martes, 22 de noviembre de 2022

¿Una gran tribu?

    Morgan Freeman, el actor que ganó un Oscar por interpretar a Nelson Mandela en Invencible (2009) de Clint Eastwood, ha aparecido por sorpresa presentando la ceremonia inaugural de la Copa del Mundo de balompié en Catar. Y ha dicho: “We gather here as one big tribe and Earth is the tent we all live in. Football spans the world, unites nations in their love of the beautiful game. O sea, que nos hemos reunido aquí como una gran tribu o si se prefiere una traducción menos tribal: como una gran raza. También ha dicho que la Tierra es la tienda bajo la cual todos vivimos y que el balompié se extiende por todo el mundo, uniendo a las naciones en su amor por el «juego bonito»
 
    Esto del «beautiful game» es una expresión consagrada con la que los anglosajones se refieren al balompié. La expresión nos recuerda a otra de «beautiful people» la gente que va a la moda, expresión que puso en boga, valga la redundancia etimológica, la revista Vogue en 1964. Al parecer lo de "beautiful game" es una traducción a la lengua del Imperio del portugués «jogo bonito» (juego bonito, hermoso o lindo), expresión que atribuyen algunos a Pelé. La expresión consagrada entre nosotros es de índole más monárquica: el deporte rey.
     Detrás de estas afirmaciones aparentemente ingenuas y bienintencionadas hay mucha bobería: por un lado se nos dice que somos una gran tribu, una única raza, pero por otro en el campo de juego, que es también el campo de batalla, se enfrentan las diferentes selecciones de las tribus nacionales defendiendo cada una los colores de su bandera.

    Una gran tribu, y el jefe de la tribu es el deporte Rey: el Balón, la pelota bien redondeada de Parménides. No perdamos de vista el nombre que se le da a este evento: el Mundial: se trata de globalizarnos, de unirnos en la celebración del espectáculo del juego bonito retransmitido por todas las cadenas de televisión del globo, que es el deporte rey, un deporte que mueve millones para distraernos, y que, como dijo una vez un delantero danés que había metido cuatro goles en un partido de otro Mundial: El fútbol es la guerra, y también ahí el triunfo es lo más importante.

    Por un lado nos dicen que cada uno tenemos una patria, y una cultura, y una lengua, y unas señas de identidad propias y características, y por el otro nos inculcan que por encima de esas diferencias la celebración del Mundial las anula, aunándonos en la celebración del espectáculo bajo una única tribu que es la de los telespectadores. 

Morgan Freeman volviendo a casa de Catar.

    Resulta, en fin, decepcionante ver cómo un actor que interpretó a Mandela se ha vendido para blanquear el Régimen catarí, un régimen opresor como todos los regímenes políticos, en definitiva, pero que se ensaña especialmente contra las mujeres y los homosexuales. 

   Pero más decepcionante resulta aún ver cómo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, resaltó un día antes del inicio del Mundial, los avances experimentados en los últimos años en Catar en cuestiones de derechos humanos y sociales y denunció una doble moral existente en el mundo occidental. Dijo: «Tengo unos sentimientos fuertes, hoy me siento catarí, hoy me siento árabe, hoy me siento africano, hoy me siento gay, hoy me siento discapacitado, hoy me siento un trabajador emigrante", comentó a los medios de (in)formación de masas, defendiendo la gestión realizada y los avances alcanzados. Luego, en el turno de preguntas, tuvo que extender este sentimiento y añadir que también se sentía mujer. 

    Al final de la rueda de prensa, el director de comunicación de la susodicha entidad salió del armario y se declaró abiertamente homosexual. No dijo como el presidente que se sintiera maricón, sino que lo era en un país donde la homosexualidad está criminalizada. Las declaraciones de ambos dirigentes, así como la participación del actor negro, sólo han servido para blanquear un régimen corrupto.    

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