Imagen y texto tomados del Evening Report, Lebanon, Pensilvania, 9 de
octubre de 1918
Aunque en 1918-1919, hace cien años recién cumplidos, la epidemia que asoló el mundo
fue la llamada Gripe Española (Spanish Influenza, influenza que los ingleses
abrevian ahora en flu) y no el virus coronario de 2019 que tenemos ahora, el miedo que nos define a los seres humanos es similar. Destaca en
el artículo publicado en el Chicago Daily News de aquel entonces traducido a continuación la vieja leyenda de
los dos derviches y la peste.
El Comisionado de Salud de la ciudad da un excelente consejo a la población de Chicago de cara a evitar la gripe. En este sentido, el Dr. Robertson enfatiza sabiamente la importancia de dejar de preocuparse.
El comisionado recuerda a los habitantes de Chicago que ésta es una ciudad saludable, que ocurrieron hasta cierto punto menos muertes en ella durante septiembre del año pasado, y afirma que si se siguen las sugerencias del Departamento de Salud, las muertes del presente año no van probablemente a superar las de años normales. Cita al cirujano general Blue al objeto de que cuando la muerte se produce como resultado de la gripe, generalmente se debe a alguna complicación y que, por lo general, el paciente de la gripe se recupera en tres o cuatro días, siempre que tome las precauciones razonables.
El doctor Robertson confía en la inteligencia de la población de Chicago para seguir las sugerencias de precaución y no asustarse por las informaciones exageradas. Incuestionablemente, el miedo juega un papel destacado en la promoción de epidemias. Este viejo cuento revivido por un colaborador del Daily News es particularmente oportuno: "Dos derviches que venían de Joppa se encontraron con la peste que se dirigía hacia allí. Le preguntaron a cuántos pretendía matar. Su respuesta fue: "A trescientos ". De regreso a Joppa se encontraron con la Peste que volvía de ese lugar y le informaron de que habían oído hablar de la muerte de 3.300. "Oh" respondió la Peste, "maté solo a 300. Los otros murieron de miedo".
El doctor Robertson confía en la inteligencia de la población de Chicago para seguir las sugerencias de precaución y no asustarse por las informaciones exageradas. Incuestionablemente, el miedo juega un papel destacado en la promoción de epidemias. Este viejo cuento revivido por un colaborador del Daily News es particularmente oportuno: "Dos derviches que venían de Joppa se encontraron con la peste que se dirigía hacia allí. Le preguntaron a cuántos pretendía matar. Su respuesta fue: "A trescientos ". De regreso a Joppa se encontraron con la Peste que volvía de ese lugar y le informaron de que habían oído hablar de la muerte de 3.300. "Oh" respondió la Peste, "maté solo a 300. Los otros murieron de miedo".
Texto e imagen extraídos del Chicago Daily News (publicados el 8 de octubre de 1918 en el The Richmond Palladium and
Sun-Telegram).
En Bombs and Bombing (1941) un libro de Willy Ley, que habla del miedo que produce la amenaza de una guerra química, he encontrado otra versión de la misma leyenda un poco más elaborada, centrada en Alejandría (Egipto).
"Érase una vez, según una vieja leyenda árabe, un peregrino que recién salido de Alejandría se encontró con otro viajero que iba rumbo a la ciudad. ¿Qué vas a hacer? le preguntó el peregrino que reconoció en el otro a la Peste. Voy a Alejandría a cobrarme tres mil vidas, contestó la Peste. El peregrino consideró la cifra, y para no enojar a la Peste haciendo que matara aun más fieles, no dijo nada. A la vuelta de su peregrinación, encontró a la Peste otra vez, pero había tenido entre tanto noticias de lo que había sucedido en Alejandría. ¿Por qué me mentiste? Le gritó. Dijiste que ibas a cobrarte tres mil vidas... pero me han dicho que murieron treinta mil. ¿Por qué, en el nombre del Profeta, lo has hecho? La Peste miró tristemente al peregrino y le respondió. Lo que te han contado es verdad. Pero yo no he roto mi palabra. Me llevé sólo a tres mil. Los otros murieron de miedo."
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