miércoles, 9 de febrero de 2022

Seis mensajes antivirales y una reflexión

Lo que denominaron 'pandemia' nunca fue tal cosa, sino un simulacro perfectamente orquestado por la sociedad del espectáculo, cuyas secuelas persisten todavía.

  Diez mil millones de inyecciones y hay más infecciones que nunca mientras que en países empobrecidos poco inoculados apenas hay casos. ¿Habrá alguna relación?
 
 
 
  No se ve el peligro que representa un no-vacunado para la comunidad, cuando la infección afecta tanto a los inyectados como a los que no han querido inocularse. 
 
 A partir del jueves el virus será confinado por las autoridades sanitarias en interiores no ventilados, por lo que dejará de circular en espacios exteriores.
 
 
 
 ¡Qué difícil ocultar el exceso de mortalidad que se está registrando a pesar de la intoxicación informativa de los medios de formación de la pública opinión! 

 Obligado a llevar mascarilla en la calle, asegura que seguirá llevándola por seguridad aunque deje de ser obligatoria, y espera que no le obliguen a quitársela.

  oOo

 

Un gerifalte autonómico defiende a capa y espada el uso de la mascarilla en espacios exteriores: “Es un símbolo de que la pandemia está entre nosotros”. No es un símbolo, sino un fetiche u objeto de culto al que se le atribuyen poderes sobrenaturales que no tiene, y que tiene, por el contrario, el poder de hacer realidad el simulacro de pandemia que pretende conjurar dándole carta de naturaleza. Dicho de otra manera, la mascarilla no es un símbolo de que la pandemia esté entre nosotros, sino que es ella y no un presunto virus letalísimo la auténtica pandemia que habita entre nosotros. El personal sanitario de los hospitales protocolizados por las autoridades sanitarias desautorizadas por la ciencia del sentido común porta doble mascarilla a fin de reforzar así el embeleco.

No hay comentarios:

Publicar un comentario