Dedicado a alguien, cuyo nombre propio omito porque no deja de ser un pseudónimo como todos los nombres propios, que rindió hace unos años homenaje públicamente en la Red a la primera baja de las Fuerzas de Defensa de Israel, la cual, según él, "ofrendó su vida por la seguridad y el derecho a existir de Israel", y se olvidó de los muertos del otro bando, que también son nuestros muertos, pero que para él no contaban.
Ese alguien pedía asimismo -¿a quién?- la protección para los “miles de soldados hombres y mujeres –¡la guerra ya no es cosa de hombres, sino también de mujeres igualadas en lo peor a los hombres!- que están llevando a cabo la operación -la matanza- en Gaza”.
Nuestros son los muertos de uno y otro bando, porque todas las guerras son guerras civiles, guerras entre hermanos, guerras fratricidas. No tenemos derecho a reclamar sólo las víctimas de un bando olvidando las del otro.
A él y a los que piensan como él les conviene escuchar la hermosísima canción de Jorge Drexler de la Milonga del moro judío, cuyo estribillo, que escribió Chicho Sánchez Ferlosio, reza así: “Yo soy un moro judío / que vive con los cristianos; / no sé qué Dios es el mío, / ni cuáles son mis hermanos”.
Esta cuarteta genial
de Chicho muestra a la perfección el conflicto de las tres grandes religiones
monoteístas que han triunfado en el mundo moderno. Dichas religiones
suelen estar asociadas al nacionalismo y etnicismo más recalcitrantes. Todas ellas se creen la religión verdadera, y ninguna lo es. Las tres religiones
monoteístas tienen un único Dios con nombres distintos, que, en el
fondo, es la misma divinidad, llámese Jehová Alá o Yavé.
El moro judío
entre cristianos no sabe qué Dios es el suyo, ni quiénes son sus
hermanos correligionarios, si los moros, los judíos o los cristianos. Lo
que nos viene a decir la copla es que esas divisiones religiosas son,
en el fondo, triviales: las tres religiones monoteístas del Libro son la
misma religión, y por lo tanto las disputas religiosas entre moros,
judíos y cristianos no tienen ningún sentido o fundamento, y no son más que malentendidos.
Jorge Drexler compuso la Milonga del moro judío, con el estribillo de
Chicho, y la cantó. He aquí la letra de la canción compuesta por tres
décimas de Drexler y la cuarteta intercalada del estribillo de Chicho.
En fin, es muy fácil, como canta Drexler, sentirse pueblo elegido y considerar que los enemigos son los terroristas, y nuestra guerra una guerra justa. Es muy fácil, pero es mentira, porque lo mismo pueden pensar nuestros enemigos de nosotros. Y con razón, con un poco de razón, porque todos tenemos un poco de razón al fin y al cabo (pero ninguno en particular la tenemos del todo y en exclusiva).
Por cada muro un lamento /
En Jerusalén la dorada
/ Y mil vidas malgastadas
/ Por cada mandamiento. /
Yo soy polvo de tu viento /
Y aunque sangro de tu herida
/ Y cada piedra querida /
Guarda mi amor más profundo,
/ No hay una piedra en el mundo /
Que valga lo que una vida.
Yo soy un moro judío
/ Que vive con los cristianos. /
No sé qué Dios es el mío /
Ni cuáles son mis hermanos.
No hay muerto que no me duela,
/ No hay un bando ganador, /
No hay nada más que dolor,
/ Y otra vida que se vuela. /
La guerra es muy mala escuela, /
No importa el disfraz que viste. /
Perdonen que no me aliste
/ Bajo ninguna bandera.
/ Vale más cualquier quimera
Que un trozo de tela triste.
Yo soy un moro judío /
Que vive con los cristianos. /
No sé qué Dios es el mío /
Ni cuáles son mis hermanos.
Y a nadie le dí permiso
/ Para matar en mi nombre. /
Un hombre no es más que un hombre,
/ Y si hay Dios, así lo quiso. /
El mismo suelo que piso
/ Seguirá, yo me habré ido
/ Rumbo también del olvido. /
No hay doctrina que no vaya
/ Y no hay pueblo que no se haya /
Creído el pueblo elegido.
Yo soy un moro judío...