lunes, 6 de julio de 2020

El Triunfo del Tiempo

En 1574 se publica el grabado de Peter Brueghel el Viejo titulado El Triunfo del Tiempo. Se trata de una alegoría, cuyas dimensiones son 21.2 por 30.4 cm, firmada abajo a la derecha como “Petrus Bruegel innuen”, y más a la derecha: “Ph[i]l[ip]s Galle | excudebat.” Me consta que hay al menos dos versiones prácticamente iguales de él, pero en la que vamos a llamar la primera, porque es la primera que vamos a considerar, más sencilla, figura la fecha de publicación en la parte inferior central, y hay una errata en los hexámetros latinos al pie del grabado agrupados en parejas de dos, concretamente en la cuarta palabra del primer verso, donde se lee “mucetum”, algo incomprensible; 


y la segunda versión, en que no figura la fecha de composición y en su lugar se lee la leyenda latina en letras capitales a modo de título, que enfatiza el poder destructivo del tiempo: TEMPVS OMNIA ET SINGVLA CONSVMENS (El tiempo consumiendo todas y cada una de las cosas). En esta segunda versión las alegorías de los doce signos zodiacales que rodean el globo terráqueo están acompañadas de su correspondiente símbolo astrológico, y además está corregida la errata y se lee claramente “inuectur”. 


Pasemos a la descripción del grabado. Sobre un fondo de un paisaje campestre pasa un cortejo.  

El cortejo, en primer plano: dos caballos, uno blanco, que representa el Sol, y otro negro, la Luna, tiran del  carro en forma de bote que soporta sobre dos ruedas un enorme globo terráqueo. Un anciano devora a un niño pequeño. Se trata de Saturno (griego Kronos) al que se ha identificado con el Tiempo (griego Chronos), sentado sobre un reloj de arena, devorando a uno de sus hijos y portando en la mano izquierda el uróboro, un círculo en forma de dragón o serpiente que se muerde la cola, (del griego οὐροβóρος/οὐρηβόρος adjetivo compuesto de οὐρά, 'cola' y βορός, 'voraz, glotón', que solía aplicarse a la palabra ὄφις, serpiente o a δράκων, dragón, símbolo muy antiguo, conocido ya por los egipcios, de la concepción cíclica del tiempo y del eterno retorno donde no hay principio ni fin). 

En la alegoría del Tiempo hay una contradicción evidente entre el símbolo de la eternidad que es el uróboro que porta en la mano y el reloj de arena sobre el que se sienta y el reloj mecánico que hay sobre su cabeza, la contradicción existente entre la representación cíclica del tiempo y la lineal. 

En el globo terráqueo están representados los doce símbolos del zodiaco. A los pies del anciano los signos zodiacales de aries y cáncer; siguiendo por la derecha hacia arriba: tauro, piscis, leo, acuario, escorpio; trepando por el árbol, libra, colgado del árbol. El signo de Libra, representado por la balanza, tiene, además, el significado añadido de símbolo de la justicia, aludiendo al fin del mundo y al juicio final. En orden descendente por la izquierda: virgo, géminis, capricornio y sagitario. 

Tras el carro cabalga la Muerte esquelética con su guadaña sobre lo que parece un asno, y tras ella y por encima de ella la personificación de la Fama, alada por aquello de “fama uolat” , montada sobre un elefante y tocando su trompeta. Está al final del cortejo porque es lo último que queda de nuestro paso por la Tierra. Pero también podría tratarse de un ángel apocalíptico que con el toque de trompeta anuncia el fin del mundo.

Presidiendo toda la composición, arriba, en el centro, vemos un moderno reloj mecánico con mecanismo de golpe colgado de un árbol que nace del propio globo terráqueo, que es el árbol de la vida. Este aparato que mide el tiempo contrasta con la dinámica del tiempo natural que se ejecuta cíclicamente sin descanso. 

A los pies del cortejo del Tiempo, la Muerte y la Fama, bajo las ruedas del carro, hay numerosos objetos que representan artes y oficios humanos. Ante el paso destructivo del Tiempo no queda nada de los ilustres o anónimos personajes que han utilizado esas cosas que vemos tiradas por el suelo: un sombrero de cardenal, un cetro, un casco, una corona real, instrumentos musicales, herramientas de labranza y otros utensilios. 

El paisaje campestre,  en segundo plano: Se trata de una secuencia que va de derecha a izquierda y que representa las cuatro estaciones. Puede dividirse, grosso modo, en dos mitades: a la izquierda la representación del invierno y el otoño, árboles muertos, mientras que a la derecha hay vegetación exuberante: el verano y la primavera. 

A la derecha vemos una plácida aldea con una iglesia. Detrás de una pareja, en lo que podría ser la plaza del pueblo, se alza un Árbol de Mayo (Maibaum), a cuyo alrededor hay gente bailando. Se trata de una fiesta popular alemana que nos sitúa en plena primavera, el día 30 de abril, cuando se celebra el comienzo del mes de mayo bailando en Alemania. El paisaje de la mitad derecha verano/primavera representa la vida. En contraste con la vegetación exuberante de la escena, vemos a la izquierda las ramas desnudas de los árboles del otoño; y tras el bosque otoñal una ciudad en llamas; además una embarcación parece hundirse en la costa. 

En esta parte izquierda nos hallamos ante la representación de la muerte. De hecho se podría decir que el grabado representa el triunfo del Tiempo sobre la vida, identificado prácticamente con la Muerte, pero también el triunfo de la Fama o de la Parca sobre la propia Muerte, dado que la Fama sería lo único que queda al fin y a la postre de nuestro paso por el mundo. 

En cuanto a los seis hexámetros latinos, una vez corregida la errata, leemos en la segunda versión : Solis equus, Lunaeque, inuectum quattuor Horis, | Signa per extenti duodena uolubilis Anni. | | Proripiunt Tempus: curru quod praepete secum | Cuncta rapit: Comiti Morti non rapta relinquens. | | Pone subit, cunctis rebus Fama una superstes, | Gaetulo boue uecta, implens clangoribus orbem. Que viene a decir más o menos literalmente en prosa: El caballo del Sol, y el de la Luna arrastran, llevado por las cuatro estaciones a través de los doce signos del año que gira a lo largo, al Tiempo, que arrebata en su carro veloz todas las cosas, dejando lo que no ha arrebatado a la Muerte que lo acompaña. Marcha detrás la única que sobrevive a todas las cosas, la Fama, montada sobre un elefante, llenando el mundo con los sones de su trompeta. Y en verso, con una sintaxis más violenta pero más literal, podrían quedar así: Sol y la Luna a caballo, llevado con cuatro estaciones / entre los doce signos del año que gira a lo largo, / llevan al Tiempo, que todo en su rápido carro consigo / roba, dejando a la Muerte que sigue lo no rapiñado./ Marcha la Fama detrás, de las cosas la sola que vive,/ sobre elefante montada, llenando el mundo de ruidos.

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