"Solo una cosa no hay. Es el olvido". Verso de Borges, que se cita con otra sintaxis: Si hay algo que no existe es el olvido, sustituyendo el hay por el existe.
Chirrían en mis oídos produciéndome urticaria palabras y expresiones como empoderar, poner en valor, implementar, resiliencia y desarrollo económico sostenible.
Vacunan a los niños de gripe en España porque, antes del invento de dicho suero, millares de ellos morían contagiando y llevándose por delante a sus abuelos.
Jehová bombardea Tiro, la histórica y portuaria ciudad libanesa, hoy Patrimonio de la Humanidad, transformando su antaño codiciada púrpura en sangre derramada.
La
Menestrala sanitaria amenaza con embozarnos otra vez a todos, todas y
todes en los centros (in)hospitalarios, si empeoran, como se prevé, las
circunstancias.
Una definición impecablemente certera de Henry Louis Mencken: "La democracia es una patética creencia en la sabiduría colectiva de la ignorancia individual".
Para el intelectual à la mode vamos sin duda hacia la catástrofe climática, mucho más inevitable y decisiva que una eventual tercera guerra mundial definitiva.
El escenario del mundo actual presenta el falso dilema de tener que elegir entre Escila, derecha, y Caribdis, izquierda; sea cual sea la elección, naufragarás.
El pastor, al que se le aparece el ángel del Señor, se caga del susto por la pata abajo ante el anuncio de la buena nueva de que ha nacido en Belén el salvador.
La diferencia entre una lengua y un dialecto, según Max Weinreich, es que la lengua es un dialecto con una autoridad política y militar detrás que la sustenta.
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Para deleite del oído: Una pieza del compositor y laudista italiano Joan Ambrosio Dalza, que vivió en la segunda mitad del siglo XV, tan fresca y tan viva como hace quinientos años, cuando fue compuesta, interpretada por Thomas Dunford.