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martes, 12 de octubre de 2021

Hamburguesa y paquete de condones a cambio

    En Alemania se ha impuesto la regla de las 3 G. Se llama así por la letra inicial con la que empiezan las palabras mágicas que  dan vía libre a la mayoría de los lugares públicos a quien pueda acreditar que está  geimpft (vacunado contra el virus en la lengua de Goethe), genesen (recuperado de la enfermedad) o getestet (que ha resultado negativo en una prueba de detección reciente). Estas personas, siempre que porten la mascarilla reglamentaria, que se ha convertido en el símbolo de sumisión islámica a la Nueva Normalidad, pueden entrar en todos los espacios públicos cerrados, a los que no pueden acceder quienes no cumplan alguna de las tres G y no porten el dichoso tapabocas.

 

 

    Se supone -y es mucho suponer- que las personas vacunadas y las que han resultado negativas a la prueba de laboratorio están libres de contagios, tanto por activa como por pasiva, es decir que ni pueden infectar ni ser infectadas, por lo que no se entiende que aun así tengan que entrar embozados en los espacios públicos cerrados. No es cierto la suposición porque la mayoría de los enfermos que están ingresados ahora mismo en los hospitales diagnosticados de covid-19 están vacunados, lo que revela que la vacuna y la mascarilla no protegen en absoluto.
    
     Sin embargo se está siguiendo ese criterio erróneo, que de alguna forma se quiere también implantar entre nosotros, donde todavía no es obligatorio el pasaporte de vacunación que certifique alguno de esos supuestos. En nuestro país, en efecto, no ha sido necesario implantarlo para forzar a la población a inocularse, porque la campaña mediática de concienciación y propaganda del miedo ha sido tan efectiva que lo ha hecho casi todo el mundo.

 

        En Alemania, sin embargo, es preciso incentivar la vacunación de algún modo, habida cuenta de la desconfianza que hay. ¿Cómo lo hacen? En Magdeburgo, en concreto, ofrecen el siguiente aliciente a cambio de los pinchazos del ARNm (abreviatura de 'ácido ribonucleico mensajero')  de los fabricantes Biontech o Moderna. El lema de la campaña, en la lengua del Imperio, es "Eat, Prick & Love": Come, pínchate y haz el amor. Para convencer a los estudiantes, se les ofrece una hamburguesa gratuita, opcionalmente vegetariana después del primer jeringuillazo, y un paquete de condones gratis tras el segundo y por ahora definitivo.  Aunque la oferta está dirigida principalmente a los estudiantes y al personal universitario, también está abierta a cualquier persona mayor de edad que lo desee.
 

 
     En la ilustración adjunta, puede observarse cómo los tres jóvenes exhiben sonrientes músculo y tirita en el área del deltoides, que revela que han recibido el pinchazo y sonríen felices, y ya pueden saltarse la regla de la distancia social y echar un par de polvos y evitar un embarazo no deseado, si así lo desean, gracias a los preservativos.