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miércoles, 11 de octubre de 2023

Estentóreo Esténtor

    Esténtor es un personaje mitológico muy secundario que ocupa muy poco espacio en los diccionarios al uso. The Oxford Classsical Dictionnary, que tiene 1592 páginas, le dedica sólo estas líneas: a man who became proverbial from Homer's stateman that he had a 'brazen voice' equal to that of fifty other men (Il. 5. 785-6). He died after his defeat by Hermes in a shouting contest: tenía un vozarrón de bronce igual al de cincuenta hombres juntos y murió tras desafiar en un concurso de mega(lo)fonía al dios Hermes, el mensajero de los dioses, señor además del comercio y, lo que es lo mismo, el latrocinio, de la banca y del mercado. 

El grito, Edvard Munch (1893)
 
    Los dos versos que se citan de la Ilíada, a propósito del grito que profirió la diosa Hera, que toma la figura de Esténtor y se desgañita con su poderosa voz de bronce para animar a los guerreros griegos a combatir frente a Troya, son estos: Στέντορι εἰσαμένη μεγαλήτορι χαλκεοφώνῳ, / ὃς τόσον αὐδήσασχ᾽ ὅσον ἄλλοι πεντήκοντα: asemejando al gran Esténtor, de voz abronzada, / que voceaba tan fuerte como si fuera cincuenta.
 
    Un hexámetro del satírico Juvenal, dentro ya de la literatura latina, también lo menciona (XIII, 112) tu miser exclamas, ut Stentora uincere possis: Gritas tal, desgraciado, que puedes a Esténtor ganarlo
 
     Un poco más generoso, el Diccionario de Mitología Griega y Romana de Pierre Grimal, dice lo siguiente de este personaje: En la Ilíada se cita una sola vez a un Esténtor que gritaba como cincuenta hombres. Este Esténtor, cuyo nombre se ha hecho proverbial, no era conocido por los comentaristas por otras fuentes, los cuales cuentan, sin embargo, que se trata, al parecer, de un tracio que había rivalizado en un concurso de gritos con Hermes (el “heraldo” de los dioses), y una vez vencido, habría sido inmolado. 
 
 
    Esto es lo que trae, por su parte, el diccionario de la docta academia de nuestra lengua sobre el adjetivo “estentóreo”, derivado de su nombre propio: Dicho de la voz o del acento: Muy fuerte, ruidoso o retumbante
 
    Esténtor no tiene más poder que el ruido de sus decibelios. No hay detrás de su voz ningún mensaje, ningún pensamiento, ninguna razón: sólo el ruido, sólo una poderosa voz ejecutiva amplificada. Esténtor es sólo un heraldo: un medio de comunicación: un megáfono que alza la voz. Pero su papel no deja de ser muy importante, porque, como reconoce Aristóteles, en su Política: Pues ¿quién podría ser general de una multitud tan grande?, o, ¿quién será su heraldo, como no sea un Esténtor? 
 
 
     En realidad Esténtor, sugiere Aristóteles, es el heraldo de Ares, el dios de la guerra, el dios que lleva la voz cantante. Esténtor es la voz amplificada de su amo, golpea los sentidos como un gong al que reaccionamos instintivamente. Nunca da razones, sino órdenes. La reflexión y la meditación son procesos que requieren del silencio más que del ruido ensordecedor. 
 
    Escribía Paul Valéry en alguna parte que observaba una disminución preocupante, una suerte de obnubilación de nuestra sensibilidad: “Nosotros, modernos, somos muy poco sensibles. El hombre moderno tiene los sentidos embotados, soporta el ruido que se sabe, soporta olores nauseabundos, deslumbramientos violentos y demencialmente intensos o contrastados; está sometido a una trepidación perpetua; tiene necesidad de excitantes brutales, sonidos estridentes, bebidas infernales, emociones breves y bestiales.”