Mostrando entradas con la etiqueta danza de la Muerte. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta danza de la Muerte. Mostrar todas las entradas

viernes, 4 de agosto de 2023

No es el fin (A vueltas con la muerte, y III)

   En la Edad Media surgieron las célebres Danzas de la Muerte, de las que la Danse Macabre francesa parece ser una de las primeras. La Muerte invita a todos los nacidos a participar en su baile, desde papas y emperadores hasta pobres jornaleros. Nadie se salva de ella. Ya lo había dicho Horacio en un célebre verso: Pallida mors aequo pulsat pede pauperum tabernas regumque turres: La pálida muerte llama con igual patada a las chabolas de los pobres y a los palacios de los reyes.

    Así dice, por ejemplo, una copla de una de estas danzas medievales en la que la Muerte justiciera acusa al rey de tirano, avaro e injusto, invitándolo al baile ("venid para mí") y dejando bien claro quién es el auténtico monarca de este mundo:

Rey fuerte, tirano, que siempre robastes
todo vuestro reino y fenchistes(*) el arca,
de fazer justicia muy poco curastes,
según es notorio por vuestra comarca;
venid para mí, que yo só monarca
que prenderé a vos e a otro más alto... 

*fenchistes: está por henchiste, es decir, por llenaste. Robastes, fenchistes y curastes presentan una desinencia -stes de la segunda persona del singular del pretérito indefinido, con una -s superflua, porque procede de la forma latina -isti, sin -s final, pero explicable, porque es análoga al resto de la conjugación castellana, donde todas las segundas personas del singular acaban en -s salvo precisamente esa, por lo que son formas que, aunque gramaticalmente incorrectas, son lógicas y se oyen y se dicen todavía en nuestra lengua. 
 
 He aquí a propósito de las danzas de la Muerte una recreación musical del grupo alemán Corvus Corax de una de ellas, que nos invita a todos, tarde o temprano, ricos o pobres, viejos o jóvenes, hombres o mujeres a bailar democráticamente.  


 
    Los que hablamos alguno de los dialectos de la vieja lengua de Roma  consideramos que la muerte tiene género gramatical femenino, porque la palabra neutra "letum" sólo se ha conservado en el adjetivo "letal". Españoles (la muerte), franceses y catalanes (la mort), italianos (la morte), portugueses y gallegos (a morte), rumanos (moartea) imaginamos a la muerte como una terrible mujer, la señora inmortal de la guadaña, que viene a arrebatarnos la vida que nos queda. 

    Un ballet ideado por Jean Cocteau se hace eco de esta alegoría, donde la Muerte es representada por una bailarina. Tiene música de Bach, nada más y nada menos,  y trata el tema de la Muerte que viene a buscar a un hombre joven: Le jeune homme et la mort. El carácter democrático e igualitario de la muerte es innegable. Merece la pena verlo y escucharlo.


    Sin embargo, esto no sucede en todas las lenguas de Babel. En griego, sin ir más lejos, la muerte tiene género masculino (ὁ θάνατος ho thánatos), por lo que los helenos imaginaban que era un doncel,  hermano gemelo del sueño (ὁ ὕπνος, ho hýpnos). Lo mismo sucede en alemán, donde la muerte tiene también género masculino: der Tod. En inglés las palabras no tienen género gramatical, por lo que diríamos que no es ni masculina ni femenina, sino en todo caso neutra: the death.
 
  Una viñeta de Arcás, el dibujante griego, saca a relucir su humor negro presentándonos a la muerte como un apuesto caballero vestido de negro, con su guadaña y su capucha, intentando seducir a una anciana, y viene como contrapunto a hacernos sonreír un poco.

 

    En fin, como puede verse, la categoría gramatical del género no está presente en todas las lenguas, y, si lo está,  no es significativa ni universal, es completamente aleatoria y responde a criterios de formación y clasificación de palabras,  lo cual debería hacernos ver lo relativo que es nuestro ángulo de visión, nuestro propio punto de vista, la particularidad o parcialidad de nuestro idioma o idiocia lingüística, y lo necesario que es conocer algún otro para poder desengañarnos.  

miércoles, 1 de abril de 2020

"Yo soy la Muerte y llevo corona"

En 1977 el cantautor italiano Angelo Branduardi publicó el álbum "La pulce d'acqua", que se abría con un tema titulado "Ballo in fa diesis minore", es decir, "Baile en fa menor", una recreación de una Danza de la Muerte de la Edad Media.

 Muerte coronada a caballo, A. Düreer (1505) Leyenda: Me(m)ento mei (Acuérdate de mí)

La letra es de Luisa Zappa Branduardi, y la música, inspirada en frescos medievales dedicados a la danza macabra, del propio Angelo. 


En 1993 se publicó en castellano su álbum "Confesiones de un malandrín", que pasó sin mucha pena ni gloria y que incluye algunas versiones en castellano de los temas más relevantes de Branduardi hasta la fecha. 

Allí se encuentra la versión castellana del Ballo..., que a fecha de hoy resulta profética por la globalización de la enfermedad del virus coronado (EVICO-19) que padecemos. He aquí el "Baile en fa menor", cuya letra dice en castellano:

Yo soy la Muerte y llevo corona, 
y yo de todos soy señora y patrona. 
 Soy la Muerte tan cruel, tan impávida y tan dura
 que no tengo compasión ninguna. 

Yo soy la Muerte y llevo corona, 
y yo de todos soy señora y patrona. 
Y delante de mi sombra todos bajan la cabeza
 y marchan a mi paso y por mi senda. 

Tú eres la invitada de honor del baile que bailamos,
 deja la hoz y gira vuelta a vuelta.
 Danzando con nosotros te espera la derrota. 
La Muerte morirá con una nota. 

Como se puede ver por la letra, la canción consta de dos partes diferenciadas: una primera parte en que la Muerte se presenta como señora y patrona de todos, invitando a todo el mundo a bailar su danza macabra en las dos primeras estrofas; y una segunda parte en que la Muerte es invitada a entrar por el juglar en su propia danza, dejando su guadaña, y bailando con los demás. La Muerte, es pues denostada y derrotada gracias a la unión de la poesía, la música y el baile de la danza a la que ella misma nos invitaba.