jueves, 19 de septiembre de 2024

Educación en valores y competencias

    Las competencias, en la jerga pedodemagógica vigente, son las supuestas demandas que “la vida moderna” o “la sociedad” en general hacen a los futuros ciudadanos. Han sido elaboradas por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico), organismo que agrupa a los 30 estados más poderosos del universo mundo, dentro del marco del proyecto DeSeCo (Definición y Selección de Competencias), elaborado a partir de 1997.

    Allí se define el término competencia como sigue: Capacidad de responder a demandas complejas y llevar a cabo tareas diversas de forma adecuada. Supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz


    No hace falta decir que los parámetros bajo los que se insertan las competencias son funcionales y están subordinados a la dominación política del Estado y económica del Capital, y a la inserción de los niños y adolescentes en la sociedad y edad adultas, es decir, en lo que suele denominarse con un eufemismo sangrante "el mundo laboral".
 
 

    Estas propuestas están guiadas por un enfoque economicista de la educación, dado que responden únicamente a las demandas del mercado: ¿Qué habilidades, por ejemplo, deben poseer los jóvenes para encontrar y retener un trabajo? ¿Qué cualidades se requieren para estar al día en las nuevas tecnologías? ¿Qué deben tener los ciudadanos para funcionar bien en la sociedad tal y como está establecida? 

    Si los conocimientos son muy complejos, se hacen adaptaciones o ajustes curriculares simplificadores para que los educandos puedan obtener el título que les permita llegar a ser mercaduría laboral. No se persiguen espíritus críticos, sino todo lo contrario: gente sumisa que se amolde a la explotación, a la precariedad, y que no sueñe con transformar la realidad que le ha tocado vivir, sino que se acomode sin rechistar a lo que está mandado.

    A los profesores, que antes han sido alumnos, se les consulta, en el mejor de los casos, para saber su ópinión, una opinión que se les dicta de antemano, pero no se tienes en cuenta sus criterios; acaban imponiéndoseles unos cambios educativos desde las altas esferas pedagógicas de los poderes políticos y económicos, si cabe hacer distingo tan inepto, tendentes a formar ciudadanos empleados, es decir, utilizados, pues no en vano se hacen sinónimos "empleo" y "trabajo",  que participen votando en la feria de la democracia y que contribuyan económicamente al sostenimiento del Estado a través de sus aportaciones directas a la Agencia Tributaria y de los impuestos indirectos.

    Esto y no otra cosa es la moderna educación basada en competencias (ya ni siquiera en valores, on values, como decían antes de convertir los valores morales en bursátiles), que forman parte del currículo oficial y oculto de preparación de la ciudadanía para la vida moderna y que transmite e inculca nuestro sistema educativo  (con los medios audiovisuales e interné a la cabeza), según uno de nuestros más geniales humoristas, el entrañable Quino:
(Medios de transporte. Ya no se hace camino al andar, como cantó el poeta, sino al transportarse uno en cualquier vehículo privado mejor que público, de ahí el auge del automóvil rodado, que ahora se prefiere eléctrico como lo fue en sus orígenes, y entre los más jóvenes el patinete igualmente eléctrico).
  (El desarrollo del cerebro humano y la actividad de pensar se sustituyen por la Inteligencia Artificial que nos ofrecen las modernas TIC Tecnologías de la Información y la Comunicación para el fomento de nuestra competencia digital).
(El teléfono inteligente, móvil o esmarfon, que nos aleja de los que tenemos cerca y nos acerca a los que están lejos manteniendo con ellos un contacto sin tacto, aséptico y frío, que se impuso durante la pandemia por la orden del distanciamiento social, pero cuyo uso venía ya apuntando maneras de antes, sustituye al contacto humano por el virtual on line. Los besos, apretones de manos y los abrazos quedan reducidos off line a palabras y estúpidos pictogramas o emoticones).
  (La cultura se reduce a la basura que nos echan por las pantallas de las redes para pasto de pedantes y entretenimiento de idiotas).
 (El mandamiento cristiano "Amarás a tu prójimo como a ti mismo" se reduce a "Amarás al único prójimo que tienes, que eres tú mismo". El narcisismo halla así su más cumplida realización en los modernos selfis).
  (Los únicos valores que cuentan son los económicos o bursátiles, que son los que cotizan en bolsa, a lo que se reducen nuestras auténticas acciones).
(Dios es el dinero, su más cumplida y moderna epifanía monoteísta, cuya fe secularizada y laica no tiene ateos).
(Esta es la educación pública, privada y concertada, que favorece por encima de todo la inserción en la sociedad y la (de)formación profesional como preparación para la prostitución laboral).

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