martes, 24 de septiembre de 2024

Crematofobia (I)

    Todas las fobias que padecemos podrían reducirse a una sola: el miedo que infunde la propia muerte. Todas son variaciones del miedo fundamental, la tanatofobia que subyace por debajo de todos y cada uno de nuestros múltiples temores. 
 
    Preguntado ChatGPT sobre cuántas fobias existen, responde que no hay un número determinado en la literatura científica, ya que en teoría podrían desarrollarse infinitas. En la práctica clínica se han llegado a registrar, sin embargo, al menos 500 fobias con nombres específicos, pero el repertorio varía según la fuente y los criterios de clasificación.
 
        A todas las fobias se les antepone el nombre griego de la cosa que las causa, como hemos hecho antes con la muerte -thánatos, que es esencial a todas-, para que suene a culto y no se entienda bien lo que hay por debajo y lo que todas y cada una de ellas tienen en común.
 
 
 
    Una de las últimas de que tengo noticia es la crematofobia, que no tiene nada que ver, como pudiera parecer a simple vista, con los hornos crematorios ni con la cremación, sino, como vamos a ver enseguida, con el vil metal de los dineros. También se la llama crometofobia. Me sorprende la doble denominación, que achaco a la confusión vocálica que nos llega al castellano por la vía anglosajona del helenismo. 
  
    El nombre apropiado de los dos es crematofobia, compuesto derivado del griego χρῆμα χρήματος (chrēma chrēmatos), que significa 'dinero', como por ejemplo en crematístico, lo relativo al interés pecuniario de un negocio, y en crematística, que era el nombre antiguo de la economía, y de φόβος (phóbos), sufijo que quiere decir 'miedo' o 'temor'. 
 
    Se lo hago notar a ChatGPT y me da las gracias por la corrección, y reconoce que la forma *crometofobia es incorrecta desde el punto de vista etimológico, ya que no deriva de chrēmatos, confusión que se debe, según él, a la similitud fonética. Se confunde, además, con cromatofobia, que es la fobia al colorido cromatismo.
 
 
 
     El caso es que por lo que veo en la Red esta fobia suele definirse como "miedo a gastar dinero" y como “la ansiedad que produce tener poco dinero”. No sé si son el mismo miedo o son dos distintos el miedo a gastar lo que se tiene, sea poco o mucho, y el miedo a no tener nada que gastar. 
 
    En el segundo caso, los expertos nos alertan de que 'la ansiedad generada por tener poco dinero puede acabar impactando seriamente' en nuestra salud, provocándonos estrés financiero: depresión, problemas de sueño, aumento de la presión arterial,  u obesidad mórbida entre otras afecciones. 
 
 
 
    La manera de superar la crematofobia sería, según los terapeutas, modificar nuestra relación con el dinero. Pero ¿cómo podemos redefinir (sic) nuestra relación con el dinero, que es lo que a nosotros nos define, sin que peligre nuestra propia identidad personal, habida cuenta de que el dinero es lo que nos confiere entidad a cosas y personas?   

2 comentarios:

  1. El Dinero se crea de la Nada, consume el mundo y sus criaturas, se acumula en Capital y propiedades y se reproduce mediante el valor dinámico que la Economia otorga a las transaciones, sosteniendo la fe, así como la identidad y función de cada cual, siempre con la garantía del Estado, para que él pueda reinar y ser adorado en este mundo desquiciado. Simplemente consumiendo en cada uno se encarna y a él le amamos y deseamos sobre todas las cosas, no es de extrañar que cuando la contradición aflora en uno y le paraliza lo llamen crematofobia.

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    1. Sí, y, como solemos decir, el Dinero es Dios, un dios cuya religión no tiene ateos y sí muchos teólogos, que son los economistas. Gracias por la aportación.

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