martes, 6 de mayo de 2025

El olivo y la placa fotovoltaica

    Ya nos habíamos hecho eco en Cabaré de variedades (III) de que la Junta de Andalucía pretendía expropiar y arrasar cien mil olivos centenarios en Jaén para construir en su solar una megaloplanta fotovoltaica. Al parecer, no es un hecho aislado, también en la comunidad de Madrid se pretende cometer algo parecido en torno al término municipal de Aranjuez, donde serán talados si nadie lo impide más de diez mil de estos árboles que producen aceitunas, de donde proviene una de las principales riquezas gastronómicas y económicas de nuestro país: el aceite de oliva. 
 

      En la disputa por el patronazgo de la ciudad de Atenas entre el dios Posidón, que clavó su tridente en la acrópolis de donde brotó como regalo del dios el agua de la mar salada, y la diosa Atenea, que plantó allí mismo el primer olivo, ganó la diosa de los ojos glaucos, porque los atenienses consideraron que era más valioso su don al fin y a la postre que el del dios marino, por lo que la adoptaron a ella como su protectora y a raíz de eso la ciudad tomó en adelante el nombre en plural de la diosa en su honor.  
 
Los olivos, Vincent Van Gogh (1889)

    El simbolismo del olivo es muy rico, es el emblema de la paz, la prosperidad y la fertilidad. También de la luz, dado que en la antigüedad,  en un mundo en que no existían ni la electricidad que pretenden generar ahora las placas fotovoltaicas a partir de los rayos del astro rey, ni los consiguientes apagones eléctricos, se utilizaba el fruto oleaginoso de Atenea como combustible para encender las lámparas de aceite.  Además, los atletas en la antigüedad solían untar sus cuerpos desnudos con aceite antes de salir a la arena, y los que alcanzaban la victoria en los Juegos Olímpicos que se celebraban, como se sabe, cada cuatro años en Olimpia eran galardonados con una corona de olivo (a diferencia del laurel, símbolo de Apolo, de los Juegos Píticos de Delfos).

    En la Biblia, la rama de olivo que porta la pacífica paloma en su pico es la señal inequívoca de que las aguas del diluvio se han retirado por fin de la faz de la Tierra.
 
    Los romanos plantaron miles de olivos en la curtida piel de toro de la península ibérica. El nombre del árbol en latín era oliua, -ae, y también el de su sabroso fruto, la aceituna, todavía llamada "oliva" en algunos ámbitos dialectales del español, derivada a su vez de OLEA y de OLEUM, que era propiamente el nombre del aceite, lo que nos ha dejado en castellano el término óleo y la forma antigua y alternativa olio
 
    ¿Nos extrañará, si desaparecen tantos olivos, que se dispare el precio del oro líquido? ¿Dejaremos de producirlo para comprárselo a otros países porque será económicamente más rentable? ¿Acaso las placas fotovoltaicas o paneles solares que pueden ser útiles en los tejados de las casas para suministrarles electricidad pero no en los campos de cultivo donde se están instalando en detrimento de lo que allí se cultiva son más sostenibles ecológicamente  hablando que los olivos? ¿Nos preguntaremos, como hacía el poeta a los andaluces de Jaén, aceituneros altivos, de quién son esos olivos que van a expropiar y a arrasar por el interés general que supone una energía renovable que, por otro lado, son incapaces de gestionar? ¿Desaparecerán los olivos de la faz de la tierra y tendremos que resignarnos, si queremos verlos, a contemplar las reproducciones de la serie de lienzos que pintó Van Gogh al óleo en la Provenza francesa?
 
Paseo al crepúsculo, Vincent Van Gogh (1890) 

lunes, 5 de mayo de 2025

Ser y parecer

    Guy Debord encabeza el primer capítulo de su obra 'La sociedad del espectáculo' (1967) con una cita muy significativa del autor alemán Ludwig Feuerbach, entresacada del prefacio de la segunda edición de “La esencia del Cristianismo” (1841), con la que describe magistralmente nuestra época con los siguientes rasgos: “sin duda nuestro tiempo… prefiere la imagen a la cosa, la copia al original, la representación a la realidad, la apariencia al ser… lo que es ‘sagrado’ para él no es sino la ilusión, pero lo que es profano es la verdad. Mejor aún: lo sagrado aumenta a sus ojos a medida que disminuye la verdad y crece la ilusión, hasta el punto de que el colmo de la ilusión es también para él el colmo de lo sagrado”.
 
    Esta descripción me trajo enseguida a la memoria la que hace el historiador romano Salustio de Catón en La conjuración de Catilina, donde compara a dos personajes históricos contraponiendo a Julio César, prototipo del hombre moderno de nuestra época, y a Catón, chapado a la antigua. Ambos persiguieron la gloria, pero esta no suponía lo mismo para el uno que para el otro. 
 
    De Catón escribe precisamente una frase que se ha hecho proverbial: prefería ser bueno que parecerlo (“esse quam uideri bonus malebat”), con lo que daba a entender que César, a diferencia suya, prefería parecer bueno que serlo. 
 
 
    “La causa vencedora —nos dirá Lucano en un verso inmortal— plugo a los dioses, pero la vencida a Catón.” Ve nuestro Unamuno a Catón, por su parte, como una suerte de Don Quijote romano y pagano, que supo desafiar al destino. Catón es el auténtico héroe de la Farsalia, el poema épico de Lucano; Catón de Útica, quien, según Unamuno, 'se suicidó por no rendirse al cesarismo, al estatismo'. 
 
    Hay un verso proverbial (VII, 350) que dice: Causa iubet melior superos sperare secundos: 'El servir a la causa mejor nos exige esperar que los dioses del cielo nos sean favorables'. Vana esperanza. La batalla de Farsalia echará por tierra la llamada 'mística de la victoria' que aseguraba que los que vencían eran los mejores y que los vencedores gozaban del favor de los dioses. En la batalla de Farsalia sucederá lo contrario, ganarán los que defendían la peor causa, el cesarismo, el estatismo, el fajismo, y por ser los vencedores, no los mejores, gozarán del favor de los dioses inmortales, o lo que es lo mismo, de la Historia Universal. 
 
    ¿Y César? -Se pregunta Unamuno-. ¿O sea el Estado, el Estado todopoderoso y absorbente? César necesita enemigos para ejercer su actividad guerrera, le daña el que le falten enemigos —“sic hostes mihi desse nocet” (III, 364)—, y así, cuando no los encuentra los inventa, u hostiga a los resignados a que se le rebelen. Duro trance cuando se nos rinde a primeras aquel contra quien vamos. Hay que provocarle a que nos provoque. Y acudir luego a una ley de supuesta defensa para poder alegar defensa propia. 

domingo, 4 de mayo de 2025

Parada de postas IV

No es natural que un recién nacido desarrolle apego a su madre y al amante de su madre; por eso el Señor, sabiéndolo, ordenó: Honrarás a tu padre y a tu madre.
 
 Se considera que el apego es innato porque la mayoría de los niños desarrollan el síndrome de Estocolmo, atrapados en el amparo institucional de la Familia.
 
Y procedió Dios antes de la creación del mundo a decir: Fiat septimana! Et septimana facta est. Háganse los lunes, los martes... Y se hizo así toda la semana.
 
 ¿Hay alguna semana que no tenga viernes? ¿Hay alguna semana que no disponga del trampantojo anglosajón del güiquén o fin de semana, ese reiterado engañabobos?
 
 En principio era el caos, y el caos era lo único que había antes del establecimiento del orden que resultó así, al fin y a la postre, más caótico que el caos.
 

 Guerra de Troya... guerra fría, guerra contra el terrorismo, guerra contra los enemigos "invisibles" (pandemia y cambio climatico), y ahora la guerra comercial.
 
 En el programa electoral del gobierno figuraba, cuando el ministro se fue de putas, la promesa incumplida de la abolición de la prostitución y la alcahuetería.
 
Israel, modelo de estado democrático y occidental, el oasis en medio del desierto totalitario, bombardeó Gaza el sábado pasado causando 54 víctimas mortales.

 No puede abolirse el puterío sin joder el invento del trabajo asalariado, pilar del sistema capitalista que sostiene y sustenta el propio gobierno progresista.
 
La guerra necesita renovarse constantemente, por eso es fundamental la figura del enemigo, siempre en construcción permanente. No lo hay, así que se lo inventa.
 
 
 

En griego “idea” es apariencia: lo que una cosa parece, no lo que es. Es una hipocresía guardar las apariencias, que son las máscaras o antifaces de las cosas.
 
 ¿Hasta cuándo abusarán de nuestra paciencia, Catilina, siglos, años, meses, semanas, días, horas, minutos y segundos tanto pasados como presentes o futuros?
 
 Cibernauta en el ciberespacio: Navegando sin llegar a buen puerto nunca, moderno Ulises a la deriva, náufrago que va a pique en las aguas procelosas de la Red. 
 
Antes nos perdíamos y hablábamos con la gente, íbamos más o menos donde queríamos, ahora con embargo vamos sin darnos ni cuenta donde nos lleva el algoritmo. 
 
Al Poder, igual que a la filosofía y a la Iglesia, que son cosas muy serias, no les gusta mucho el humor, mas por eso mismo florece por doquier la risa popular.
 
El automóvil sostenible: el troncomóvil. 
 
 La información, cuarto poder del Estado trinitario crea la opinión pública, aviva el miedo que da pábulo al militarismo, el rearme y a los Señores de la Guerra.
 
 Así como muere el monarca para que pueda seguir viviendo la monarquía, y a rey muerto, rey puesto, muere ahora el sumo pontífice para que viva el pontificado.

sábado, 3 de mayo de 2025

Nomofobia

Dependemos tanto de nuestro dispositivo electrónico que dispone de nosotros a su antojo, el móvil o celular, al que permanecemos constatemente conectados, que ya se ha inventado un terminacho, nomofobia , acuñado al parecer en el Reino Unido en el año del Señor de 2009 e importado como anglicismo: “nomophobia” (“no-mobile-phone-phobia”): es decir la fobia o miedo irracional a perder o que nos roben el teléfono móvil, fijado a nosotros ya como un apéndice de nuestras manos y dedos. Cuando uno no tiene su esmarfon a mano, tiene nomofobia, y se siente como si estuviera en pelotas, aislado del mundo y de los demás. 

Marshall McLuhan  sostuvo en “Las herramientas de la comunicación” que toda tecnología representa esencialmente una extensión de las facultades humanas, ya sean físicas o psíquicas. Cada dispositivo tecnológico amplificaría una capacidad humana: la rueda sería una extensión del pie, el teléfono del oído, la tele del ojo, la ropa de la piel, los ordenadores del sistema nervioso central, etc.  

Libertad encadenada, Bob Moran (2025) 
 

Pero los dispositivos tecnológicos ya no son herramientas externas que utilizamos, sino verdaderas extensiones de nuestro ser, que modifican nuestra forma de percibir e interactuar con el mundo, por lo que puede decirse sin empacho ninguno que disponen de nosotros tanto como nosotros disponemos de ellos.

Los teléfonos inteligentes se han convertido en extensiones no solo de nuestra memoria, sino de nuestra alma, pero no hemos de llevarnos a engaño: si la realidad virtual, que es el fruto más granado de la inteligencia artificial, amplía nuestras percepciones sensoriales, no lo hace sin reducir simultáneamente nuestras capacidades cognitivas.

Hay una frase atribuida generalmente a Marshall McLuhan, que no es de él, sino de su amigo John M. Culkin, SJ, quien era profesor de comunicación y amigo cercano de McLuhan, que aparece en su artículo Culkin, J.M. (1967) A schoolman’s guide to Marshall McLuhan. Saturday Review, pp. 51–53, 71–72, donde expone y sintetiza el pensamiento de McLuhan, que dice en versión original: “We become what we behold. We shape our tools and then our tools shape us (Nos convertimos en lo que contemplamos. Damos forma a nuestras herramientas y luego nuestras herramientas nos dan forma a nosotros). 

 

Aunque la autoría literal es de Culkin, la idea sí pertenece al universo conceptual de McLuhan, lo que explica la atribución del dicho, muy en línea con su noción de que los medios son “extensiones del hombre” y de que toda tecnología modifica no solo nuestras acciones, sino también nuestras percepciones y estructuras sociales. Este enunciado resume uno de los principios fundamentales de su pensamiento: la idea de que los medios y las tecnologías no son solo instrumentos pasivos, sino que tienen un impacto activo y estructural sobre nuestras percepciones, comportamientos y formas de organización social.

Los dispositivos tecnológicos no serían simples herramientas a nuestro servicio, sino auténticas prótesis que modifican nuestra manera de percibir y relacionarnos con el mundo. El problema viene porque estas extensiones o prolongaciones de nuestro cuerpo conllevan paradójicamente una reducción: Cuando adoptamos una nueva tecnología, delegamos en ella algunas de nuestras funciones con el riesgo de atrofiarlas. Es lo que sucedió con la adopción de la escritura, que vino a atrofiar nuestra memoria. Es lo que sucedió con el automóvil que vino a atrofiar la movilidad de nuestras extremidades inferiores, algo que hemos formulado muchas veces aquí bajo la forma de que el utilitario, que es como se denomina a veces al coche, nos utiliza y nos convierte en sus chóferes.

Viene muy bien, como ilustración de lo que estamos diciendo, la viñeta de José Luis Rábago, alias El Roto, en El Periódico Global(ista), que representa  un moribundo en su lecho de muerte, y un esmarfon que está ascendiendo a los cielos -o a la Nube, con más precisión- y reza "En el momento de la muerte el móvil se desprende del cuerpo". Sugiere gráficamente que el móvil es la moderna versión de nuestra alma, nuestra personalidad.

  

viernes, 2 de mayo de 2025

Al modo de Anacreonte

¿No era yo, Anacreonte, aquel / viejo verde tras dulce amor, / borrachuzo de bacanal, / sátiro pederasta 
 
chocheante y corriendo en pos, / libertino, de juventud / que pasó para no volver / nunca más a vivirse? 
 
A esa niña de Tracia, que es / una potra salvaje, yo / domaría, jinete, bien / cabalgándola al trote. 
 
Me hace ella ascos a mí por ser / ya algo viejo y se va de mí / con pipiolos de tierna edad / a chupársela a ellos. 
 
Va diciendo que yo no soy / ya su tipo, que peino mil / canas, cosa que sí, es verdad / que no puedo negarla. 
 
Pero se me levanta aún, / y a pesar de vejez senil, / se me pone de tiesa más / que una estaca bien dura. 
 
 
Cleobulo me fascinó, / un efebo también en flor, / me volvió majareta a mí, / tocho y ciego perdido. 
 
Otra vez y de nuevo yo / vuelvo a enamorarme y no / me enamoro, que ya no sé / si es amor lo que siento. 
 
Amo y no amo, me vuelvo y no / loco, víctima de un amor / de ese dios hideputa que es / Eros, que me subyuga. 

Cleobulo me enhechizó. / Ya no puede morir: que le he / dado yo la inmortalidad / de vivir en el verso. 
 
¡Viva, bébelo, el día de hoy / que es el único día que hay / sin recuerdos de ayer, sin más / proyección de futuro! 
 
Nunca yo me arrepentiré / del amor que tomé y que di, / me arrepiento de aquel que no / pude dar, y me pesa. 
 
Alzo el cáliz para olvidar / todo lo que dejé de amar, / bebo y hago la libación / de la miel de este vino.

jueves, 1 de mayo de 2025

Pareceres LXXIV

361.- El origen de la guerra. Si el coño, como sugiere el cuadro de Gustave Courbet (1819-1877), es el origen del mundo, no deja de ser también y por ello mismo el origen de la guerra, que es tan vieja como el mismo mundo, y que es la madre de todas las cosas en las lenguas romances como la nuestra -o el padre en aquellas en las que la palabra es de género masculino, como el griego antiguo (ho pólemos) o el alemán moderno (der Krieg). Ya el poeta Horacio dejó escrito aquello de que antes de que Hélena se convirtiera en casus belli de la primera guerra mundial literaria occidental de la que tenemos registro escrito, la de Troya, la mujer había sido objeto de otras guerras (Nam fuit ante Helenam cunnus taeterrima belli / causa). El poeta no dice la mujer, sino el "coño", literalmente aludiendo al todo con la mención de la parte. Y no había sido un motivo de guerra cualquiera, sino uno muy sangriento y cruel. La artista francesa contestataria que se hace llamar Orlan (1947-...) ha parodiado el lienzo de Courbet al menos en dos ocasiones mostrando una verga en erección y titulando su obra, precisamente: El origen de la guerra a fin de criticar la falocracia patriarcal. No es una verga en estado de reposo, sino arrecha, la que quiere poseer ese coño que origina el mundo, y que sería el origen de la guerra. 
 
 
362.- Bancos públicos unipersonales. El viajero que ha estado en Helsinki vuelve contando que la capital danesa es una ciudad preciosa, y que ha visto cosas que no había visto hasta entonces y que lo han entristecido como los bancos individuales donde los viejecitos que se sienten no van a poder hablar con nadie más que consigo mismos, solos como están y como se sienten y se sientan, unos bancos donde no podrá echarse a dormir ningún indigente o vagabundo que no tenga techo ni catre en que yacer. No deja de ser una arquitectura hostil, cada vez más individualista. Los bancos públicos individuales te ahorran, además, tener que mirar a otra persona que se siente en ellos, porque miran en direcciones diferentes. Al parecer, ha contado el viajero, también hay bancos para parejas, donde caben dos personas, porque dos se hacen compañía, pero no tres porque ya son, como dice el refrán, una multitud. 
 
 
363.- Contenedores policiales. Se han instalado, según las noticias que me llegan, en algunos puntos de la geografía nacional contenedores de basura digitales que para abrirse y permitirnos depositar nuestros residuos reciclables nos piden al modo policial previamente que nos identifiquemos. Un paso más hacia el estado totalitario que soñó Órgüel y que personificó con la metáfora del Big Brother, Gran Hermano o Hermano Mayor. La gente que va a tirar la basura y se encuentra con estos engendros se pregunta, como es natural: ¿Por qué y para qué tengo yo qué identificarme al ir a tirar la basura, que es una cosa que suelo hacer una vez cada día? ¿Por qué voy a ceder mis datos particulares de horarios, veces que abro el contenedor al ayuntamiento o a la empresa que gestiona la recogida y procesamiento de los residuos? Estos contenedores digitales son contraproducentes porque puede suceder que al estar permanente cerrados la gente deposite los residuos fuera. La identificación debe hacerse con tarjeta física, aconsejable para los mayores (se aprieta el botón y se arrima la tarjeta al visor, se oye una señal acústica y entonces se procede a abrir el contenedor y a depositar la basura), o se puede hacer con la aplicación del móvil, aconsejable para los jóvenes, o con el código de lectura rápida QR. A partir de ahora, dice la publicidad de este vídeo en catalán, que se entiende sin mucho problema, reciclar va a ser más que fácil, va a ser refácil. 
 
 
364.- Una temporada en el infierno. Publicaba Giorgio Agamben un bello texto el pasado 8 de marzo titulado Allegoria della politica, en el que decía, entre otras cosas: Todos estamos en el infierno, pero algunos parecen pensar que no hay nada más que hacer aquí que estudiar y describir minuciosamente a los demonios, su horrible apariencia, sus comportamientos feroces, sus tramas traicioneras. Y añadía: (La verdadera política) comienza en primer lugar con saber dónde estamos y que no se nos da escapar tan fácilmente de la máquina infernal que nos rodea. Para concluir: Del bien sabemos poco y no es un tema que podamos profundizar; del mal solo sabemos que fuimos nosotros mismos los que construimos la máquina infernal con la que nos atormentamos. Tal vez una ciencia del bien y del mal nunca ha existido y de todos modos aquí y ahora no nos interesa. El verdadero conocimiento no es una ciencia, es más bien una salida. Su lectura me ha traído a la memoria aquella seguiriya gitana que escribió, creo, algún antepasado: Perdido no busco / ningún paraíso, / solo quiero, mi vida, escapar de este / infierno maldito
 
365.- El rearme o salto tecnológico en defensa. El embeleco de la Unión Europea con sus 27 Estados presuntamente soberanos, en realidad vasallos feudales, de los que muchos no son más que trocitos de territorios -estatículos, fruto del desmembramiento de antiguos estados o imperios- que partieron los ganadores de las últimas guerras, o ciudades que son paraísos fiscales (Malta, Bulgaria, Rumanía, Letonia, Lituania, Estonia, Croacia, Estonia, Eslovaquia, Chequia, Luxemburgo), votan democráticamente apoyar las decisiones de la Comisión Europea que regenta la aristócrata teutona que adquirió diez dosis para cada europeo favoreciendo en aquella ocasión a la industria farmacéutica y ahora a la armamentística, a fin de cuentas todo, tanto lo uno -vacunas- como lo otro -armas- mueve capital. La Unión Europea aprueba gastar una millonada de euros (digitales o no, da igual: euros son y son un potosí) en armamento, en el rearme o “salto tecnológico en defensa”, según terminología políticamente correcta del jefe del ejecutivo español, que ha cacareado haciendo pedagogía: “Tenemos que hablar de otra manera, dirigirnos a nuestros ciudadanos de otra manera cuando hablamos de la necesidad de mejorar la seguridad y las capacidades de defensa europeas”. España, miembro de dicha Unión, se muestra conforme y aportará sus milloncejos a la hucha común. Españolitos que venís al mundo, os guarde Dios. Preparáos para subvencionar la III Guerra Mundial y para participar en ella. En ese festín vais a ser comensales y también pitanza: Entre tanto id haciendo acopio de suministros para cuando seáis llamados a filas y para cuando se produzca el próximo apagón o blackout en la lengua del Imperio. 

miércoles, 30 de abril de 2025

Los barrotes de la celda y Kit de supervivencia

 Los barrotes de la celda

La imagen es, obviamente, un fotomontaje, pero muy sugerente. Nos presenta a una conocida mujer empoderada entre rejas. Ya hablamos de ella en su momento, cuando se rio de nosotros a la puta cara enseñándonos el modo y la manera correctos de lavarnos las manos durante la pandemia sin desperdiciar mucha agua corriente. Esta matriarca, mirando por nosotros, se gastó una millonada de euros en diez dosis para cada europeo de aquel suero milagroso contra la enfermedad del virus coronado que iba a salvar nuestras vidas. Volviendo a la imagen. Hay que decir que vale más que muchas palabras. Sugiere que ella, la Presidenta de la Comisión Europea, está enchironada, confinada bajo arresto domiciliario. Los mandamases por activa, lo hemos dicho muchas veces, son los más mandados por pasiva. Lo peor de esta mujer no es que no haya sido elegida democráticamente como dicen algunos por la ciudadanía europea con derecho al voto, dado que fue reelegida por sus representantes: 401 votos a favor, frente a 284 en contra, 15 abstenciones y 7 votos nulos de los 719 eurodiputados miembros del engendro político del Parlamento Europeo;  lo peor es que ella, a la que vemos entre rejas, nos ve también a todos y cada uno de nosotros detrás de los barrotes. Ni ella, por muy empoderada que esté es libre, ni nosotros por muy desempoderados tampoco.

 

 El kit de supervivencia de Rubén Gisbert


 Recordábamos el otro día el tema Ataque preventivo de la URSS de Polanski y el Ardor en ¿Qué harías tú... tururú? y comentábamos la peregrina iniciativa de la Unión Europea de aconsejarnos la preparación de un kit de supervivencia para subsistir setenta y dos horas, o sea tres días enteros, sin ayuda externa, almacenando agua, comida, medicinas y -last but not least- una radio de pilas para oír los consejos gubernamentales y periodísticos porque debíamos estar preparados para casos de guerra, por ejemplo una invasión rusa como la de Ucrania, nuevas pandemias, un apagón general del suministro eléctrico como el implementado a propósito el otro día, ciberataques masivos o desastres naturales fruto del clima cambiático, a lo que nosotros añadimos -¿por qué no?- invasiones extraterrestres y, ya puestos a imaginar, invasiones zombis de ultratumba. Está bien el vídeo que ha subido a las redes Rubén Gisbert, que añade un nuevo y fundamental ingrediente al equipo de utensilios e ingredientes para nuestra subsistencia. 
 

martes, 29 de abril de 2025

Más chistes serios

¿Quién se comió el pastel?
-En una habitación se encuentran un rico banquero, un político honrado y Supermán contemplando un apetitosísimo pastel de manzana con sabrosas guindas que está sobre la mesa y parece decirles a todos y cada uno “¡cómeme!”. De repente, se produce un apagón eléctrico, el Gran Apagón debido al desequilibrio estructural asimétrico en el sistema. Al cabo de unas largas horas, vuelve la luz, pero el pastel ya no está en su sitio. ¿Quién se lo había zampado? 
-El banquero rico, sin ningún género de duda. 
-¿Por qué? 
-Porque los otros dos son personajes de ficción.
 
¿De qué conozco yo a ese?
Pasa un tío por delante de un escaparate y ve a alguien al otro lado que le resulta muy conocido. Se pasa todo el día cavilando: 
-¿De qué conozco yo a ese pavo? ¿De que lo conoceré...? 
Por la noche, cuando está acostado, sigue dándole vueltas a la cabeza hasta que al fin cae en la cuenta: 
-¡Coño! Ya lo sé. ¡Es el que se corta el pelo delante de mí en la barbería! 
(Una pregunta por único comentario: ¿De qué nos conocemos a nosotros mismos?)
 
El demonio son los padres. 
Dos niños hablando de lo que han aprendido en la clase de religión y moral católica. 
-Oye, ¿y tu qué piensas del demonio? 
-Psé, no sé. Acuérdate de lo que pasó con los Reyes Magos, con Papá Noel, con la cigüeña de París y con el Ratoncito Pérez… Seguro que también al final resulta que el demonio son los padres.  
(Comentario: La gracia del chiste reside en la sorprendente asociación final de palabras: Satanás, el demonio, son los padres, la entrañable institución patriarcal, la sagrada familia, es diabólica y satánica, sugiere sin querer (?) el chiste)
 
Los malos y los buenos.
-¿Quiénes son los malos y quiénes los buenos en una película del oeste, los indios o el séptimo de caballería? 
-Ninguno de los dos: el malo es el chiste.  
(El maniqueísmo de la moral ordinaria, que hace que veamos a unas personas como buenas y a otras como malas, no nos deja ver a menudo que lo auténticamente perverso es precisamente ese maniqueísmo moralista, representado en este caso por la propia pregunta que plantea el chiste. En la vida real como en las películas no hay ni buenos ni malos: lo único malo es la interpretación moral que hacemos en esos dos términos o la ley que, en forma de juicio final, clasifica a unos en una cosa o en la otra). 
 
 
Dos chistes racistas.
(Racistas porque la sociedad que reflejan es racista, y no porque sea esa la intención de quien los cuenta. Si la pregunta puede pecar de racismo en su formulación, la respuesta, volviéndose del revés, refleja como un espejo la realidad, es decir, la constatación del racismo existente realmente en la sociedad).
Uno. 
-¿Qué diferencia hay entre una mujer blanca y otra negra desnudas? -Que la blanca sale en una revista porno a todo color de las caras y la negra en un documental étnico de un reportaje televisivo.  
Dos.
-Supóngase que en un coche español van un gitano, un moro y un negro. ¿Quién conduce? 
-Ninguno de los tres... Elemental, querido Watson: ¡Conduce la Guardia Civil! 
 
¿Chiste racista o sexista? 
(Un chiste difícil de clasificar que parte de un postulado racista para negar el racismo de la pregunta con el sexismo de la respuesta, con lo que se demuestra que el sexismo está más arraigado incluso que el racismo en nuestra sociedad, lo que ya es decir, porque el chiste desde luego lo que hace es reflejar la realidad, como la mítica canción de John Lennon de 1972 "Woman is the nigger of the world"). 
-¿Cuántos negros crees que hacen falta para limpiar una cocina? 
-Ninguno, eso es cosa de mujeres. 
 
¡Qué cambiado te veo!
Va un hombre por la calle y le dice a otro dándole una palmadita amistosa en la espalda: 
-Caray, Pepe, ¡cuánto tiempo sin verte! ¡dichosos los ojos que te ven! ¡qué cambiado te encuentro! 
-¡Tan cambiado como que yo no soy Pepe! 
(¿Iba distraído el hombre,  como puede pasarle a cualquiera que se distraiga, y confundió a una persona desconocida con otra conocida? ¿No somos, acaso, todos y cada uno clones tanto genética como socialmente? ¿No es posible que Pepe estuviera tan cambiado que ni él mismo se reconociera como tal, precisamente por su empeño obstinado en seguir siendo el que era, esto es, Pepe?).
 
¡Ése soy yo!
-Un borracho tambaleándose está tratando de abrir la puerta de su casa, cuando, de pronto, llegan dos policías y le preguntan que por qué está forzando la puerta. 
-¡Porque ésta es mi casa!, -se defiende con voz estropajosa. Para aclarar las cosas, cuando logra abrir a duras penas la cerradura, invita a pasar a los agentes del orden, señalándoles: 
-¿Ven esos muebles? Son mis muebles, yo los compré. ¿Ven ese televisor? Es mi tele, yo la compré. La estoy pagando a plazos pero es mía. 
Luego, los hace pasar al dormitorio matrimonial, y exclama: 
-¿Ven a esa mujer que está durmiendo en mi cama? Ella es mi esposa. Y ven al que está durmiendo con ella: ¡ese soy yo!
 


 

lunes, 28 de abril de 2025

Diseños de muerte, muertes de diseño

    En la antigua Grecia, cuando alguien moría, se procedía a la inhumación de sus restos mortales o a la cremación en una pira funeraria. En este último caso, tras quemar el cadáver, se guardaban las cenizas en una urna generalmente cerámica. 
 
Urnas cinerarias áticas del siglo VI a. de C.
 
    Siguiendo la tradición cristiana, la Iglesia católica, apostólica y romana recomienda insistentemente que los cuerpos de los difuntos sean sepultados en los cementerios u otros lugares sagrados. Ya en 1963, sin embargo, el entonces Santo Oficio, que establecía que «la Iglesia aconseja vivamente la piadosa costumbre de sepultar el cadáver de los difuntos», reconocía que la cremación no era «contraria a ninguna verdad natural o sobrenatural» y que no había que negárseles los sacramentos y los funerales a los que habían solicitado ser incinerados.
 
    Desde entonces, la práctica de la cremación se ha difundido notablemente en muchos países cristianos, por lo que la hoy Congregación para la Doctrina de la Fe, antaño Santo Oficio, publicó el 25 de octubre del año del Señor de 2016 la instrucción Ad resurgendum cum Christo acerca de la sepultura de los difuntos y la conservación de las cenizas en caso de cremación para poder resucitar con Cristo. En dicho documento, rubricado por el Sumo Pontífice, se insiste en que enterrando los cuerpos de los fieles difuntos, la Iglesia confirma su fe en la resurrección de la carne, se acepta la cremación pero se prohíbe esparcir las cenizas en el aire, en la tierra, en el agua o en cualquier otra forma, lo que pondría en peligro la resurrección del difunto habida cuenta de la disolución y dispersión de sus restos mortales individuales, así como se prohíbe dividirlas entre familiares,  lo que atentaría contra la unidad de la persona que va a ser juzgada, o conservarlas en casa, así como su reconversión "en recuerdos conmemorativos, en piezas de joyería o en otros artículos".
 
     ¿Qué sucedería en el caso de que la última voluntad del difunto hubiera dispuesto "la cremación y la dispersión de sus cenizas en la naturaleza por razones contrarias a la fe cristiana"? Pues que habría que negarle, ni más ni menos, las exequias. Por ello, las cenizas del difunto según el documento, "por regla general, deben mantenerse en un lugar sagrado, es decir, en el cementerio o, si es el caso, en una iglesia o en un área especialmente dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente".  
 
Lágrima, Giulio Iacchetti (2025)
 
     Las urnas funerarias griegas y romanas se han conservado discretamente en los grandes museos, y no habían sido objeto hasta por lo menos el siglo XX del interés de los diseñadores. La extendida costumbre de la inhumación y el tabú de la muerte las mantuvo encerradas bajo la tenue luz de los museos.  
 
    El auge de la incineración de los restos mortales ha llevado ahora a la fabricación de urnas de diversos materiales ya sean biodegradables realizadas con materiales sostenibles, ya sean metálicas de aluminio o acero inoxidable. Las hay también cerámicas, como las antiguas, y de cristal, y sus tamaños dependen de si se quiere conservar una pequeña porción de las cenizas, las pequeñas, hasta contenedores más grandes diseñados para guardar la totalidad de los restos. 
 
    Cierto es que se había prestado poca atención hasta ahora a este nicho de mercado, pero algunos diseñadores han creado ya sus propios diseños, esforzándose en redefinir el concepto de urna cineraria haciendo objetos bellos y originales, unas veces sobrios y otras más divertidos, bien construidos y perfectamente adecuados para su uso previsto generalmente ornamental y conmemorativo.
 
     Los arquitectos y diseñadores internacionales David Chipperfield, Daniel Libeskind, Audrey Large, Philippe Starck, Michael Anastassiades, Michele De Lucchi, EOOS, Naoto Fukasawa, Giulio Iacchetti y Mario Tsai crearon urnas para la exposición “The last pot” (La última vasija) celebrada en Milán del 8 al 12 de abril del presente año con la pretensión de "redefinir el concepto de urna funeraria".
 
Catálogo de la exposición milanesa
 
     Destaca, por ejemplo, esta urna  "Bone to bone" que tiene la apariencia de un hueso metálico, en el que figura el nombre del difunto y la fecha de su nacimiento y su muerte, sobre una almohada luminosa donde figura la inscripción RIP, que vale tanto para el Rest In Peace de la lengua del Imperio, como para el latín tradicional Requiescat In pace. Su autor Philippe Starck concibe la urna como un retorno al núcleo, a la columna vertebral de nuestra existencia, donde la lógica y la poesía se entrecruzan.
 
 
 Hueso al hueso, Philippe Starck (2025) 
 
    Algunos han diseñado urnas con forma de casas, jugando con la idea de que el contenedor es el hogar definitivo, más o menos estilizado, del individuo personal. Otros han creado también urnas complementarias para mascotas, no en vano llamadas "animales de compañía", hechas en madera de roble, abedul, fresno y abeto, que no solo aspiran a ser contenedores sino refugios para potenciar el sentimiento que acompaña a la ausencia. 
 
     Michael Anastassiades ha creado una urna metálica en forma de huevo, llamada Swam song. Con una pluma, evocando por un lado la belleza del canto del cisne y por otro el mito del Ave Fénix, como si la muerte fuera un renacimiento.  
 
El canto del cisne, Michael Anastassiades (2025)
     

domingo, 27 de abril de 2025

Coplas mil de abril

 Cual Cristo-Jesús / porta cada cual su cruz, / que es su identidad.
 
No quería yo / ser lo que he llegado a ser: / un señor mayor. / Pero ¿qué le voy a hacer / si hasta aquí he llegado yo?  
 
 Sin ton y sin son, / me dio un vuelco el corazón, / la primera vez.
 
 Cada uno, / qué oportuno, / tiene propia identidad, / que es la máscara, / huera cáscara / de su personalidad.
 
La realidad, / espectáculo ideal: / un 'reality show'.

Se puede vivir / sin conexión a interné, / pero no existir. / Solo existe aquel que está / en la Red Universal.

  ¿Qué hago viendo yo / caer la lluvia si ya / dejó de llover? / ¿Qué hago mirándola yo / si no llueve ahora aquí?

 Dicen: no ha lugar / ya la pena capital / en el mundo actual. / Sin embargo no es verdad: / condenado a muerte estoy.

La erradicación / del oficio meretricio / supondrá el final / del trabajo asalariado, / nuestra nueva esclavitud.

 

La inmensidad, Gustave Courbet (1869)
 
 Conviene olvidar / a veces lo que uno es: / lo que cree ser.
 
El mundo, real / y, al mismo tiempo, falaz: / ¿quién lo va a negar?

 Invita el cartel / de entrada a la trasgresión: / Dice: “No pasar”. 
 
 Una ardilla va / inesperada a saltar: / Salta, ya saltó. 
 
 Vuelve el abedul, / y el aliso, a florecer; /  estornudo yo, / víctima inocente de / la alergia primaveral.
 
  ¿Quién financia / la ganancia / de esta guerra que es la paz? / Ya la muerte, / se hace fuerte; / se ha quitado su disfraz.

Pajarraco mal / agorero, avión, que va / larga estela gris / dejando por rastro atrás, / mancillando el cielo azul. 

El diagnóstico / tiene el poder de crear / una enfermedad, / tal es su perversidad, / cuando no hay enfermedad. 

 ¿Por qué hay que sacar / siempre alguna conclusión / de donde no la hay? / De un problema lo peor / suele ser la solución. 
 
Agnus, el cordero de Dios, Konstantin Korobov (2022)
 
 Progresista, globalista, / asesorado y fetén, / el gobierno / posmoderno / leyes caga a tutiplén. 

Zurdas, diestras, / qué siniestras, / son las manos del poder; / ambidiestro / es maestro, / que ambas cosas puede ser.

 Inunda la casa / el aroma del café / que lo impregna todo; / reposando en el puchero, / para espabilar del sueño.
 
 Se desata el viento / y barre hojas de árboles que / desnudó el otoño.
 
 ¿Poco? Agrada, / ¿Mucho? Enfada, / reza el dicho popular. / Nada y todo, / grosso modo, / son más duros de pelar.

Uno para mí, / si le asiste la razón, / cuenta más que mil.

Fabula acta est / ¡Telón! Si os gustó, aplaudid. / Que salgan actor, /  que ha bordado su papel, / y el autor a saludar. 

-Ya lo entenderás, / cuando seas más mayor. / -Ya soy muy mayor, / peino canas, pero aún / no lo logro yo entender. 

El naranjo en flor, / y el aroma de azahar, / dulce, embriagador.