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martes, 3 de septiembre de 2024

Últimas noticias

    Fake news, en la lengua del Imperio que se nos impone, que es la del cisne de Stratford-upon-Avon, significa, como se sabe, noticia falsa. ¿Cómo se diría eso en la lengua de ese otro Imperio que rigió el mundo hace dos mil años, que era la lengua de Virgilio y de Julio César? Este último precisamente en sus Comentarios sobre la Guerra Civil (De bello ciuili I, 21, 1) nos da la clave: A veces la gente cambia de opinión (César lo llama commutatio uoluntatis) debido a falsis nuntiis, es decir por noticias falsas, lo que nos pone sobre la pista de que para qué sirve la falsedad informativa.
 
    En Tácito (Annales II, 82) leemos: nec obstitit falsis Tiberius, donde el adjetivo falsis aparece sustantivado con el sentido de “falsedades, mentiras”, y donde los traductores suplen el sustantivo “nuntiis”, lo que Moralejo traslada Tiberio no puso coto a las falsas noticias, y la vieja versión de Carlos Coloma No trató Tiberio de oponerse a estas falsas nuevas.



    Nuevas referido a noticias, como en la traducción de Coloma, es básicamente un adjetivo sustantivado, como se ve en castellano en aquel octosílabo del romancero viejo: “nuevas le fueron venidas”, es decir, novedades, noticias. En el lenguaje religioso de la iglesia, también se dice que los apóstoles predicaron la buena nueva, es decir, el evangelio. Hoy resulta en español un tanto arcaico este uso de “nueva” como sinónimo de noticia, pero todavía se entiende: las nuevas son las novedades. La palabra que ha sustituido en español a “nueva” es, efectivamente, “noticia”: procede del latín notitia, que a su vez está formada sobre (g)nota, el participio pasivo del verbo (g)noscere “conocer”, por lo que notitia es “cosa sabida y conocida.
 
     No sé hasta dónde se puede retrotraer la muy antigua costumbre de matar al mensajero cuando era portador de malas noticias que no son del agrado del receptor, responsabilizándolo de la noticia que trae, lo que no deja de ser una protesta emocional ante la adversidad. Cuando el rey Boabdil, por ejemplo, recibe la mala noticia de la pérdia de Alhama de Granada, sabe que eso conlleva el fin de su reinado y su propio fin, ante lo que quema la carta y mata al mensajero, como narra el romance viejo: Paseábase el rey moro / por la ciudad de Granada / desde la puerta de Elvira / hasta la de Vivarrambla. / —¡Ay de mi Alhama!— / Cartas le fueron venidas / que Alhama era ganada. / Las cartas echó en el fuego / y al mensajero matara, / —¡Ay de mi Alhama!—. De alguna forma los medios de comunicación son responsables de las noticias que difunden, porque las propagan dándoles carta de naturaleza, así como ignoran otras silenciándolas. 
 
    NO NEWS ARE GOOD NEWS. El aforismo anglosajón  viene a decir que la ausencia de noticias es siempre una buena noticia, pero antes de que se dijera en la lengua del Imperio ya se dijo esto mismo en italiano: “Nulla (o nessuna) nuova, buona nuova”, y probablemente en latín mismo: nulla noua, bona nouaDon Miguel de Unamuno, por su parte, se hacía eco de resonancia de aquel Nihil novum (o novi) sub sole ('no hay nada nuevo bajo el sol') del bíblico Eclesiastés  en aquel verso suyo: lo que ha de ser ha sido ya, nada hay de nuevo, que anulaba todas las noticias del mundo, tanto las verdaderas como las falsas, y su pretensión de novedades. 
 
 
RADIO MACUTO.    La expresión “Radio Macuto” procedente de la jerga militar como revela la palabra “macuto”, que era el nombre de la mochila del soldado, hace referencia a una emisora de radio inexistente de la que partían bulos y rumores indiscriminadamente que se ponían en circulación carentes de fundamento y de fuente fidedigna, cuyas informaciones se desfiguraban más aún al ser transmitidas a lo largo de una cadena de oyentes por el efecto del llamado 'teléfono roto', rumores que los miembros de ambos bandos hacían circular y distorsionaban de trinchera en trinchera y de boca en boca entre la tropa para confundir o desmoralizar al enemigo acerca de los avances o retrocesos que iba sufriendo cada uno en el frente. La expresión, al parecer, surgió en el ámbito de la guerra civil española, por aquello de que en toda guerra la primera víctima que cae es la verdad, frase solemne que suele remontarse al tragediógrafo griego Ésquilo, que como tal no nos consta que la haya escrito, aunque sí se le atribuye que la divinidad no rechazaba una mentira o estratagema justa ἀπάτης δικαίας οὐκ ἀποστατεῖ θεός, lo que viene a decir que Dios acepta los engaños y añagazas que a veces se denominan 'mentiras piadosas' o justificadas cuando su misión es sostener la realidad.
 
 

EL MENSAJERO ES EL MENSAJE

    Mensajero y mensaje se decían en latín con el mismo término: nuntius. La propia palabra nuncio, que subsiste en español, se refiere ahora sólo al encargado de llevar una noticia, y, además, al representante diplomático del Papa o nuncio apostólico. La llegada de un mensajero en la antigüedad conllevaba la de un mensaje o anuncio, equiparándose uno y otro, algo como sucede un poco con nuestra palabra correo, que además de designar a la persona que tiene el oficio de llevar la correspondencia se refiere también a la propia correspondencia que lleva esa persona, como en el título de la novela Miguel Strogoff, el correo del zar de Julio Verne. Con el tiempo, sin embargo, parece que se especializó en latín una forma neutra nuntium para el mensaje, reservándose la masculina nuntius para el mensajero. Lo que, en todo caso, revela esta vieja confusión es que de alguna forma el mensajero era el mensaje, un poco al modo del aforismo de Marshall McLuhan de que el medio o mensajero es el mensaje. "El hombre alfabetizado es el objeto natural de la propaganda" dijo en algún momento McLuhan, y "la propaganda es el gran punto débil del hombre alfabetizado". 
    Sobre Mcluhan es interesante este documental: