jueves, 28 de mayo de 2020

Aquiles, nacimiento y muerte

La obra, que data de 1789, fue realizada en mármol blanco por el escultor neoclásico Thomas Banks (1735-1805).  Muestra a Tetis metiendo a Aquiles, “el de los pies ligeros”, en la laguna Estigia que conferirá la inmortalidad al cuerpo del niño sumergido en ella, salvo el talón, su único punto vulnerable, por donde lo sostiene su madre y por donde, andando el tiempo, le entrará la muerte. Ni siquiera Tetis, que es una diosa, puede lograr la inmortalidad de su hijo.  

Tetis sumergiendo a Aquiles en la laguna Estigia, Thomas Banks (1790)

Homero, en la Ilíada, no narra ni el nacimiento ni la muerte de Aquiles, ni se menciona nunca tampoco su supuesta inmortalidad. La leyenda del talón parece muy posterior al poema homérico, que se centra y focaliza en la ira del héroe. 

 El colérico Aquiles, H. W. Bissen (1861) 

El escultor danés H. W. Bissen reflejó en su "colérico Aquiles" la ira homérica. Vemos a Aquiles, prototipo de juventud y belleza masculina, completamente desnudo, sentado sobre una roca,  apoyadas sus dos manos sobre la rodilla, con las piernas abiertas, mostrando sin falso pudor sus atributos viriles, que son el centro de la composición, y con una cara de auténtico enfado porque Agamenón le ha arrebatado a su presa, la troyana Briseida. El héroe ha depuesto su espada y se ha quitado el casco, que yacen por el suelo, mostrando así su resolución de abandonar el combate.

La imagen más evocadora de la muerte del héroe es la escultura de Filippo Albacini (1777-1858), conocida como “Aquiles herido”,  de estilo también neoclásico, realizada en mármol. 

Aquiles herido, F. Albacini (1825)

Muestra a Aquiles con el talón atravesado por la flecha dorada de Paris. La obra es una reminiscencia o evocación de la escultura clásica conocida como “Gálata moribundo”. Quizá no muestra el verdadero carácter iracundo del héroe, sino que sirve como pretexto para exhibir la belleza idealizada del desnudo masculino. 

Gálata moribundo (siglo III a. C.)

Hay, sin embargo, una diferencia fundamental si nos fijamos en los rostros de ambos personajes: mientras que el gálata muestra una expresión de fiereza, el Aquiles de Albacini parece mostrar una cierta sensualidad, no exenta de masoquismo, en su rostro. Refleja una resignación complaciente ante una muerte aceptada. 

Ambas esculturas, que representan el nacimiento y la muerte de Aquiles, son ajenas a la epopeya homérica. La muerte, por otra parte, del héroe no es muy heroica, si tenemos en cuenta que Aquiles era el ἄριστος Ἀχαιῶν (áristos Achaión), el mejor de los guerreros griegos. 

 
Aquiles herido, Innocenzo Fraccaroli (1842)

En las puertas Esceas Paris le dispara una flecha, que, guiada por el dios Apolo, el que hiere de lejos, según el célebre epíteto, atravesará infaliblemente su talón dándole muerte. Un escarabajo etrusco, realizado en cornalina (400-350 a. de C.), muestra la escena de la flecha saliente del talón de Aquiles. El primer autor del que tenemos noticia que recoge esta versión de la muerte del héroe es Publio Papinio Estacio en el siglo I de nuestra era. 

Hay, sin embargo, otra versión diferente de la de Estacio sobre la muerte del héroe en la que también intervienen Paris y el dios Apolo. En esta la princesa troyana Políxena desempeña un papel importante: Aquiles se ha enamorado de ella cuando acompañó a su padre el anciano rey Príamo a rescatar el cadáver de Héctor a la tienda de Aquiles. Se arregla la boda y Aquiles debe ir al templo de Apolo donde es atacado y asesinado por Paris, que le habría clavado un cuchillo por la espalda, y Deífobo.

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