Ante el manifiesto firmado por ciento ochenta personalidades del mundo de la cultura del espectáculo y del espectáculo de la cultura tales como Almodóvar, Rozalén o Buenafuente animando a los ciudadanos y a las ciudadanas a ir a los colegios electorales el 23J como está mandado a depositar sus votos contra la “ofensiva conservadora”, al grito de “A las urnas, ciudadanos”, que tanto recuerda el “Aux armes, citoyens” de la beligerante Marsellesa, y que viene así a equiparar las “urnas” con las “armas”, como si aquellas fueran, al igual que estas según el himno nacional francés, medios o instrumentos para alcanzar la inalcanzable libertad, el Partido Inexistente comunica que no ha firmado ni firmará nunca dicho manifiesto.
Consideramos, desde el Partido Inexistente, que la oposición entre conservadores y progresistas, como la subyacente de derechas e izquierdas, es falsa. Como escribió Adorno, "la libertad consiste no en elegir entre blanco y negro, sino en escapar de toda alternativa preestablecida", y para eso, decimos nosotros, no hay que elegir, hay que huir del juego de las falsas elecciones.
El Estado necesita simultáneamente conservarse progresando y progresar conservándose. El régimen democrático dominante se fundamenta en la alternancia de ambas necesidades: conservar el sistema tal como es y aplicarle medidas de mejora -parches- en el sentido de progreso, es decir, de avance garantizando así su permanencia.
Ante esta situación, el Partido Inexistente (PI) quiere denunciar que tanto los unos como los otros mienten y que mintiendo colaboran con el sistema: porque gobernar es mentir, es decir, ocultar la verdad. Los unos quieren conservar el Régimen sin ponerlo en cuestión, los otros quieren que progrese, es decir, que mejore, lo que no cuestiona su existencia, sino solo su funcionamiento, fortaleciéndolo al fin y a la postre.
La mejora de las condiciones laborales no acaba con la explotación laboral del trabajo asalariado, sino que la justifica de alguna manera haciéndola más llevadera al otorgarle un aspecto más humano, o como prefieren algunos, más humanitario, cuando el problema es el sistema mismo, el Régimen inhumano.