El terror es el arma disuasoria absoluta utilizada desde siempre por los tiranos contra el libre pensamiento que en nombre de la libertad se opone a su poder.
Un caso positivo no es un enfermo ni un muerto. La virulencia de un virus no se mide por el número de dichos casos, sino por los enfermos graves y los muertos.
Si la Organización Mundial de la Salud te recomendara ponerte una venda en los ojos cual gallinita ciega a fin de no contagiarte y ver mejor, ¿te la pondrías?
No es que tengan razón por ser muchos los que están equivocados, sino que perseveran en el error porque son numerosísimos, de hecho son la inmensa mayoría.
La mascarilla, amuleto y artículo de fe y sumisión impuesto por el gobierno, propaga, además, el virus del pánico entre la gente bloqueando la libre reflexión.
Si no nos lleva al otro barrio la virulenta epidemia, ay, lo harán las medidas que el gobierno nos obliga a adoptar para, supuestamente, librarnos de la plaga.
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