El consejero señala que la hipotética vacuna no causa trombosis cerebral, sino que es casualidad, convencido con fe de carbonero de la seguridad de la presunta.
Murió a consecuencia de las heridas punzantes del cuchillo sin hoja al que le falta el mango de Lichtenberg, sin que el arma blanca y homicida haya aparecido.
Las autoridades sostienen la entelequia fantasmagórica y piden a la gente que no se confíe ni relaje las medidas de protección: "El virus sigue entre nosotros".
El doble rasero: Si muere un paciente con el virus, la causa de su muerte es el virus; si muere con la vacuna, no hay relación de causa a efecto, es casualidad.
Lógica epidemio-ilógica gubernamental: Sólo los enfermos deberían llevar mascarilla, pero como no sabemos quién está enfermo, debe ser obligatoria para todos.
El epidemiólogo a sueldo del gobierno de España en entrevista televisada a todo el país: La mascarilla -obligatoria- no es la clave para detener la transmisión.
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