Ni
las ciencias propiamente dichas ni pseudociencias como la astrología o
la homeopatía se sostienen sin el apoyo fundamental de la ciega fe que
las sustenta.
No le ha bastado a la prensa la invención de una segunda ola tras el maremoto de la primera, que pronostican ya una tercera en enero a raíz del relajo navideño.
Cada vez más individualizados en nosotros mismos, metidos en burbujas unipersonales, cápsulas asépticas e higiénicas, sin contacto con el exterior ni los demás.
Oderint dum metuant. Dijo la Muerte: No persigo el cariño de mis súbditos. Que me aborrezcan hasta la hez con tal de que no pierdan el miedo y dejen de temerme.
Las muertes por el virus coronado se dispararán en enero si aflojamos las normas de seguridad en Navidad repitiendo el error irresponsable, dizque, del verano.
Un virólogo: -Sería tremendo que el abuelo tras una Navidad "alegre" en familia, bebiendo y charlando sin embozarse, ingresara en Reyes en Cuidados Intensivos.
Paradojas de la vida y el aprendizaje permanente: lo que aprendo me lleva casi siempre a desaprender lo aprendido, soltando el lastre de las ideas inculcadas.
Esperando a los bárbaros
Píndaro, en su Ístmica segunda, canta la victoria que ahora no nos interesa demasiado del auriga Jenócrates de Agrigento que había ganado la carrera en los juegos celebrados en Corinto.
Píndaro, no obstante, menciona como autor de ese proverbio no al espartano Aristodamo sino a un argivo cuyo nombre propio omite. He aquí los versos de Píndaro, quien repite dos veces la palabra dinero, para enfatizar el término crematístico, en versión original: ἁ Μοῖσα γὰρ οὐ φιλοκερδής πω τότ᾽ ἦν οὐδ᾽ ἐργάτις· / οὐδ᾽ ἐπέρναντο γλυκεῖαι μελιφθόγγου ποτὶ Τερψιχόρας / ἀργυρωθεῖσαι πρόσωπα μαλθακόφωνοι ἀοιδαί. / νῦν δ᾽ ἐφίητι τὸ τὠργείου φυλάξαι / ῥῆμ᾽ ἀλαθείας ἐτᾶς ἄγχιστα βαῖνον, / ‘χρήματα, χρήματ᾽ ἀνήρ,’ ὃς φᾶ κτεάνων θ᾽ ἅμα λειφθεὶς καὶ φίλων.
Algunos traductores anglosajones, haciéndose eco del proverbio inglés “money makes the man” (el dinero hace al hombre), por ejemplo William Race, suelen traducir así el fragmento de Píndaro: "Money, money makes the man," / said he who lost his possessions and his friends as well. (“El dinero, el dinero hace al hombre” / dijo el que perdió sus posesiones y sus amigos también). El proverbio presenta la palabra hombre en el sentido específico de varón y no genérico de ser humano, que en griego se dice ἄνθρωπος (ánthropos).
Los traductores ingleses acercan así el refrán griego al inglés de que es el dinero el que hace al hombre, pero, sin ser muy mala, no es una óptima traducción porque la frase griega es una frase nominal en la que, como suele ser habitual faltando el predicado verbal, hay omisión de la cópula. En efecto, las formas copulativas griegas ἐστί y εἰσί suelen omitirse en la lengua de Homero en proverbios y en expresiones abstractas breves, por lo que χρήματ᾽ ἀνήρ significa literalmente “Dinero es un hombre” o bien “Un hombre es el dinero”.
Andando el tiempo, Friedrich Engels sugerirá que es propiamente la mujer la primera forma de dinero, sobre la que el varón establece su derecho de propiedad en el seno de la familia monogámica, que incluye también a los hijos y a los esclavos. Las mujeres, al igual que el ganado, eran un valor de cambio y, por lo tanto, estaban cosificadas y podían comprarse. El refrán griego se refiere también al varón, que vale lo que su dinero. Si es pobre, no solo carece de propiedades, incluidas las mujeres, sino también de amigos y reconocimiento social entre sus iguales.
Me
permito reproducir aquí la traducción de Píndaro en impecable verso castellano
de don Ignacio Montes de Oca, con perdón de sus manes, publicada en
1883, que es la mejor que conozco, retocando
su versión del proverbio, que traduce χρήματα por oro y ἀνήρ por mortal, lo que no es muy disparatado en sí presentando al oro como demiurgo o hacedor de todo, que dice:
“mortal, el oro, el oro todo lo hace”. He
tenido que modificar para ello la rima consonante. Así copio su
traducción y modifico ligeramente los dos últimos hendecasílabos, incluida su rima. (También he modificado el final del verso sexto, donde se cita por su nombre propio a la Musa que deleita con la danza, quizá la más bella de las hijas de Zeus y de la Memoria, que dice en la versión de don Ignacio Terpsícore a vender se sujetaba y lo cambio por Terpsícore a venderlos se prestaba).
Entonces codiciosa / no era la Musa hermosa, / ni por rüin salario se alquilaba; / ni melosos encantos / de plateados cantos / Terpsícore a venderlos se prestaba. / Mas hoy, el dicho altivo / que, abandonado y pobre, el sabio argivo / triste lanzó resulta harto certero: / Dinero el hombre, el hombre es dinero.
La
política es la nueva religión, cuyo fetiche providencial es el Estado,
su dogma la constitución, su liturgia las elecciones, sus fieles la masa
ciudadana.
En
vez de una testa coronada por la divina gracia del óleo sacerdotal, las
naciones tienen cientos de cabezas consagradas por la unción del voto
democrático.