martes, 12 de mayo de 2020

Mensajería política breve

Las religiónes cristiana y mahometana se preocupan más por la otra vida, que es la verdadera, que por esta que tenemos, que es la real y falsa por lo tanto. 

Atareados como están tomando decisiones, no tienen tiempo de razonar y poner en cuestión las decisiones -idioteces- que se les ocurren y acaban imponiéndonos.

Las relaciones personales fuera del núcleo familiar confinado, cada vez más restringido al individuo o a la pareja y poco más, son exclusivamente telemáticas. 

No hay contagio porque no hay contacto, que etimológicamente es lo mismo. Los únicos contactos permitidos, los virtuales. Las redes sociales son la sociedad. 

El “distanciamiento social” o "físico", como dicen otros, es un significativo eufemismo del nuevo orden mundial que desde las altas esferas quieren imponernos.

El prójimo se ha convertido en eventual agente patógeno y fuente de contagio. No debemos aproximarnos. Sólo se permite el contacto virtual, sin roce corporal.

Por razones de seguridad cercenan las libertades formales. No vamos a decir la Libertad, con mayúscula, que no pueden porque no existe, pero sí las libertades.


La industria farmacéutica está más interesada en hacer crónicas las enfermedades que en curarlas; sus medicamentos son placebos que alargan así la enfermedad.

Un bulo es una noticia falsa, una trola como una bola, pero, en verdad, todas las noticias son bulos, incluidas las reales, siempre falsas, nunca verdaderas. 

Significa poco que un gobierno democrático esté a la derecha o a la izquierda, lo significativo es que está arriba, y el pueblo abajo, nicho de votos y mercado.

Infodemia: neologismo híbrido grecolatino vía inglesa: sobreabundancia de información que hay y que en vez de aportar claridad a los asuntos provoca confusión.


Gracias a nuestra conexión a la Red Informática Universal, se perfecciona la dominación haciéndose extensible más allá de las barreras físicas de la presencia.

El término especular procede de speculum, que significa “espejo”, de ahí la creencia de que la imagen que vemos en el espejo, nuestro reflejo, éramos nosotros. 

Tanto en la vida laboral como en la privada se nos dice que hay que estar conectados, permanentemente en alerta, siendo la desconexión una utopía irrealizable. 

Libertad de expresión ¿para qué? ¿Para expresar un pensamiento esclavo en un lenguaje servil que descerraja como sonoros cuescos ideas y opiniones personales?

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