lunes, 24 de enero de 2022

Más telegramas

El gobierno, de vacaciones. ¿Cómo vamos a estar dos semanas desgobernados?  Va a ser el caos. Dice un alma cándida, pero ¿hay acaso más caos que el gobierno?

A punto de finalizar la exitosa serie El cuento chino del virus de Wuhan, se estrena el lunes la prometedora El zar invade Ucrania levantando gran expectación.

 

Medidas sanitarias en caso de guerra: mascarilla, distancia física, gel hidroalcohólico, desinfección de granadas y salvoconducto de acceso al campo de batalla.


 
Crean un conflicto internacional para llenar los telediarios y para, al mismo tiempo, vaciarlos de paso de la cansina narrativa terrorista del virus asesino. 

 

 Sustituyen, como si no hubiera pasado nada durante los dos años que pronto van a cumplirse un trampantojo por otro, el fantasma de una guerra por el de otra.
 
Si la enfermedad es un error y el paciente un síntoma del error, la medicina se convierte en el arte de erradicar la enfermedad y por lo tanto a los pacientes.
 
 
 
Mientras que la medicina pretende curar al enfermo, la política sanitaria, mucho más soberbia, codicia exterminar las enfermedades exterminando a los enfermos.

 
 Según las palabras de algunos altos funcionarios, ministros y autoridades sanitarias: Usted es culpable de su mala salud. Usted es responsable de su situación. 
 
 
 El sano está, según la secta sanitaria, potencialmente enfermo y debe recibir para entrar en el reino de los cielos el bautismo vacunal de la nueva religión.  

Durante el año 2020 de la era cristiana se propagó que los que gozaban de buensa salud eran enfermos asintomáticos, una amenaza letal para la vida de los otros.


  Pretender dedicarse a salvar abstracciones fetichistas como el planeta o la vida es la nueva religión que exige que nos sacrifiquemos por mor de esos ideales.

Doctores tiene la Iglesia, o sea la comunidad científica, que en lugar de encomendarnos a la razón y la sabia duda, nos instilan una fe ciega en sus creencias.

 

 
La viróloga oficial del reino de las Españas dice que los que se han tridosificado se han adelantado a la mutación vírica poniendo la tirita antes de la herida. 
 
 El sistema penitenciario crea delincuentes; el sistema sanitario, enfermos, y, dentro de él, el manicomio, locos; todo a la mayor gloria del poder establecido.

1 comentario:

  1. La saturación mediática de mensajes de terror y la concordancia evidente del establecimiento de normativas atrapan a la audiencia en el cumplimiento necesario para que las informaciones adquieran evidencia. El carácter dictatorial de dicha concordancia no se puede ocultar aunque resulte eficaz para dirigir a la mayoría.

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