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viernes, 21 de noviembre de 2025

Día Mundial de la Filosofía con Zizek

    El filósofo (y psicoanalista) esloveno Slavoj Žižek publicaba en Público ayer, valga la redundancia, un artículo titulado ¿Por qué necesitamos la filosofía para sobrevivir como especie? Y lo hacía el 20-N, día en que se celebra, según advertía, “como todos los terceros jueves de noviembre, el Día Mundial de la Filosofía”, que puede servirnos para distraernos de la gloriosa efeméride nacional del Gran Cambio que se produjo en las sufridas Españas con el advenimiento de la democracia. 
 
    Lo mejor del artículo es su comienzo, en el que cita a Alain Badiou, del que ya dimos cuenta y noticia en La ausencia de vida verdadera, que responde como nadie a cuál es la función de la filosofía a raíz del caso de Sócrates: corromper, en el mejor sentido de la palabra, a la juventud, interrumpiendo así su proceso de formación y de tránsito hacia la edad adulta, apartando “a los jóvenes del orden ideológico y político predominante”. Apunta Žižek, cito textualmente: Dicha "corrupción" es especialmente necesaria hoy en día, en nuestro Occidente liberal permisivo, en el que, mayoritariamente, los ciudadanos no son conscientes siquiera de que el establishment los está controlando precisamente cuando parecen ser libres: la falta de libertad más peligrosa es aquella que experimentamos como libertad, o, como dijo Goethe hace dos siglos: "nadie está más desesperadamente esclavizado que el que se cree libre sin serlo.
 
 
    Recuerda Žižek la actitud de Sócrates que según él es la repetición infinita de la fórmula ¿qué quieres decir exactamente con… la virtud, la verdad, el bien, y nociones básicas similares? (En realidad la pregunta socrática era más sencilla que eso, simplemente: τί ἐστιν qué es...? Como si dijéramos en latín  quid est? investigando el quid de la cuestión). Y añade: Hoy en día necesitamos plantearnos las mismas cuestiones: ¿qué queremos decir con términos como igualdad, libertad, derechos humanos, ciudadanía, solidaridad, emancipación y otros similares que usamos para legitimar nuestras decisiones? Pensar hace que, cuando nos enfrentemos a la crisis ecológica, no nos centremos solo en salvar la naturaleza, sino que nos preguntemos también qué significa hoy la naturaleza. 
 
    Se enreda después el psicoanalista y filósofo esloveno con un ejemplo sencillo tomado de la realidad: el avión de Air India que se estrelló en junio de este año al medio minuto de haber despegado provocando numerosas víctimas. Parece que la causa de la catástrofe no fue un fallo humano, sino digital. El avión recibió información contradictoria: estaba en tierra y estaba en vuelo simultáneamente a los pocos segundos de despegar, por lo que ambos motores se apagaron de inmediato, y dejaron de impulsar a la aeronave. Comenta Žižek a propósitoEn resumen, la catástrofe estuvo causada por las propias medidas preventivas establecidas para evitarla. Lo que el sistema digital no pudo hacer fue tomar una simple decisión que hasta un mal piloto podría haber tomado: ves que el avión está en el aire, de modo que cambias el interruptor del combustible a la posición de 'run'.
 
    Contrapone la "rectificación de nombres" confuciana (cuando no hay relación entre las cosas y sus nombres) a la actitud socrática, que es "plenamente consciente de que pensar significa en realidad pensar en un lenguaje contra el lenguaje para, de este modo, destruir la ideología inscrita en nuestro lenguaje". 
 
Slavoj Žižek 
  
    Trae luego a colación a Demócrito, el atomista presocrático, que según él inventó un maravilloso neologismo, que sería: den. Los griegos antiguos tenían dos palabras que significaban 'nada', medén y oudén, formadas sobre las dos negaciones de la lengua griega: ou que es la negación factual, predicativa, y me que es la negación prohibitiva. Ambas negaciones se unen al número uno hén para negarlo: no-uno, o mejor, ni siquiera uno. Se enreda Žižek etimológicamente de mala manera diciendo que el den democritano “no es, por lo tanto, un no-ente sin el "no"; no es un ente, sino un "oente", un algo, pero todavía dentro del ámbito de la nada, como un muerto viviente ontológico, una espectral nada-con-apariencia-de-algo”. Y saca a colación a Lacan y a Wisman: O, como expresó Lacan: "¿Nada, quizá? No… quizá nada, pero no nada". Wisman lo dijo concisamente: "el ser es un estado privativo del no-ser", es decir, el ser se convierte en oente al sustraerle algo al no-ente (?!)*. 
 
    Llega al final de su celebración del Día Mundial de la Filosofía, haciendo un guiño filosófico y psicoanalítico a la actualidad, a la conclusión de que el verdadero sofista antiplatónico es, por supuesto un tal Donald Trump, que no escucha nunca al oponente, porque él es el más fuerte. Y eso es lo malo en la gran política y en la filosofía de hoy. Confiesa Žižek que cuando él mismo sostiene como hace a menudo que nos encontramos ante una crisis medioambiental grave por el calentamiento planetario, no se le escucha, porque como declaró el susodicho Donald Trump en un discurso pronunciado ante la Asamblea General de Naciones Unidas este mismo año, el cambio climático es "la mayor estafa jamás perpetrada en el mundo". Por mucho que argumente Žižek argumentando sobre el cambio climático, no se le escucha y se le reprocha que el calentamiento global es una campaña motivada por razones ocultas como destruir la prosperidad occidental.  
 
  Platón ante la tumba de Sócrates
 
    De todo ello saca el filósofo y psicoanalista esloveno la conclusión, con la que cierra su artículo, de que “hoy en día, necesitamos la filosofía más que nunca” para sobrevivir como especie. Pero en realidad echa el cierre de su artículo sin conclusión: “Y necesitamos reflexionar acerca de qué puede significar el término justicia hoy en día”. Es decir, necesitamos preguntarnos,  Socratico more, qué sea la justicia.
 
*Se basa en Plutarco, Contra Colotes 1109A, donde se lee lo siguiente: (Demócrito declara) que el algo (den) no tiene más existencia que la nada (meden), denominando “algo” al cuerpo, (es decir, al átomo), y “nada” al vacío, en la idea de que este último posee una cierta naturaleza y realidad propias.