Una prueba de que la identidad nacional no es más que un fetiche esto es, un hechizo, o sea, algo ficticio, como revela la etimología del vocablo "fetiche", -que deriva del latín facticium (artificial, no natural, inventado, artificioso y postizo), a través del préstamo francés fétiche (cf. it. feiticcio y port. feitiço “sortilegio”), es decir, un “artificio supersticioso del que se valen los hechiceros” ("hechizo" es el resultado popular de la evolución de facticium y "hechicero" de facticiarius),- la prueba de ello, decíamos, nos la proporciona el hecho de que el parlamento de una comunidad autónoma española, de cuyo nombre no vamos a hacer mención pero aseguraría que es algo que hacen los diecisiete reinos de taifas hispánicos, destine anualmente una partida presupuestaria no poco considerable de su presupuesto económico de muchos miles de euros a fomentar su propia identidad.
Si es preciso incentivar esa identidad, subvencionándola económicamente, es que no se sostiene en pie sin el crédito por sí sola, es decir, que naturalmente no se sostiene, por lo que habrá que hacerlo artificialmente recurriendo a la hechicería.
Esto nos hace pensar que tal vez el dominio de las identidades nacionales no sea absoluto ni perfecto, que quizá Dios no sea todopoderoso, que acaso haya alguna esperanza de que se resquebraje la esencial homogeneidad del ser, que decía Mairena, aquel precursor de todo lo contrario, porque, si no fuera así, el corsé de la identidad se impondría per se sin más, sin necesidad de que nada ni nadie la fomentara económicamente.
Claro que lo que se dice a propósito de la identidad nacional, sirve también para nuestra identidad individual, que no se sostiene sin nuestro empeño en cultivar nuestra propia idiosincrasia o personalidad.
La palabra idiosincrasia dice mucho más de lo que parece: Del griego ἰδιοσυγκρασία idiosynkrasía 'temperamento particular', compuesto de ἴδιος propio, particular (de donde nos viene el idioma y el idiolecto, así como el idiotismo y la idiocia de los idiotas) y σύγκρασις mezcla, carácter, constitución, por lo que el diccionario la define como “Rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad”.
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