sábado, 19 de septiembre de 2020

Narciso en Pompeya

Ya conocíamos el mito de Narciso presente en varios frescos de las lujosas villas pompeyanas, como el bellísimo Narciso de la casa de Marco Lucrecio Frontón, donde aparece el joven solo y prácticamente desnudo, con una corona de laurel y un largo palo para la caza que sirve para trazar su figura diagonalmente contemplándose en el agua. En la parte inferior derecha, en paralelismo con el rostro deljoven, aparece su imagen reflejada en el agua, de la que el joven se embelesa y enamora.

Narciso en la fuente (Villa de M. Lucrecio Frontón, Pompeya)

Un Narciso muy similar, aunque no tan estilizado, nos brinda la lujosa villa de Octavio Quarcio, también en Pompeya, que presenta a un joven de largos cabellos rizados sentado sobre una roca. También su imagen se refleja en el agua a sus pies, aunque, a diferencia del anterior, él no la está contemplando, sino que mira de frente al espectador.


El siguiente vídeo reconstruye virtualmente la erupción del Vesubio y la suntuosidad de la casa de Octavio Quarcio en muy pocos minutos. 

 

Otra imagen de Narciso esta vez con la ninfa Eco, que se enamoró del joven, y el dios Eros, niño travieso y alado, que hace que Narciso se enamore de su propia imagen, nos brinda este fresco pompeyano que ahora se conserva en el museo de Nápoles.

Recientemente Pompeya ha vuelto a sorprendernos con este nuevo fresco de Narciso,  descubierto el año pasado, que se halla en un muro del atrio de la casa de Leda y el cisne de la que hablábamos el otro día. Aparece aquí en primer plano el personaje semidesnudo y diagonalmente en un paisaje idílico. Tras él, en segundo plano, pero en el centro de la composición, un joven Eros, diosecillo alado del amor, con su arco y sus flechas que provocarán el enamoramiento del joven de la imagen propia reflejada en el agua a sus pies. Aparece en esta representación del mito un perro de caza, nuevo elemento iconográfico, que mira embelesado a su dueño, el cual, según Ovidio, interrumpió un día la cacería y se acercó, sediento, a beber agua...

Dice el poeta Luis Antonio de Villena en su "Diccionario de mitos clásicos para uso de modernos" (Gredos, 2011) que "el río o la fuente se han sustituido por la cámara y la revista o el periódico" en las versiones actuales del mito de Narciso.

Aquí tradujimos el mito, tal como lo inmortalizó Ovidio en sus Metamorfosis,  en versión rítmica de hexámetros castellanos con rima asonante. Y aquí podéis escuchar la preciosa canción de Christina Rosenvinge dedicada a los amores de Eco y Narciso.

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