viernes, 10 de enero de 2025

El franquismo del antifranquismo

Exhumar un cadáver para resucitar un fantasma del pasado y enfrentarse heroicamente a él no deja de ser un acto, a decir verdad, más bien poco heroico del que no hay mucho que enorgullecerse, por mucho que enarbolemos el "¡No pasarán!, porque de hecho pasaron. 
 
El pasado miércoles 8 de enero el presidente del Ejecutivo central de las Españas puso en en marcha el primero del centenar de actos destinados a conmemorar los cincuenta años de la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975. El objetivo de estos actos es celebrar los cincuenta años de libertad, poniendo en valor, como dice el Periódico Global, que es la voz de su amo, “la trascendencia de nuestra democracia y la desgraciada condición histórica previa”.
 
Se trata al parecer con estos actos de hacer pedagogía entre los jóvenes que a menudo suelen quejarse de la situación democrática actual, que es la que mejor conocen porque es la que padecen, porque desconocen “la desgraciada condición histórica previa”. 
 
Según los datos del CIS, los jóvenes españoles muestran una creciente tolerancia a regímenes autoritarios, como la dictadura que sufrimos aquí el pasado siglo, lo que les lleva a banalizar el mal, o sea, el franquismo, como si ese fuera el único de nuestros males. 
 
El problema según el editorial de El Periódico Global es “la corriente autoritaria que vuelve a recorrer el mundo occidental usando las reglas de la democracia para dinamitarla desde dentro” y la solución de ese problema sería “la explicación veraz de las condiciones de existencia bajo la dictadura franquista”. Por eso insiste en que la democracia actual, el régimen que ahora padecemos, "no solo tiene el derecho sino la obligación de explicar a los jóvenes qué fue el franquismo". 
 

No vamos a hacer aquí, nada más lejos de nuestra intención, Dios nos libre, ninguna apología del franquismo ni nada por el estilo,  ni a recurrir a la lágrima fácil de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Que los demócratas celebren la democracia es comprensible, pero que no nos hagan comulgar con ruedas de molino a los que no tenemos nada que conmemorar y que, por supuesto, no somos demócratas porque estamos en contra de todas las dictaduras, y sobre todo, principalmente, de la que nos ha tocado padecer ahora mismo, que es la dictadura democrática.
 
La estrategia del Ejecutivo es comprensible: explicándoles a los jóvenes que cualquier tiempo pasado fue peor se pretende conseguir la aceptación acrítica de lo que tenemos ahora, como si la única alternativa o remedio que hay a lo presente fuera la vuelta atrás. 
 
Declararse a estas alturas antifranquista (o, más en general, antifascista), como hemos dicho muchas veces, en ausencia de franquismo y fascismo históricos, resulta paradójicamente franquista y fascista, porque enfrentándonos a trampantojos del pasado que se proyectan como amenazas sobre el futuro estamos abortando la crítica de los males presentes y sembrando entre las nuevas generaciones el conformismo con lo establecido al inculcarles que no hay mejor alternativa que esto que hay, que no es sino la continuidad de aquello otro que quedó, como dejó dicho el dictador, "atado y bien atado". 

Por eso condenamos el franquismo y condenamos la transición -en realidad transacción, en el sentido económico del término- a la democracia, y los cincuenta años de falsa libertad bajo el caudillaje democrático: España es un pájaro en una jaula que no ha aprendido a volar porque, como escribió el poeta, "salir quiere, y no puede: su jaula es él mismo". No reivindicamos aquel régimen despótico, pero tampoco este que padecemos ahora, no menos autoritario y dictatorial que aquel otro.

2 comentarios:

  1. Pretender que eso que en los manuales de su ciencia se designa como nepotismo y corrupción, y que con el cambalache nacionalista se propaga como la peste, tengan la virtud de haber venido después de la dictadura que les precede además de bobo no deja de ser una estúpida ocurrencia para ameritarse (y 'emeritarse') los que ahora gobiernan, sucesiva y orgullosamente enalteciendo las formas ominosas con que se explota y gobierna a los súbditos del reino.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Recuerda todo esto un poco a lo que dice Fusaro: "Declararse antifascista en ausencia de fascismo histórico es como declararse anticomunista en ausencia de comunismo histórico", o sea enfrentarse a fantasmas de otros tiempos para no enfrentarse a los actuales que son la sociedad de consumo y el capitalismo.

      Eliminar