sábado, 12 de septiembre de 2020

Ο κορωνοϊός, el virus coronado

Es difícil saber en español si virus es singular o plural, si hay uno solo, como creen los monoteístas, o si hay varios e incluso muchos, como opinan los politeístas. El inglés ha recurrido a formar un plural viruses, que me temo que acabe por imponerse también entre nosotros, que, mientras tanto, debemos acudir a los artículos, para especificar si hablamos del virus, o de los virus, si hay uno, único y verdadero como Dios padre, o muchos, reales y falsos.

De una misma palabra indoeuropea surgen latín uirus, griego antiguo ἰός veneno y griego moderno ιός virus; de hecho al virus coronado se le llama actualmente κορωνοϊός en griego moderno. Un virus que no ha dejado de existir porque se sigue hablando constantemente de él, incluso ahora cuando parece que ya no lo hay, o lo hay tan leve y tan poco virulento que es como si no lo hubiera... Pero sigue existiendo, y siguen las autoridades sanitarias de nuestro estado terapéutico haciéndonos la vida imposible con las medidas profilácticas que impiden no sólo el contacto social, sino hasta el familiar...
 
La palabra está relacionada también con el antiguo indio viṣam veneno de una serpiente. Por ello los lingüistas postulan un origen común de los tres términos que sería *wis-, o más propiamente *weis-, raíz esta de la que podría derivar también el latín uena, procedente de *weis-na, origen de nuestra vena

Hay que tener en cuenta, para entender la discutida relación entre el virus y la vena, y el significado de la raíz originaria, que uirus no sólo es veneno en latín, sino también moco, jugo, savia, líquido que fluye, flujo espeso, viscosidad, fluido ponzoñoso y secreciones varias, generalmente con una nota semántica de 'capacidad de penetración en los tejidos'. Los romanos lo usan a veces para referirse al licor seminal.  
 
Muérdago (viscum album)

Esta raíz indoeuropea puede estar, a su vez, emparentada con *weiks-, de la que procede el griego antiguo ἰξός, muérdago, y el moderno ιξός con el mismo significado, y el latín uiscum, también muérdago, en botánica viscum album, de donde nos viene a nosotros el término visco, que es sinónimo de liga o materia pegajosa, y sus derivados, viscoso, que significa “pegajoso, glutinoso”, viscosidad, que es la cualidad de ese adjetivo,  y el verbo enviscar, que significa en primer lugar “untar con liga para que se peguen en ella los pájaros a fin de cazarlos” y connota, y es su uso más extendido, “azuzar” e “irritar, enconar los ánimos”. 

La palabra indoeuropea madre nunca tuvo propiamente plural ni singular. De hecho en latín no se usa nunca en plural. Ni tampoco tuvo nunca género gramatical, ya que en latín es neutro (malum uirus) pero en griego es masculina, por ejemplo. Téngase en cuenta que el género es una categoría gramatical inexistente en indoeuropeo, y una creación moderna de algunas lenguas derivadas.   

He aquí un ejemplo de su uso en latín. Nos lo ofrece Lucano en su Farsalia IX, 741-742, donde narra cómo muere un tal Aulo víctima de la mordedura de una dípsada que había pisado: ecce subit uirus tacitum, carpitque medullas / ignis edax, calidaque incendit uiscera tabe (Ah que le sube, callado, el veneno, y hambrienta desgarra / fiebre sus carnes, y quema sus tripas con tórrida podre).


¿Hay alguna relación etimológica entre el virus y su significado de "veneno"? No. El término veneno, del latín uenenum,  remonta a una raíz *wen, relacionada con “desear, esforzarse”. Si le añadimos el sufijo -es, tenemos el nombre del amor físico y de la diosa romana del amor: Venus, procedente de *wen-es, y sus derivados venéreo, venerar, y venera que es el nombre de la concha, palabra que en gallego ha desembocado en vieira y "concha" precisamente es sinónimo del sexo femenino, como en Argentina se denomina al coño. Recuérdese a este respecto el cuadro de Botticelli representando el nacimiento de Venus surgiendo de una concha marina. Esta misma raíz, con el sufijo añadido -no, *wen-es-no, origina el latín uenenum, con el significado primitivo de "poción amorosa o erótico filtro" (bebida o composición con que se pretende conciliar el amor de una persona, término este de "filtro" relacionado con el verbo φιλεῖν querer, amar). Resulta curioso que la etimología de veneno remonte nada más y nada menos que al amor, al propio Cupido, hijo de su madre Venus, y nos sugiera el veneno de sus flechazos, la metáfora del enamoramiento como envenenamiento y el adjetivo de "tóxico" aplicado al amor.

Igualmente la raíz *wen- con el sufijo -ia, wen-ia, dio origen en latín a uenia, que nosotros conservamos en venia “favor, gracia, perdón” y en el adjetivo venial, la calificación de los pecados perdonables o veniales frente a los mortales, que hacía la Iglesia. 
 
Pero en indoeuropeo eran dos raíces distintas, dos viejas palabras que no estaban emparentadas.

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