un joven novicio que, envuelto en numerosas tribulaciones y abatido por una profunda crisis religiosa, estaba a punto de romper sus votos, abandonar el monasterio y volver a la vida mundana, cuando decidió, sin embargo, consultar antes al maestro y formularle las numerosas preguntas que le rondaban por la cabeza día y noche sin respuesta. El maestro le respondió como hacían algunas veces los grandes sabios, contándole una historia que parecía que no venía muy a cuento, con la parábola siguiente: 


Érase una vez un hombre herido que había recibido un flechazo mortal y agonizaba. Sus parientes y amigos llamaron enseguida al médico para que le extrajese la flecha y le curase. 

Pero el malherido no prestaba atención a su herida y les decía que no se preocuparan por él, que se encontraba bien, cuando era evidente que no era así y que estaba desangrándose irremediablemente. 

Les rogaba sin embargo que le hiciesen el favor de averiguar lo primero de todo quién le había disparado, cuál era su nombre, y de dónde era, si era  amigo o enemigo, si un conocido o un desconocido. 

No contento todavía con eso quería saber urgentemente si el arma de la que había partido el dardo era propiamente un arco o se trataba, más bien, de una ballesta, y si su cuerda era de bambú, cáñamo o de seda. 

Era, asimismo, de vital importancia para él conocer si la punta de la flecha había sido untada con algún tósigo, y, si era así, que parecía lo más probable a juzgar por el rabioso dolor que sentía, con qué clase de veneno.

Y, sobre todo, quería conocer cuál había sido la causa del disparo, si se trataba de un accidente fortuito o si el arquero le había clavado la saeta adrede; y si había sido de esta última manera, cuál era la razón de la supuesta ofensa que le había infligido, pues él no era consciente de haber ofendido a nadie... 

El veneno inoculado, por su parte, hizo su rápido efecto enseguida, y el hombre, antes de conocer las respuestas a aquellas preguntas,  falleció.

  oOo

¿Qué revela la parábola? Que el hombre herido somos nosotros mismos, los lectores ya que no oyentes de la parábola. Y que la flecha envenenada es la propia parábola: esta  narración sólo sirve, como toda la literatura en general, para zaherirnos y abrirnos la llaga en carne viva: nos envenena al presentarnos como real algo que es ficiticio e imaginario y entretejido por una densa red de palabras, o dicho mejor de otra manera, haciendo pasar por verdadero algo que es el fruto ficticio y hechicero de la realidad. 
 
Nos interesamos por infinidad de cuestiones irrelevantes para satisfacer nuestra curiosidad que nos distraen de lo importante,  que es la liberación, entreteniéndonos en disquisiciones propias de los sabios de Bizancio. Damos importancia a cuestiones que no la tienen, cuando de lo único sensato que se trata es de arrancarse la venda que nos tapa los ojos, y curar la herida que nos ha abierto la saeta disparada, deteniendo la hemorragia y la acción tóxica del veneno con el que estaba untada la punta de la flecha.

Lo que trata de enseñarle el maestro al discípulo que está a punto de renunciar a la religión y de volver a la realidad del mundo, falsa como es, es que cuando un hombre se da cuenta de que está herido (y todos lo estamos sin excepción, porque nadie se libra de las tres heridas que cantó el poeta: la de la vida, la de la muerte y la del amor), cuando uno descubre que su existencia no es vida sino una condena perpetua a muerte, muerte en vida, cuando a uno se le revela la falsedad de la realidad y se le revuelven las tripas por dentro, lo que se impone es actuar cuanto antes, evitar el sufrimiento innecesario, y no perseverar en el error. 

(Nota bene: En el Majjhima Nikaya, que es la colección de los discursos intermedios del Canon Pali o Tipitaka escritos en lengua pali, que recoge en sus tres “ti” canastas “pitaka”, las enseñanzas budistas transmitidas oralmente a lo largo de cinco siglos, figura est preciosa parábola de la flecha envenenada, sutra número 63).

viernes, 3 de septiembre de 2021

De cómo Zeus fecundó a Dánae

    Lo que más me ha gustado del artículo de Juan Manuel de Prada "Un fracaso indisimulable" que publicó el diario ABC el 30 de agosto de 2021, muy bien traído todo él, es la alusión mitológica que hace al final del último párrafo. Compara el silencio de médicos y periodistas sobre la implantación de las terapias génicas experimentales, vulgar- y torticeramente llamadas 'vacunas',  a la que estamos asistiendo en las sufridas Españas desde comienzos del año en curso con el silencio de los corderos, expresión cinematográfica tomada de la película de terror The silence of the lambs (1991) de Jonathan Demme. Los corderos, en efecto, cuando el matarife va a sacrificarlos en el matadero, aceptan resignadamente su muerte cerrando los ojos, sin ningún balido y sin oponer ninguna resistencia. Escribe De Prada en la última frase del párrafo y del artículo: "Así, mientras callan, los fecundan al modo que Zeus fecundó a Dánae."

    Alude De Prada a una de las muchas inseminaciones de Zeus que, enamorado de tantas diosas y mujeres, adquiría diversas formas para seducirlas, un poco al modo del dios cristiano que, según la teología, descendió en su epifanía de Espíritu Santo transformado en paloma para fecundar a la virgen María, de la que concibió a su hijo unigénito Jesucristo. Zeus, sin embargo, es un dios esencialmente promiscuo y politeísta, a diferencia del monoteísta dios judeocristiano, por lo que adoptaba numerosas metamorfosis o formas para seducir a sus numerosas amantes, ya fueran diosas o mujeres, y llenar el Olimpo y el mundo de dioses y semidioses. 

Dánae, Gustav Klimt (1907)
 

    Dánae, en concreto, era una princesa que había sido encerrada en una torre para que no conociera varón porque una profecía le había revelado a su padre, el rey Acrisio, que un hijo de ella le daría muerte algún día a él, por lo que decidió no exponerla a la codicia masculina. Zeus, enamorado de ella, por el reto que suponía su prohibición, se transformó en lluvia de oro, cayó sensualmente sobre la doncella, penetrando en todos los poros de su piel y la dejó embarazada, unión de la que nacería el héroe Perseo que, efectivamente, mataría un día accidentalmente a su abuelo. Como en el caso de Edipo, el intento de evitar que se cumpla una profecía no logra su objetivo, sino todo lo contrario: esta, una vez que ha sido formulada solemnemente, no puede dejar de realizarse, tal es su fatalidad.

    El significado de esta lluvia de oro en la pintura y en la literatura ha sido siempre económico, es decir, Zeus se convierte en dinero y gracias a él consigue a la hembra: es una alegoría de la prostitución femenina, la mujer como primera forma de compraventa. (Una visión más moderna y grosera de la historia quiere ver en la lluvia de oro una imagen de la orina, confundida con el semen en su fluidez, derramada sobre la cara y el cuerpo desnudo de la muchacha). No hace falta, pues, decir, que a lo que alude De Prada con la culta referencia al modo de fecundación que utilizó Zeus con Dánae es, obviamente, al pago de dinero para comprar el silencio de los médicos y de los periodistas ante lo que se está perpetrando.

Dánae, Mabuse (1527)
 

    En el canto XIV de la Ilíada de Homero (vv. 313-328,) Zeus, hace una lista de sus amores, cuando le pide a Hera en un bello pasaje que se acuesten juntos porque le ha entrado un repentino deseo muy grande de ella, mucho mayor que el que le embargó otras veces por otras mujeres o diosas, y mucho mayor que el que ha tenido otras veces por ella misma, su cónyuge legítima. Empieza aludiendo a Día, la mujer de Ixión, a la que según sabemos sedujo transformándose en caballo, y de la que nació Pirítoo. Después alude a la susodicha Dánae, la hija del rey Acrisio, a la que sedujo transformándose en lluvia de oro, como queda dicho. A continuación alude a Europa como la hija de Feniz, y madre de Minos y Radamante, a la que sedujo transformándose en un toro manso. Cita luego a Sémele dos veces, a la que dejó embarazada del dios Dioniso y fulminada, pues se presentó ante ella en su auténtica forma como dios del rayo que lanza truenos y relámpagos. Viene después Alcumena o Alcmena, ante la que tomó la figura humana de su esposo Anfitrión para seducirla, pues era ella toda una Penélope, la más fiel de todas las mujeres a su legítimo esposo, la que no podía traicionarle por nadie que no fuera él mismo, a la que Zeus hizo madre de Heraclés, con su acentuación oxítona griega, o Hércules en su forma latina. Recuerda Zeus también los amores de Deméter, de la que concibió a Perséfone, y finalmente a Leto o Letó, con igual acentuación griega, madre de los dioses Apolo y Ártemis.

    La lista no se acaba con la enumeración homérica, podríamos continuar con algunas ausencias que Zeus ha pasado por alto: por ejemplo cómo transformado en cisne sedujo a Leda, de la que nacieron los dioscuros Cástor y Pólux; o como adoptó incluso el aspecto femenino de Ártemis cazadora para seducir a una de las presas más difíciles, la ninfa Calisto, que formaba parte del cortejo exclusivamente femenino de la diosa y rechazaba a todos los varones. Tomó también la figura de águila real, su animal emblemático, para raptar a la ninfa Egina, hija del río dios Asopo, a la que arrebató de su palacio y llevó por los aires a una isla del golfo sarónico, muy cercana de Atenas, donde consumó su unión con ella, dándole el nombre de la ninfa a la isla. Transformado también en águila real arrebató al efebo Ganimedes, al que subió al monte Olimpo e invitó a su lecho, aunque algunas fuentes aseguran que sólo quería al muchacho para que le sirviera las copas, y aunque esta unión fue infructuosa en el sentido de que no dio origen a ningún héroe o semidiós, hirió más que ninguna otra a Hera, que nunca le perdonó si hemos de prestarle crédito a algunas fuentes este devaneo homoerótico con el que ella no podía competir. Pero Zeus no pretendía en el relato homérico ser exhaustivo, sino solo acostarse con Hera sin levantar muchos resquemores... 

  Dánae recibiendo la lluvia dorada, Tiziano (1520-1525)

    La traducción del pasaje homérico en ritmo dactílico con rima asonante o parcial que recuerda a nuestros romances medievales se debe a Agustín García Calvo, que crea algunos epítetos castellanos recreando a Homero, como "beltobellina" calificando a Dánae o "belcabellina" referido a Deméter para resaltar la belleza de los tobillos o de los cabellos respectivamente.

“¡Hera!, ir allá cosa es que cabe hacer otro día; / y ahora ¡en amor vamos, ea, tú y yo a acostarnos a prisa!: / Pues nunca jamás de diosa o mujer deseo me había / venido enredándoseme al corazón en ansia tan viva, / ni cuando de la mujer de Ixïón en amores ardía, / la que dio a luz a Pirítoo el par-de-dios-en-valía, / ni cuando a la hija de Acrisio, a Dánae beltobellina, / la que dio a luz a Perseo, entre todo mortal maravilla, / ni cuando amé de Feniz el de-luenga-fama a la hija, / que me parió a Minó y Radamantus, prenda divina, / ni cuando a Sémele o cuando a Alcumena en Tebas altiva, / que fue de Heraclés corazón-de-león la madre cumplida, / y Sémele de Dïonuso, a la raza mortal alegría, / ni cuando a Démeter la reina y señora belcabellina, / ni cuando a Letó glorïosa, ni cuando, no, ni a ti misma, / como ora a ti te deseo y un dulce amor me domina”.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Temazo de Eric Clapton

This has gotta stop (Esto tiene que parar) es el nuevo tema del guitarrista británico Eric Clapton que muestra el hartazgo del cantante con la situación sanitaria, es decir, con la gestión que están haciendo los gobiernos de ella. 'Esto tiene que parar', dice, y no se refiere al virus, que no se sabe ni siquiera qué es, sino al tinglado que han montado a su costa, es decir, a las medidas sanitarias, que no saludables, que han implementado los gobiernos.
 
 

Me llama la atención de la letra, que no es precisamente muy rica en metáforas y lindezas líricas, el verso: I can’t take this BS any longer: Ya no puedo soportar más esta ¿BS?, que es en la lengua de Chéspir la abreviatura de British Standard, una especie de etiqueta que se aplica a algo que es modelo británico, pero también, y ahí está la intención del letrista y la gracia, es abreviación de “bull shit”, literalmente “mierda de toro” o, si se prefiere, “caca de la vaca”, pero como “idiom” que es, significa que algo que se dice es un sinsentido o directamente falso. No deja de ser un término malsonante en la lengua de Chéspir, porque contiene la palabra “shit”, mierda. Queremos decir “no puedo soportar más esta mierda”, pero en vez de usar el palabro malsonante, decimos esta “eme”, como si en castellano dijésemos “jo” en vez de “joder”, algo no poco ridículo.

La letra repite un montón de veces que esto se tiene que acabar, que ya es suficiente, que no aguanta más. Pero si la letra no es gran cosa, la música y la guitarra suenan magistrales, como era de esperar. El videoclip, por otro lado, es una buena caricatura de nuestra sociedad actual, completamente mesmerizada por los medios de idiotización de masas. A ver lo que dura en la plataforma esa que tantas cosas censura...


Algunos reprochan a Eric Clapton que después de haberse metido tanta cocaína, heroína y alcohol se preocupe ahora de lo que pueda haberse metido con la vacuna. Pero ya nos contó su desastrosa experiencia de inoculación, como reveló la prestigiosa revista musical Rolling Stone el 16 de mayo de 2021: "Tomé la primera inyección de AZ (se refiere a Astrazeneca) y enseguida tuve reacciones graves que duraron diez días. Al final me recuperé y me dijeron que pasarían doce semanas antes de la segunda...", escribió Clapton. "Unas seis semanas después me ofrecieron y tomé la segunda inyección de AZ, pero con un poco más de conocimiento de los peligros. No hace falta decir que las reacciones fueron desastrosas, mis manos y pies estaban congelados, entumecidos o ardiendo, y prácticamente inservibles durante dos semanas, temí no volver a tocar nunca más, (sufro de neuropatía periférica y nunca debería haberme acercado a la aguja). Pero la propaganda decía que la vacuna era segura para todos...".

Las autoridades sanitarias le reprocharon que esos efectos secundarios que él decía haber padecido y que podían no deberse a la vacuna no eran nada en todo caso si se comparaban con los millones de vidas que se habían salvado gracias a la inoculación, sacando a relucir el fetiche de las vidas salvadas que se habrían echado a perder sin dicha inyección, lo que nunca podrá ser demostrado pero es objeto carismático de fe, fetiche que viene a ocupar el papel que desempeñaba el alma en el medievo cuando la Iglesia las salvaba para el Cielo.

En la entrada ¡La bolsa o la vida!  se puede escuchar el tema  que grabó con Van Morrison "Stand and Deliver" y comprobar que la letra es una auténtica canción de protesta. Eric Clapton fue inmediatamente agasajado, como dice él, con “contempt and scorn”, desprecio y desdén.


 Clapton también grabó "Where Have All the Rebels Gone?" con Van Morrison, un tema del nuevo álbum del cantante irlandés que Rolling Stone calificó de "oscuramente extraño y deliciosamente terrible", cuya letra se pregunta '¿Dónde se han metido todos los rebeldes? Escondidos detrás de las pantallas de sus ordenadores. ¿Dónde está el espíritu, dónde el alma? ¿Dónde han ido todos los rebeldes?, cuya estribillo nos recuerda la deliciosa e inolvidable canción de Pete Seger “Where have all the flowers gone?”.

El cantante declaró a Rolling Stone: "He sido un rebelde toda mi vida, contra la tiranía y la autoridad arrogante, que es lo que tenemos ahora", escribió Clapton. "Pero también anhelo el compañerismo, la compasión y el amor... Creo que con estas cosas podemos prevalecer". 


Estos temas junto a otros clásicos del repertorio de Eric Clapton, leyenda viva del rock, podrán ser escuchados en directo a partir del próximo 13 de septiembre en una gira mundial que comienza en EEUU, y que le traerá a Europa en mayo de 2022, aunque de momento no hay fechas en España. El cantante ha declarado que se niega a tocar en salas que exijan una prueba de vacunación o pase sanitario. Grande Eric Clapton.

miércoles, 1 de septiembre de 2021

Ocho estampitas más

 

Pediría a las familias que los mayores de 12 años empiecen a clase con la primera vacuna. (El educado "ordeno y mando" de la consejera educativa de Cantabria).

oOo

 

El actual "enfermo asintomático" según una poco fiable prueba diagnóstica de laboratorio se consideraba no hace mucho una "persona en perfecto estado de salud".

oOo

El lema de la policía alemana "Die Polizei, dein Freund un Helfer" (La policía, tu amigo y ayudante) fue adoptado durante el tercer Reich con ingenua devoción.

 oOo

La izquierda alemana se presenta a las elecciones como sanitaria con mascarilla que te 'salva la vida', alegoría hospitalaria de la Sanidad, que no de la salud.

oOo

No necesitamos salvadores de vidas ni de almas, lo único que necesitamos es que nos dejen vivir, y para eso la Sanidad no sirve, porque atenta contra la salud. 

oOo 

El viento a fin de agosto ha tirado al suelo los primeros erizos, esos espinosos zurrones aún verdes que guardan las castañas del otoño que vuelve como siempre.

oOo

Según el protocolo de la estrategia de vacunación vigente aplicado a la ciudadanía, ¿habrá una tercera dosis para los supervivientes de la primera y la segunda?

oOo

La Sanidad, con inicial mayúscula de nombre propio, corresponde al Estado, mientras que la salud, nombre común y corriente, es palabra del pueblo y de la gente.

 oOo