martes, 1 de septiembre de 2020

Diez mil o más negacionistas en Londres

Una multitud sin mascarilla y sin guardar la distancia reglamentaria de seguridad, entre la que se ven pancartas como “MEDIA is the VIRUS”, que podemos glosar como Los medios de comunicación y manipulación de las masas son el auténtico virus, se reunió en Trafalgar Square en la capital británica par protestar contra las medidas decretadas contra la epidemia del virus coronado.

Piers Corbyn, de 73 años, hermano del exlíder laborista Jeremy Corbyn, fue arrestado tras negarse a ser identificado por la policía y multado con 10.000 libras esterlinas por la organización de la manifestación de Trafalgar Square bajo el lema “Unite for Freedom” el sábado 29 de agosto de 2020, quien, megáfono en mano, aseguró que la pandemia no era más que un montón de mentiras para lavarnos el cerebro y mantenernos controlados, por lo que la futura vacunación que quieren vendernos para volver a la normalidad no era necesaria. 


Piers Corbyn arrestado

Otro discurso, esta vez el de David Icke, negacionista y teórico de la conspiración según la prensa inglesa del Régimen, se convirtió en arenga incendiaria. Comienza regocijándose el orador de hallarse en una isla de cordura dentro de un mundo de locura, para acto seguido decir que las medidas tomadas frente al virus coronado eran puro fascismo, un fascismo justificado sanitariamente. Lamenta que haya que alejarse seis pies, entre uno y medio y dos metros, de otras personas para protegerse del virus y que no se pueda estar fuera de la propia burbuja más de quince minutos. “Tenemos un virus tan inteligente que solo infecta a los que participan en las protestas que el gobierno quiere detener”.

Recordó a Aldous Huxley y a George Orwell, que profetizaron esto que está sucediendo ahora, y citó a Percy B. Shelley, su poema “The Mask of Anarchy”, escrito en 1819, concretamente unos versos que hacían que la multitud irrumpiera en aplausos: 'Rise like Lions after slumber / In unvanquishable number, / Shake your chains to earth like dew / Which in sleep had fallen on you - / Ye are many - they are few.’ (Alzáos cual leones tras el sueño / en un número invencible / echad vuestras cadenas a tierra cual rocío / que mientras dormíais os cayó -Vosotros sois muchos, ellos pocos). “Toda la historia humana es unos pocos controlando a muchos, porque los muchos se lo consienten a esos pocos”. El orador y la multitud comienzan a gritar ¡Libertad! ¡Libertad!

Lo más relevante, desde mi punto de vista, de su discurso es la constatación de que las autoridades tienen el poder que nosotros les hemos conferido. Es la vieja distinción que hacían los romanos entre “auctoritas” (authoirity) y “potestas” (power). La autoridad sanitaria, por ejemplo, es en principio quien tiene legitimidad, prestigio y crédito conferido por su competencia en una materia, pero el poder para gobernar o ejercer el mando se lo da el pueblo, que en este caso desautoriza a las autoridades. La manifestación se convierte así en una expresión antiautoritaria, contraria a las decisiones injustificadas que toman las autoridades. “Quieren que creamos que la autoridad tiene poder, dijo, el poder de las autoridades en todo el mundo es sólo el poder nuestro que nosotros les damos”. 

 
 
 
¡Lástima que haya una señora que a modo de porrista o cheer-lideresa anima al público a aplaudir y a corear al orador, y que tanto nos recuerda a los presentadores de los deplorables shows televisivos! Pero la lamentable actuación de la rubia animadora no le quita mérito al discurso antifascista de David Icke, que acaba, siguiendo la estela de Shelley, animando al león a despertar. 

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