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lunes, 28 de marzo de 2022

Stop talking, start acting

    La fotografía ha dado la vuelta al mundo. La FEMEN-ista de la izquierda con las tetas al aire y los colores pintados de moda de esta temporada azul y amarillo de la bandera ucraniana que ondea por todas partes exige a la Unión Europea, la vieja Europa raptada y violada por Zeus todopoderoso, y al tío Sam que dejen de hablar (stop talking) y que empiecen a actuar (start acting), contraponiendo las palabras y las obras, como si las primeras no fueran obras y las segundas no constituyeran un lenguaje. 
 

     Cuando se dice que “aquí va a haber algo más que palabras” se suele entender que se va a pasar a la acción, y por acción se entiende violencia; en lenguaje tabernario ese plus de palabras suelen ser hostias y no precisamente consagradas. 
 
    Los cristianos contraponían “(f)acta non uerba”: obras, no palabras. Las palabras, si no están escritas, se las lleva y las borra el viento y las obras "son amores y no buenas razones". En cuestión de amoríos, conviene dar pruebas a la persona amada del afecto que se siente por ella, y no centrarse en declaraciones románticas y solemnes y hasta sacramentales y empalagosas como “Te quiero”, que con su formulación matan los sentimientos que latían por lo bajo y en los adentrros que se pretendían expresar.
 
    Los hechos hablan y son locuaces (facta loquuntur), y como dice el proverbio inglés hablan mucho más que las palabras (actions speak louder than words). Dándole la vuelta a este aserto podemos decir con igual razón: Las palabras hacen más que los hechos. Piénsese, por ejemplo, en el poder de unas palabras como las siguientes pronunciadas ante un pelotón de fusilamiento: “Preparados, apunten: ¡fuego!”. 
 
 
 
      Volviendo a la primera FEMEN-ista,  sobre su pecho y su vientre se lee en ucraniano: Слава Україні! (¡Gloria a Ucrania!). Un lema nacionalista, que se usa a menudo como saludo y que se reponde: ¡Gloria a los héroes!
 
    La segunda cosaca, de izquierda a derecha, por su parte lleva, plantada en jarras,  sobre sus pechos escrito en ruso ИДИ НА ХУЙ  y sobre su vientre el nombre del tirano: Путин (Putin). Lo que puede traducirse como: Que se joda Putin, que le den (por el culo) a Putin, que se vaya a la mierda Putin.
 
    La tercera FEMEN-ista exhibe un cartel amarillo que reza en la lengua del Imperio, a fin de cuentas está en Times Square, Nueva York: Fuck Putin's occupation (que se joda, o a la mierda, la ocupación de Putin). Y sobre su pecho desnudo se lee: fuck sobre fondo azul, y sobre su viente en fondo amarillo: Putin, el nombre del zar ruso que ha invadido Ucrania, iniciando una guerra, que él denomina cínicamente 'operación militar especial' y que estas mujeres denuncian con razón y con pasión. 
 
 
 
      La cuarta de ellas pretende desgarrar una bandera tricolor (roja, azul y blanca), que es la nacional rusa, y de hecho la desgarra como se ve en otra instantánea, lo que es un gesto simbólico que merecería desde luego extenderse a todas las banderas, incluida esa que ahora está tan de moda, azul y amarilla, que es la de Ucrania, e incluida la nuestra o las nuestras -municipales, autonómicas, nacionales, internacionales...-, por supuesto, que cada vez son más los pendones que nos llaman a las guerras.